Parte única

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En algún bosque a las afueras de Daegu, Corea del Sur
Día: 30 de junio de 2004
Hora: 5:13 am

—Hyung, no quiero entrar ahí, tengo miedo— el más pequeño temblaba mientras sujeta una de las mangas del abrigo de su mayor.

—Vamos Kookie, no seas miedoso— intentó darle confianza para entrar al bosque del pueblo. Los más longevos en el lugar decían que era un bosque maldito, que en sus profundidades yacía la más hermosa y sanguinaria criatura, un hada que atraía a los curiosos con su increíble belleza, un hada que arrebataba la vida y la sangre de todo aquel que se atreva a poner una mano sobre su rosal, su hermoso y único rosal azul.

—Me da miedo, Nam ¿Y si los abuelos tienen razón?— Jungkook intentaba hacer entrar en razón a su hermano mayor, cosa que no logró por supuesto. A diferencia de su mayor, él si creía en las viejas leyendas del pueblo. No lo culpen, tan solo tiene trece años.

—Kook, si los abuelos tienen razón, yo te protegeré con mi vida si es necesario— y le sonrió, esa sonrisa tranquila que dejaba un lindo hoyuelo a la vista. Con solo ese gesto la tranquilidad de Jungkook volvió, supo que debía confiar en su hermano.

—Es-está bien— aún tartamudeando y con sus extremidades temblando, entrelazó sus dedos con los de Namjoon para comenzar a avanzar por aquel bosque.

Pasaron alrededor de veinte minutos caminando en silencio e intentado visualizar todo a su alrededor, pues el lugar era sumamente hermoso. Algunas aves cantaban para iniciar el día y nuestro Astro Rey comenzaba a asomarse por sobre las copas de los árboles. Quizás fue buena idea entrar a las cinco de la mañana, nunca volverían a ver tan hermoso panorama.

—Kookie— llamó el mayor mientras apoyaba su diestra en el hombro de su hermano. El castaño miró con ojitos curiosos al más alto y arrugó un poco su nariz para dar a entender que le estaba prestando atención—, ¿Te gusta el color azul?

El más pequeño dió un ligero asentimiento y Nam dirigió sus pasos hacia la orilla del lugar, donde de encontraba un hermoso rosal azul brillante. Los ojitos del más bajito brillaron al divisar dichas flores, mas el pánico se apoderó de ellos al ver como una mano comenzó a asomarse desde lo profundo del agua.

—¡Hyung!

Sangre salpicó sus mejillas, sus rodillas temblaban y casi no podían sostener su peso. Su hermano, su adorado hermano mayor se encontraba siendo desmembrado frente a sus ojos.

¿Qué es eso?

¿Por qué está pasando esto?

El cerebro de Jungkook se quedó en blanco, esa cosa lo miró por dos segundos y volvió a sumergirse. El hermoso panorama de hace 10 minutos atrás se perdió, el hermoso rosal azul se pintó de un rojo oscuro, las cristalinas aguas del pequeño lago se tornaron rojizas...

¿Que acaba de ocurrir?

¿Dónde está Nam?

Las preguntas le atormentaban, cuando cayó en cuenta de la situación que acaba de vivir, desde su garganta brotó un grito desgarrador, sintió como si le arrancaran las cuerdas vocales... Le arrancaron a su única familia.

Con pasos casi mecánicos se dirigió a la salida del bosque mientras corría de forma increíblemente rápida. Varias piedras que se cruzaron en su camino lograron hacerlo caer; cuando menos lo pensó sus rodillas estaban raspadas y sus piernas eran adornadas por moretones.

Llegó al pueblo gritando, asustado y en shock. Algunas personas se acercaron a él. En algún momento colapsó, su pequeño cuerpo no aguantó más.

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Ciudad Sendero SeoGu, Daegu, Corea del Sur
Internado para niños con discapacidades mentales
Día: 5 de diciembre del 2000
Hora: 16:00pm

—Chicos saluden, tenemos un nuevo hermanito.

Ese lugar huele a viejo. Hay muchos niños, pero la mayoría viven en sus propios mundos. Nadie responde, nadie te ayuda, nadie te anima. Los adultos van todos vestidos de blanco, en realidad acá todos van de blanco.

“—¿Por qué estoy aquí?—”

“—¿Dónde está Namjoon Hyung?—”

“—Oh, ahí está. Al parecer no me ha visto. ¿Por qué juega con otro niño?—”

Ver a su hermano ignorándolo le dolía, mas lo veía casi a diario. Cuando se acercaba para tocarlo desaparecía, es como una cortina. Algunos señores de bata blanca le han dicho que la muerte se ha llevado a su hermanito, sin embargo Jungkook sabía que él no se iría dejándolo atrás ¿Verdad?.

Alguien tiró de su pequeña manito y dirigió sus pasos hacia una pequeña, blanca y vacía habitación con tan solo una cama.

—Pórtate bien— y se marchó, la señora de bata blanca lo dejó solo en aquel lugar. Comenzó a caminar hacia la cama, sus brazos se balanceaban debido al movimiento de su cuerpo; un zombie, eso parecía en ese preciso instante.

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—Hola pequeño— un señor de bata blanca entró a la pequeña habitación y saludó a Jungkook, sin embargo el último mencionado se encontraba inmerso en su propio mundo de fantasía, donde su hermano le esperaba con una sonrisa.

—¿Qué ocurre?— preguntó intentado que el chico diera señal de voz. Anotó algo en su cuaderno y alzó su vista para continuar hablando.

—Yo me llamo Yoongi, Min Yoongi y alguien me dijo que tú te llamas Jungkook, Kim Jungkook ¿No?— Yoongi hablaba con un tono de voz suave y calmado, rozando lo cariñoso. Pero, por más suave que sea su voz, el pequeño castaño seguía sin reaccionar.

No responde

—¿Tienes hermanos, Jungkook-ssi? Yo tengo una hermana, es muy amargada, a veces no la soporto— el pelinegro pasaba sus tardes hablando con Jungkook o hablando solo, pues el menor no emitía sonido alguno.

A veces, en las noches, el más pequeño decía un nombre y lo repetía una y otra... y otra vez. Parecía tener pesadillas, Yoongi solo lo despertaba y abrazaba, no podía hacer algo más.

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—¡Namjoon-Hyung!— gritó el castaño con cariño mientras se lanzaba a los brazos de su hermano, este lo recibió un abrazo y Jungkook escondió su rostro en el cuello del contrario.

—¿Qué ocurre, pequeño?— preguntó mientras le revolvía el cabello con cariño.

—Te extrañé— ronroneó escondido en su pecho.

En cuanto separó su cabeza del cuerpo de su hermano se encontró a sí mismo rodeado por árboles, y al mirar al frente divisó el rosal azul en la orilla del lago. De forma delicada, una bonita hada cuidaba cada pétalo de cada flor del rosal como si fuera su mayor tesoro.

La espalda ancha de su hermano se dirigía hacia el lago, Kook lo veía con miedo en sus ojos. Intentó avisarle, mas su voz no salía, intentó detenerlo, mas sus piernas no le obedecían y se mantenían quitas en el mismo lugar. Una vez más observó sin remedio como la vida era arrebatada del cuerpo de su hermano.

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Unos brazos rodearon su cuerpo y comenzó a transpirar con velocidad, su pecho subía y bajaba mientras las lágrimas que salían de sus ojos creaban un pequeño charquito en la bata blanca de Yoongi,  t persona que lo abrazaba.

Abrazó con fuerza al mayor mientras gritaba lleno de desesperación. Hace tiempo, personas le dijeron que su hermano había muerto, mas él no les creyó pues aún podía verlo y sentirlo hacerle compañía en las tardes.

—Ya pequeño, no llores ¿Si?— la calmada voz de Yoongi alivió sus lágrimas.

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—Doctor Min, hoy tengo ganas de hablar— Yoongi se sorprendió mucho al entrar y escuchar la voz de Jungkook. Pues llevaba exactamente seis meses en el internado y nunca lo había escuchado.

—Por supuesto— esa sonrisa le gustó a Jungkook, lo hizo sentir tranquilo y comenzó a hablar.

Primero le contó sobre su familia, su única familia, Namjoon. Jungkook fue un niño que la familia Kim recogió en cuanto su hijo mayor cumplió los cinco años, pues ellos deseaban una familia numerosa, mas la señora Kim solo pudo dar a luz a un bebé. Namjoon siempre quiso mucho a su hermanito, le compartía de su comida, le prestaba sus juguetes, le arropaba en las noches frías. Pero un una noche de Navidad, esta familia quedó dividida, los dos mayores murieron en un accidente de tránsito y los dos chicos quedaron a cargo de la suerte, solo se tenían el uno al otro.

Al Jungkook contarle al médico la forma en que perdió a su hermano mayor, este quedó impresionado. Yoongi cayó en cuenta de que el más pequeño poseía un trauma con el abandono y que durante este tiempo le había agarrado cariño.

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En algún bosque a las afueras de Daegu, Corea del Sur
Día: 17 de septiembre de 2005
Hora: 5:13 am

Jungkook se hallaba corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían. Al fin de había escapado de ese horrible lugar. Luego de que el doctor Min dejara de trabajar en el internado sus miedos volvieron.

“—Nunca te dejaré solo—” eso le dijo, es una pena que no lo haya cumplido.

El pequeño pelinegro corría hacia el mismo lugar en el que perdió a su hermano. Corrió hacia el lago y saltó hacia él, hacia la muerte segura.

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Ciudad Sendero SeoGu, Daegu, Corea del Sur
Internado para niños con discapacidades mentales
Día: 17 de septiembre de 2005
Hora: 5:13 am

El paciente Kim Jungkook acaba de fallecer.

•Catorce años
•Traumas por abandono
•Autismo inducido

-Causas de la muerte-

•Suicidio

-Tiempo de observación-

•Cinco años

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