Capítulo 50

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- Ya te gustaría- dijo con mofa la rubia de acento francés- pero seguramente esté aquí por lo mismo que tú- amplió su sonrisa- y en un principio me enojé, pero ahora será satisfactorio quitarte el trabajo por segunda vez. 

Clarke achicó los ojos y negó con la cabeza:

- No aprendes, mira donde te llevó la primera vez, a servir mesas.

Josephine puso cara de sorpresa antes de romper a reír ¡Vamos! se había sincerado con Lexa, que lo había hecho para joder, eso la llevó a una conclusión que la hizo sentir victoriosa:

- Lexa no te lo dijo ¿verdad?- rio entre dientes y se acercó a Clarke, acercó su mano al cuello de su blusa con intención de quitar la arruguita que tenía, sin embargo la rubia la apartó de un manotazo- eso quiere decir que cumplí con mi cometido- bajó la voz y susurró- nunca he trabajado de camarera y nunca lo haré, eso es más para gente como tú, deja de hacer intrusismo laboral, o haré de tu vida un infierno, sobre todo tu vida amorosa- Clarke cerró los puños, no estaría muy bien visto que en una entrevista de trabajo empezase a arrancar las extensiones de una gilipollas- a demás ya tienes a una adinerada comiendo de la palma de tu mano, tienes quien te mantenga- alzó las cejas - ¿O no es así? porque si después de la otra noche conseguí separaros ole por mí- Clarke completamente roja por la ira dio un paso hacia Josephine, sin embargo ésta no pareció achantarse- vamos, demuestra que eres una barriobajera para que no pierdan el tiempo contigo. 

Clarke tomó aire y contó hasta tres en un intento de controlarse:

- No mereces la pena- Quedó pensativa, una tenía paciencia, pero no era infinita, así pues, actuó de una forma de la que se sentirían muy orgullosos su familia política y de paso, sentirse como una hipócrita, después de las veces que se lo echó en cara a Lexa- tienes razón en una cosa, tengo a una mujer rica comiendo de mi mano- se acercó un poco más a Josephine para clavar su mirada desafiante- y no cualquier mujer rica, es Alexandra Woods tiene los suficientes contactos como para hacer que termines trabajando limpiando mierda por el resto de tu vida y ya no es solo porque sea famosa ¿sabes como es su familia?- Clarke rio entre dientes- lo que hizo Lexa no es ni una mínima gota de la influencia que tienen los Woods- en un principio Josephine seguía sonriendo, pero con cada palabra que soltaba por la boca la ojiazul se le fue borrando su expresión de mofa- así que no me toques el coño, por eso, eso solo lo puede hacer Lexa, porque ni creas que por tu aptitud de loca vengativa has conseguido crear una brecha entre nosotras, porque como ya te dije, no mereces la pena. 

Ambas se quedaron mirando desafiantes y casi podría recrear la escena de Kill Bill si las diesen una katana a cada una y suerte que la situación no se prolongó por mucho más, ya que una mujer  de mediana edad se acercó a la escena, estaba vestida elegantemente, pero el traje de dos piezas color rosa era de una marca gama baja, tenía el pelo recogido en un moño y el color rojizo era artificial:

- Disculpad la demo...- miró a ambas mujeres con curiosidad- ¿os conocíais? 

Ambas se separaron y forzaron una sonrisa: 

- Algo así. 

Respondió Josephine como buena falsa que es, sin embargo, a Clarke se le notaba mucho más que no estaba para nada bien, la sonrisa rozaba la mueca de desagrado:

- Soy Mery Anne- se presentó la pelirroja- la señorita Lightbourne va primero- miró a Clarke- espero que no te importe. 

- No se preocupe- dijo la rubia con voz serena- esperaré. 

La anfitriona asintió e hizo un gesto con la cabeza a Josephine para que la siguiese. Clarke esperó durante unos minutos, el rato que estuvo debatiéndose si merecía la pena pelearse por un puesto de trabajo, si Josephine merecía que emplease sus esfuerzos y su tiempo. No, había más ofertas de trabajo y sinceramente, se había cansado de actuar correctamente y que esa mosca borriquera de acento francés la diese por saco, ahora era la rubia la que se lo haría pagar, puede que no enseguida, pero ya llegaría ese día.

