04: La magia de nuestro invierno

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Con el tiempo las estaciones continuaron transcurriendo sin dejar nada nuevo en su día a día, se la vivía entre libros, Seokjin había logrado sus metas como tanto lo había deseado, desafortunadamente aquellos sueños cumplidos ocurrieron muy lejos de casa, estaba solo en el extranjero, se podía decir que Seokjin era un hombre adulto reservado y sumamente inteligente, había heredado aquella inteligencia de su padre, pero la amabilidad y bondad la había heredado de su madre. Por los pasillos del hospital Seokjin era bien conocido y es que a pesar de ser un hombre serio sus pacientes le adoraban, le tenían tanto afecto que cuando le veían llegar una sonrisa les iluminaba el rostro.

El hombre servicial siempre se pasaba por los pasillos de la sala de pediatría con la más pulcra bata blanca, su mirar ya no era opacado por las gruesas gafas que usó durante su infancia y su adolescencia, aquel pequeño cambio le había cosechado una popularidad entre las enfermeras del hospital de pediatría, pero lo que ellas no sabían era que aquel apuesto hombre tenia un pasado que le había cambiado totalmente.

En su joven adolescencia antes de que su vida se viera envuelta por toda esa serie de cambios y responsabilidades mayores, se cuestionó así mismo sobre el tema del amor, pasó días preguntándose por qué a sus casi 18 años de edad no había tenido alguna novia, solo se la pasaba junto a Kim Namjoon su mejor amigo de la misma edad, quizás el tener unos enormes cristales en medio del rostro le restaba puntos o tal vez tenia una mala desventaja por aquello de la alergia, y es que Seokjin no podría acercarse a una chica sin regalarle un ramo de bonitas flores, su creencia radicaba en el rechazo de la primera vez que lo intentó, una bella jovencita le había cuestionado el por qué a su primera cita no le había dado flores, inmediatamente Seokjin pensó en alejarse de las chicas por esa peculiar situación. Era eso o realmente muy dentro de él había permanecido una inclinación hacia el amor no convencional, sí era eso, cuando Kim Namjoon se marchó sin despedirse Seokjin sintió su pecho arder, fue entonces que la venda de sus ojos se cayó y pudo ver claramente lo que siempre estuvo ahí. Las chicas no eran de su agrado, pero tampoco lo eran los chicos, Kim Seokjin solo gustaba de Kim Namjoon el niño horrible y molesto que conoció en el jardín de niños, el mismo chico que fue su vecino insoportable durante su adolescencia, si, era aquel hombre del cual ahora no tenía noticias.

A pesar de tenerlo todo, Kim Seokjin permanecía con una nostalgia eterna, añoraba sus días de la infancia al lado de Kim Namjoon, probablemente ahora Nam estaría siendo un exitoso entomólogo, quizás su mejor amigo había cumplido sus sueños como él lo había hecho, ese peculiar sentimiento era lo único que le mantenía estable. Esos pensamientos le dejaron una sonrisa en el rostro, quería imaginar como el rostro de Kim Namjoon había cambiado con el pasar de los años, quería saber si aquel chico mantenía en esa sonrisa el par de hoyuelos que le caracterizaban, quería saber si ahora tenía poco cabello o una horrible barba por el pasar del tiempo, soltó una risilla al imaginarse a su gran amigo con barba y calvicie.

Esa noche la nostalgia abandonó su alma, tras sentirse fuera de lugar en el extranjero decidió volver a casa, necesitaba ver a sus padres y si era posible, necesitaba ver a Namjoon, además la navidad se acercaba y no podía desaprovechar las vacaciones que el hospital le había otorgado. Pero correr hacia la casa de sus padres no fue su primer destino, primero se hospedó en un hotel y después fue a pasear por los lugares que algún día acudió al lado de Kim Namjoon. Aquel salón de juegos que solían frecuentar fue su primera parada, pero, lo que encontró ahí solo fueron las ruinas de sus recuerdos marchitos, el salón de juegos fue remodelado y justo ahora una cafetería se encontraba ahí, una verdadera lástima, pensó.

Kim Seokjin con cierto sentimiento de inconformidad entró al lugar donde una pequeña campanita informó de su llegada, pocas personas se encontraron bebiendo una taza caliente de café, pero no le pareció extraño, era lo suficientemente tarde para estar paseando por ahí, las personas normales debían de estar metidas en cama.

—Buenas noches joven.

—Buenas noches, quisiera por favor pedir un expreso.

—Si gusta puede sentarse, un mesero se encargará de llevarle su orden — el anciano le sonrió a Kim.

Kim Seokjin correspondió la amable sonrisa y fue en busca de una mesa, la predilecta fue aquella que estaba al fondo, justo donde un enorme ventanal dejaba ver el entorno fuera del establecimiento.

—Buenas noches señor, le traje su orden, también le traje galletas de canela, estas van por cuenta de la casa, por favor disfrute — Kim Seokjin se había perdido en sus recuerdos y en la imagen que sus ojos veían, el calor de su aliento empañó el cristal nublándole la imagen, fue entonces que giró su rostro solo unos segundos para agradecer por las atenciones del mesero.

—Grac... — no pudo creer la imagen que sus ojos veían, su voz se anuló por completo ya que en su garganta un enorme nudo se había formado —¿Realmente eres tú?

—¿Oh? ¿Me conoce? — el hombre pronunció ante la sorpresiva respuesta.

