CAPÍTULO 1

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Hola!🌹Ay... Los capítulos de esta historia llevan tanto tiempo en borrador, que me causa muchísima ilusión por fin empezar a publicarlos.

A ti personita que me lee, muchas gracias por estar aquí💖🙏. Te estaré eternamente agradecida por darle una oportunidad a esta historia...





EZRA

Las gotas de agua corrían por mi rostro y mi cuerpo mientras terminaba de enjuagar el shampoo de mi cabello. Era un momento de relajo para sobrellevar la clase que vendría a continuación. El primer día siempre era el más difícil.

No importaba qué edad tuviera, siempre me generaba una gran ansiedad. Y aunque no era mi primer año en la Universidad y ya tenía veinte años, la sensación de pánico era la misma que experimentaba cuando me iban a dejar al jardín infantil y me quedaba llorando, rogándole a mi madre que no me dejara en aquel sitio.

Supongo hay cosas que no puedo cambiar.

Pero una buena manera que encontré de aliviar esa ansiedad fue por medio del deporte. Así que ya se volvió una costumbre para mí, que cada vez que comienza un nuevo semestre académico, me paso el primer día en el gimnasio de la Universidad. Hago una fuerte rutina que me deje agotado y luego, me relajo tomándome una larga ducha.

Cierro la llave del agua, envuelvo una toalla a mi cintura y salgo por mis cosas.

En ese instante, escucho un gran alboroto que viene desde fuera y antes de que pueda ver quien es la persona que tiene la osadía de entrar corriendo al vestuario de hombres, sé con toda certeza de quién se trata.

Naomi Cranham está frente a mí, conteniendo una gran carcajada y escucho como unos pasos no tan lejanos se aproximan cada vez con mayor intensidad.

—¿Qué hiciste ahora? —Ambos nos reímos, una risa suave y moderada porque sabemos que se ha metido en un gran lío nuevamente.

—¡Cúbreme! —dice mientras se mete a uno de los baños, cierra la puerta y puedo suponer se sube sobre el inodoro para que no se vean sus zapatos desde afuera.

Naomi Cranham es mi mejor amiga desde hace muchos años. Fue automático, instantáneo. Ella siempre dijo que se debía a que éramos espíritus afines. En su momento, no lo entendí, sigo sin entenderlo por completo, pero era verdad. Teníamos una profunda conexión, que nunca he confundido con amor, aunque eso nadie pueda creerlo.

Es que con tan solo ver a Naomi terminarías enamorado de ella, o al menos, eso es lo que muchas veces escuché por los pasillos. Naomi es hermosa, tiene unos grandes ojos azules, labios gruesos, sonrisa perfecta, y un cabello brillante y sedoso que ha pasado por todos los colores. Pero que actualmente, es marrón y tiene unas extensiones de glitter en tonalidades plateadas, que pese a que todos le dicen que hace años ya pasó de moda, ella insiste en mantener.

Años atrás, todos los elogios eran a su hermoso rostro. Actualmente, los comentarios suelen dirigirse a su cuerpo, a su pequeña cintura y sus grandes curvas. Pero lo que hacía a Naomi maravillosa, era la manera en que veía las cosas, y su gran amor por la vida. Nunca he conocido a alguien que ame más la vida que ella, como si no quisiera desperdiciar ni un segundo, como si sintiera que el tiempo se le escapa de las manos y que en cualquier momento podría desvanecerse.

Me preparo mentalmente para fingir una gran actuación, cuando veo que entran Wes y sus amigos.

—¿Dónde escondiste a tu amiguita, la zorra? —pregunta Wes mientras él y su grupo me rodean.

—No es ninguna zorra —respondo aguantando las ganas de golpearlo. Sé que un paso en falso y terminaré muerto, son cinco contra uno—. Y no está aquí.

—Mis amigos y yo no estamos de acuerdo —dice mientras comienzan a caminar en círculo rodeándome como si fueran buitres girando sobre su presa—. es una maldita zorra. ¿Sabes qué hizo ahora? —me pregunta y puedo imaginar de qué se debe tratar todo esto. Hace una semana Wes y sus amigos hicieron una lista de las mujeres que tenían "el mejor trasero".

Esa lista la subieron a todas las redes sociales, a Naomi la habían puesto en el primer lugar. Escuché como decía que se iba a vengar, pero omitió los detalles.

—No tengo la menor idea —respondo y estoy diciendo la verdad.

