Gammas.

Los gammas son seres extremadamente extraños de encontrar, al ser naturalmente enfermizos y débiles, era casi nula la probabilidad de pasar de los dieciocho años; los pocos que existían ni siquiera llegaban a llegar a la adolescencia, y si lo lograban, su naturaleza se encargaba propiamente de ello al pasar los veintidós años, pero, ¿cómo? Pues es fácil, simplemente comenzabas a enfermar paulatinamente antes de llegar a la edad dicha, hasta que tu cuerpo no aguantara y llegara la muerte. Los gammas más fuertes lograban pasar una semana entera hasta morir, otros lo duraban ni los dos días. Demasiado cruel.

Park Jimin era el único gamma del estado qué se sabía de su existencia y el único en la historia del país al haber llegado a sus veintiún años. Por esa razón, sus padres trataban exhaustivamente de hacer entrar en razón al inusual gamma, quien se rehusaba a llevar a cabo la única forma en la que podía sobrevivir antes de llegar a los veintidós años: lograr que un alfa le marcara. Sin embargo, no era tan fácil cuando vivías en un mundo en el que ser un gamma era una atrocidad, algo que iba en contra de la naturaleza. Ningún alfa por muy enamorado que estuviera, se atrevería a marcarlo.

Jimin tenía exactamente seis meses antes de cumplir sus veintidós años, de no ser marcado por un alfa en ese tiempo, moriría antes de siquiera pensar en otra opción. Pero el gamma tampoco tenía planes de evitar lo inesperado, no quería ser marcado por obligación o por lastima, prefería morir antes de que sucediera y nadie lo haría cambiar de opinión... ¿O sí?