Capítulo VIII: Dime que no

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Alba

Al día siguiente
8:30am

El nuevo día me recibe con un cálido y brillante sol.
Mis ojos poco a poco se comienzan a abrir para comenzar lo que sería otro día más de promoción de mi disco.

Volteo mi rostro hacia mi izquierda para ver a ese chico que anoche me ha hecho sentir muchas cosas a la vez, sus ojos poco a poco se abren brillando con la luz que cada vez se hace más fuerte; Él abre sus ojos por completo, al mirarme me regala una irresistible sonrisa, sus labios se preparan para saludarme.

—Buenos días, mi reina—me dice con una voz más gruesa que de costumbre para después darme un breve beso en la mejilla que disfruto con mimo.

—Aún no puedo creer que esté aquí despertando contigo—volteo mi mirada cayendo en cuenta del gravísimo error que acabo de cometer.

—Aún no asimilo lo de anoche—responde con una risa que te confunde entre la verdad y el sarcasmo.

—¡Joder! esta es una de las decisiones más estúpidas que he tomado en lo que va del año—me levanto rápidamente de la cama y tomo mi ropa que está en el suelo—, estamos en un lío muy grave, Marc.

—Nadie nos ha visto, esto no tiene nada de malo—se levanta también y se pone un pantalón que está doblado en la mesa de noche.

—¿Tienes pruebas para asegurarlo?

—El pasillo estaba a solas, no tiene sentido que hubiera paparazis cerca cuando no saben ni siquiera en qué hotel nos estamos hospedando—camina hasta el armario y toma una camisa de allí. Parece tan tranquilo mientras yo me siento en pánico porque esto salga a la luz.

—No...es que no lo puedo creer—lo miro preocupación al verlo tan relajado ante una situación así—, odio lo relajado que te sientes, pero al ser hombre tienes el privilegio de no ser tan juzgado por la prensa como a mí.

—Tienes razón, a veces la sociedad quiere la imagen de "mujer perfecta" cuando a nosotros los hombres nos alaban incluso cuando tenemos una actitud de mierda.

—Jamás creí que pensaras así.

—Reconozco que hasta hace poco tiempo era el típico tío que estaba con una mujer y luego la dejaba por otra. Creo que el regreso a España me hizo reflexionar sobre la vida tan loca que estaba llevando, supongo que la falta de una adolescencia "normal" me hizo tratar de llenar esos vacíos.—reflexiona en voz alta.

—Se puso sentimental esta conversación, pero ahora lo importante es pensar en una buen escusa para esto—digo cambiando de nuevo al tema inicial.

—Esto es más fácil de lo que crees.

—Para ti es fácil—me visto de forma rápida para irme lo más rápido posible a arreglarme.

—Simplemente decimos que nos amamos y que somos una pareja maravillosa para tiempo después decir que lo "nuestro" no funcionó.

—No puedo fingir una relación contigo, no pegamos ni con cola, somos agua y aceite—desecho su idea al ver lo difícil que sería ser una pareja falsa.

—Sabes, opino todo lo contrario a lo que dices—me pasa mi colgante de girasol que anoche se había caído al piso—.El amor platónico de todas las chicas junto con el amor platónico de todos los chicos, nada podría salir mal, somos tan buenos actuando que todo parecerá verdadero.

—Tengo la actuación bastante olvidada, Marc—me hago una coleta y camino hasta la puerta.

—Siento que tenemos mucha química—guiña el ojo para molestarme una vez más.

—Sólo te pido que olvides lo de anoche, nada más, Marc. Esto nunca ocurrió.—salgo hasta la puerta de mi habitación.

—Eso es casi imposible mi reina—se despide a lo lejos, sonriéndome.

Entro a mi habitación para arreglarme para la firma de discos.

Las cosas entre los dos han cambiado mucho, antes lo odiaba a más no poder, ahora odio el hecho de amarlo cuando creo que para él es sólo un juego; Entre más pienso en él, más caigo en la tentación de amarlo sabiendo lo poco inteligente que es fijarme en él.

Es de humanos equivocarse y cometer errores, es mi decisión si me mantengo con mi actitud firme o me dejo llevar por los sentimientos; Quizás sea cuestión de tiempo para darme cuenta de que mis errores me están pasando factura, decir que no será lo que me ayudará a simplemente no caer.

Una hora después

Suelo tardar mucho cuando me arreglo, pero desperté tan tarde que tengo que hacer lo humanamente posible para llegar a tiempo—tengo la ventaja de tener el pelo liso de manera natural así que eso me ahorra mucho tiempo—.

Mis nervios son inevitables cuando de un evento así se trata, dicen que "la música es un lenguaje universal" creo que tienen la razón pero, aún así me preocupa un poco que no hablo nada de francés y tal vez diga algo mal; Tengo suerte de que Marc también asistirá al mismo evento porque él me puede ayudar como "traductor" de francés. Creo que a veces exageró con mis nervios, me ahogo en un vaso de agua.

Tomo mi bolso y abro la puerta para irme hasta donde me espera Enrique y Diego.

Salgo con prisa hasta que Marc me detiene en la puerta sacando un poco la buena energía que traía hace unos pocos segundos.

—Hace unos segundos mi día era mejor—digo tratando de marcharme de aquí.

—Te equivocas, tu día es mejor cuando estoy contigo—me detiene de forma sutil.

—Quiero irme de aquí—observo cómo desvía su mirada hacia la habitación.

—No te puedo dejar ir hasta que sepa qué es ese sobre que está en el suelo—con un breve gesto me señala un sobre que está en el suelo.

No lo había notado.

—Es extraño, ayer cuando me fui ese sobre no estaba—lo tomo con mis manos para que los dos podamos leerlo.

—Lo más probable es que te lo hayan dejado cuando estábamos por fuera.

—Es la primera vez que me dejan un sobre donde me hospedo—lo abro con cuidado para no llegar a romperlo.

—Bienvenida a la fama, mi reina.

Ignoro su manera de llamarme.

El sobre es pequeño, hecho de papel blanco del que utilizas normalmente para los documentos, no pone nombre ni nada por el estilo—si es una carta de algún fanático me parece extraño que no esté su nombre escrito por algún lado—.

Comienzo a abrirlo y encuentro en el interior una nota perfectamente doblada a la mitad, mi corazón se acelera a la expectativa y por fin llega el momento de tomar valentía para abrir la nota. Al leer la nota me comienzo a llenar de miedo, la nota dice «Pronto se sabrá toda la verdad sobre ti, Alba»—en ese momento comencé a reflexionar sobre todo lo sucedido anoche con Marc.

Lo miro a él, que tiene una actitud bastante tranquila, nota mi preocupación y toma la nota con un tono de risa. Pareciera que no le importa en lo absoluto la situación.

—Jamás en mi vida he recibido una nota como esta—doy una mirada hacia atrás por precaución.

—Parece que hayas visto al mismísimo demonio por tu rostro—guarda la nota en el sobre y la lleva a la mesa de noche de mi habitación.

—Estamos acabados, estoy acabada—murmuro con algo de pánico y desesperación. Espero a que Marc salga y cierro con cautela la puerta.

—He visto estas "notitas" estúpidas desde que era un chaval—comenta mientras comenzamos a caminar hasta la recepción.

—¿Eso qué tiene que ver?

—Esas personas sólo quieren jugarte una broma pesada o sacarte dinero sin tener alguna información comprometedora.

—Quiero estar tranquila con lo que acabas de decir, pero me es imposible—miro sin sentido los cuadros que están decorando el pasillo a la recepción.

—Todo estará bien.

—¿Y qué pasa si todo empeora?

—Estaré contigo, nunca te dejaré sola—sonríe para animarme.

Me preocupa lo que acaba de ocurrir, es la primera vez que paso por algo así en los pocos años de carrera que llevo. Marc trata de hacer el mayor esfuerzo para que olvide este tema, pero soy una persona la cual da muchas vueltas a los problemas, me estreso con bastante facilidad y ese es otro de mis mayores defectos, lo reconozco; Supongo que la única manera de sacarme este tema de la cabeza es pensar en las cosas positivas que están por pasar, sólo me concentraré en lo verdaderamente importante.

Por fin luego de caminar por el largo pasillo llegamos a la recepción, vemos como Diego y Enrique se ven bastante "alegres"—es raro ver a nuestro productor tan bromista y sonriente, normalmente es serio y callado—. Juntos salimos con prisa para no llegar tarde, por suerte los periodistas aún no han conseguido la información del hotel como siempre lo hacen; Trato de dar tema de conversación para así olvidarlo todo.

Tenemos una breve firma de autógrafos para conocer a mis fanáticos, y no por estar pensativa voy a arruinar este momento especial para mí. La gente no viene para tragarse todos mis problemas, vienen por mi talento y lo mucho que disfrutan de mi música, nada más.

Respira Alba... respira.

Unas horas más tarde, en un restaurante cercano

La firma es una de las mejores experiencias que he tenido hasta el momento en este viaje.

Me sorprende que al llegar aquí creía ser para los franceses una total desconocida, pero la gran asistencia a la firma me demuestra todo lo contrario. Los fanáticos son súper dulces—incluso sin saber mi idioma—, me emociona saber lo lejos que he llegado con mi música, jamás pensé que este momento sería posible.

Aún no hemos calculado la cifra de discos vendidos, espero que las ventas sean tan buenas como la asistencia porque de esto depende parte de mi carrera; El fracaso puede ser parte del proceso, sin embargo, no me puedo permitir ahora bajas ventas, mucho menos ahora que arranco mi carrera como solista.

Pude olvidar por un momento todo eso que me aterroriza y sentir todo el aprecio de aquellas personas que me admiran, pero al mismo tiempo me estoy preocupando por el éxito o el fracaso de mi primer proyecto musical.

Debo despejar un poco el pensamiento pesimista, por eso, quiero invitar el día de hoy a almorzar a Enrique porque hemos hablado muy poco en este viaje—para los que se preguntan desayunamos en un tiempo de descanso que nos dieron en la firma—; Enrique más que un manager para mí, es un gran amigo al que le puedo contar todo y que me ayuda cuando más lo necesito.

Tengo que des-estresarme un poco de todo lo del viaje y simplemente hablar de las cosas de la vida—aún no pienso contarle lo que siento respecto a mi relación con Marc para dejar esto simplemente en el olvido.

—Extraño estos momentos de calma—comenta Enrique viendo al mesero que trae nuestros platos.

—Dímelo a mí que ayer estuve dándome a la fuga de los periodistas—respondo sin tener ganas de mencionarle lo del sobre.

—Dime dónde estabas, te busqué por todos lados—pregunta entre risas—. Tenía unas ganas de llevarte a una obra de teatro que es muy maravillosa, lloré con la historia.

—Marc me invitó a salir y no fui capaz de decirle que no.

—Algo me dice que en realidad aceptaste con mucho entusiasmo—toma una cucharada de sopa tratando de aguantarse la risa—, tienes suerte de que aún no estáis en la mira de las revistas de cotilleo porque no quiero ver títulos en plan "Famosas estrellas fueron vistas juntas por las calles de París".

—La verdad que ya no me cae tan mal como antes, estoy aprendiendo a tolerarlo.

—Ese "tolerar" me suena más a "querer"—se ríe al notar que no me gustó para nada el chiste.

—Enrique, sabes muy bien que odio que me molesten con mis compañeros—hago una expresión de enfado.

—No lo he hecho con mala intención, pero sabes que si quieres contarme lo que sea, puedes contar con todo mi apoyo.

—Lo tomaré en cuenta—tomo un poco de sopa.

—Mejor hay que pensar en el concierto que hay programado—cambia el tema para que no esté molesta el día de hoy.

—¡Lo había olvidado por completo!—miro a Enrique con asombro.

—Tengo todo preparado—dice inspirándome confianza—. Inés ya habló con Flavio para las fotografías y con la chica del vestuario; Lo único que falta es hablar con maquillaje y los bailarines.

—Me gusta que los dos sois responsables mientras que la propia artista ni recuerda su propia presentación—cubro mi risa con mis manos para no hacerla evidente.

—Ese es nuestro trabajo.

—El mío también—digo tratando de ser cómica—, aunque soy a veces malísima en él.

—Si no tuvieras talento, Pedro jamás hubiera creído en ti—dice recordando a la primera persona del medio en creer en mí.

—Lo extraño muchísimo, sin él quizás no estaría aquí—rueda una pequeña lágrima en mi mejilla.

—Alba, estás destinada a brillar y Pedro lo sabía muy bien. Tu triunfo no es suerte, es esfuerzo.

—Aún recuerdo ese día en el que Pedro me habló por primera vez—tomo la última cucharada de sopa—. Ese día perdí en el festival, pero gané la oportunidad de ser escuchada.

—Ese día, Pedro no paraba de hablarme sobre ti—dice con una notoria nostalgia—. Decía que «ella será el futuro de la música en España y en el mundo».

—En algún momento llegué a pensar que era una pérdida de tiempo irme a Madrid.

—¿Y lo fue?—pregunta.

—No me arrepiento ni un poquito—respondo sonriente.

—Alba, quiero que recuerdes que «una estrella está destinada a brillar y no debes permitir que nadie te destruya»—me abraza y yo también lo hago.

Nos levantamos del asiento y caminamos hasta afuera porque nos está esperando el taxi que nos llevará hasta donde será el concierto.

Dos horas más tarde, Théâtre National de Paris

Mi día está lleno de dudas existenciales y miedos.

Hoy recuerdo mis orígenes como si fueran ayer, al fin y al cabo, los pocos años que llevo de carrera se han pasado volando. No soy la misma Alba de hace algunos años, me falta mucho camino por recorrer y aún así, los consejos que voy acumulando son mi guía para enfrentar lo que me espera.

El mundo está empezando a cantar a viva voz mis canciones, el mundo comienza a conocer mi nombre. Estoy en un momento clave para mí carrera y quiero aprovechar cada segundo para seguir trabajando por dejar huella en el mundo musical.

Ayer el escenario era mi habitación; Hoy me estoy preparando para presentarme en un importante teatro a kilómetros de mi país. Mi vida en tan poco tiempo comienza a dar grandes giros para moldear mi futuro.

Mi cabeza es un mundo de reflexiones que me invaden a cada minuto, ya que la mente de un artista nunca para de crear. Es mi hora de salir y no puedo quedarme reflexionando todo el día sobre las cosas que me suceden.

Salgo de mi camerino lentamente, mirando hacia los lados, tratando de prevenir otra situación como la de esta mañana.

Camino hasta el elevador tratando de evadir mi preocupación.

Los minutos pasan, en un abrir y cerrar de ojos llego hasta aquí detrás del escenario, esperando ese llamado para interpretar mis canciones y hacer que mi voz quede en la memoria de las personas que vienen a verme.

Mi mente una vez más se llena de valor para enfrentarse al público—no es mi primera vez en el escenario pero se siente como si lo fuera—. Me preparo para dar una vez más lo mejor de mí y cada vez acercarme a en una experiencia cercana a la perfección como artista.

Escucho el llamado y camino con gracia hasta el micrófono que tomo con mis manos demostrando un cierto toque de elegancia. Mi voz comienza a expresarse y a demostrar de lo que es capaz y mis movimientos se sincronizan con la melodía.

Canción tras canción, mi corazón late más fuerte.

Después de la presentación, en el hotel

El motor de un artista son los aplausos y no soy la excepción.

Mi día estuvo lleno de tantas emociones que es difícil de explicar cómo me siento y cómo me he sentido a lo largo del día. En un solo día han pasado tantas cosas tanto positivas como negativas.

El viaje poco a poco va llegando a su fin, es hora de regresar a casa para seguir construyendo mi carrera. Todo esto me recuerda a que debo descansar para mañana—lo necesito mucho después de todo lo que pasó hoy—, tengo que relajarme por un minuto y tener más tiempo para mí misma.

De repente, escucho que alguien toca mi puerta. Decido abrirla aunque no estoy segura quién podría ser a estas horas.

—Hola—saludo a Enrique notando que trae un ramo de girasoles en la mano—, no contaba con tu visita.

—Te dejaron esto en el camerino, pero no estabas allí para recibirlo—me entrega el ramo.

—¡Es muy lindo!—tomo una pequeña nota que traía allí.

—Es un gesto muy dulce de quién sea que te haya enviado el ramo.

—¿Quieres pasar?

—Me encantaría, pero debo arreglar unos asuntos—se aleja poco a poco—. Nos vemos mañana, adiós.

—Adiós Enrique—me despido y cierro la puerta.

Me parece extraño que alguien me haya dejado un ramo cuando ni siquiera los fanáticos saben dónde estamos hospedados.

Volteo la nota y veo que dice lo siguiente:

Pour la plus belle fleur du jardin.

De pronto, un sentimiento de asombro y duda me invade.

¿Quién habrá sido?

Es un gesto muy halagador, y me siento curiosa por saber quién me mandó estas flores tan bonitas.

Es evidente que la nota no está escrita en español y probablemente venga de algún fanático francés que quiso dejarme algún regalo antes de partir de nuevo a mi país.

Me gustaría saber quién me regaló las flores porque son preciosas y es un gesto súper tierno—no recuerdo la última vez que alguien me regaló un ramo de flores—, probablemente no sabré quién me las regaló, pero me siento agradecida.



   


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro