Empire Wars ch 2

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CAPÍTULO DOS: DESPUÉS DE LA VICTORIA UNA VISITA SORPRESA

Luego de su triunfo contra ese pobre ejército, Lord Caos, junto con su mixto ejército de diferentes criaturas, se dirigieron al reino del valiente rey que fue decapitado. Era un reino relativamente pequeño pero parecía muy próspero y tiene un gran castillo.

-¡Miren!- exclamó un campesino señalando al ejército que estaba relativamente lejos del reino y todos miraron en esa dirección y como es de noche, no podían distinguirlos bien- ¡Nuestro rey ha vuelto!- exclamó esto muy alegre.

-¡Nos han salvado del ejército de monstruos, QUE VIVA NUESTRO REY!- exclamó muy feliz ahora una campesina y todos los pueblerinos estaban muy felices y hacían alabanzas a sus "salvadores" y les daban las gracias a los dioses.

Pero su gran alegría y emoción enseguida desapareció al darse cuenta de que era el ejército de Caos y sus bestias los miraban con hambre en sus ojos.

-¡OH POR LOS DIOSES, SON ESOS MONSTRUOS!- gritó aterrado un campesino.

-¡CORRAN POR SUS VIDAS!- gritó otro y todos empezaron a correr por sus vidas gritando desesperadamente y rezándoles a los dioses para que los salvaran.

-Eso es ¡Corran por sus vidas!- dijo divertido el centauro y a muchas de las demás criaturas también les resultaban muy divertidas ver el terror de las personas.

-Cielos Mark...- le dijo general enano que no parecía estar emocionado a diferencia de los demás seres, más bien parecía estar algo angustiado.

-Cállate Doguie- le mandó a callar el centauro ya molesto y el enano también se molestó.

-Silencio- les ordenó Lord Caos- ahora escuchen. No dejen que ninguno de estos inmundos campesinos se escape ¡Atrápenlos a todos!- cuando ordenó esto las bestias sedientas de sangre y carne humano enseguida gruñían por la emoción.

-Más deliciosa sangre que espera ser succionada- se dijo a sí mismo el vampiro del flequillo rojo relamiéndose los labios, que aún tenían algo de sangre, para luego echárselo asía atrás.

-Ustedes los vampiros son tan insaciables- les dijo ásperamente la mujer licántropo, que había vuelto a su forma humana, y luego le dio una calada a su cigarro molestando a los vampiros que la escucharon.

-Henrietta, Dylan, por favor...- les pidió Butters, que al igual que Doguie, no parecía estar gozando del momento, y los dos mencionados soltaron un bramido y desviaron las caras para no verse- ¿A-algo más, he-hermano?- le preguntó a Caos.

-Quiero que los capturen a todos, ILESOS y sin ningún rasguño ¿Entendido?- siguió dándoles órdenes a su ejército de criaturas y varias estás se desilusionaron un poco- no se quejen, ya se han comido a los pobres infelices que derrotamos.

-¿Al menos poder comer a algunos humanos?- le preguntó un orco con voz rasposa y sin usar bien ni los verbos ni los adjetivos.

-Bien, bien, para que no se sigan quejándose y no digan que soy un mal líder...- las bestias se alegraron enseguida ante esto -¡Así que vallan!- dicho esto las criaturas fueron tras las aterradas personas que seguían corriendo.

-Y no se les olvide conseguir muchas lindas mujerzuelas- les dijo el centauro ahora conocido como Mark sonriendo de forma ansiosa y lujuriosa.

-Lo mismo digo- dijo Lord Caos con el mismo semblante, pero Butters de nuevo desvió la mirada soltando un suspiro de tristeza- y gárgolas, ya saben que hacer- les indicó a los grotescos seres alados.

-Entendido mi señor- le dijo uno de esos monstruos para que luego todos desplegaran sus alas e irse volando.

-¿Ese es nuestro ejército?- preguntó un soldado encima de una de las torres del castillo de ese reino y cabe decir que como casi todos los soldados fueron a acompañar a su rey en esa sangrienta batalla, solo quedaron muy pocos para defender el castillo y no había ninguno patrullando por el pueblo.