La mañana de Lexa fue más tranquila, hizo los recados que le dejó la rubia, e inició la búsqueda para comprar un nuevo estudio, había pensado en comprar uno más pequeño al que tenía en Savannah, quedarse con el material necesario y el sobrante revenderlo, por lo menos recuperar algo de lo invertido en Savannah y estaba mirando un par de anuncios cuando recibió una llamada, bueno, en realidad llamaron al teléfono fijo y como en teoría ya estaba viviendo en el piso cogió la llamada: 

- Diga.

- Hola- escuchó la voz de una mujer al otro lado de la línea que en seguida reconoció- ¿Puedo hablar con Clarke?

Lexa se puso nerviosa:

- Hola, señora Griffin, ahora mismo no se encuentra en casa. 

La mujer se quedó en silencio unos segundos:

- ¿Lexa?

Preguntó la madre de Clarke completamente desconcertada, la ojiverde sonrió y fue hasta sentarse en el sofá:

- Sí, soy yo ¿qué tal estás?

- ¿CÓMO TE ATREVES?- vociferó Abigail al otro lado del teléfono obligando a Lexa a separarse el teléfono de la oreja- DESPUÉS DE ABANDONAR A MI HIJA...

La ojiverde apretó los labios, menos mal que estaba a kilómetros de distancia:

- Señora Griffin- comenzó a disculparse la morena- quiero pedir disculpas por lo sucedido y la oportunidad de explicarme, quiero a su hija...

- Eso mismo nos dijiste la ultima vez.

Dijo con molestia la mujer: 

- ¿Por qué no venís? lo hablé con Clarke y dijimos de que vinieseis de visita, os compro los billetes de avi...

- No quiero que me compres nada- Lexa alzó las cejas, eso si le recordó a Clarke- y no iremos si Clarke no lo dice ¿Dónde está?

Lexa carraspeó algo incómoda:

- Fue a una entrevista de trabajo. 

- Dile que he llamado, si es que no desapareces de nuevo.

Tiró el dardo envenenado:

- No voy a... - Comenzó a defenderse la ojiverde, sin embargo, Abigail no esperó y colgó la llamada- ¿Hola? ¿Señora Griffin?- tras no escuchar nada miró el teléfono y musitó- genial, mi suegra me odia. 

Dejó el teléfono inalámbrico sobre la mesa y frunció el ceño ¿Había hecho bien en responder? miró la hora ¿cuánto tardaría Clarke? estimaba que ya no la quedaría mucho, así que miró por internet para pedir comida, menús fáciles y rápidos, encontrando un restaurante italiano cerca que repartía rápido, así que pidió dos platos de pasta con salmón y salsa de queso, como principal una ensalada con salsa cesar obviando la bebida, cruzó los dedos para que la comida llegase antes que la rubia y tuvo suerte, pues cambió la pasta una fuente de cristal y la metió en el horno, la ensalada también la puso en un bol y como si fuese Barry Allen, metió los cartones con el logo del restaurante en una bolsa y fue a tirarlos, no la daba tiempo a comprar un ramo de rosas, así que, tal y como pudo, se esforzó por manipular las servilletas para que pareciesen dos flores, colocándolos sobre los platos, se quedó mirando las servilletas de tela con el ceño fruncido y una mueca: 

- Parece un zurullo más que una flor.

Musitó poniendo sus brazos en jarra, iba a intentarlo de nuevo, pero escuchó  la puerta de la entrada abrirse y cerrarse, por lo que intentó que la mesa se viese bien con los cubiertos que ya estaban puestos:

- Cariño- dijo la ojiverde colocándose al lado de una silla y señaló a la mesa- como celebración hice una comida riquísima, estuve un buen rato mirando youtube. 

Lexa consideraba que existían mentiras que duelen y luego las mentirijillas, quería ganar puntos con la ojiazul así que hizo trampas diciendo que hizo una comida que en la vida le saldría bien. Esperaba ver a Clarke sonreír, si embargo la rubia estaba seria, dejó caer su bolso a un lado y una bolsa de cartón que contenía un paquete en su interior al otro lado. La sonrisa de la morena se borró:

- Ay no, la entrevista no salió bien. 

