CAPÍTULO 22

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

⚠️Este capítulo contiene escenas +18.



EZRA

Él.

La única persona que me ha hecho sentir de esta manera, quien me ayudó a enfrentarme a mí mismo, a mis miedos, a aquello que prefería mantener resguardado por temor a mis padres.

Ya nada importa.

Nunca estuvo con Holly, no era real.

El amor que sentimos el uno por el otro es real.

Lo nuestro es real.

Me siento algo patético, de todas esas circunstancias en que temí ser descubierto, pensando en que mi hermana reaccionaría mal al enterarse de la verdad... aunque pensándolo bien, pese a que ellos no están juntos realmente, ella tiene sentimientos por él. Si hubiéramos sido descubiertos... Fox... habría sido expuesto. Y aun así, le fue indiferente esa amenaza... aun así, apostó por lo que pasaba entre nosotros. A pesar de la necedad que me guiaba en un inicio, de no querer asumir quién era, de la indecisión, del nerviosismo. Siempre apostó a lo nuestro, arriesgándose a sufrir las consecuencias por ello. Sea lo que sea que ocurra, tengo la certeza de que Holly lo tiene amenazado al tener conocimiento del crimen que cometió, el caso con el que lo ayudó mi padre.

«Holly, el amor no se fuerza. Y aunque te duela, me enamoré de Fox, y él se enamoró de mí».

Las prendas de ropa caen al suelo, en tanto nuestros labios son incapaces de separarse, como si fueran dos imanes condenados a estar juntos. Desciende con lentitud, besando mi cuello, mordiendo con suavidad. Y aunque ya no debería reaccionar de esta manera, las expectativas ante hacerlo por primera vez con un hombre... con la persona que amo, me llena de inseguridades. Mi cuerpo tiembla ante el miedo de no ser suficiente, y busco refugio cerrando mis ojos, concentrándome solamente en la sensación, en sus caricias y el roce de sus labios por mi torso. Aunque mantengo los ojos cerrados, sé que Fox se ha dado cuenta de mis nervios, en cómo tiembla mi mano, ya que sus dedos se entrelazan con los míos. No debería generarme inquietud, no es nuestro primer acercamiento. Ya hemos estado juntos, mas sé que esta noche... nos entregaremos por completo, y me da miedo, porque se siente diferente, ese fuego que siempre ha existido entre nosotros está, pero también percibo... amor, demasiado amor. Y para alguien que pasó años sintiéndose sin vida, escondiéndose, y siendo dominado únicamente por los deseos de sus padres, ajeno al amor real por negarse a lo inevitable.... significa tanto...

De pronto, las caricias en mi mano se detienen, y todo se vuelve demasiado silencioso, temo haber cometido un error.

—¿Fox? —pregunto, mis ojos entreabriéndose—. ¿Fox... qué ocurre?

Sus ojos cafés suspendidos en la pulsera que adorna mi muñeca. Por instinto, me arrodillo, ambos quedando en aquella posición en el suelo.

—¿Fox qué pasa?

—¿Por qué... la traes puesta? —pregunta, su voz tan débil me provoca escalofríos.

No comprendo el repentino cambio de humor.

¿Hice algo mal?

