|Prólogo|

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— | P R Ó L O G O | 

En medio de la multitud, un pequeño erizo albino con lagrimas en sus ojos, su nariz enrojecida con un outfit de invierno que toco esa estacion en esta ciudad gris.

Nevaba esa noche.

El pequeño llamaba a su madre, ya que gracias a la gran marea de la gente y como resultado lo alejo de ella. Preocupado y nervioso, al estar alejado de su progenitora, la buscaba con la mirada.

Estaba por rendirse cuando vio a lo lejos, un azabache adulto penso que era su madre, sonrio y lo abrazo, pero al separse y verlo mejor, no era su progenitora.

La vestimenta que llevaba el azabache le era curioso al pequeño, le recordaba a los angeles del cuento que le contaba su madre antes de irse a dormir y mas le atraia su atencion eran sus alas tan unicas y no eran similares a la una ni a la otra. Penso en dos opciones la primera era un actor que iba a actuar en la nueva pelicula que se estrenaria muy pronto o la segunda ¿seria un ángel real?

Tenia un par de dudas con el azabache, aparte que su apariencia y mas su rostro se le notaba que "esta triste". Se armo de valor, aparte que noto que no le prestaba atención y le pregunto.

— disculpe, ¿Quién es usted? — su pregunta hizo reaccionar al azabache de la presencia del menor.

— solo soy un alma en desgracia que vaga por los senderos de la vida y la muerte en busca de su amado — le responde sin ganas. Una especie de lagrimas salen de sus ojos pero de color dorado.

Causando mas curiosidad y preguntas inundan la mente del pequeño. Sin embargo, al analizar su tono de voz y la cantidad de lagrimas que salian, queria ayudarlo.

— ¿quiere que lo ayude? yo también estoy buscando a alguien.. ¿vio a mi mami? — el tono agudo y chillona del pequeño le causo gracia al azabache.

Solo asiente y le propuso ayudar al pequeño primero. Lo acompaño en medio de la oscuridad y los pequeños cristales brillantes que decoran el ambiente con su resplandor.

Las luces de los postes comenzaban a apagarse uno por uno.

Asustando un poco al menor.

La calle por alguna extraña razon ahora ya no habia tanta multitud como antes.

A mitad de camino ambos ven a una madre inquieta de color azabache con franjas blancas y ojos zafiros. Sus ojos hinchados y su nariz enrojecida sentada en un banco del parque, preguntando a las personas que pasaban por ahí si vieron a un pequeño erizo.

El pequeño erizo albino al reconocer a su progenitora fue a abrazarla con una sonrisa dejando al alma de color azabache quien solo se alejo en silencio sin que nadie lo escuchase aunque nadie mas podia verlo excepto al niño que esta reunido con su madre. Ahora juntos madre e hijo junto a unos regaños de parte de madre y lagrimas de felicidad a la vez de tristeza de parte de ambos.

— pero mami es verdad lo que digo un espíritu me ayudo y esta.. — ve que ya no esta — ¿señor? — lo busca con su mirada. Estaba a punto de llorar. Prometio que lo ayudaria despues de encontrar a su madre.

— hijo, ¿quieres un chocolate? — pregunta la madre y lo lleva a su hijo de la mano a una tienda cercana. Animo a su niño con un dulce para que se olvidara del asunto.

— si — asiente el pequeño. Aun un poco triste. Quería ayudar a aquel señor.

La madre le compra algunos dulces quiere su pequeño para distraerlo y ve a lo lejos a un azabache deambulando por otra calle arrastrando sus cadenas. Reconoce quien era y solo sonríe.

— gracias.. — Saca un pañuelo y limpia los restos de los dulces que su pequeño comió.

El espiritu de un azabache oscuro no sabia que aparte de los niños, los ancianos entre otras personas podian verlo pero muy pocos completamente sin embargo eso no le preocupaba a el.

Por el momento..

...

Por otro lado un joven erizo azabache de betas turquesas se encontraba en su espacio de estudio iluminado por su lámpara de su escritorio, con estanterías repletas de libros y herramientas de escritura esparcidas. Estaba estudiando un nuevo idioma.

Toma un breve descanso.

A través de la ventana, se desconcertó al notar a lo lejos en una vereda cerca de una panadería, a una señora eriza de tono azabache con franjas blancas acompañada por su pequeño hijo.

Un pequeño erizo albino aferrado a su madre y llorando. Era una escena tierna y de mucha gracia.

Se levanta de su asiento y se acerca un poco más a la ventana.

— que lindos.. parece que alguien necesita un abrazo — muestra una pequeña sonrisa al verlos.

Desvía su atención un poco..

Una silueta similar a la suya pero más mayor y con un atuendo que parece de una película de un ángel caído, llamando su atención. Esta figura traslúcida llevaba cadenas y tenía un líquido dorado bajo los ojos, alejándose de la multitud.

La presencia de esta entidad no le daba buena espina..

y como tuvo razón en ese entonces..

...

Apenas salió del hospital donde trabaja y recibir a su paciente, que sería su mayor reto, además de tener la lista más larga de crímenes, debe "curar" sus enfermedades psicológicas y que pase otra evaluación de que sea verdad de su enfermedad psicológica y bajarle la condena o simplemente meterlo a la cárcel..

Después ya no se sabrá qué harán con él..

En realidad, le aplicaron la condena perpetua.

¿Acaso se le puede perdonar a este asesino?

Se preguntaba el azabache al ver y acercarse, al albino de iris rojizos que lo miraba fijamente con una sonrisa cínica y como lo saboreaba, lamiendo sus labios..

Causando un poco de asco al azabache..

Ambos se miran fijamente..

Uno con deseo de matar y devorar su carne,

mientras que otro solo cumple con su rol y zafarse lo más rápido posible..

Hola a todos! 

Tuve que cambiarlo ya que me dieron ganas de reeditar el contenido :D 

XD

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