Clarke sin decir nada se acercó a Lexa con paso decisivo y agarró de su mano para empezar a guiarla hasta la habitación dejando a la ojiverde completamente desconcertada: 

- Cariño, me estas preocupando. 

Dijo la morena cuando entraron en la habitación, la rubia en cuanto cerró la puerta se lanzó a los brazos de Lexa y chocar sus labios sorprendiendo a la sopladora de vidrio, aunque no siguió cuestionando más y devolvió el abrazo, separó sus labios unos centímetros, ladeando la cabeza al otro lado rozando las puntas de sus narices en el proceso antes de que sus bocas entrasen en contacto de nuevo, transformándose en besos más apasionados, la morena pasó las manos por la espalda de Clarke y la pegó más a su cuerpo a la vez que invadía su boca con su lengua hasta rozar la de la ojiazul que se le escapó un leve jadeo, empezando a dar traspiés hasta llegar a la cama. Clarke se separó de Lexa y sorprendió a la morena cuando la empujó hasta perder el equilibrio quedando sentada a los pies de la cama, la rubia aun de pie comenzó a desabrochar su blusa escena que la morena miró boquiabierta:

- Entonces- decía Lexa con voz ronca- ¿significa que has conseguido el trabajo?

Clarke curvó las comisuras de los labios y dejó caer la prenda de ropa:

- ¿Quieres callar?- preguntó con voz coqueta- ahora mismo no quiero hablar de eso.

Lexa tragó saliva y en cuanto Clarke quedó semidesnuda delante suya algo en su cerebro hizo cortocircuito y las curvas de la rubia no la dejó pensar con claridad, tan solo se dejó llevar y comenzó a quitarse la ropa con menos calma que la ojiazul, en un abrir y cerrar de ojos se quitó la sudadera y la camiseta, quedando en top deportivo y cuando fue con los pantalones la rubia sujetó sus manos cuando comenzó a deshacer el nudo de su pantalón deportivo, quedando cerca sus rostros, la morena quedó atrapada por las hermosas formas de sus labios, el oyuelo que se le formaba en el mentón cuando sonreía, el lunar que se halla en el lado izquierdo de su labio superior, quedó tan hipnotizada que llena de deseo se acercó para besarlos, sin embargo, Clarke de una forma cruel y burlesca se alejó lo suficiente para hacerla sentir cerca, pero inalcanzable hasta que ella quisiese: 

- ¿Te haces de rogar?

Preguntó la ojiverde desviando su mirada al hermoso azul de sus ojos, Clarke sonrió mostrando su dentadura blanquecina, digna de un anuncio de algún tipo de dentífrico o alguna clínica de odontología, claro que a los ojos de Lexa, la rubia podía ser una modelo de cualquier cosa, porque a sus ojos, era la mujer más hermosa que había conocido en toda su vida:

- No, desnudarte es un placer que no estoy dispuesta a renunciar. 

Bajó su mirada azulada al nudo de sus pantalones, apartó las manos de Lexa hasta posarlas sobre la cama y retomó la labor de deshacer el nudo: 

- Tampoco es que sea nada del otro mundo- dijo Lexa mientras miraba las manos de Clarke tirar de su nudo- nada a comparación a ti...

Clarke puso el dedo índice sobre los labios de la morena para silenciarla:

- ¿No te dije que callases?

Lexa dibujó media sonrisa:

- me he puesto nerviosa...

Respondió la morena mientras observaba como Clarke se ponía de rodillas para empezar a quitarle las deportivas Nike de color blanco y el logo de color rojo:

- ¿Te pongo nerviosa?

- siempre, como el primer día.

Clarke le quitó una deportiva y comenzó a quitar la otra:

- no te creo ¿Después de tanto tiempo? Me tienes muy vista ya.

- no lo suficiente, nunca será suficiente- la rubia procedió a quitarle los pantalones deportivos junto a la ropa interior y la ayudó en el proceso levantado un poco la cadera- es como si mi piel fuese adictiva a ti y de tus besos, eres la mujer más hermosa que he conocido en toda mi vida.

