Capítulo 37

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*Pido disculpas, Wattpad me desordenó los capítulos hasta el capítulo 41 por lo que tengo que dar a capítulo nuevo y copiar el que ya hay escrito, el problema es que la época vacacional en España ha acabado y el trabajo pasó de mínimos a estar hasta arriba*

Clarke dejó escapar un resoplido y se separó de Lexa:

- Vente tú a Jacksonville.

Lexa atrajo de nuevo a Clarke y lejos de molestarse con esa respuesta, dibujó media sonrisa:

- Entonces vente un fin de semana, o vayamos a Atlanta, podríamos quedar con Raven y Octavia, así poder enterrar un poco el hacha de guerra.

Clarke rio entre dientes:

- Tú lo que quieres es que mi amiga te quite la cruz.

Lexa frunció el ceño:

- Sí, no entiendo que me odie, como si yo no tuviese razones de peso.

Clarke alzó una ceja y se puso un poco seria:

- Es mi amiga y tampoco le sentó bien verme sufrir mientras tu andabas perdida por europa- Lexa dejó de sonreír porque obviamente eso sonó como una pullita ¿se pensaban que todo se iba a arreglar ser felices y comer perdices? era obvio que eso llegaría con el tiempo- Octavia también fue cruel conmigo ¿lo sabes?

Lexa se separó un poco y dijo con ironía:

- Bueno, es mi amiga y tampoco le sentó bien verme sufrir.

Clarke negó con la cabeza y se encogió de hombros:

- Yo me disculpé y pese a eso Octavia me trató mal, así que no voy a quedar con ella si no se va a disculpar.

Y toda digna se iba a alejar dirección a la playa:

- Clarke...

Lexa comenzó a caminar detrás de la rubia, ambas peleando con la corriente del agua, cuando de repente fueron sorprendidas con una pequeña ola que las golpeó por la espalda y las empujó hacia la arena, por suerte no estaban tan adentro como para que la corriente las llevase agua adentro, Clarke salió a gatas y maldiciendo porque se había llenado de arrena, miró por encima del hombro y vio como Lexa salía chapoteando toda dramática:

- Me ahogo, la playa asesina me quiere matar.

Clarke se puso de pie y comenzó a carcajear mientras miraba como Lexa salía torpemente y se tumbaba en la arena:

- Parecías una caricatura.

Se acercó a la morena y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse:

- Te ríes porque ahora mismo no has visto toda tu vida pasar.

Musitó agarrando la mano de Clarke, se levantó y acto seguido se pasó las manos detrás de su trasero y los muslos traseros:

- Me ha jodido mi salida dramática.

Lexa señaló la costa:

- Puedes seguir tu dramatismo, antes se pase, antes podremos tener el sexo de reconciliación.

Clarke abrió la boca de la sorpresa e incluso se le escapó una risita nerviosa, dio un empujoncito a la morena:

- Mira que eres sinvergüenza- Lexa dibujó una mirada pícara, Clarke dejó de sonreír y señaló a la morena- Lexa, no.

Lexa emitió un pequeño gruñido y se acercó a la rubia para atraparla, pero ésta fue rápida y echó a correr, la morena rio entre dientes y corrió detrás de ella hasta que la rubia se dejó atrapar, Lexa la abrazó por la espalda y la alzó haciendo que la rubia no tocase el suelo durante unos segundos, antes de solarla, la rubia se giró y se abrazó a la morena para besarla, Lexa la estrechó entre sus brazos y la devolvió el beso, olvidándose por completo de las pullas que habían tenido momentos antes, Lexa se separó unos centímetros y dibujó media sonrisa:

- No sé como has hecho para embrujarme de esta manera, te quiero.

- Yo también te quiero- dejó escapar una risita- me siento como la protagonista de una telenovela mexicana.

Lexa puso una mueca:

- Historias machistas en las que ponen a las protagonistas buenas, insulsas y virginales mientras el protagonista masculino es un picha brava posesivo ¿en qué lugar me deja a mí?

