08: Un regalo de invierno

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Las recientes nevadas habían impedido a la pareja de ancianos salir a libertad de casa, Seokjin se encontraba preocupado porque de un tiempo a la fecha, Namjoon había perdido parcialmente algunas habilidades que eran necesarias para lo básico. A veces, aquel hombre olvidaba en donde se encontraba el cuarto de baño, incluso olvidaba quien era el hombre acostado a su cama, Seokjin tenía que sostener en sus brazos aquel cuerpo tembloroso y asustado hasta que una chispa de recuerdo invadía a aquel hombre, entonces entre llantos Namjoon se aferraba al cuerpo de Seokjin, la situación era considerablemente peor a los inicios de la enfermedad.

El frio invierno imposibilitó las citas al medico de cabecera, así que la angustia se presentó en Seokjin, pero ese sentimiento fue opacado cuando el joven doctor se ofreció a ir personalmente a la casa de los Kim, después de todo, les tenía un cariño enorme, así que después de las llamadas telefónicas regulares que Seokjin hacía al doctor Park Jimin relatando los episodios que Namjoon padecía, Park decidió asistir la mañana del miércoles a aquella casa.

Namjoon se había mantenido debajo de un montón de mantas en su tan amada cama, mientras que Seokjin apoyándose de un bordón de madera se mantenía al pie de la cama observando atento al doctor, tenía la esperanza de una mejoría, pero al ver la mirada apagada del joven, Seokjin agachó su mirada opaca por los estragos del tiempo.

—Muy bien señor Kim, sus dolencias pronto pasaran, solo tiene que comerse estos dulces, estos dulces se los dará su esposo — Park dejó un frasco con vitaminas en las manos temblorosas de Seokjin.

—Yo te acompaño a la puerta — Jin dejó el frasco sobre a mesita que reposaba justo al pie de la cama y entonces con la tristeza en su rostro siguió al hombre hasta la sala, donde, seguramente hablarían ampliamente sobre el tema de salud de su amado —. Bien doctor, sea sincero, el tratamiento no está funcionando, ¿verdad?

—Hicimos todo lo posible para retrasar los síntomas, pero tu sabes que la perdida del tejido nervioso es constante, no deja que las neuronas se reproduzcan y sustituyan esos tejidos con rapidez.

—¿Hay alguna otra solución? — Seokjin habló con dificultad por el nudo creciente en su garganta, ni si quiera se atrevió a mirar al doctor.

—Ya no hay nada que podamos hacer, el señor Namjoon entró en la etapa terminal, por lo que me cuentas, Namjoon ha dejado de hablar, no puede ir al baño y tampoco puede comer — el joven se acercó al hombre de tercera edad y le abrazó —. Tu sabes que yo los amo como si fueran mis padres y también me duele lo que está pasando, pero sabíamos que llegaríamos a este punto de la enfermedad. ¿No crees que es tiempo de contratar asistencia? El clima está en nuestra contra y tu no estás del todo bien, no puedes hacerte cargo de Namjoon.

—¿Una enfermera? Yo más que nadie consideró eso, pero, no tenemos dinero para contratar a alguien, incluso ni si quiera tenemos para poder pagar el medicamento, yo... por eso agradezco todas las veces que tu lo pagaste por mí.

—No debes de preocuparte por eso ahora Seokjin, yo me haré cargo de ello, en el hospital llegó una chica recién graduada de la universidad, yo le hablaré de ustedes y es seguro que querrá ayudarlos, creo que se llama Byul... yi. — Jimin palmeó la espalda ajena y suspiró.

—Gracias hijo.

Al medio día Park Jimin había abandonado la casa de los Kim con el corazón en la mano, al subir al auto se permitió llorar mientras se recargaba en el volante, se había contenido las enormes ganas de llorar para evitar preocupar en demasía al hombre que ya estaba angustiado, Jimin sabía que la situación empeoraría día con día hasta que el cuerpo de aquel hombre no resistiera más.

En casa de los Kim la esperanza prevaleció en el hombre de cabellos blancos, pues se encontraba en la cocina preparando la comida favorita de su amado, los olores del estofado inundaban sus fosas nasales, depositó en el platillo todo su amor, cuando sus manos se manchaban solía tomar su delantal y limpiar sus manos temblorosas, pero, no era su culpa, sus habilidades se habían perdido, su tacto era tembloroso y solía tener problemas al preparar la comida, sin embargo, el amor que sentía por Kim Namjoon le motivaba a hacer las cosas, solo por Namjoon se levantaba de la cama todos los días.

—Bien cariño, es hora de comer, hice tu favorito — Seokjin entró con una bandeja a la habitación, sus pasos lentos peros seguros se aproximaron a la cama donde Namjoon se encontraba acostado, aquellos ojos sin brillo miraron a Jin, pero no hubo alguna respuesta —. Vamos a comer, déjame ayudarte a sentarte.

La bandeja fue dejada sobre la silla que Seokjin solía ocupar cuando ayudaba a Namjoon a comer, así que después de aquello, con las pocas fuerzas que tenía, ayudó al hombre a sentarse en la cama, dejó un beso en la mejilla ajena depositando todo su dolor y tristeza en él, después dejó la bandeja sobre el regazo del hombre y tomó asiento en la silla.