Clarke se incorporó y se puso a horcajadas sobre Lexa, la ojiverde pasó sus manos por la espalda baja de la rubia y ambas se miraron a los ojos,  verde y azul, dos colores en perfecta armonía:

- no soy nada del otro mundo.

Dijo posando su frente con la de Lexa, las manos de Clarke también vagaban por la espalda de Lexa, sintiendo el calor que desprendía su tez, provocando que se le erizase el vello corporal allá dónde pasasen las yemas de sus dedos:

- Al contrario, eres de otros mundo.

- ya no hablemos más- pidió Clarke una vez más- y hazme el amor.

Y en ese momento ambas empezaron a expresarse con otro tipo de lenguaje más físico, chocando sus bocas, siendo Clarke en esta ocasión quién invadiese la boca de Lexa. La ojiverde rodó hasta quedar encima de la rubia, que aún estaba en desigualdad, pues aún tenía puestos los pantalones y zapatos, sin mediar palabra se puso de rodillas entre las piernas de Clarke y colocó una pierna sobre uno de sus hombros para quitar un zapato de tacón y lo tiro a un lado de la cama, aprovechando la cercanía de su pie para recorrerlo a besos desde el talón, el borde interno y empeine, acto seguido hizo lo mismo con el otro pie, tal y como hizo Clarke, la ojiverde desabrochó los pantalones de vestir de la ojiazul y tiró de la prenda, arrastrando su ropa interior, cuando su tez quedó desnuda retomó el camino de besos, primero por su pierna derecha hasta desviar sus besos por el muslo interno y cuando estaba cerca de la ingle pasó a su otro muslo interno para nuevamente descender por la pierna izquierda, su mano también se deslizaba por esa extremidad deleitándose con el tacto de su piel. De las dos la rubia es la que más curvas tiene, pese a eso sus piernas eran perfectas, nuevamente ascendió regalando besos por toda su pierna y cuando estuvo cerca de su ingle procedió a besar y lamer en intervalos, impacientando a la rubia pues no fue más allá de unos besos y un suave mordisco por sus labios mayores, provocando que su clítoris latiese con más insistencia, Lexa regresó a besar su muslo interno de la pierna derecha, Clarke con respiración agitada movió un poco su pelvis:

- Lexa, por favor- dijo suplicante la ojiazul- chúpame el coño o fóllame, pero hazlo ya. 

Lexa dibujó media sonrisa y sin moverse dijo:

- ¿Y si te dejo con el calentón como hiciste esta mañana conmigo?

Clarke se incorporó un poco para mirar a Lexa, en su rostro se podía leer "ni se te ocurra hacerme eso" Lexa tenía su rostro cerca de su sexo, tan cerca que podía sentir el calor que desprendían sus labios mayores y su apetitoso olor, Clarke iba a rechistar verbalmente, pero para ser sinceros, quedó cautivada por la mirada salvaje, casi de manera burlesca mantuvo su mirada y lentamente sacó su lengua que se fue introduciendo entre sus labios mayores hasta tocar su músculo más palpitante, la rubia dejó escapar un leve suspiro y no sabía decir qué era lo que le había puesto más cachonda, el roce suave de la húmeda lengua de Lexa rozar su hinchado clítoris o la actitud de la ojiverde que se acomodó entre sus piernas para seguir degustando su sexo, usando una mano para desplegar un poco ambos labios y exponer aun más su hinchado clítoris, estaba tan excitada que su pequeño glande estaba listo para ser lamido y chupado. Clarke se dejó caer, mirar a Lexa era excitante, pero la verdad es que era esos momentos en los que solo quería estar cómoda y disfrutando del maravilloso sexo oral que le estaba dando la sopladora de vidrio, tenía una forma de mover la lengua con rapidez pasmosa y en intervalos succionaba suavemente, guiándose por los gemidos de la rubia, gemidos tímidos, como si por cada respiración acelerado se le escapase un hilo de voz, subiendo de tono cuando se acercaba al orgasmo, la ojiazul inconscientemente posó ambas manos sobre la cabeza de Lexa y la atrajo más a su sexo, del cual emanaba humedad, de los propios fluidos de Clarke y un poco de saliva de la propia ojiverde:

- Ah, Lexa- decía entre jadeos- me voy a correr.