Clarke puso los ojos en blanco y se alejó de Lexa:

- Ya le quitaste lo romántico al momento, eres la bruja amargada de la historia.

Lexa quedó pensativa unos segundos y se encogió de hombros:

- Mejor ser la bruja amargada que la picha loca mujeriega.

- Anda, vamos a caminar un rato por el paseo y ya aprovechamos para comer.

Recogieron sus cosas y caminaron por el paseo, mirando comercios e incluso probándose ropa que había en los puestos, comprándose alguna prenda y aunque Lexa quiso pagar, lo hizo Clarke, tenía buen sueldo y se lo podía permitir, no iba a dejar que Lexa pagase sus caprichos nunca más, al menos que la saliese con algún regalo. Comieron y se dieron un ultimo baño antes de regresar al piso, se metieron rápidamente a la ducha para quitarse los kilos de arena que había hasta en la raja del culo.

Lo bueno es que ese baño era más grande que su antigua casa y cabían las dos, Clarke estaba pasando la esponja por la espalda de Lexa mientras ésta no paraba de murmurar:

- Ya, deja de quejarte, lo hemos pasado bien ¿No?

- Sí, pero me estresa tener tanta tierra y si me he metido en el agua es por ti, pero me da grima sentir la arena mojada entre mis dedos.

Dijo poniendo una mueca, Clarke se pegó más a la morena, rozando sus senos en su espalda enjabonada y bajó su mano con la esponja a los glúteos de Lexa, dejó a un lado la esponja y siguió pasando su mano por los glúteos de la ojiverde, ésta alzó las cejas y acto seguido endureció los músculos cuando notó como su mano rozó su ano:

- No tengas miedo.

Dijo la rubia cuando notó como Lexa se puso tensa. Lexa miró por encima del hombro:

- Estás tocando terreno peligroso, Clarke ¿no prenderás esconder el dedo en la madriguera del topo? ¿Verdad?

Clarke comenzó a carcajear y apartó su mano de su culo:

- Me dijiste que ibas a intentar probarlo.

Lexa se giró para mirar a la rubia y cerró el agua de la ducha, el mundo no estaba para andar derrochando agua:

- Hagamos un trato, vente un fin de semana a Savannah y entonces mi culo será tuyo.

La rubia curvó la comisura de los labios y se abrazó a la ojiverde:

- Y buscarás una excusa.

- No pondré ninguna excusa, te doy mi palabra- achicó los ojos- pero sin pretender usar juguetes con forma fálica, ni grandes, solo hacer tipo ET con el dedo.

Clarke comenzó a carcajear:

- Deja de quitarle el morbo al sexo, si no quieres solo tienes que decírmelo.

- Clarke, no es que no quiera, es territorio desconocido y da un poco de reparo, nada más y aparte de que uso mi culo como un aliado para que vengas a Savannah.

Clarke salió de la ducha y usó una toalla para enrollársela en el cuerpo, agarró otra y la usó para arropar a Lexa cuando salió detrás de ella:

- ¿quieres que vaya para secuestrarme en el sótano de la mansión de tus horribles padres?

Lexa usó la toalla que le ofreció la rubia para secarse el cuerpo y quitarse un poco la humedad de su cabello antes de enrollársela en el cuerpo, puso una mueca y respondió a la pregunta:

- ¿En el sótano? No, te ataría a mi cama hasta que aceptases quedarte.

Clarke achicó los ojos y dijo en broma:

- Psicópata.

- Soy la bruja de la historia ¿Recuerdas?- puso una expresión picarona, agarró la mano de Clarke y se la acercó a su entrepierna- que tal si saco el palo de mi escoba y te montas un rato en ella.

La rubia puso expresión viciosa, se mordió el labio inferior ocultando su sonrisa, con una mano levantó un poco la toalla de Lexa y con su mano dominante comenzó a acariciar el miembro de la morena que aun estaba en estado de "reposo":

- ¿sí? ¿Me dejas que de un viaje con tu palo de escoba?

- Hasta ver las estrellas, guapa.

Clarke dejó escapar una risita:

- Me da que seré yo quien te haga ver las estrellas.