—No se le ocurrió nada mejor, que hacer una lista de quienes lo tenían más pequeño y adivina qué nombres escribió —agrega con irritación. Sé que debe haber puesto sus nombres sino no estarían tan indignados—. Quizás tú no lo entenderías, siempre andas con tu grupito de amigas, sabemos de tus preferencias, pero a nosotros nos afecta la reputación con las chicas.

Qué tipos más asquerosos. Pese a que sé que se trata de una manada de imbéciles sus palabras me persiguen y atormentan. «Sabemos de tus preferencias». Sin embargo, no muerdo el anzuelo.

—¿No dirás nada? —insiste Wes— Veo que entonces, ya lo tienes más que asumido. Muchachos —dice dirigiéndose a los otros— será mejor que salgamos de aquí o Ezra podría tener una erección.

—¿De qué se preocupan tanto? —digo volviendo al punto por el cual entraron—. Todos saben que Naomi jamás se acostaría con ustedes, y que por ende, no tiene cómo saber el tamaño de sus preciados miembros.

Error, error. Acabas de dar ese paso en falso. Mordiste el anzuelo. Me recrimino. Cuento con la suerte de que uno de ellos le avisa a Wes que ya deben largarse a clases, y me dejan ahí no sin antes advertirme que esto no se quedará así y que cuando vean a Naomi la harán pagar.

—Gracias —dice Naomi saliendo del baño.

—Así que una lista...

—Necesitaban una lección —dice con determinación— a nadie le gusta que hablen de su cuerpo y pareciera ser que la única forma de que entiendan lo que se siente, es que les hagan lo mismo. —Baja la cabeza—. Intenté primero hacer lo correcto...

Imaginaba a qué se refería. Primero acudió a las personas correspondientes y no quisieron escucharla, no iba a ahondar en eso porque sabía que la deprimía.

—Tú lección les hirió directo el ego.

—Lo sé —dice acomodándose el cabello y su ropa—. No es mi problema que basen su orgullo en eso —agrega y hace una mueca de asco.


Termina mi siguiente clase que se hace eterna y tediosa. Me queda solo una más por el día, pero es en una hora más por lo cual debo hacer tiempo y mis horarios no coinciden con mis amigas. Estudiamos en la misma Universidad, aunque distintas carreras. Naomi y Dakota estudian teatro, mientras que Holly yo estudiamos arquitectura. (Sin embargo, Holly acaba de ingresar a la carrera, por lo cual claramente no tenemos materias en común). Holly es mi hermana. Soy el mayor de tres hermanos, Holly es la hermana del medio y Oliver el menor. Muchos consideran extraño que forme parte de mi grupo de amigos, pero la verdad es que dónde esté yo, también estará Holly. Así ha sido toda la vida, y como solo tenemos dos años de diferencia, siempre fue fácil que coincidiéramos.

Me voy directo a la biblioteca para intentar hacer algo de tiempo. Sin embargo, no puedo quitarme de la cabeza las palabras de Wes. Sé que todos siempre han visto con malos ojos, que sea el único hombre en un grupo de mujeres. Pero vamos... eso no tiene que significar que sea gay, ¿cierto? Una cosa no implica la otra. No obstante, me siento como un adolescente en plena crisis existencial y dado que estoy en un momento de ociosidad hago justamente lo que no tendría que hacer. Como un niño estúpido tomo el teléfono y escribo en el buscador de Google «Cómo saber si soy gay».

Estoy solo y aburrido, solamente se trata de eso. Nadie sabrá lo que estoy leyendo, únicamente el historial de mi teléfono. A un lado mío hay un puesto vacío y al otro hay una muchacha demasiado concentrada en leer Cinder, de las crónicas lunares. Regreso a lo mío, pero no alcanzo a presionar ni uno solo de los links porque una voz me desconcentra por completo.

—Disculpa, ¿puedo tomar esa silla?

La interrupción altera mis sentidos, me hace perder el agarre de mi teléfono y este se cae al suelo.

—Sí, no hay problema —respondo rápidamente y me agacho para recoger mi celular. Sin embargo, me gana el muchacho que está frente a mí.

—Lo siento —agarra mi teléfono y noto como sus ojos se quedan fijos en la pantalla que sé que no está bloqueada.

Se ve francamente divertido con lo que acaba de leer.

Extiende su mano con mi teléfono y lo agarro, no sin antes sentir que nuestros dedos se rozan sutilmente. En ese momento me percato de su aspecto; cabello ondulado y ojos cafés.

No sé cuántos segundos han pasado, solo sé que no debería seguir observándolo. Suelto un «gracias» bastante frío y cortante, pero sigue ahí sin moverse ni tomar la silla que preguntó si podía llevarse.

Un escalofrío recorre mi espalda cuando siento que está detrás mío y desciende su cabeza a la altura de mi oído.

—Yo puedo ayudarte a saber la respuesta —susurra con sus labios casi rozando el lóbulo de mi oreja.

Me quedo completamente paralizado, sin saber qué decir ni qué hacer. La situación me toma completamente desprevenido. Los nervios se apoderan de mí, y antes que pueda responderle solamente escucho que suelta una risa, toma la silla y desaparece de mi vista.

¿Quién eres?


El incidente que pasó en la biblioteca me persigue durante mi última clase, por lo cual no pude concentrarme ni un maldito segundo. Suspiro de alivio cuando por fin, termina de hablar el profesor y sé que con esto se finaliza la jornada y ya puedo regresar a casa. Fuera del campus me están esperando Naomi, Dakota y Holly.

—Tengo algo que decirles —empieza Holly, mi hermana.

Pese a que somos hermanos no nos parecemos en nada físicamente. A mí me persigue la desgracia de mi familia, nací con el cabello pelirrojo. Mi padre, Oliver y yo somos pelirrojos. Nunca me ha gustado, siento que me hace resaltar a cualquier lugar que llegue. Mientras que Holly tiene un perfecto cabello oscuro, herencia de mi madre.

—Cuenta, cuenta —La incita Naomi.

—Estoy saliendo con alguien.

Y sé que con eso estalló una bomba.

—¿Cómo que estás saliendo con alguien? —regaña Dakota.

—Te lo tenías calladito, hermana —digo jugando.

—¿Y qué pasa con mi aprobación? —pregunta Naomi.

—Sí eso mismo —insiste Dakota— Naomi siempre tiene buen radar para identificar a las lacras.

Naomi se queda un paso atrás, porque empieza a fingir como si estuviese sufriendo de un ataque de asma o algo por el estilo.

—Holly, no puedo creer que me haya perdido esto —dice en forma dramática Naomi— dime, ¿Cuánto llevan? ¿vas a casarte? ¿puedo ser la madrina de sus hijos?

—No, Naomi —interviene Dakota— recuerda que primero debe pasar por el visto bueno. No te adelantes tanto.

Me contagio con el entusiasmo de Naomi y pese a que noto a Holly tensa e inquieta digo:

—Yo sería el tío exitoso y atractivo.

—Eso es cierto —dice Naomi moviendo un codo en señal de complicidad.

—No me han dejado ni hablar —se queja Holly.

—Es que nos tomó completamente por sorpresa —se disculpa Naomi.

—En defensa de ella, soy su hermano y no tenía idea de esto.

—Dah, eso es obvio —interviene Dakota— uno nunca le cuenta primero a su hermano las cosas importantes.

—Yo sí —contesta Naomi.

—Con tu hermano es diferente —se corrige Dakota—. Mike es como un hombre escrito por una mujer.

—Lo entrené bien —alardea Naomi.

—¿Puedo hablar?

Holly se ve molesta, se irrita con facilidad porque es algo distinta a nosotros. Naomi es una avalancha de entusiasmo, Dakota se parece bastante a Naomi en cuanto a lo explosiva. La diferencia radica en que siempre su humor suele estar cargado de un aura media oscura. Recuerdo que años atrás, Naomi nos obligó a que fuéramos al cine a ver intensamente. Yo me pasé toda la película burlándome que Naomi era alegría y Dakota era desagrado. Sigo pensando que no estaba tan alejado de la realidad, ambas son intensas. Por eso nunca entenderé por qué Naomi insiste en que yo soy su espíritu afín y no Dakota. (Lo cual, por cierto que ha sido objeto de muchas peleas entre Dakota y Naomi).

Yo podría parecer el punto medio, pero no es cierto. Comparto el sentido del humor de Naomi y Dakota, solamente que no cuento con la creatividad para tener tantas ocurrencias. Holly, pese a ser menor que nosotros es más seria, más centrada y práctica. Hoy es su primer día como universitaria y se ve igual como cualquier otro día, ningún rastro de emoción o de nerviosismo.

—Somos todo oídos, hermana.

Ella suspira.

—Por esto no había dicho nada antes. Solamente lo espantarían.

Está bien. Estoy seguro de que todos nos sentimos profundamente ofendidos.

—Hoy día lo llevaré a la casa —continúa— lo presentaré a nuestros padres —me observa fijamente—. Espero puedan llevarse bien.

Veo a Naomi y a Dakota a punto de abrir la bocota, pero yo les gano.

—Y creo que mañana tendrás que presentarlo a las chicas, porque si no se volverán locas.

Ella asiente y Naomi y Dakota gritan de euforia.

⋆⋆⋆



La tarde cayó rápidamente y desde mi habitación puedo oler la deliciosa cena que espera abajo. Mientras me cambio de ropa a lo primero que encuentro, veo que me llega un whatsapp de Naomi: «Dame un adelanto de cómo es». Claro, por supuesto que no se aguantaría a mañana.

La verdad es que no me entusiasma demasiado la vida amorosa de mi hermana, es decir, no me produce la tremenda curiosidad que invade a Naomi y a Dakota, pero me gusta seguirles el juego. Respondo que llegará a las 20:00 p.m. y que apenas lo conozca le daré mis primeras impresiones.

Comienza a sonar el timbre y nadie va a atender la puerta. Holly me grita que yo vaya a abrir porque aún está terminando de arreglarse. Así que voy a la entrada y giro la manilla de la puerta.

En ese momento, me olvido absolutamente de todo. De por qué estoy abriendo la puerta, de quién se supone que estamos esperando, porque frente a mí se encuentra el muchacho de la biblioteca. Me quedo inmóvil sin invitarlo a entrar, ni dirigirle ni una sola palabra.

—¿Me dejarás pasar? —pregunta con una sonrisa en su rostro.

—¿Qué haces aquí? —Es lo único que consigo responder.

¿Me estaba siguiendo? ¿Debería denunciarlo por acoso?

Luego, recuerdo que estamos esperando al novio de mi hermana, y comienzo a sudar al solamente hacerme la idea de que el muchacho que está saliendo con ella, es el mismo de la biblioteca. No puede ser.

Él curva hacia arriba la comisura de su boca y lleva una mano a su cabello.

—Verás, soy el novio de Holly. Me invitó a cenar con su familia, ¿y tú eres...?

—Su hermano —respondo y no sé cómo salen las palabras de mi boca.

Extiende su mano.

—Un gusto, me llamo Fox.

Su expresión me dice que no tiene ninguna intención de decir algo respecto a lo que pasó en la biblioteca. Solamente parece divertirle este juego del destino. Me relajo y siento que puedo actuar con mayor naturalidad.

—¿Cómo el antiguo canal? —bromeo.

—Un nombre peculiar para una persona difícil de olvidar —Menudo egocéntrico— ¿y tú cómo te llamas?

—Ezra.

—Ezra —repite como si estuviera saboreando el nombre en su boca—. Entonces... ¿me dejarás entrar a tu casa, Ezra?

—Sí, adelante. —Como si tuviera elección.

No sé si mi imaginación está jugando conmigo, pero me da la leve impresión que Fox se toma todo el tiempo del mundo para entrar a la casa, y que intencionalmente hace rozar nuestros hombros al pasar. De pronto, siento como si hubiera dejado entrar al diablo a mi casa y solo puedo castigarme por tener pensamientos tan ridículos. Solo es el novio de mi hermana, no le interesaría delatarme frente a mi familia. Tampoco estaba haciendo nada malo, no hay nada que temer.

Quizás ni me reconoció. Me repito aunque sé que es un pensamiento tonto e ingenuo.

Veo mi teléfono y miro una corrida de mensajes de Naomi preguntándome si ya llegó, que cómo es. Y por primera vez en la vida, no me apresuro en responderle a Naomi, porque observo cómo Fox saluda a mis padres, toma asiento en mi living, y cuando se percata que lo estoy observando me guiña un ojo.

Sabe totalmente quien soy. «Yo puedo ayudarte a saber la respuesta» recuerdo las palabras que me dijo solo un par de horas atrás.

Fox era problemas, y yo siempre he sido un imán para los problemas.

Debía mantenerme lejos de él.

•*☆*☆*☆*☆*☆*☆*☆*☆*☆•

Ezra Barratt.
Créditos: ValeGemina 🧡✨




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro