La conversación se alarhó bastante, pasamos casi dos horas en las que yo explicaba la situación y respondía a todas sus preguntas, dos horas en las que prácticamente recibí malas miradas por momentos y ojos tristes.

Me sorprendió que ninguno de nosotros recibiera una llamada para volver al trabajo en todo ese tiempo.

—Chicos, no sé qué más deciros para que dejéis de estar cabreados conmigo por algo que ni si quiera sé. — esas palabras al aparecer resultaron ser un detonante en sus miradas, la desconfianza y el rencor desapareció de la expresión de todos, a excepción de la de Jin.— Ya os he respondido a todas vuestras dudas, ¿podéis vosotros explicarme porqué estáis tan enfadados conmigo?

Se miraron entre ellos por segundos que se me hicieron eternos, parecía que se estaban comunicando, discutiendo entre ellos qué hacer a través de sus mirardas. Me di cuenta de lo unidos que estaban aquellos siete chicos. 

Me paralicé ante mi propio pensamiento, ¿siete chicos?, les conté mentalmente y eran seis, eran los seis mismos ángeles de la muerte que recordaba; no existía  ningún otro ángel de la muerte más en mi memoria. Fruncí el ceño por intentar recordar, tal vez algo se me estaba escapando y no era consciente de ello. 

Pero a más intentaba rebuscar en mi memoria, en esos recuerdos borrosos, más difícil me era concentrarme en  buscar el más mínimo indicio de un séptimo miembro de aquel grupo.

Un pequeño balanceo en mi hombro me sacó de mis pensamientos, TaeHyung me miraba con las cejas casi uniéndose en una expresión de preocupación.

—Mía, ¿estás bien?— asentí ante su pregunta llena de preocupación, por un segundo pensé en hablarles sobre ese pensamiento tan extraño, pero creí que dada la situación en la que me encontraba no sería la mejor idea. ¿Qué pensarían de mí si de repente soltaba aquello?

Seguramente nada bueno de mí; en ese momento podrían incluso estar sospechando que los creadores me habían mandado para conseguir algún tipo de información, o a saber qué otras ideas.

—Sí, no te preocupes.— respondí con una pequeña sonrisa, tampoco sabía muy bien si esa reacción por mi parte sería positiva para ellos. En ese punto realmente no sabía cómo demonios debía reaccionar, qué debía o no decir y hacer. Todo estaba resultando incómodo y difícil.

Con una respiración que hizo el amago de calmarme mentalmente ante la situación, centré mi mirada en el que mantenía la mirada más dura, seguramente había algo que le estaba impidiendo soltar ese suceso que le mantenía con rencor hacia mí y, por los recuerdos que poco a poco se agolpaban en mi memoria, sabía de sobra que no sólo fui amiga de aquellos chicos, sino que les tenía muchísimo cariño y aprecio.

Según los recuerdos de mi vida humana, ellos eran como hermanos.

—¿Porqué me miras a mí?— al parecer Jin no se sentía del todo cómodo con mis ojos sobre él, pero ya que por sí mismo no quería decirlo, tal vez sería buena idea forzarle de alguna manera a soltar toda esa rabia y rencor que tenía, incluso si iba dirigido hacia mí.—¿¡Qué quieres que diga, eh!?— alcé mis cejas, pues no tenía ningún recuerdo del Hyung de aquel grupo gritando ni perdiendo los estribos de esa forma.

—Sé que sientes rencor hacia mí, y no sé porqué. — mi voz fue suave. Sí, quería que hablara, que soltara aquello que le atormentaba, pero no ha costa de perder esa característica materna suya.— Así que he pensado que, si me ecplicas porqué me odias, podría entenderte y tú te liberarías un poco.

Los seis chicos volvieron a mirarse entre sí tras mis palabras, y tras unos suspiros, Jin por fin habló.

—Por tu culpa el menor de nuestros hermanos murió.— su ceño se frunció en una mueca de dolor, al igual que sus ojos se llenaron de lágrimas en pocos segundos.— El dio la vida por tí. Rompió todas las reglas y fue castigado con la muerte.— sus palabras me probocaron un dolor en el pecho que no logré entender, al igual que tampoco entendí la lágrima que escurrió por mi mejilla.—El acabó con la vida de tu padrastro por haber acabado con tu vida.— mis ojos recorrieron los rostros de los chicos y, a excepción de Nam Joon Y YoonGi, todos lloraban desconsolados.—¡JeonGguk murió por tu culpa!

Ese nombre vibró en mis oídos, con un susurro doloroso, mi pecho pareció encenderse en llamas bajo una presión agobiante y dolorosa, mi garganta se cerró y sentí como si el mundo fuera mucho más rápido, todo me daba vueltas y mi cabeza palpitó de dolor.

"No voy a soltarte, mi niña de ojos grises."

Una voz dulce y una imagen borrosa despertó dentro de mí, no era capaz de diferenciar rasgos, era sólo una mancha borrosa de pelo negro y orbes oscuros con una voz que me inspiraba confianza, que me hacía sentir segura y... amada, de alguna forma.

Mi vista cayó al suelo antes de darme cuenta, con lágrimas que rodaban por mi rostro por un mero nombre, por una voz y un recuerdo borroso.

—Lo siento...— susurré, con la voz rota y la mano en el pecho, intentando que ese dolor y presión desaparecieran.— No logro... recordarle, no logro recordar más que su voz y una imagen borrosa pero...— alcé la vista, viéndolo todo borroso por las lágrimas.— sé, de alguna forma, que JeonGguk era importante para mí también. Intentaré recordarle, quiero recordarle a él también.

En ese momento. 

Tras decir aquellas palabras.

Dejé de tener a aquellos seis chicos en frente, para tener unas vistas preciosas del mar de Busán que, de alguna forma, también me oprimieron el corazón.

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Hola mis personitas!

Aquí tenéis el capítulo nuevo!

Lamento la espera pero, como os he comentado en el aviso, la universidad ha sido una pesadilla de entregas y presentaciones que no me ha dejado respirar y, aunque aún tengo algunas entregas pendientes y un examen por hacer, ya tengo un poco de tiempo para dedicar a esto :D

También he estado con otra historia, que llevo ya un tiempo escribiendo y reescribiendo desde hace un año o así. Sé que debería centrarme en esta, pero bueno jeje, lo siento :(

Con poco más que decir, no os olvidéis de comentar lo que queráis y votar!

Feliz navidad a todos!!

Black.