Dijo antes de tirar la toalla al suelo mientras que bajo la atenta mirada verdosa observó como la rubia se ponía de rodillas, besando el abdomen bajo de la morena. Lexa se lamió los labios mientras disfrutaba del placer visual, mientras Clarke acariciaba su miembro con su mano siguió besando su pelvis, hasta llegar a uno de sus oblicuos, dibujando su forma con la lengua, la tez de la morena olía a su gel de baño, la ojiverde emitió un suspiro sonoro, su miembro comenzaba a endurecer por las caricias de la ojiazul. La rubia deslizó su húmeda lengua por la pelvis hasta besar la base de su polla, dio otro beso por su tronco, hasta abrir la boca e introducirse du miembro en la boca:

- Sí, así.

Musitó la morena con un hilo de voz a la vez que movía su pelvis, posando una mano en su cabeza y simulando que era ella quien follaba la boca de Clarke y no alrevés a pesar de que era la rubia quien marcaba el ritmo, la ojiazul gimió, le encantaba sentir como la polla de Lexa se ponía dura en su boca, siguiendo con la mano unos segundos para recuperar un poco el aliento. La morena la agarró de la mano y tiró de ella:

- Levanta.

Pidió con respiración entrecortada:

- Quiero seguir con la boca.

Quiso permanecer arrodillada, pero Lexa insistió en tirar de ella hasta que consiguió que se pusiera de pie, momento que aprovechó para atraerla y besarla con vehemencia, Clarke rodeó con sus brazos a Lexa y se pegó a ella todo lo que le permitía la física, sintiendo mutuamente los latidos de sus corazones latiendo fuertemente. Lexa se separó un poco y con sus manos empujó de la cadera de Clarke para que se girase y quedar espaldas a ella, retiró su cabello para exponer su cuello y siguió besándolo con avidez, la rubia jadeó y movió su cadera para generar fricción con sus glúteos en su miembro, Lexa siguió un camino de besos por su hombro, a la vez que empujaba suavemente para que se fuese inclinando hacia adelante hasta que se apoyó con las manos en el lavabo, la morena siguió su recorrido de besos por la espalda de la ojiazul, poco a poco fue la morena quien quedaba de rodillas, besando primero uno de sus glúteos y luego el otro, dándola un pequeño mordisco antes de abrir sus glúteos exponiendo su ano, continuando sus besos alrededor, estimulando las zonas más sensibles, sacó su lengua para lamer sus labios mayores, con sus pulgares los abrió para exponer su clítoris y lamerla entera, desde su monte de venus, clítoris, su entrada hasta llegar a su ano, haciendo movimientos circulares alrededor antes de bajar nuevamente hasta lamer su clítoris. La rubia, jadeante se tuvo que agarrar bien al lavabo para no caer, pues sentía que sus piernas de un momento a otro la iban a traicionar y amenazaba con caer. La morena repitió el proceso de lamer todo su sexo hasta hacer los movimientos circulares en su ano, hasta que puso toda su atención en esa parte de su anatomía, lamiéndolo y besándolo mientras acariciaba su clítoris con la yema de sus dedos:

- Sí, Lexa, me gusta así.

Lexa movió su lengua más ágilmente un par de minutos más antes de ponerse de pie y empleó su miembro para golpear suavemente su clítoris, jadeando casi al unísono:

- ¿Quieres que te folle?

La rubia se inclinó un poco más hacía delante para exponer más su sexo:

- Sí, Lexa, fóllame.

La morena se lubricó la punta de su miembro con su propia saliva y la posicionó en su entrada antes de empujar con fuerza hasta que su pelvis chocó con sus glúteos, la rubia emitió un pequeño chillido y tuvo que poner una mano en el espejo del frente para evitar darse en la cabeza, Lexa puso sus manos sobre los glúteos de Clarke y se mantuvo quieta unos segundos y puso expresión de preocupación:

- ¿Me he pasado? ¿Te ha dolido?

Clarke dio unos golpecitos rápidos a la mano de Lexa, como si tuviese prisa:

- No pares, Lexa, me gusta.