—¿Qué? ¿Esto? —Toco el dije de estrella— ¿En serio quieres escuchar esa historia ahora? —suelto una risa nerviosa, mas su actuar tan... conmocionado pareciera pedirme que hable, así que decido hacerlo—: Yo... me aferro a momentos felices cuando me siento mal... para mí, es muy importante... este recuerdo. —Acaricio la estrella con mi otra mano—. Era niño... estábamos en vacaciones de verano... —muerdo mi labio inferior— debió ser el verano más caluroso en prakintown... solía recostarme en el pasto, dejando que el sol bañara mi rostro, y yo cerraba los ojos y soñaba... en ese entonces, —confieso— deseaba tanto que Holly me quisiera, creo que no me habría importado tanto tener unos padres ausentes, si Holly hubiera estado ahí... yo la quise desde el primer día, y un periodo corto de tiempo creo que logró quererme, pero fue tan breve que pareciera haberse perdido en nuestras memorias. —Lágrimas corren por mi rostro—. Yo no quería entenderlo, peleé por su amor lo más que pude —admito— y ese día, fuimos con mi padre y Holly a la casa que en ese entonces, tenía mi familia con acceso a la playa. Yo sabía que mi padre no querría acompañarme a ver el mar... debía avanzar con trabajo pendiente en la computadora. Así que le insistí a Holly... y ella me miró con desdén —digo con suavidad— como siempre lo ha hecho. Me sentía frustrado, y corrí.... corrí dejándome llevar por esa tristeza, en tanto, me envolvían las risas de los niños que jugaban a lo lejos. Seguí sus voces, como si de esa forma pudiera ser parte de ellos, y sentir... que había algo más... que algún día todo ese vacío en mi corazón no estaría. Pero... cuando estaba por llegar escuché gritos... de otro sector de la playa...

Fox apoya su frente en mi hombro.

—Eran gritos de ayuda de un niño... —continúo— se estaba ahogando en el mar... Toda mi vida me consideré a mí mismo un inútil, alguien débil... pero ese día.... debe tratarse de la única vez que actúe como Naomi lo habría hecho —se me corta la voz— corrí con toda mi fuerza a salvarle la vida. Lo arrastré a la arena... y dejé a un lado todo mi nerviosismo... presioné su pecho una y otra vez... esperando que reaccionara... y casi... junté mi boca con la suya... No lo hice —aclaro inmediatamente, sintiendo su respiración irregular sobre mi hombro—. No sabría explicarlo, Fox, fue un recuerdo que atesoro en mi corazón. Él me entregó esta pulsera, y la conservé desde entonces, hubo una conexión, creo... pero no te vayas a poner celoso ah, zorro celoso y demandante, nunca te habías quedado tan silencioso.

Mi sonrisa se borra con lentitud, al sentir el rastro de humedad en mi hombro.

—Fox... ¿estás...?

—Ezra.... —Levanta su rostro, de sus ojos cafés corren pequeñas lágrimas—. ¿Qué haré contigo...?

—No entiendo... ¿dije algo malo?

—¿Tanto he cambiado que no eres capaz de reconocerme?

El tiempo pareciera detenerse, se congela en el mismo instante en que pronuncia aquellas palabras.

—¿O tan corriente soy, que no serías capaz de recordar mi rostro? ¿Crees que mi insistencia se debía únicamente a que soy un maldito pervertido? ¿eso creías? —Se limpia las lágrimas—. Yo te reconocí desde el primer momento en que te vi. Maldita sea, Ezra. Toda la vida, me he dicho a mí mismo que soy una persona que no llora, y mira, he llorado dos veces por ti esta noche. Por lo difícil que ha sido enamorarme de ti, y créeme que no es nada fácil que diga estas cosas. Soy el tipo de persona que se burlaba de esas cursilerías, no me agradaban, siempre sonaban tan falsas en los demás. Y aquí estoy diciéndolas —ríe— contigo siempre todo es tan diferente, y... si debía cometer ese acto del cual... no me siento nada orgulloso, con tal de que se dieran las circunstancias para conocerte... entonces creo que no me arrepiento de nada, de seguro eso dice demasiado de mí, soy un asco de persona, Ezra, soy un maldito egoísta.

—Yo... qué.... no... Fox... no sé qué decir... —La humedad en mis ojos haciéndose presente.

—Recuerda. —Acaricia mis dedos— ¿No recuerdas la conversación que tuvimos en el departamento de Naomi?

Y entonces aquella conversación vuelve a hacerse presente, aquella vez en que se vio confundido cuando le recriminé la osadía que venía usando conmigo desde el día en que nos habíamos conocido en la biblioteca, y él se mostró desconcertado. En ese entonces, pensé cómo podría haber olvidado con tanta facilidad ese día... pero no era que lo había olvidado, sino que... esa no era la primera vez que nos habíamos visto.