A Lexa se le escapó un jadeo que fue casi enmudecido al chocar el sonido con el clítoris de la ojiazul. Clarke abrió más de piernas y aceleró su respiración, hasta el punto de estar al punto de desmayarse, hasta que el clímax se apoderó de cada rincón de su anatomía, jadeando más profundamente mientras agitaba su cuerpo hasta que fue liberada de la fuerza explosiva del orgasmo. Lexa lamió una ultima vez, desde el perineo hasta el monte de venus, recogiendo y saboreando su dulce néctar. Clarke dejó escapar otro suspiro, completamente relajada y dominada por las endorfinas que recorrían por su anatomía en esos momentos, aunque la calma duró poco, pues en cuanto la morena se puso un poco de rodillas resaltó a su vista cómo de excitada estaba, completamente erguida, hinchada y la vena resaltaba en el grueso tallo de su miembro, la ojiazul notó como otra oleada de calor recorría su sudoroso cuerpo, mordiéndose el labio inferior y sintiendo como las glándulas salivales segregaban saliva, como si se le hubiera abierto ele apetito. Lexa agarró su miembro y friccionó su grueso glande en el coño mojado antes de dar unos golpecitos en el clítoris con su polla. Clarke dejó escapar un suspiro antes de dibujar una sonrisa:

- ¿Te quieres hacer de rogar?

- Para nada- respondió Lexa acariciando su sexo con su miembro- tienes un coño precioso y sabroso. 

Clarke acercó su mano hasta acariciar el glande de su miembro:

- A mi también me pone mucho sentirte así de excitada.

Lexa dejó que la rubia siguiese acariciando su polla y utilizó la libertad de sus manos para acariciar el cuerpo desnudo de la ojiazul, rozando con las palmas de sus manos sus pezones duros y rosados. Apartó la mano de la rubia y se posicionó entre sus piernas, apoyando los antebrazos en la cama para besarla, la ojiazul rodeó la cintura de Lexa con sus piernas y pasó sus manos por la espalda de Lexa a la vez que respondía a sus besos, sí que Lexa estaba haciendo de rogar a la rubia, pues estuvo un rato dando protagonismo a los sensuales y calientes besos a la vez que friccionaban sus pelvis, frotando ambos sexos, separándose unos segundos para coger aire, momento que se miraron a los ojos, gimiéndose cerca, muy cerca, la rubia la pidió que le hiciera el amor y eso es lo que estaba haciendo, la encantaba follar y cuando Clarke sacaba su lado "retorcido" y salvaje, pero esa tarde, Lexa tenía una imperiosa necesidad de sentirla lo más cerca posible, todo lo que la física le permitía, como si inconscientemente anhelase fundirse en un solo cuerpo. Ni hizo falta posicionar su miembro en la entrada de su sexo para entrar en ella, surgió de manera natural, como dos engranajes que encajaban a la perfección, creando balanceos de pelvis a un ritmo suave, Clarke apretó sus dedos en la carne de su espalda, notaba como la pelvis de Lexa rozaba su clítoris conforme sentía como su miembro se movía en su interior, como masoquista disfrutaba, hacía de ese dolor el mayor placer, porque cuando más profunda la sentía era como si se estuviera partiendo en dos, emanando más fluido de su sexo, liberando su cintura de las piernas las abrió aun más, pues se derretía con cada roce de sus pechos, la respiración de Clarke nuevamente se aceleraba, tímidos gemidos:

- Me voy a correr.

Dijo Clarke con un hilo de voz, Lexa también jadeó con suavidad:

- Yo también- dijo la ojiverde antes de depositarla un fugaz beso- ¿Dónde quieres que lo haga?

- Quiero sentir como te corres dentro de mí. 

- ¿Segura?

Preguntó sin dejar de balancearse a un ritmo un poco más acelerado:

- Sí, sí, síí... 

