XV. The hunt

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-Viajan mucho más rápido de lo que pensaba. Creo que me he equivocado en eso -

murmuró Alice.

Jasper se inclinó sobre mi con ademán protector.

- ¿Qué es lo que ha cambiado? -le preguntó.

-Nos han oído jugar y han cambiado de dirección -señaló, contrita, como si se
sintiera responsable de lo que fuera que la había asustado.

Siete pares de rápidos ojos se posaron en la cara de bella de forma fugaz y se apartaron.

- ¿Cuánto tardarán en llegar? -inquirió Carlisle, volviéndose hacia Edward y a jasper.

Una mirada de intensa concentración cruzó por su rostro y respondió con gesto
contrariado:

-Menos de cinco minutos. Vienen corriendo, quieren jugar.

- ¿Puedes hacerlo? -le preguntó Carlisle, mientras sus ojos se posaban sobre mí
brevemente.

-No, con carga, no -resumió él-. Además, lo que menos necesitamos es que capten
el olor y comiencen la caza.

- ¿Cuántos son? -preguntó Emmett a Alice.

-Tres -contestó con laconismo.

- ¡Tres! -exclamó Emmett con tono de mofa.
Flexionó los músculos de acero de sus
imponentes brazos-. Dejadlos que vengan.

Carlisle lo consideró durante una fracción de segundo que pareció más larga de lo que
fue en realidad. Sólo Emmett parecía impasible; el resto miraba fijamente el rostro de Carlisle
con los ojos llenos de ansiedad.

-Nos limitaremos a seguir jugando -anunció finalmente Carlisle con tono frío y
desapasionado-.Alice dijo que sólo sentían curiosidad.

Pronunció las dos frases en un torrente de palabras que duró unos segundos escasos.
Escuché con atención y conseguí captar la mayor parte, aunque no conseguí oír lo que Esme
le estaba preguntando en este momento a Jasper con una vibración silenciosa de sus labios.

Sólo atisbé la imperceptible negativa de cabeza por parte de Jasper y el alivio en las
facciones de Esme.

-Intenta atrapar tú la bola, Esme. Yo me encargo de prepararla -y se plantó delante de
mí.

Los otros volvieron al campo, barriendo recelosos el bosque oscuro con su mirada
aguda. Alice y Esme parecían intentar orientarse alrededor de donde yo me encontraba.

-Suéltate el pelo - le ordenó Edward con voz tranquila y baja a Bella.

Obedientemente, bella se quito la goma del pelo y lo sacudio hasta extenderlo todo a su
alrededor.

-Los otros vienen ya para acá.

-Sí, quédate inmóvil, permanece callada -prinuncio Jasper intentando ocultar bastante bien el nerviosismo de su voz, pero pude captarlo-, y no te apartes de mi lado, por favor.

Bella Tiró de su melena hacia delante, y la enrolló alrededor de su cara. Rosalie apuntó en voz baja:

-Eso no servirá de nada. Yo la podría oler incluso desde el otro lado del campo.

-Lo sé -contestó Edward con una nota de frustración en la voz.

Carlisle se quedó de pie en el prado mientras el resto retomaba el juego con desgana.

-Jasper, ¿qué te preguntó Esme? -susurré.
Vaciló un momento antes de contestarme.

-Que si estaban sedientos -murmuró reticente.

Pasaron unos segundos y el juego progresaba, ahora con apatía, ya que nadie tenía
ganas de golpear fuerte. Emmett, Rosalie y Jasper merodeaban por el área interior del campo.

A pesar de que el miedo me nublaba el entendimiento, fui consciente más de una vez de la mirada fija de Rosalie en mí. Era de preocupación, pero de algún modo, por la forma en que plegaba los labios, me hizo pensar que estaba enfadada.

Jasper no prestaba ninguna atención al juego, sus ojos y su mente se encontraban
recorriendo el bosque.

-Lo siento,Emily -murmuró ferozmente-. Exponerte de este modo ha sido estúpido
e irresponsable por mi parte. ¡Cuánto lo siento!

