¿Por qué?

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Ha-Yun camina a mi lado bajo la lluvia, aún va cubierta con su paraguas y las lágrimas no dejan de brotar de sus ojos, no puedo evitar mantener un ojo en ella, mirándola de reojo.

No hablamos ni si quiera cuando entramos en el ascensor de la universidad para ir a nuestras habitaciones, nunca había visto a Ha-Yun tan callada como ahora.

Soy el primero en salir del ascensor, sin embargo ella es la primera en acercarse a su puerta para abrirla.

—He pensado en lo del Pub, — no sé porqué digo eso cuando no es cierto.— si la invitación aún sigue en pie, iré.— ¿en qué acabo de meterme?, no tengo ni la más mínima idea de porqué he dicho eso cuando sé que no me gustan esos sitios, pero espero ver al menos una pequeña sonrisa en su rostro.

Ha-Yun asiente a mis palabras pero no sonríe, se despide de mí con un pequeño gesto y entra en su habitación. Imito su acto, aunque la curiosidad por su comportamiento tan extraño no cambia. Al final acabo por ponerme mi pijama y dejarme caer sobre la cama, esperando a que el sueño me ataque, ni si quiera se me pasa por la cabeza ir a cenar a la cafetería.


(***)


Los días pasan más rápidamente de lo que quiero, lo que acerca cada vez más la semana de exámenes, y la entrega de los trabajos prácticos, por lo tanto, también.

Doy por hecho que las sesiones de estudio se han cancelado ya que a pesar de ser martes Ha-Yun no se presentó ni el domingo ni ayer lunes. En cierta parte lo entiendo pues, además de rendir los exámenes normales también tendrá que rendir el de significados de colores; no nos ha dado tiempo a repasar todos los colores, aunque sí la mayoría.

Una parte de mí está preocupado por ella, no sé si logrará aprenderse bien el verde, el marrón y los tres colores que nos faltaron, el rosa, el negro y el gris. Los demás se los sabe bastante bien, algunos tiene que pulirlos, pero, de alguna forma, sé que le estoy deseando toda la suerte que puedo.

La última clase del día comienza, es exactamente igual a las demás, desde ayer las clases se basaban en recordar el temario que entraría en los exámenes y prepararlos lo mejor posible, resolviendo todas las dudas que tuviésemos.

Las dos horas se me hacen eternas y, cuando suena el timbre de las tres y media, que me indican el final del día, sólo quiero salir a fumarme un cigarro e ir a mi habitación para terminar el cuadro que nos mandó el profesor Jung.

Salgo de la clase y, como ayer, Ha-Yun no está esperándome. 

Al parecer ya estaba acostumbrado a que me buscase constantemente y, me molesta no tenerla cerca hablándome de lo que sea, el silencio se me está haciendo eterno desde el domingo. Es insoportable. 

Me pongo mis cascos y escojo la primera canción que encuentro en mi playlist; Rescue Me me acompaña hasta la salida del edificio principal. La canción me recuerda a Ha-Yun, no entiendo porqué, pero lo hace.

Me enciendo el cigarro enseguida y pongo camino hacia los dormitorios, que quedan un poco alejados; mi paso es lento, relajado, no tengo prisa por ir a comer, ya cogí la manía de no comer los martes por los horarios.

Por el rabillo del ojo no puedo evitar ver un pequeño tumulto de sombras, no logro oír lo que dicen por la música, aunque realmente no estoy demasiado interesado en lo que sucede, tengo muy claro que sólo quiero llegar a mi habitación.

Un tirón en mi bandolera hace que uno de mis cascos se caigan y escuche todo ese bullicioso y desagradable ruido que no me interesa en lo más mínimo, o al menos hasta que escucho el grito de una chica en particular. Me quito los cascos y los guardo en la bandolera al mismo tiempo que camino hacia el grupo de sombras, mi ceño se frunce un poco más a cada paso que doy en su dirección. Logro ponerme en primera fila y, lo que veo me incendia la sangre.

Cierro mis manos en puños, mis dientes chirrían cuando mi mandíbula se tensa. Veo a un grupo de sombras riéndose y señalando a Ha-Yun, dicen cosas entre ellas que no entiendo. Pero lo que más me enerva es ver al mismo chico que no sólo intentó forzarla aquel día y que luego la molió a golpes.

Veo a ese intento de ser humano que no es más que una sombra de mierda tirando de su pelo suelto, doy un paso dentro del círculo y dejo caer la bandolera sin cuidado alguno al suelo, importándome bien poco el portátil o la tablet de diseño. 

Doy dos pasos más y no me lo pienso dos veces antes de darle el primer golpe a esa sombra, por unos segundos parece desconcertado ante el golpe y suelta a Ha-Yun; no espero para darle el segundo golpe que va directo a su mandíbula, mis nudillos arden y duelen un poco, pero eso no me detiene e absoluto.

No hay palabras de por medio, el ruido de las sombras a mi alrededor desaparece por completo y sólo soy capaz de golpear al chico uno y otra vez, sin detenerme y sin darle tiempo a que reaccione o pueda devolverme los golpes. Cada puñetazo que le doy es más fuerte que el anterior y, en algún momento, siento crujir mi muñeca.

Un tirón de mi chaqueta me levanta del suelo y me aleja del desgraciado al que acabo de darle una paliza.

—Te avisé, te dije que no volvieses ha acercarte a ella.— mi voz es más grave que de costumbre, poco me importa la persona que me está sujetando como a un perro rabioso.

—¡VOSOTROS TRES, A LA OFICINA DEL DIRECTOR!— la voz del profesor Chang me recuerda dónde estoy. Relajo mis músculos al mismo tiempo que me suelto del agarre del mismo profesor y me acerco a por mi bandolera.

 Me acerco a Ha-Yun, que sigue sentada en el suelo, temblando y llorando. La extiendo una de mis manos para ayudarla a levantarse; la coge pero su temblor es demasiado notorio, ¿la habré dado miedo?

Con un pequeño tirón termino de levantarla, su cara choca contra mi pecho y vuelvo a tener el mismo pensamiento que cuando la conocí, su estatura es bastante cómica. 

Los tres caminamos detrás del profesor Chang hasta la oficina del director, nos obliga a sentarnos y esperar hasta que nos llamen. Mi vista no se aparta de Ha-Yun, de su pequeño rostro, lleno de rastros de un tono grisáceo parecido al rojo.

Reprimo mis ganas de apartar esas manchas de su cara; es entonces cuando miro mis manos, mi muñeca izquierda está un poco hinchada y me duele un poco cuando intento moverla, tengo varios cortes en los nudillos, además de alguna quemadura que ha dejado un tono gris más brillante sobre mi piel.

Uno a uno, nos mandan pasar y contar lo sucedido.

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