POSEIDÓN

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Tranquilízate —dijo la hechicera.

—¿Qué? ¡Casi me mata!

—El espíritu de la sirena la estaba ayudando. Igual, lograste lo que te había pedido.

—La sirena llevó el suplicio de Julio, obligando a Marina correr para salvarlo —concluí.

—Exactamente. Aun así, lograste matarlo. No contaba con que la posada se derrumbara, pero bueno, fue algo extra. Ahora Marina se quedó sin su lugar seguro. Es hora de pasar a la otra parte del plan. Y ahora es cuando entro yo.

—¿Y en qué consiste?

—En una crisis nerviosa. Y un pueblo entero que se volverá contra ella. Ya sembraste el miedo en los despertados. Es hora de que las sombras hagan su trabajo.

—Perfecto. ¿Y después podré matarla?

—Todo a su tiempo, Poseidón. Todo a su tiempo...

Me dijo que volviera, que todavía estaba a tiempo porque no muchas personas estaban enteradas de la destrucción de la posada. Había tres patrulleros parados a metros de las ruinas, policías que mantenían alejados a los curiosos y otros juntando pruebas. Al lado de los patrulleros, había un camión de bomberos. Dos bomberos estaban sacando el cuerpo de Julio de los escombros. Varias personas lloraban, Marina era una de ellas. Mateo la consolaba.

No podía actuar en ese momento, tendría que esperar hasta que Marina se fuera; de otra manera, el hechizo no funcionaría. Su poder envolvía la escena del crimen. Además tenía que esperar que la magia de la esposa de Julio se disipara. Eso no tardaría mucho, porque ya no tenía razón por la cual quedarse en este mundo. Su presencia se estaba debilitando y en un rato desaparecería de este mundo.

Me senté en la tierra y dejé que toda la angustia, tristeza y desolación de las personas llenaran mi alma.

Era casi el amanecer cuando Marina se retiró del lugar. Me puse de pie y sentí que me crujían las rodillas. Tenía que recuperar mi poder cuanto antes. Este cuerpo humano se estaba poniendo viejo. Saqué del bolsillo la bolsita que la hechicera me había dado. Me dijo que tendría que enterrarla y pronunciar unas palabras. Su magia se encargaría del resto.

Luego de enterrarla, me puse de pie arriba del pozo y pronuncié las palabras que me había indicado:

Que sean aislados de sus mentes,

los recuerdos indicados por mi mente

Llamo al poder de la naturaleza junto al poder de las tinieblas para manifestar el cofre eterno, y encerrar los recuerdos del pasado en el rincón indicado

Sentí un escalofrío en la boca del estómago, que fue subiendo hasta la altura de mis pulmones para luego dispersarse hacia mis manos. Era como si bloques de hielo me las hubieran envuelto. Estuve a punto de gritar, pero me detuve. La hechicera no me había hablado de lo que iba a sentir, pero tenía que seguir adelante con el hechizo.

Extendí los brazos hacia delante y abrí las manos. Me dolió cuando las expandí, pero el alivio llegó cuando la magia negra fue saliendo. Una nube oscura se cernió sobre la posada. Lentamente se fue extendiendo sobre todo el pueblo. Me puse un amuleto para que su magia no me afectara.

Un fuerte viento comenzó a azotar al pueblo. Me quede en el lugar como me había indicado porque yo era la fuente de energía que era utilizada por el hechizo. Yo no podía utilizar mi poder, pero actuaba como un generador, dando fuerza a la magia oscura.

Nosestábamos acercando hacia el final. Muy pronto lograríamos la venganza queveníamos anhelando desde hacía tiempo.    

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