—Claro que sí, ¿acaso tú no te acuerdas de mí? —Kim Seokjin se levantó de la mesa y sin poder evitarlo estrechó en sus brazos a aquel mesero— Soy Kim Seokjin, no puedo creer que no me recuerdes, justo ahora me siento muy ofendido Kim Namjoon.

—¿Seokjin? — los brazos debiluchos de Namjoon se aferraron al cuerpo ajeno, aquel dulce aroma le había llenado las fosas nasales haciéndole viajar a un hermoso lugar — ¿Cuánto tiempo paso?

—Probablemente 18 años — Seokjin cortó el abrazo para poder ver el rostro del chico, aquel lastimosamente mostraba un mal semblante, los ojos hundidos, los labios resecos y cansancio en su mirar, el tiempo había dejado estragos en aquel hombre —¿puedes sentarte conmigo? Realmente deseaba verte, no esperaba encontrarte aquí.

—No puedo, yo estoy trabajando ahora, mi jefe me necesita, quizás será cuando mi turno termine — Namjoon incitó a Seokjin a tomar asiento — por favor disfruta de tu café.

—Namjoon, sobre tu carta —Seokjin tomó la muñeca del hombre que le miraba con emoción, realmente no deseaba que aquel se retirara — yo... me gustas, bueno no sé si tu pensar cambió, tampoco sé cómo lo tomes, pero esa es mi respuesta a la carta que me distee hace 18 años.

Namjoon se encontró en una situación difícil, no sabía que debía de responder ante ello, tampoco sabía si aquellos sentimientos de adolescente permanecían dentro de su corazón, aterrado por la respuesta tan abrupta solo sonrió, dejó una reverencia y se marchó a limpiar la cocina del establecimiento, por su parte, Seokjin se encontró fascinado por el encuentro, sus ojos fueron de nuevo a mirar por aquel amplio ventanal, la nostalgia que había sentido hacia tan solo unos minutos atrás se había esfumado, pero no podía negar que el estado de Namjoon le mantenía preocupado.

Esa noche Seok bebió su café de la forma más lenta posible, las galletas se fueron esfumando poco a poco no deseaba esperar a Namjoon fuera del establecimiento porque juraría que sus piernas se congelarían, así que con disimulo esperó hasta que la cafetería cerró sus puertas. Kim Namjoon salió por la puerta trasera de la cafetería sosteniendo una mochila, una sonrisa volvió a iluminarles el rostro antes de comenzar un interminable camino hacía ningún paradero.

—Nunca me dijiste por que te fuiste así de pronto, tampoco contestaste mis llamadas y mucho menos me dejaste un correo electrónico a la dirección que te envié en uno de mis tantos mensajes — Seokjin habló con reproche, pero siempre manteniendo su mirar clavado en el suelo y en sus pies —. ¿Por qué marcharse de ese modo?

—Lo siento — Namjoon apenas pronunció, metió sus manos en los bolsillos y suspiró —mi abuelo enfermó en aquella época, así que mi familia y yo nos mudamos para cuidarlo, dos meses después mi madre y yo volvimos a casa para llevarnos el resto de nuestras cosas, quise verte en ese entonces y darte mi nueva información por que yo cambie de teléfono, pero tú ya te habías ido a Inglaterra.

—Así que fue por eso... — Seokjin rascó su nuca y luego miró de reojo a Namjoon —y, ¿qué sucedió contigo? Siento que ahora mismo eres un total desconocido, de verdad anhelo saber de ti.

—No hay mucho que decirte, mis estudios serían pospuestos por uno o dos años, pero no ocurrió, mi abuelo murió y mi padre cayó en una tremenda depresión así que al poco tiempo mi padre murió también, yo tenia que hacerme cargo de mamá y por ello ahora me ves trabajar en el Café Paradise Noon — una risilla llena de nostalgia se coló de los labios de Namjoon.

—Lo siento mucho yo no sabía nada de ello...

—Pero no todo es malo, mi esposa es muy dulce en estos días— Namjoon habló con una voz tímida — creo que es por el bebé que viene en camino.

—¿Qué? — Seokjin se detuvo abruptamente, aquella noticia le había helado la sangre, de su boca semiabierta salió el vaho.

—¿Qué fue de tu vida? — Namjoon ignoró la pequeña replica.

—Eso no importa ahora, mejor vámonos ya, yo no sabía que en casa te esperaba tu esposa — Seokjin caminó con enojo y frustración.

—Creo que alguien está celoso — Namjoon siguió sus pasos, le tomó del brazo con fuerza deteniéndole en su caminar — solo bromeaba cuatro ojos.

—¡Eres un idiota horrible Namjoon! — Seokjin evadió el mirar ajeno, tragó su saliva con dificultad al sentir la mano de Namjoon colarse en su cintura, sosteniéndolo con fuerza.

—El sentimiento de aquel entonces sigue estando presente — Namjoon se perdió en aquellos ojos, le soltó el brazo con suavidad solo para llevar su mano izquierda a la mejilla helada de Seokjin, Namjoon había deseado tanto ese momento, deseo por años besar los labios esponjosos de Seokjin.

El dulce beso no fue pasajero, el beso tardó infinidad de segundos, el rencuentro había hecho felices a aquel par de amigos, el invierno era realmente mágico, aquella magia les había reunido una vez más para poder cumplir lo que en su momento se postergó, esa noche había sido mágica por el sabor dulce de un beso lleno de amor. Kim Seokjin ya no aborrecía el invierno y tampoco aborrecía a Kim Namjoon. 

🌼🌿 El Recuerdo del Olvido 🍂❄

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