Noté cómo contenía la respiración y fijaba los ojos abiertos como platos en la esquina
oeste del campo. Avanzó medio paso, interponiéndose entre lo que se acercaba y yo.

Carlisle, Emmett y los demás se volvieron en la misma dirección en cuanto oyeron el
ruido de su avance, que a mí me llegaba mucho más apagado.

Aparecieron de uno en uno en la linde del bosque a doce metros de nuestra posición.
El primer hombre entró en el claro y se apartó inmediatamente para dejar paso a otro
más alto, de pelo negro, que se colocó al frente, de un modo que evidenciaba con claridad
quién lideraba el grupo.

El tercer integrante era una mujer; desde aquella distancia, sólo alcanzaba a verle el
pelo, de un asombroso matiz rojo.

Cerraron filas conforme avanzaban con cautela hacia donde se hallaba la familia de
Edward, mostrando el natural recelo de una manada de depredadores ante un grupo
desconocido y más numeroso de su propia especie.

Comprobé cuánto diferían de los Cullen cuando se acercaron. Su paso era gatuno,
andaban de forma muy similar a la de un felino al acecho. Se vestían con el típico equipo de
un excursionista: vaqueros y una sencilla camisa de cuello abotonado y gruesa tela
impermeable. Las ropas se veían deshilachadas por el uso e iban descalzos. Los hombres
llevaban el pelo muy corto y la rutilante melena pelirroja de la chica estaba llena de hojas y
otros restos del bosque.

Sus ojos agudos se apercibieron del aspecto más urbano y pulido de Carlisle, que, alerta,
flanqueado por Emmett y Jasper, salió a su encuentro. Sin que aparentemente se hubieran
puesto de acuerdo, todos habían adoptado una postura erguida y de despreocupación.
El líder de los recién llegados era sin duda el más agraciado, con su piel de tono

oliváceo debajo de la característica palidez y los cabellos de un brillantísimo negro. Era de
constitución mediana, musculoso, por supuesto, pero sin acercarse ni de lejos a la fuerza física
de Emmett. Esbozó una sonrisa agradable que permitió entrever unos deslumbrantes dientes
blancos.

La mujer tenía un aspecto más salvaje, en parte por la melena revuelta y alborotada por
la brisa. Su mirada iba y venía incesantemente de los hombres que tenía en frente al grupo
desorganizado que me rodeaba. Su postura era marcadamente felina.

El segundo hombre, de
complexión más liviana que la del líder -tanto las facciones como el pelo castaño claro eran
anodinos-, revoloteaba con desenvoltura entre ambos. Sin embargo, su mirada era de una
calma absoluta, y sus ojos, en cierto modo, los más atentos.

Los ojos de los recién llegados también eran diferentes. No eran dorados o negros,
como cabía esperar, sino de un intenso color borgoña con una tonalidad perturbadora y
siniestra.
El moreno dio un paso hacia Carlisle sin dejar de sonreír.

-Creíamos haber oído jugar a alguien -hablaba con voz reposada y tenía un leve
acento francés-. Me llamo Laurent, y éstos son Victoria y James -añadió señalando a los
vampiros que le acompañaban.

-Yo soy Carlisle y ésta es mi familia: Emmett y Jasper; Rosalie, Esme y Alice; Edward,Bella y Emily -nos identificaba en grupos, intentando deliberadamente no llamar la atención hacia
ningún individuo. Me sobresalté cuando me nombró.

- ¿Hay sitio para unos pocos jugadores más? -inquirió Laurent con afabilidad.

Carlisle acomodó la inflexión de la voz al mismo tono amistoso de Laurent.

-Bueno, lo cierto es que acabamos de terminar el partido. Pero estaríamos
verdaderamente encantados en otra ocasión. ¿Piensan quedarse mucho tiempo en la zona?-pregunto Carlisle.

-En realidad, vamos hacia el norte, aunque hemos sentido curiosidad por lo que había
por aquí. No hemos tenido compañía durante mucho tiempo.