—Namoo abre la boca — Seokjin puso todo su esfuerzo y concentración en las acciones que su mano debía hacer, no quería que los temblores fueran un impedimento para alimentar a su esposo, no quería que la cuchara vaciara su contenido por su culpa, no quería ser un inútil y sentirse impotente por ello, así que la primera cucharada fue lograda con éxito, Namjoon comió el bocado con lentitud mientras miraba al vacío —. Navidad esta a pocos días, estaba pensando en tener una cena, Jimin podría venir con nosotros y yo podría cocinar lo que quieras ¿qué dices?

Namjoon no respondió, permaneció mirando aquel punto fijo de las mantas, pero Seokjin comprendió esa situación y solo pudo limpiar los labios de su esposo para quitar todo rastro de comida, tomó de nuevo la cuchara y de nuevo le ayudó con el proceso. Namjoon no era capaz de ser consciente del dolor que Seokjin tenía incrustado en su corazón al tener el silencio frio de su esposo, ni si quiera era consciente de su propio entorno, no podía pensar, no era capaz ni si quiera de recordar lo que había pasado esa mañana, Namjoon dejó de tener recuerdos, solo vivía encadenado a la cama donde un hombre solía hablarle, sin embargo, tampoco entendía a la perfección lo que aquel decía.

Ese día se concluyó de la misma manera que los días pasados y que los días posteriores, Seokjin permanecía a su lado todo el día sin despegarse de él hasta que el ultimo rayo de la luz del sol se escondía o hasta que Namjoon se quedaba dormido, Seokjin no podía darse el lujo de dormir, claro que no, permanecía cuidando al hombre por si a lo largo de la noche necesitaba de algo. Durante esas noches en vela, Seokjin había decidido escribir en uno de los libros viejos que Namjoon había guardado, uno con pastas gruesas de color verde y hojas maltratas por el tiempo, en él, Namjoon llevaba un registro de los bichos que encontraba en el jardín, incluía dibujos y garabatos, claro, era un Namjoon adolescente con sueños, sueños que plasmó en ese libro inconcluso y olvidado. Pero ese libro tenía un nuevo propósito, Seokjin había escrito en cada hoja todos los recuerdos y anécdotas de las que tenía memoria, aquellas que hablaban de ambos, desde el día en el que se conocieron hasta aquellos días. El hombre tomó la escritura como una terapia a su corazón que no dejaba de estar triste, el libro lo escribió cuando el verano inició, después de años con la enfermedad de Namjoon en casa, Seokjin quiso escribir sus memorias para compartir con su esposo aquella dulce historia de amor.

—Namoo, hoy es noche buena y te tengo un regalo, está inconcluso, pero quiero dártelo está noche — Jin dejó un beso en la cabeza ajena, tomó la esponja y frotó suavemente la espalda de su amado, esa noche era especial, así que su apuesto esposo debía lucir elegante, con todo el esfuerzo posible de sus manos, Seokjin ayudó a Namjoon para tomar un baño, después le ayudó a cambiarse y cuando el hombre estaba limpio, le llevó al sofá de la sala — Espera aquí, Jimin no debe de tardar, pronto cenaremos.

Un nuevo beso lleno de amor fue la despedida para el inicio de una serie de cosas por hacer, Seokjin, corrió -a su paso- para terminar la cena y acomodar la mesa, después se dio una ducha rápida y justo cuando terminó de ponerse el abrigo negro, tocaron su puerta, seguramente era Park Jimin quien pronto daría una excusa por su demora.

—Había demasiado trafico por la tormenta, es un milagro que haya llegado a tiempo — Park Jimin abrazó al hombre que le había recibido, después fue en busca de Namjoon, sin dudarlo, también lo estrechó en sus brazos.

—Pensé que nos dejarías plantados — Seokjin se acercó a su esposo para ayudarle a ir a la mesa.

—De ninguna manera, no podía faltar a la cena y pasar un buen rato con mis padres, ¿verdad? — Park Jimin se apresuró a sostener a Kim Namjoon para ayudarlo a ir a la mesa.

—Nos abríamos sentido muy mal con tu ausencia.

La cena peculiar, fue armoniosa, Park Jimin contaba las anécdotas y las impresiones que le había causado conocer a los Kim. Y es que Jimin admiraba tanto a Seokjin, un viejo pediatra que más de una vez fue invitado después de su jubilación a dar una charla para el cuidado de los niños y una mejor estimulación al cerebro post-parto del bebé, Jimin se quedó maravillado después de esas charlas, así que con nervios se acercó al mayor para exteriorizar sus dudas, Seokjin por su parte le invitó un café y amablemente respondió todas sus interrogantes, pero, la charla llevó a Seokjin a expresar su dolor por la reciente condición de su esposo, desde ese día Jimin se ofreció a ayudar a la familia, dándoles su apoyo en todo sentido.

Después de todo, la soledad de ambos se fue apagando, cuando se sintieron desvalidos, alguien les tendió la mano sin prejuicio alguno. Así que la perspectiva de Seokjin cambió en su totalidad, las estaciones ya no eran odiadas, cada día fue valorado y amado con tanta devoción, pues los días llenos de polen, los días calurosos, los días marchitos y los días llenos de nieve solo eran un privilegio, aun estaba a lado de Kim Namjoon y eso era el mejor regalo, pues Seokjin sacaba fuerza vital gracias al amor ferviente que aún su corazón sentía por el hombre a su lado.


🌼🌿 El Recuerdo del Olvido 🍂❄

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