Otro soldado cogió una especie de binocular que en la punta tenía un cristal que aumentaba mucho su campo de visión permitiéndole ver con más detalle lo que pasaba y se llevó a horrible sorpresa al ver que se trataban de las criaturas de Lord Caos que capturaban a los pueblerinos

-¡Oh dioses santos! ¡SON ESOS MONSTRUOS!- cuando exclamó esto los demás soldados se aterraron como los campesinos y demás pobladores.

-¡ESTAMOS PERDIDOS!- gritó otro y varios de los soldados habían abandonaban sus puestos para correr por sus vidas.

-¡No abandonen sus puestos!- les gritó el que parecía ser un general, pero le hicieron caso omiso- ¡SON UNOS MALDITOS COBARDES!- gritó esto ya muy furioso.

-¡Pero algunas veces los cobardes son los que sobreviven!- dijo de repente la misma gárgola que habló con Lord Caos descendiendo del cielo y cogiendo a ese general y llevárselo volando para luego dejarlo caer al mismo que soltaba un ensordecedor grito y como es de noche no se habían dado cuenta antes de su presencia.

-¡GÁRGOLAS!- gritaron varios de los soldados al mismo tiempo y el valor que tenían el resto de ellos desapareció enseguida y más cuando las demás gárgolas se les querían arrojar en picada.

-¡FUEGO!- exclamó un soldado para que enseguida algunos de ellos dispararan flechas con arcos o lanzaban lanzas dándoles a algunos de esos monstruos con alas que soltaban agudos gritos de dolor y caían al piso.

-¡No son tan fuertes!- exclamó ya confiado uno de los soldados.

-¡Ellos no, pero nosotros sí!- les dijo de repente el vampiro del flequillo rojo, ahora conocido como Dylan, apareciendo en escena tomándolos a todos por sorpresa.

Los vampiros y licántropos al parecer habían aprovechado que los soldados se habían distraído un momento con las gárgolas para escalar las altas paredes del castillo usando sus garras.

-¡VAMPIROS!- de nuevo varios soldados gritaron aterrados.

-¡¿Cómo podría esto mejorar?!- preguntó uno de ellos irónico y sarcástico retrocediendo.

-¡Pues con nosotros!- le respondió la licántropa llamada Henrietta ya transformada y terminando de subir por una pared aterrándolos más de lo que ya estaban.

-¡Repliéguense, repliéguense!- exclamó otro de ellos y los pocos que quedaban se trataron de resguardar en el interior del castillo junto con los que ya habían huido.

-¡Eso es, corran por sus vidas! La sangre sabe mucho mejor cuando está totalmente consumida por el terror absoluto- les dijo Dylan sonriendo de medio de forma muy sádica para enseguida dar un largo salto y caer encima de un soldado y clavarles sus colmillos en el cuello haciendo total caso omiso a sus gritos de súplica y piedad -¡Ah, que delicia!- exclamó dejando de morderlo y mirando hacia arriba y su sonrisa se volvió más grande y de esta escurría mucha sangre y después le volvió a dar un mordisco y otros vampiros hacían lo mismo.

-Lo mismo de siempre...- susurró Henrietta de forma hastiada e irónica- vamos chicos, no perdamos tiempo como ellos y vallamos tras esos infelices- les dijo a los demás licántropos.

-¡Vallan ustedes! Yo tengo que saciar mi hambre- le dijo otro licántropo que era relativamente pequeño comparado con ella y los demás de su clase mientras mataba a mordidas a un soldado haciendo que rodara los ojos soltando otro bramido y después fueron tras los soldados seguidos de otros licántropos, vampiros y gárgolas.

-Desde aquí puedo escuchar sus dulces gritos de súplica y agonía... voy a poder dormir bien esta noche- dijo Caos sonriendo de manera muy sádica refiriéndose a los gritos de los soldados del castillo sacándole unas risas a las criaturas que estaban cerca suyo, mientras que Butters de nuevo soltó un suspiro de tristeza sosteniendo el dije que colgaba de su cuello.

Ya cuando los vampiros, licántropos, gárgolas y demás criaturas que fueron a atacar al castillo terminaron de matar a todos los soldados que habían en él, se reagruparon con el resto del ejército de Lord Caos que había capturado a los habitantes de ese pequeño pueblo, que no fueron devorados, haciendo que estuvieran reunidos en un solo punto y cada uno de ellos estaba temblando del miedo, tanto hombres, mujeres, niños, ancianos.

-¡SU REY HA CAÍDO!- les gritó Caos al mismo tiempo que sostenía en lo alto la cabeza del rey que había cortado en el campo de batalla y eso solamente aterró más a los habitantes -¡Tienen solamente dos opciones! Aceptarme como su nuevo rey y soberano ¡Oh morir!- les dio un ultimátum.

Ante esas palabras, los pueblerinos se vieron entre sí murmurando algunas cosas y de uno en uno se arrodillaban haciendo una reverencia ante Caos haciendo que él de nuevo sonriera enormemente y que sus criaturas sonrieran divertidas ante la situación.

-¡Tú nunca serás nuestro rey!- para la sorpresa de todos, un anciano tuvo el valor suficiente para llevarle la contraria al terrible Lord y no dejarse intimidar y este lo vio de muy mala manera.

-"¡Oh no, oh no, oh no!"- pensaba Butters sumamente preocupado sabiendo lo que está por venir.

-Ah... parece que aún queda alguien con algo de espíritu- le dijo Caos ya sonriendo de medio lado- se dice que la vejes y años de experiencia da sabiduría y templanza, pero llevarme la contraria no es algo precisamente muy sabio- le dijo al mismo tiempo que se le acercaba y mientras las demás personas se hicieron a un lado, ese anciano se quedó en su lugar sin inmutarse y viéndolo de mala manera.

-Eh vivido suficiente tiempo para saber que no hay que tenerle miedo a los tipos como tú que disfrutan lastimando a los inocentes ya que por dentro son unos cobardes que tratan de compensar algo y encubrir sus debilidades- le siguió diciendo firmemente ese anciano mientras que los demás pueblerinos y las criaturas miraban atentos lo que podría pasar.

-Eso crees ¿Eh?- le preguntó Caos sin dejar de sonreír de medio lado y con una palpitante vena en la sien izquierda -je, je, je- para la sorpresa de todos comenzó a reír un poco -¡JAJAJAJA! Hacía rato no me topaba con alguien con el valor que tú tienes abuelito- le dijo un alago sin dejar de reír -y ahora mismo recompensaré tú valentía- dicho esto lo agarró del cuello levantándolo fácilmente del piso.

-¡NO!- exclamó un mujer, posiblemente la hija del anciano e hizo el ademan de ayudarlo, pero otras personas la detuvieron para que no se arriesgara mientras que casi todas las criaturas volvían a mirar de forma divertida la situación.

-¡Hermano por favor, él es solamente un anciano que no sabe lo que dice, no vale la pena!- Butters trató de hacer recapacitar a Caos más preocupado que antes y quiso acercársele.

-¡TÚ TE CALLAS!- el gritó pegó se combinó en el sonido de fuertes truenos y los rayos que caían a lo lejos y sus ojos brillaron durante un momento y eso fue suficiente para que el otro rubio se detuviera en seco y desviara la mirada cabizbajo -¿En que estaba? ¡Ah eso! Iba a recompensar tu valentía viejo podrido.

Dicho esto hizo que un rayo le cayera encima como pasó la vez anterior haciendo que de nuevo su armadura brillara intensamente y no le pasaba nada.

-¡AAAHHH OOOHHH AAAAHHH IIIAAARRRGGGG!- el pobre anciano sin embargo gritaba agonizante mientras era rostizado por la potente descarga de electricidad y se carbonizaba antes la mirada atónita de las personas y de nuevo la divertida de los monstruos y después de unos segundos explotó en pedazos carbonizados que se dispersaron por todas direcciones.

-¡POFF! Desapareció- dijo Caos con toda simpleza riendo un poco de nuevo y las risas de casi todas sus bestias no se hicieron esperar mientras que Butters había mantenido los ojos cerrados para no ver tan grotesco acto y respiró un poco agitado.

-¡PAPAAAAA!- estalló en llanto la mujer que había gritado antes tratando de recoger desesperadamente los restos carbonizados del pobre anciano.

-¿Y bien? ¿Soy su nuevo rey o no?- volvió a preguntarles Caos y casi enseguida todos los habitantes se arrodillaron ante él sin chistar ni decir nada- Así me gusta- dijo sonriendo triunfal y las risas de su ejército aumentaron más.

-...- sin embargo, hay un espectador que miro no solamente todo lo que pasó en ese reino, sino también la batalla que el ejército de Lord Caos tuvo contra el de ese pobre rey desde principio a fin y nadie se había dado cuenta de su presencia y no es el mismo jinete a caballo que estaba en la cima de ese acantilado, pero también soltó un suspiro de desaprobación.

Ya siendo más tarde en la noche, Caos dejó ese reino a cargo de algunas de sus criaturas y juntó con el resto de su ejército regreso a su fortaleza.

Era un gran castillo que estaba unido a los pies de un volcán activo del que salía mucho humo y producía unas cuantas erupciones, alrededor de él hay muchas viviendas para las distintas criaturas de diversas formas y tamaños, son tantas que en realidad forman un gran reino, algunas están deterioradas y otras con claras marcas de daño producidas por sus habitantes, alrededor de ellas hay murallas muy altas unidas entre sí protegiendo todo y fuera de estas hay cuatro grandes torres que estaban encima de lomas cada una; visto desde arriba la unión de las murallas hace ese reino que tenga la forma de un gran octágono con el volcán en el centro y las torres en las lomas están a cada lado, dos a la izquierda y dos a la derecha, parece una isla o continente.

-¡HAN VUELTO!- exclamó una gárgola mientras volaba.

-¡Habrán el portón!- exclamó esta vez un minotauro para que luego un grupo de grandes y fuertes criaturas como otros minotauros, ciclopes, trolls, entre otros empezaran a mover norias muy grandes que estaban unidas a unas cadenas, piñones y poleas con las que abrían unas grandes puertas dobles y bajaban un gran puente levadizo para que pudieran entrar Caos y su ejército.

-¿Y qué tal les fue?- les preguntó sin rodeos un hombre castaño, de apariencia fuerte, desaseado, con profundas ojeras, una especie de cigarro en la boca y una pala en la espalda.

-Muy bien y no gracias a ti Topo- le "saludo" Mark sonriendo de medio lado ganándose una mirada fulminante por parte de ese tipo.

-¿Pero todos están bien?- les preguntó ahora un hombre de abundante pelo rubio rizado que le cubría una porción de espalda y viendo fijamente a Butters que seguía con su expresión desganada y caminando un poco cojo por su pierna herida

-Sí Bradley, estamos bien...- le respondió este sonriendo un poco tranquilizándolo- pero algunos de nosotros han muerto o están heridos- dijo al mismo tiempo que daba paso a las criaturas heridas que eran transportadas en carretillas por las otras.

-Oh santos dioses... entonces tenemos que llevarlos a que los curen- dijo ya preocupado el hombre rubio rizado llamado Bradley.

-Pues dense prisa- les dijo Caos sin ningún rastro de preocupación por sus heridos- acompáñalos hermanito- le ordenó a Butters que luego de hacer un asentimiento se retiró con los heridos.

-Sí que se quejan por unos cuantos rasguñitos- les dijo burlonamente una mujer gárgola que descendía del aire con los brazos cruzados. Es en realidad muy bella y de pelo largo y sedoso, pero con los otros horribles atributos de las demás gárgolas como un par de alas como las de un murciélago, una cola serpenteante con punta de flecha, grandes garras tanto en las manos como en sus pies parecidos a los de un águila y de sus sienes salen un par de cuernos estriados que apuntan hacia atrás.

-Claro Heidi, para ti es fácil decirlo ya que cuando las gárgolas se vuelven de piedra de día sus heridas se curan- le dijo molesta Henrietta dándole una calada a su cigarro, pero la otra mujer solamente se limitó a reír un poco encogiéndose de hombros.

-¿Trajo un buen botín, señor?- preguntó el Topo a Lord Caos y este sonrió de medio lado.

-Por supuesto... tráiganlos- dicho esto algunas de sus bestias empujaron unas jaulas carrozas en dónde habían mujeres y hombres que rogaban piedad y que no les hicieran nada y eso hizo que a muchas de las demás criaturas se les formaran grandes sonrisas en sus caras.

-Carne fresca...- susurró la gárgola conocida como Heidi.

-De haber sabido esto, los hubiera acompañado en vez de quedarme aquí- se lamentó el Topo.

-¿Y no hubo guerreros fuertes que hayan querido unirse a nosotros?- les preguntó Heidi y Caos soltó un bramido.

-Solamente habían puros debiluchos y uno que otro pobre infeliz que se las tiraba del valiente- les dijo refiriéndose al rey que decapitó y al anciano que electrocutó- lo único que valió la pena aparte de ese nuevo reino y de los prisioneros fueron algunos trofeos- dijo mientras sujetaba un saco en dónde estaba la cabeza del rey muerto.

Así que ordenó que llevaran a los prisioneros a los calabozos y que todos regresaran a sus hogares para que descansaran y él fue a su sala del trono, que es un lugar en verdad muy perturbador ya que hay diferentes tipos de adornos muy grotescos, en las paredes hay grabados y jeroglíficos de monstruos de diferentes formas y tamaños matando a las personas y devorándoselas o pelando entre sí, muebles que parecían estar hechos de huesos tanto de humanos como de criaturas, todo tipo de armas colgadas en las paredes, desde hachas, lanzas, espadas entre otras y lo más aterrador es que hay cabezas pegadas a las paredes como si fueran trofeos de caza, tanto de humanos como de criaturas, algunas parecían tener mucho tiempo hay, otras parecen ser un poco más recientes y todo ese espantoso lugar es iluminado por antorchas y las velas de un candelabro colgando del techo.

-Pónganla ahí- ordenó Caos a unas gárgolas que estaban pegando la cabeza del rey decapitado en una de las paredes.

Él estaba sentado en una especie de trono de metal, pero amueblado y en la parte superior había un grabado de él mismo rugiendo con su pierna derecha apoyada en una roca y empuñando en lo alto su espada en dónde le caía un rayo cubriendo todo su cuerpo y a su alrededor estaba su hermano y los diferentes tipos de criaturas que conforman su ejército y a su lado estaba una mesa en dónde estaba colocado su casco espartano.

-Así está bien- les dijo a los monstruos alados cuando ya la cabeza estaba en la posición que él consideraba correcta y luego Butters entró a la sala seguido del enano Doguie, el centauro Mark, la licántropa Henrietta, el vampiro Dyla y la gárgola Heidi y el Topo, al parecer ellos son sus generales y eran seguidos por otras criaturas- ¿Estás mejor de tu pierna, hermano?- le preguntó.

-Sí hermano ya estoy bien y los heridos ya están curados- le aseguro el otro rubio.

-¿Cuál va a ser su siguiente movimiento, mi señor?- le preguntó el enano pelirrojo.

Caos movió delante de sí su mano derecha haciendo que una especie de gran mapa enrollado se desplegara mostrando grandes extensiones de tierra en las que estaban pintados muchos tipos de reinos y varios de estos tenían una especie de marca indicando que ya habían sido conquistados por él.

-Ahora quiero ir a las tierras del suroeste- les dijo a sus generales.

-Escuche que por los países y reinos de esas regiones son bastante organizadas y con grandes potencias militares- cuando el Topo dijo esto, Caos sonrió enormemente.

-Pues con mayor razón debemos ir a esas tierras, ya que son mejores desafíos que los reinos y países que hemos conquistado hasta ahora- cuando dijo esto ansioso su hermano cerró los ojos soltando un gemido.

Pero de repente una fuerte ventisca hizo que las puertas de la sala del trono se abrieran bruscamente tomando por sorpresa a todos, incluso a Caos y ese viento en vez de apagar las antorchas hizo que su fuego aumentara de sobremanera y se escuchó una especie de relinchido en forma de eco (NA: tal vez muchas personas consideren esto un poco infantil, pero les sugiero que escuchen la canción de la Bella y la Bestia cuando la Bestia hace acto de presencia ante el papá de Bella asustándolo y a sus sirvientes).

De repente el piso de las puertas de entrada se empieza a agrietar formando una especie de cráter de fuego con escaleras al rojo vivo y de esta salió a paso lento un jinete montado en su caballo.

-¡¿Pero qué es eso?!- preguntó muy asombrado Mark mientras que algunas de las demás criaturas preparaban sus armas.

-¡Es un embajador del Inframundo!- cuando Henrietta exclamó esto, varias de las demás bestias enseguida retrocedieron un poco presas del miedo.

-¡QUE LOS DIOSES NOS PROTEJAN!- exclamó muy asustado Butters en contraste de Caos que lejos de estar intimidado de alguna manera, mirada con los ojos entrecerrados al recién llegado que se le acercaba a pasos lentos y los cascos del caballo dejaban marcas de herraduras ardientes en el piso.

Es un caballo negro rodeado de un aura de fuego, ojos rojos al igual que sus pesuñas, tiene un casco que hace alusión a una calavera infernal, su cuellos, patas y costados también estaban protegidos y tenían también grabados diabólicos, toda su armadura está brillando al rojo vivo.

Su jinete no se queda para nada atrás ya que también está rodeado por fuego y su armadura es negra, tiene un casco parecido a un tarro con una visera en forma de T mayúscula y dentro de esta se podían apreciar unos ojos rojos brillantes pero no se podía ver la cara, a cada lado del casco tiene un cuerno rojo estriado que apunta hacia arriba y en la frente tiene una pequeña calavera parecida a la de un carnero.

En el pecho tiene un grabado rojo de una calavera demoniaca con unas pequeñas púas que recorren la frente en donde se supone que deberían estar las cejas, en la cintura tiene tres caras de lo que parecían ser unos horribles perros ladrando y unas extensiones de cota de malla negra con placas de color rojo que tienen pequeñas púas, una malla cubriéndole cada muslo y otra entre las piernas, tiene hombreras en forma de calaveras, la derecha parecía humana, pero con tres cuencas para los ojos, colmillos y un cuerno que salía de la frente, la izquierda parecía el cráneo de un ciclope también con colmillos y a cada lado de la cuenca de su único ojo habían dos cuernos.

Tiene dos guanteletes, el derecho parecía el cráneo de un dragón del que le salían dos cuernos de la frente apuntando hacia adelante, el izquierdo es una especie de serpiente enrollando el antebrazo y por último las piernas, la derecha seguía el patrón del guantelete izquierdo mientras que la izquierda lógicamente seguía el del guantelete izquierdo y cabe decir que los bordes de esas aberrantes protecciones también brillaban al rojo vivo al igual que una larga capa roja que en el centro tiene pintada una calavera negra infernal con cuernos enroscados.

Solo una palabra podría describir la imponente apariencia de este jinete: DIABÓLICA.

-¿Quién eres tú?- le preguntó tajante Lord Caos cuando se detuvo a unos cuatro metros de distancia de su trono mientras que las criaturas mantenían sus distancia.

-Soy un embajador del Inframundo- corroboró las palabras que dijo Henrietta usando un tono de voz sepulcral para luego bajar de su caballo y las llamas de ambos se mitigaron un poco.

-Oh nos-nos sentimos hon-honrados de tener a un re-representante del In-Inframundo de visita- le trató de dar la cordial bienvenida Butters sonriendo nerviosamente y muy asustado como los demás.

-Butters te callas-le ordenó molesto su hermano ya que no quería que demostrara debilidad ante nadie- primero preséntate y di para que has venido a mi reino principal- le exigió al jinete.

-Como quiera- dicho esto se quitó su casco al mismo tiempo que botaba vapor y al terminar de quitárselo mostro un bello cabello rubio un poco largo que ondeo un poco, una cara que se podría describir como angelical en contraste de su grotesca armadura un ojos en vez de ser rojos, son cafés claros muy lindos- mi nombre es Philip Pirrup, también me pueden llamar Pip y les traigo un mensaje del señor del Inframundo- les habló con voz suave muy diferente a la que tenía con su casco puesto.

Capítulo dos de esta historia completado el 27/06/2014.

Publicado en Wattpad el 20/07/2020.

(TARARARAN, TARARARAN música dramática) Estoy totalmente seguro de que nadie esperaba de que ese embajador del inframundo fuera Pip ¿Verdad? de seguro creyeron que se trataba del pobre diablo de Damien ¿Cierto? Pues esa es la sorpresita que les había dicho en las votaciones ;D.

¿Pero cómo es que él es un embajador del inframundo y que mensaje le tiene a Lord Caos? ¿Y quién es el que los vio a él haciendo sus fechorías? Eso obviamente lo sabrán más adelante ;D.

También espero que les hayan gustado como presente a Henrietta, Dylan, Mark y los otros chicos de la serie como criaturas mitológicas y espero que nadie se haya mortificado por la forma en como Caos mató a ese pobre anciano sin piedad alguna y eso que más adelante habrán muertes aún peores :O

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