Volumen 1: Erse Acto 2

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En aquel precario futuro que contemplo tanto su nivel como su equipamiento eran demasiado altos, incluso sin ser una esclava llegar a obtener tales articulos es imposible sin un patrocinador poderoso.

—Primero que nada, me gustaría ofrecerte una sincera disculpa —Aclama el joven bajando la mirada con gran vergüenza —No estaba consciente de tu situación y te falte al respeto más de una vez.

Ante esa repentina declaración la sirvienta inmediatamente se levantó de la silla para acto seguido arrodillarse en el suelo, una escena que inquieto enormemente al joven.

—Por favor no se disculpe, también fue mi culpa a causa de mi insistencia, el joven amo solo deseaba estar solo y yo me busque lo que me pasó; soy yo quien merece ser castigada —Exclama la joven.

Iván estaba sorprendido, al punto en que no sabía si las acciones de aquella joven eran genuinas, o esta estaba genuinamente decidida a mantener su actuación.

—Levántate —espeta el joven y la sirvienta obedece —¿Por qué piensas que debes ser castigada?, ¿acaso hiciste algo malo?

—yo... —aclama, pero la joven no sabe que responder.

—Dime, ¿desde hace cuántos años eres una esclava? —pregunta el joven —¿Dónde vivías antes de serlo?, ¿Cómo llegaste a la casa de las flores...?

—Joven amo... —espeta la joven interrumpiéndolo —puedo saber... ¿Por qué repentinamente está interesado en mí?

Iván libero un suspiro mientras observaba detenidamente el rostro de la joven, sus preguntas la habían confundido, pero no la estaban alterando, el joven debía presionar un poco más.

—¿Tu recuerdas lo que ocurrió la noche de hace diez días? — pregunta.

—Lo lamento, mi memoria aun esta algo borrosa —responde desviando la mirada ligeramente a la izquierda.

—Tu salvaste mi vida —Espeta asombrando a la joven—No sé cómo lo hiciste, pero de no ser por ti no estaría aquí ahora.

La expresión de la joven había cambiado totalmente, ahora lo estaba viendo directamente y con las pupilas levemente dilatadas, lo que significaba que ella desconocía de este hecho.

—Estoy intrigado... por ti — espeta el joven —Me gustaría escuchar tu historia.

Ante esa afirmación Erse volvió a desviar la mirada, claramente era algo de lo que no deseaba hablar, pero dada su relación y el sello que los unía esta no tuvo más opción que acatar sus órdenes.

Así Iván empezó a escuchar su historia...

La joven había nacido de una pareja de esclavos de servicio, los cuales trabajaban en una casa noble en la región del sur, dentro del ducado de Millward.

En ese lugar a la joven se le enseño todo sobre las labores de hogar la limpieza y el mantenimiento del hogar, además de haber adquirido un instinto de sumisión total hacia los nobles.

Eventualmente y por los cambios económicos generados durante el final de la última guerra contra el continente de Almah, la familia noble para la que trabajaba se vio en la necesidad de vender a sus esclavos.

Durante años Erse viajo junto a una caravana de esclavos por todo el continente, donde eventualmente esta seria separada de sus padres uno por uno hasta quedar completamente sola.

Con el tiempo esta seria comprada por el maestro Enrique Milfiore y pasaría a trabajar en la casa de las flores, lugar donde ha permanecido durante más de un año.

—Y eso es todo hasta la actualidad joven amo... —espeta la joven, con un rostro ruborizado que casi parecía advenir al llanto.

Al escuchar tal historia Iván no pudo evitar reaccionar, incluso si en el fondo sabía que lo que la sirvienta decía solamente eran mentiras.

La joven fue capaz de contar esa historia sin titubear ni cambiar el ritmo en ningún momento, ciertamente trataba de disimular pena y melancolía, pero su narración no era diferente a la de un guion.

Además, que la historia de Erse no solo era conmovedora y bastante creíble, sino que además es algo que es muy común dentro del mundo del comercio de esclavos, aun así, había 3 motivos por los que Iván sabía que esa historia era falsa.

En primer lugar, durante el final de la última guerra ciertamente hubo un impacto económico notable que llevo a muchos nobles a la ruina, en especial dentro de la región sur.

El motivo de eso era porque incluso antes del inicio de la guerra la condición económica y la calidad de vida de la región eran malas, al punto que los nobles no podían darse el lujo de contratar servidumbre o comprar esclavos.

Uno sería difícil, pero dos, además de géneros opuestos y de la misma especie.

Existen regulaciones sobre la propiedad de un esclavo las cuales no se estaban cumpliendo y sí llegaban a procrear también añadiría otra sanción económica, lo que lleva al segundo punto.

Asumiendo que quizás la joven y sus presuntos padres fueron propiedad de un noble incauto quien desesperadamente quiso eliminar la evidencia de sus infracciones, no explica que hacia un traficante de esclavos en la zona.

Los esclavos dríadas son seres problemáticos debido a las constantes guerras contra el continente de Almah, por lo que las caravanas de esclavos suelen viajar siempre en las regiones del norte cerca de Ardelia donde habitan sus mejores clientes.

Al año los Nordlands compran 6 veces la cantidad de esclavos que los humanos incluso de su misma especie, además de las 24 caravanas que suelen ser asaltadas al año por infiltrados de Almah, Arriant e incluso del propio continente de Animus.

Y el tercer y más importante motivo por el cual es imposible que dicha historia sea cierta.