La morena emitió un pequeño gruñido:

- Joder, Clarke.

Musitó antes de seguir embistiéndola, aunque en esta ocasión intentaba no pasarse de bruta, Clarke no había mentido, había ciertos grados de dolor que le producía placer, no en plan masoquista acérrima, tenía sus límites, pero sí, de vez en cuando la excitaba que la diese algún azote, aunque no era propio de Lexa darla alguno, sí que alguna que otra ocasión lo ha hecho, pero se podían asemejar más a caricias que otra cosa, cuando estaba cachonda capaz era de excitarse tanto con el sexo duro que capaz era de follar hasta que le doliese el coño por dos días seguidos. Tanto Clarke como Lexa de vez en cuando miraban sus reflejos en el espejo del baño, un placer visual contemplar los gestos de sus caras o cómo sus senos se movían cada vez que la embestia, la morena aferró su cadera y mantuvo dentro su miembro, haciendo movimientos circulares, tocando sus puntos más sensibles, Lexa pasó su mano por debajo de su pelvis y estimuló su clítoris:

- me voy a correr.

Dijo la rubia aferrándose al lavabo, la morena se inclinó un poco hacia delante para musitarla entre jadeos:

- Yo también- besó la zona de su omóplato- ¿Dónde quieres que me corra?

Clarke pasó su mano derecha detrás de la nuca de Lexa y respondió entre jadeos:

- Quiero sentirte dentro de mí.

Lexa seguía besando su cuello:

- ¿Segura?

- Sí- respondió con un hilo de voz casi conteniendo la respiración, antes de jadear fuerte- No puedo más, me corro.

Lexa aminoró sus movimientos pélvicos para sostener a la rubia, pues sus piernas temblaron y amenazaron con dejarla caer, la ojiverde emitió un suspiro sonoro al sentir como las paredes vaginales de la rubia masajearon su miembro, casi al momento se liberó en su interior abrazándose a Clarke completamente exhausta, cerró los ojos y esperó unos segundos, intentando controlar su respiración y un poco de fuerzas antes de salir de ella, emitiendo un pequeño gemido, la rubia sintió como la esencia de Lexa caía de su sexo y parte de sus muslos internos. Cuando estuvo segura de que sus piernas no la iban a fallar se dio media vuelta y abrazó a la morena, Lexa la devolvió el abrazo:

- Ni te imaginas lo duro que será irme mañana y estar otra semana sin verte.

Clarke sonrió:

- Está bien, iré a Savannah, pero en dos semanas, el siguiente finde trabajaré.

Lexa puso una mueca:

- ¿Todo el fin de semana?

- No sería justo que mi compañera de trabajo no libre ninguno y tú tienes que empezar hacer las piezas que le prometiste a Niylah.

Lexa puso un puchero:

- ¿Vamos ha estar dos semanas sin vernos?- frunció el ceño- ¿No será para que el medicucho ese tenga tiempo de verte?

Clarke dejó escapar una risita, es que era extraño ver a Lexa celosa, pero ya consideró que era momento de dejar la tortura y que dejara de sufrir en ese sentido, Lexa cumplió su palabra, dejó a la tal Ontari:

- No existe ningún medicucho, la otra noche salimos a tomar algo y quedamos como amigos.

Lexa quiso ocultar su sonrisa de satisfacción:

- ¿Eso quiere decir que somos pareja?

Clarke curvó levemente las comisuras de sus labios:

- Somos tórtolas ¿No?

Lexa ya no pudo contener por mucho tiempo su sonrisa, así pues curvó sus comisuras de felicidad y aferró las mejillas de la rubia y la atrajo para besarla antes de mirarla fijamente a los ojos:

- Te quiero, Clarke y haré todo lo posible por hacerte feliz.

- Yo también te quiero y no tienes que hacer mucho para hacerme feliz, solo seguir siendo como eres- acarició a la morena- yo prometo que no habrá más mentiras ni te ocultaré nada nunca más.

- Eso espero, Clarke- dijo algo apenada- porque no sé si podría perdonar otra más.

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