Contuvo la respiración en un intento de no jadear fuerte, Lexa disminuyó los movimientos de su pelvis, notando como los músculos vaginales palpitaban, masajeando su polla, Lexa contrajo los músculos de su rostro, Clarke entre jadeos colocó sus manos en sus glúteos, completamente duros por la tensión, empujando un poco fuerte un par de veces antes de llegar al clímax, mezclándose los fluidos de ambas. La ojiverde apoyó su frente en el hombro derecho de Clarke e intentó recuperar un poco el aliento, la rubia mantuvo los ojos cerrados mientras pasaba sus manos por la espalda de Lexa, todo su pecho ardía y tenía tanto sentimiento acumulado que estaba segura que su pecho se quedaba pequeño para tanto amor y ero un sentimiento mutuo, Lexa por a poco fue saliendo de ella, una vez iniciado el tiempo de retracción, aun así se mantuvo encima, aprovechando la cercanía para nadar en el azul de su mirada, ambas sonrieron como unas bobas:

- Te amo.

Dijo la ojiverde, de esas frases que cobran vida y salen de la boca sin haber sido intencionadamente, Clarke acarició uno de los perfectos pómulos de Lexa:

- Yo también te amo.

Lexa se tumbó junto a Clarke, aunque se mantuvo abrazada a ella:

- ¿Entonces sí te dieron el puesto de trabajo?

- No- respondió con voz serena y como para no estarlo, aun sentía sus piernas temblar y su cuerpo completamente flojo- me crucé con Josephine, no creí que mereciese la pena seguir peleando con ella, habrá más oportunidades. 

Lexa frunció el ceño, pues sinceramente no entendió a que vino ese repentino cambio de estar enfadada a estar cariñosa:

- Pensaba que algo así te haría sentirte más furiosa conmigo.

Clarke negó con la cabeza:

- Me he dado cuenta que eso sería complacer a Josephine, no merece la pena que estemos peleadas por alguien como ella- Clarke se puso un poco seria- en el fondo lo hizo por envidia- se tumbó de lado y se incorporó un poco para mirar a los ojos de Lexa- pido disculpas por lo que te dije la otra noche, quería pensar que el Karma actuaría por si sola, ahora entiendo porqué lo hiciste y hasta un poco a tu hermana.

Lexa achicó los ojos algo intrigada:

- ¿a qué te refieres?

- A que me he cansado, hoy fue la gota que colmó el vaso y quiero hacerla tragar cada palabra, porque no seré perfecta y habré cometido errores, pero estoy segura que no merezco que la vida se ensañe tanto conmigo. 

Lexa agarró una de sus manos y se la acercó a los labios para depositar un beso: 

- ¿Qué tienes pensado hacer?

Clarke se encogió de hombros, quería venganza, pero no sabía como ejecutarla:

- No lo sé.

Lexa dibujó media sonrisa:

- Tienes a tu lado a una de las sopladoras de vidrio más famosas, rica- puso un gesto pícaro- sexys- esto hizo reír a la rubia- y completamente desnuda en tu cama, pídeme lo que quieras y lo tendrás- se lamió los labios- aunque con ciertos límites, nada de sicarios. 

Clarke carcajeó, rompió las distancias y depositó un beso fugaz:

- Lo sé, sé que me darías todo lo que te pidiese- acarició el hombro izquierdo de Lexa- ¿no me habías preparado la comida?

- Iré a calentarla, que ya se habrá enfriado.

- pero ponte algo de ropa, no vaya a ser que calientes a los del edificio del frente- decía mientras se sentaba en la cama, aun sentía su coño mojado y emanaba sus propios flujos y los de Lexa- yo voy a lavarme un poco. 

Lexa se levantó y se puso los pantalones deportivos sin ponerse antes la ropa interior, marcándose perfectamente su entrepierna:

- Podríamos habernos mudado a una casa tiene el doble intimidad.

Clarke se levantó también y se puso su kimono:

- Algún día.

Lexa se encaminó hasta la puerta, sin embargo, paró y se dio media vuelta:

- Por cierto, he hablado con tú madre- la cara de la rubia pasó del relax a la completa seriedad, Lexa se encogió un poquito- ¿Vuelvo a estar castigada en el sofá?



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