Dentro del comercio de esclavos las dríadas como los Nazhkas son productos raros y valiosos, es por ello que es imposible que alguien como Erse quien tiene todos sus dientes y un aspecto tan bello pasase desapercibida durante tantos años.

Pero por ese mismo motivo puede creer que el lujurioso de su tío la hubiese comprado, probablemente lo único verídico de su historia...

—Comprendo que has pasado por un camino largo, y lo lamento por eso —Espeta el joven —Como ya dije antes tu salvaste mi vida, por ende quisiera preguntarte ¿hay algo que desees como recompensa?

—Joven amo, yo... no me atrevería —espeta la joven.

Iván insistió, por un lado, genuinamente deseaba recompensar lo que la sirvienta hizo ante la puerta roja, aunque ella no lo recuerde en aquel momento, la joven desinteresadamente dio su vida por él.

—Insisto, pide lo que sea y si está en mi poder lo hare posible — expone el joven — puedo darte una recompensa en efectivo, puedo localizar a tus padres e incluso puedo darte tu libertad.

—¿Mi libertad? —espeta.

Iván inmediatamente noto la reacción de la joven, estaba más que claro que alguien en su posición de esclava anhelaría la libertad más que cualquier otra cosa, pero si la hipótesis de Iván era correcta, eso no es lo que deseaba.

—Puede que me tome algún tiempo, pero puedo hacer que te retiren el sello y te regresen sana y salva al continente de Almah — expone el joven —solo debes pedírmelo.

La joven titubeo ante la oferta, pero antes de poder decir o hacer algo esta formo una leve sonrisa y bajo la cabeza.

—La libertad suena bien —Espeta con una sonrisa genuina que estremece a Iván —pero, si de verdad puede ser cualquier cosa, hay algo que me gustaría pedirle al joven amo.

**

[Aviso, el nivel de simpatía ha aumentado...]

[Simpatía: -20.193%]

**

—Adelante... dime lo que quieras — espeta algo confundido por la reacción del sistema.

—Hace muchos años yo tenía un cachorrito —aclama la joven con una sonrisa y una mirada melancólica.

En ese instante Iván recordó todas las veces en las que la sirvienta se le abalanzó confundiéndolo con su susodicho cachorrito.

—De ser posible me gustaría que lo encontrase, me gustaría poder verlo otra vez —Espeta la joven con una mirada llena de esperanza.

**

["Enhorabuena" has desbloqueado una misión secreta de grado: mítico]

[Presagio de la rosa (acto 3)]

**

—¿Pero qué demonios...? — Reclama exaltado, borrando la sonrisa en el rostro de Erse.

**

[Aviso, el nivel de simpatía ha disminuido...]

[Simpatía: -20.566%]

**

En ese instante Iván se preocupó, a causa del sistema el joven perdió la compostura y sin querer había herido los sentimientos de aquella joven, aun así, la notificación del sistema en ese momento era más importante para él que un simple perro.

**

[Presagio de la rosa (acto 3)]

[Descripción: "fuiste testigo de un futuro horrible, si genuinamente deseas cambiar el trágico destino de las personas de esta tierra primero deberás cambiar tu propio destino y el del monstruo artífice de la tragedia"]

[Requisitos: reúne a tu propiedad "Perséfone Rosengard" con su "cachorrito" 0/1...]

[incrementa la simpatía de "Perséfone Rosengard" por encima del "20%" 0/1...]

[Recompensa: Cofre del tesoro de ■■■ grado: mítico]

[Fragmento del final x1]

**

Iván estaba confundido, pero por más que desviase la mirada no cambiaba los hechos. Debía pensar bien sus próximas palabras antes de alcanzar un punto sin retorno.

El joven tomo una inhalación y espeto...

—Eso es interesante... —Aclama el joven Milfiore con una sonrisa cuasi forzada —jamás había escuchado tal cosa. ahora me interesas aún más.

—Joven amo, no tiene que mentir... —espeta la joven sirvienta con una mirada sombría.

—No es mentira, genuinamente me interesas.

Con esas palabras Iván se pone en pie y con una mano en el pecho hace un juramento.

—"Yo Iván Milfiore, juro en mi potestad como noble que cumpliré tu petición y esta deuda no dejara mi corazón hasta que se salde o este deje de latir" —exclama alterando a la sirvienta quien rápidamente precede a arrodillarse con la cabeza en el suelo.

Iván inmediatamente se agacha para ayudarla a levantarse, pero la joven estaba en shock, pues el joven había hecho un juramento del corazón.

El juramento del corazón es un ritual exclusivo entre nobles de todos los continentes, jurando en nombre de los dioses que se comprometerán a lograr un objetivo, y ahora Iván había dado tal voto a una humilde esclava.

Aun así, lo que realmente sorprendió a Iván es que Erse supiese identificar el juramento, dejándole al descubierto que ella tenía una relación con los nobles.

—Por favor levántate — espeta el joven sujetando los hombros de la sirvienta.

—¡He cometido un pecado mortal! —Aclama con lágrimas en los ojos —lo he hecho jurar por mi deseo egoísta, yo no lo merezco...

—Yo quise hacerlo —señala el joven calmándola.

Tras unos segundos la situación dentro de la habitación se tranquiliza, el joven regresa a su asiento en el escritorio, mientras que la joven sirvienta seguía de pie, pero aunque ambos en el exterior estuviesen tranquilos, en el fondo ninguno podía digerir lo que había pasado.

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