—Basta, Fox... no digas esas cosas. ¿Qué... qué intentas hacer? ¿Ya no ha sido suficiente?

—¿Suficiente? No, ni un poco, nunca podría tener suficiente.

—Mira... llevas haciendo esto desde el día en que nos conocimos —Su frente se arrugó como si mi comentario, lo confundiera—. Ese día en la biblioteca...

—Ah... sí, cierto, nos conocimos ese día en la biblioteca. —Su mirada se desvió hacia la derecha.

—¿Qué pasa?

—¿Qué podría pasar?

—Parecías dud...

—Nada —me interrumpió— ¿Qué hacemos aquí? Ah, ya sé —Aproximó sus manos a mi rostro.

Luego, recuerdo aquella noche lluviosa en que declaré mis sentimientos. Cuando por fin decidí aceptarme por quien soy, y me atreví a.... romper el vínculo con mi hermana, después de aquellas dolorosas palabras que me dedicó, reconociendo que yo le daba asco, y que su vida sería más fácil si yo no existiera, "Ojalá te murieras" me había dicho. La aflicción me llevó a su lado, siendo la primera vez que me quitaba la venda de los ojos, admitiendo todo lo que sentía por Fox.

—Esperé mucho tiempo por ti —murmuró en mi oído.

—Vamos, tampoco fue tanto tiempo —solté una risa nerviosa.

—No me importa si se trató de una mala jugada del destino. —Siguió hablando, ignorando mis palabras—. Porque encontrarte me hizo sentir vivo otra vez.

—¿Es un intento de ser cursi? porque no te queda...

—No, Ezra. —Pasó una mano por su cabello—. ¿Realmente tú...?

—¿Qué?

—Nada —sonrió con dulzura, marcándosele un hoyuelo—. Ay, Ezra. ¿Qué haré contigo?

Lágrimas caen por mi rostro, en tanto los recuerdos siguen haciéndose presentes, dándole sentido a todo lo que no entendí en su momento. La borrachera de Fox, después de la fiesta en el apartamento de Naomi, cuando tuve la intención de sacarle información estando ebrio.

Él abrió la puerta del vehículo como si fuera a saltar, y frené abruptamente, con el corazón a mil por hora.

—Oye tonto, ¿Qué pasa contigo? —Mi corazón seguía acelerado—. ¿Qué? ¿Te pones suicida cuando tomas? —Lo miré con preocupación.

No quiero retcordar —balbuceó. Luego me observó fijamente, sus ojos estaban muy rojos—. Me gusta tu cabello lo reconocí inmdeaitamente.

—Siempre he sido yo —dice. La tristeza, viéndose reemplazada por la más genuina felicidad—. Eres un tonto, Ezra, eres un tonto.

—Siempre has sido tú... —digo asimilando las palabras— siempre...

Y entonces... me dejo caer sobre él, besando sus labios. Enrollando su suéter negro, subiéndolo con prisa.

—Siempre has sido tú —murmuro contra sus labios, todo volviéndose frenético.

—Siempre he sido yo —repite, quitándome la poca ropa que me queda.

Siento como si estuviera drogado de tanto amor. Asimilar que Fox es ese niño, el recuerdo del cual me aferré en tanta soledad, no puede mas que hacerme llegar a la locura.

Fox se levanta levemente, entiendo lo que quiere. Me incorporo junto con él. Y nos lleva a la cama, quedando él sobre mí, sus manos apoyadas a los lados.

—Te amo, Ezra.

—Te amo, zorro —respondo.

Él sonríe.

—¿Quieres hacerlo? —pregunta en un murmuro.

—Sí... más que nunca. —Cierro los ojos.