-No, esta región suele estar vacía si exceptuamos a mi grupo y algún visitante
ocasional, como nosotros.

La tensa atmósfera había evolucionado hacia una conversación distendida; supuse que
Jasper estaba usando su peculiar don para controlar la situación.

- ¿Cuál es nuestro territorio de caza? -preguntó Laurent como quien no quiere la
cosa.

Carlisle ignoró la presunción que implicaba la pregunta.

-Esta, los montes Olympic, y algunas veces la Coast Ranges de una punta a la otra.
Tenemos una residencia aquí. También hay otro asentamiento permanente como el nuestro
cerca de Denali.

Laurent se balanceó, descansando el peso del cuerpo sobre los talones, y preguntó con
viva curiosidad:

- ¿Permanente? ¿Y como habéis conseguido algo así?

- ¿Por qué no nos acompañáis a nuestra casa y charlamos más cómodos? -Los invitó
Carlisle-. Es una larga historia.

James y Victoria intercambiaron una mirada de sorpresa cuando Carlisle mencionó la
palabra «casa», pero Laurent controló mejor su expresión.

-Es muy interesante y hospitalario por vuestra parte -su sonrisa era encantadora-.
Hemos estado de caza todo el camino desde Ontario -estudió a Carlisle con la mirada,
percatándose de su aspecto refinado-. No hemos tenido ocasión de asearnos un poco.

-Por favor, no se ofendan,pero no todo el tiempo se pude cazar en los
alrededores de esa zona. Debemos pasar desapercibidos, ya me entiendes -explicó Carlisle.

-Claro --asintió Laurent-. No pretendemos disputaros el territorio. De todos
modos, acabamos de alimentarnos a las afueras de Seattle.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando Laurent rompió a reír.

-Os mostraremos el camino si queréis venir con nosotros. Emmett, Alice, id con
Edward y Bella a recoger el Jeep -añadió sin darle importancia.

Mientras Carlisle hablaba, ocurrieron tres cosas a la vez. La suave brisa despeinó el
cabello de Bella, Edward se envaró y el segundo varón, James, movió su cabeza repentinamente de un
lado a otro, buscando, para luego centrarse en Bella su escrutinio, agitando las aletas de la nariz.

Una rigidez repentina afectó a todos cuando James se adelantó un paso y se agazapó.
Edward exhibió los dientes y adoptó la misma postura defensiva al tiempo que emitía un
rugido bestial que parecía desgarrarle la garganta. No tenía nada que ver con los sonidos
juguetones que le había escuchado esta mañana. Era lo más amenazante que había oído en mi
vida y me estremecí de los pies a la cabeza.

- ¿Qué ocurre? exclamó Laurent, sorprendido. Ni James ni Edward relajaron sus
agresivas poses. El primero fintó ligeramente hacia un lado y Edward respondió al
movimiento.

-Ella está con nosotros.

El firme desafío de Carlisle se dirigía James. Laurent parecía percibir mi olor con
menos fuerza que James, pero pronto se dio cuenta y el descubrimiento se reflejó también en
su rostro.

- ¿Nos has traído un aperitivo? -inquirió con voz incrédula, mientras, sin darse
cuenta, daba un paso adelante.

Edward rugió con mayor ferocidad y dureza, curvando el labio superior sobre sus
deslumbrantes dientes desnudos. Laurent retrocedió el paso que había dado.

-He dicho que ella está con nosotros -replicó Carlisle con sequedad.

-Pero es humana -protestó Laurent. No había agresividad en sus palabras,
simplemente estaba atónito.

-Sí... -Emmett se hizo notar al lado de Carlisle, con los ojos fijos en James, que se
irguió muy despacio y volvió a su posición normal, aunque las aletas de su nariz seguían
dilatadas y no me perdía de vista. Edward continuaba agazapado como un león delante de Bella mientras que Jasper estaba delante de mi junto a Rosalie.

-Parece que tenemos mucho que aprender unos de otros.

Laurent hablaba con un tono tranquilizador en un intento de suavizar la repentina
hostilidad.

-Sin duda -la voz de Carlisle todavía era fría.

-Aún nos gustaría aceptar su invitación -sus ojos se movieron rápidamente
hacia mí y retornaron a Carlisle-. Y claro, no le haremos daño a la chica humana. No
cazaremos en su territorio, como lo he dicho.

James miró a Laurent con incredulidad e irritación, e intercambió otra larga mirada con
Victoria, cuyos ojos seguían errando nerviosos de rostro en rostro.

Carlisle evaluó la franca expresión de Laurent durante un momento antes de hablar.

-les mostraremos el camino. Jasper, Rosalie, Esme -llamó y se reunieron todos
delante de mí, ocultándome de la vista de los recién llegados. Alice estuvo a mi lado en un
momento y Emmett se situó lentamente a mi espalda, con sus ojos trabados en los de James
mientras éste retrocedía unos pasos.

-Vamonos, Bella -ordenó Edward con voz baja y sombría.

Mientras que Jasper me jalaba del brazo arrastrandome hacia un Jeep diferente alejada de Bella,La cual el el Jeep en el que iba estaban Jasper, Emmett y Rosalie.

- ¿Adonde vamos? -pregunté.

Nadie contestó. Ni siquiera me miraron.

- ¡Maldita sea, Jasper! ¿Adonde me llevas?

-Debemos sacarte de aquí, lo más lejos posible y ahora mismo.

No miró hacia atrás mientras hablaba, pendiente de la carretera. El velocímetro marcaba
más de ciento noventa kilómetros por hora.

- ¡Da media vuelta! ¡Tienes que llevarme a casa!¡No es a mi a quien están cazando! -grité. Luché contra aquel estúpido Jepp, tirando de las correas.

-Emmett -advirtió Jasper con tono severo.
Y Emmett me sujetó las manos con un férreo apretón.

- ¡No! ¡Jasper, no puedes hacer esto!

-tengo que hacerlo,Emily, ahora por favor, quédate quieta.

- ¡No puedo! ¡Tienes que devolverme a casa, Charlie llamará al FBI y éste se echará
encima de toda tu familia, de Carlisie y Esme! ¡Tendrán que marcharse, y a partir de ese
momento deberán esconderse siempre!-Dije sabiendo muy bien lo que haría el el sheriff al saber que no solo lo harán contigo sino con Bella.

-Tranquilízate,Emily-su voz era fría-. Ya lo hemos hecho otras veces.

- ¡Pero no por mí, no lo hagas! ¡No lo arruines todo por mí!

Luché violentamente para soltarme, sin ninguna posibilidad.

-Jaspee,hacelera el Jepp -Rosalie habló por primera vez.

El la miró con cara de pocos amigos, y luego aceleró.

-Jasper, vamos a hablar de esto.

-No lo entiendes -rugió frustrado. Nunca había oído su voz tan alta y resultaba
ensordecedora dentro del Jeep. El velocímetro rebasaba los doscientos por hora.

En eso Rosalie recibió una llamada,la contesto y colgó rápidamente.

-. ¡Es un rastreador,Jasper! ¿Es que no te has dado cuenta? ¡Es un rastreador!

Sentí cómo Emmett se tensaba a mi lado y me pregunté la razón por la que reaccionaba
de ese modo ante esa palabra.

Significaba algo para ellos, pero no para mí; quería entenderlo,pero no podía preguntar.

-Escúchame, Edward. Le a leído la mente. El rastreo es su pasión, su obsesión, y la
quiere a ella-Rose refiriéndose a bella- a ella en concreto. La cacería empieza esta noche.

-No sabes dónde...-Estaba hablando Jasper pero Rose lo interrumpió.

- ¿Cuánto tiempo crees que va a necesitar para captar su olor en el pueblo? Laurent ya
había trazado el plan en su mente antes de decir lo que dijo.

El coche redujo nuevamente la velocidad.
En un momento agradecí de ser ignorada por aquel vampiro James si no me equivoco.
Así que en momento a otro estábamos en la cochera de los Cullen estaban discutiendo que iban a hacer.

(...)

- ¿No lo ven? ¿Es que no lo entienden? No va a cambiar de idea una vez que se haya
entregado a la caza. Tendremos que matarlo.-al Edward decir eso pude ver qué a Emmett no pareció disgustarle la idea.

-Es una opción.

-Y también tendremos que matar a la mujer. Está con él. Si luchamos, el líder del
grupo también los acompañará.

-Somos suficientes para ellos.

-Hay otra opción -dijo Alice con serenidad.

Edward se revolvió contra ella furioso, su voz fue un rugido devastador cuando dijo:

- ¡No-hay-otra-opción!

Emmett y yo lo miramos aturdidos, pero Alice no parecía sorprendida. El silenció se
prolongó durante más de un minuto, mientras Edward y Alice se miraban fijamente el uno al
otro.

Yo lo rompí.

- ¿Querría alguien escuchar mi plan?-pregunta Bella.

-No -gruñó Edward. Alice le clavó la mirada, definitivamente enfadada.

-Escucha -supliqué-. Llévame de vuelta.

-No -me interrumpió él.

Le miré fijamente y continué.

-Me llevas de vuelta y le digo a mi padre que quiero irme a casa, a Phoenix. Hago las
maletas, esperamos a que el rastreador esté observando y entonces huimos. Nos seguirá y
dejará a Charlie tranquilo. Charlie no lanzará al FBI sobre tu familia y entonces me podrás
llevar a cualquier maldito lugar que se te ocurra.-¡PUM! Sabía que iba a decir que Charlie iba a llamar al FBI.

Los chicos miraron sorprendidos a Bella.

-Pues realmente no es una mala idea, en absoluto.

La sorpresa de Emmett suponía un auténtico insulto.

-Podría funcionar, y desde luego no podemos dejar desprotegido al padre de Bella. Tú
lo sabes -dijo Alice.

Todos mirábamos a Edward.

-Es demasiado peligroso... Y no le quiero cerca de ella ni a cien kilómetros a la
redonda.

Emmett rebosaba auto confianza.

-Edward, él no va a acabar con nosotros.
Alice se concentró durante un minuto.

-No le veo atacando. Va a esperar a que la dejemos sola.

-No le llevará mucho darse cuenta de que eso no va a suceder.

-Exijo que me lleves a casa -intenté sonar decidida.

Edward cerro sus puños con fuerza

-Por favor -suplico en voz mucho más baja.
No levantó la vista. Cuando habló, su voz sonaba como si las palabras salieran contra su
voluntad.

-Te marchas esta noche, tanto si el rastreador te ve como si no. Le dirás a Charlie que
no puedes estar un minuto más en Forks, cuéntale cualquier historia con tal de que funcione.

...

-no disfruto matar a uno de los nuestros ni siquiera una sádico como James-Dice Carlisle.

-¿Y si mata a uno de nosotros?-pregunto Rose.

-Llevare a Bella al sur tal vez distraiga el rastreador-Dice Edward.

-No Edward el sabe que no dejarías a Bella,los seguira-hablo Carlisle.

-yo iré con Bella,Jasper y Emily también-dice alice

¿Que yo que?está debe estar loca ¿cierto?

-la mantendré a salvo-habla Alice.

-Bien...

- Rosalie ponte esto-Dijo Carlisle pasándole la chaqueta de Bella.

-¿Por qué?¿Que es ella para mí?-pregunto Rose de mala gana.

-Bella está con Edward,es familia-hablo Carlisle la cual Rose volteo los ojos.

-Bien vámonos-Dice Alice.

Me senté en la parte de atrás con Jasper mientras que bella estaba en la parte de adelante con Alice,Bella fue a su casa de una forma dolorosa diciéndole algunas cosas a su padre la cual no eran muy bonitas que digamos.

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