Cada momento importante de mi vida haciéndose presente. «Esa sensibilidad un día te condenará, Ezra. No es bien vista a ojos de los demás, debes esconderla, al igual que tu interior». Crecí creyendo en aquella premisa. Pero... ese día... ese día, algo se sintió diferente, como si pudiera ser yo mismo. Y comprendí, en sus ojos brillantes que me veían con admiración, que la indiferencia solo era el camino que forjaban mis padres, pero quizá algún día... algún día en un futuro habría esperanza para mí. «Sé paciente, Ezra, vive en simulación hasta el día que todo dé un giro. Un día todo cambiará».

—Espera... —dijo el niño de cabello ondulado, al escuchar los gritos que pronunciaban mi nombre «Ezra» «Ezra»—, ten. —Colocó alrededor de mi muñeca su pulsera—. para que recuerdes este día... gracias por salvarme la vida —una risa nerviosa. Nuestros ojos conectaron, quedaron suspendidos en los del otro. El tacto de su mano, causándome cosquillas. Tanta inocencia, en la manera en que la detenía sobre la mía, acto genuino que difería tanto de...

—¡Ezra! —seguía gritando mi padre una y otra vez. A lo lejos su silueta haciéndose presente, a su lado una mujer de cabello negro azabache, y rostro anguloso, su expresión preocupada, como si también buscara a alguien importante, pero yo no la conocía.

Y entonces... ese momento... en la casa de Fox... después de la culminación, y su adoración con las gotas de agua corriendo por nuestros cuerpos. El hambre haciéndose presente, arrastrándonos a la cocina, y el cuadro en el camino a ella, aquel retrato familiar. El extraño sentimiento que me embargó al detenerme en la mujer.

—¿Es tu madre? —le pregunté a Fox señalándola.

—Lo es —respondió con voz seca— ¿por qué?

—Nada... qué extraño, siento como si ya la hubiera visto antes.

—Mmh... Holly dijo lo mismo cuando le enseñé una fotografía.

Ya la había visto, de la mano de mi padre, mas cuando nos divisaron se soltaron, como si no fueran dos personas que se amaban la una a la otra. Era como si el viento que arrastraba la arena también arrasara con ellos, con su amor. Los brazos de mi padre me sacaron de ahí, perdiéndome de su vista, en tanto a él lo abrazaba su hermosa madre, y yo pensé que deseaba que algún día la mía me apreciara de aquella manera. Me sentí decaído al no contar con aquel afecto, pero la mirada de ese muchacho seguía en mi dirección y había ternura y fascinación en sus ojos. Algo en mi interior, reaccionó, algo dormido y que lentamente comenzó a acrecentarse, y que por más que se mantuviera camuflado se hacía latente en mi alma en pequeños latidos arrítmicos en disonancia con lo que debía ser, seguramente un día lloraría por ello.

—¿Ezra, estás bien? —pregunta Fox, aún suspendido en la indecisión.

—Yo no te salvé... —admito— Tú fuiste quien me salvó, tanto en el pasado, en el presente, y en un futuro, si aún podemos contar con uno en que estemos los dos juntos.

—No quiero un futuro dónde no esté contigo —contesta, y su boca baja, y sube, rodeándome.

Un gemido se escapa de mis labios.

—Oh...

Cierro mis ojos, dejándome llevar por el placer, por el amor. Fox Grimes me volvió loco desde el primer día, pero nunca podría haber imaginado toda la historia que circulaba detrás de nosotros. Aquellas palabras que nunca quisieron ser dichas, mas el destino forjó su camino, uniéndonos de las maneras más inapropiadas, desafortunadas, pero que pese a ello ahora se sienten correctas. Mi cuerpo tiembla, mi respiración se vuelve inestable. Todo lo demás ha dejado de importar, solo importamos nosotros.

La excitación marea, y todo el ambiente se vuelve caliente.

—Oh... mmh.... mmm.... —Mi mano se tensa, y Fox la captura, sus dedos acarician los míos y suben lentamente, hasta su pulsera. Y me pierdo, llegando al clímax, al éxtasis embriagador que siempre genera. Pero necesito más, lo necesito a él, y Fox lo comprende. Toma mis piernas, quedando sobre sus hombros, y cuando lo siento a él por completo, moviéndose con lentitud, dejando que me adapte, que no sea demasiado tortuoso, la incomodidad es lo primero que me abruma, pero él se encarga de que se vuelva ameno. Me besa, el meneo de sus caderas es pausado. No quiero separarme de él.

—¿Está bien así?

—Está... muy bien....

Él suelta una pequeña risa.

—Este debe ser el momento más feliz de mi vida... —suelta en un gemido.

—Y el mío también.

Y entonces se mueve más rápido.

—Sigue....

—Ezra...

—Sigue... —Cierro los ojos nuevamente, en tanto me dejo llevar por el movimiento, por lo enamorado que estoy.

Y entonces lo entiendo. Comprendo la diferencia entre hacer el amor, a solo tener sexo. Mi primera vez con Anastasia no fue así, cada vez que estuve con ella me angustiaba, algo en mi pecho me decía que no era correcto, que cometía un error. No debía ser con ella, mi corazón siempre sería de Fox Grimes, y él un día aparecía a reclamarlo, porque él era la persona que me robó el sueño, el único que sería capaz de despertarme. La persona que me había robado el aliento desde aquel día en la biblioteca, el niño con el cual sentí una conexión aquel día en la playa. Era el destino, no podía ser de otra manera, ambos estábamos destinados a estar juntos, y a asumir las consecuencias de aquello.

La noche que dormí con Naomi, que ahora se siente tan lejana, se hace presente. Su consuelo ante mi aflicción del por qué las cosas con Anastasia no habían funcionado. Sus brazos que me rodeaban buscando calmarme, asegurándome que todo estaría bien. Y yo lentamente me quedaba dormido, en tanto ella repetía una y otra vez esas palabras, secando mis lágrimas. Ella decía que el día que estuviera con alguien que amara, todo sería diferente, todo estaría bien. «Naomi, siempre tuviste la razón. Te adoro».

Fox acelera, robándome la respiración, y grito cuando acabamos perdidos en el amor que tiene el uno en el otro. Cae a un lado mío, y yo me apoyo en su hombro, besándonos una y otra vez con suavidad.


Descanso junto al zorro, en medio de las sábanas que nos envuelven. Observo su cabello rizado, sus ojos cafés que me encantan, su rostro, y su cuerpo tan perfecto.

Mi teléfono en el mueble junto a él vibra, y Fox lo toma, aunque su curiosidad le impide ignorar la notificación.

—¿Y este quién es? —Su tono de pronto, se ha tornado demasiado serio.

Arrugo el entrecejo, al no comprender a qué se refiere, pero cuando gira el celular lo entiendo. El muchacho al que le envié solicitud me dejó un mensaje.

—Alguien que fue muy simpático al comentar una de mis reseñas —sonrío, pero Fox se mantiene serio—. Creo que en verdad eres celoso, zorro. —Le arrebato mi teléfono.

—Nadie podría superar lo que nosotros tenemos. —Se cruza de brazos, su actuar me provoca un poco de risa.

—Claro que no. Además ni lo conozco, Fox.

—Así empieza todo —contesta, y sus ojos se desvían en sentido contrario al mío.

—Tonto. —Dejo el teléfono a un lado, y lo abrazo—. Yo te amo, la única manera en que podría haber terminado con alguien más es que hubieras roto tu promesa, que hubieras pasado esta noche con Holly, pero mi corazón siempre ha sido tuyo Fox, siempre.

Su ánimo pareciera decaer.

—Porque... ¿no lo hiciste, verdad? —Mi pulso se acelera ante la sola posibilidad— el motivo por el cual me llamaste tan alterado, y te veías tan descompuesto cuando bajé del automóvil, no fue porque lo hiciste ¿cierto? ¿no serías capaz?

—Aún dudas de mí. —Hay demasiada tristeza en su expresión, me siento culpable—. No, Ezra. Yo nunca podría tocar a Holly, estaba alterado porque tuvimos una fuerte discusión, y debería sentirme peor, debería recriminar mi actuar, pero estoy tan cansado... que ya no puedo... ¿eso me hará menos humano? —me pregunta, y algo dentro de mí, se quiebra.

—Yo te amo, sin importar lo que hiciste, y para mí, el hecho que te entristezcas tanto por el dolor que pudieras ocasionarle, pese a que no la amas, pese a que te tiene en una situación sin salida, me dice mucho de tu humanidad. Yo te amo —repito.

Fox se aproxima más a mi lado, sus piernas por sobre las mías.

—Te ves tan tranquilo que casi pareciera irreal —agrego.

Él suelta una risa suave.

—No creas que no vi tus llaves —dice, sorprendiéndome— acompañado de ese llavero del principito. Alguien pareciera haber domesticado a su zorro.

Río junto con él.

—Y así te vuelves único en mi mundo.

—Y tú en el mío —responde— te amo, Ezra.

Todo se siente demasiado bien.

Mi atención se desvía solo un segundo al reloj a un lado del velador: 22:00 hrs.

—Fox... —murmuro— respecto a lo que dijiste por teléfono... creo que no podría hacerlo. —Me duele pronunciar aquellas palabras, yo también deseo alcanzar esa libertad—. No puedo dejar a Oliver... yo no podría...

Su agarre se incrementa.

—No te preocupes... lo entiendo... ya veremos como salimos de esta situación. Te amo, no te preocupes.

—Yo a ti... —Acaricio sus manos—. Tú y Oliver son demasiado importantes en mi vida, son mi felicidad.

Él asiente algo dormido, su paz me calma, mas un ruido estremecedor del exterior logra perturbarme.

Sonó como un golpe, como si alguien se hubiera caído.

—¿Escuchaste eso? —pregunto, mi corazón se acelera.

—¿Mmm...?

—Un golpe...

—Debió ser un gato, no lo sé Ezra —responde en sueños.

Intento levantarme, pero él ataja mi brazo.

—Creo que alguien podría andar afuera.

—Ezra... —contesta con suavidad— es imposible que alguien llegue hasta aquí sin que nos demos cuenta —murmura— solo se puede llegar en vehículo, las luces nos advertirían —me calma— y sin acercar el automóvil serían varios metros caminando, y con ese camino lleno de tierra a estas horas... ¿Quién sería capaz? solo quédate conmigo.

Es cierto, mi psicosis, mi interior de sentir que en el fondo, estoy haciendo algo que podría ser considerado malo para algunas personas me traiciona. He tenido suerte, nadie se ha dado cuenta de toda la historia que hemos construido con Fox. Nadie podría tener sospechas de que estamos juntos en este momento, ni mucho menos podría llegar hasta acá.

—Debo estar algo paranoico —digo, acomodándome nuevamente en la cama.

Fox suelta una pequeña risa.

—Solo descansemos, ¿sí?

—Mañana me dirás toda la verdad... ¿no? —pregunto, observando su rostro tan en paz.

—Mañana te diré toda la verdad.

Y entonces pese a que no puede verme, sonrío, porque por fin todo pareciera marchar bien, porque aún conservo la esperanza de que ambos terminaremos juntos, que lo que sucede entre ambos no será solo una mera ilusión.





𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇






⋆⋆⋆

AQUÍ EL RECONOCIMIENTO, Y MI AGRADECIMIENTO A BELLAS PERSONITAS LAS QUIERO MUCHÍSIMOSUERTE ES ENCONTRAR PERSONAS COMO USTEDES😊🌠

EZRA Y FOX QUEDARON ENCANTADOS CON TANTO AMOR Y ARTE💙🦊🧡

✰El hermoso video del capítulo fue hecho por Natt1722

✰Los preciosos dibujos de Foxra que vienen a continuación fueron hechos por ValeGemina



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro