🚃 9¾

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En el noroeste de Londres se encuentra la estación de King's Cross, una estación de trenes muggle que es una de las más concurridas en toda la ciudad. Podría decirse que es un edificio perfectamente normal con grandes números de plástico en cada pista, uno más de los cientos que decoran las calles londinenses, lleno de guardias y gente que va de un lugar a otro, gente que desconoce el mundo de la magia y nunca ha oído hablar de Hogwarts ni del término No mago por el cual se le conoce. Sin embargo, cada 1 de septiembre cuando el reloj se acerca a las once y el InterCity 125 se introduce en el andén nueve, cierta multitud gira la cabeza ocasionalmente. Grupos de niños magos portando enormes baúles, maletas y búhos enjaulados, se abren camino hacia - y luego a través de - la barrera de metal sólido entre los andenes nueve y diez.

Uno de esos pequeños de once años caminaba entre la gente que pisoteaba con aparente prisa en la estación. Sosteniéndose del vestido de su madre para no perderse, Jackson trataba de igualarle el paso a ella y a su papá quien cargaba sus pertenencias.

Cuando un niño mago nace, una pluma mágica localizada en Hogwarts detecta el nacimiento y escribe su nombre en un largo pergamino. Durante el verano, este pergamino es revisado y enviado a los que hubieran cumplido once años antes del 31 de agosto.

Un sábado por la mañana, Jackson recibió la carta donde le informaron que había sido aceptado para estudiar en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, lugar donde la mayor parte de su familia aprendió lo que un buen mago debía saber. Él estaba ansioso por conocer más acerca del mundo al que pertenecía, sus papás le contaban historias todo el tiempo y el pequeño de la familia se emocionaba cada vez que les veía realizar hechizos simples en casa.

Todo mago tenía prohibido realizar encantamientos frente a los muggles ya que de esta manera la comunidad mágica se vería expuesta. Ellos no podían correr riesgos como esos, sobre todo después de dos guerras mágicas así que por ese motivo regulaban las acciones en el mundo de los no magos. Sin embargo, eso no quería decir que estuviera prohibido relacionarse con ellos.

Se detuvieron ante una pared de ladrillos y Jackson la observó de arriba hacia abajo. En medio estaba la barrera de metal que tenía un gran letrero con el número 9 ¾ en él. Mientras sus padres verificaban una vez más que tuviera todas sus cosas, Jackson esperaba ansioso sin quitar la mirada del letrero.

¿Qué es lo que iba a encontrarse al otro lado del portal? Jackson estaba emocionado por saber pero una pequeña parte de sí mismo quería aferrarse al suelo, porque todo sería nuevo para él y eso le daba un poco de temor.

—Ya es hora, Jack. Vamos.

Vio a sus padres desaparecer a través del metal y luego de una pequeña cuenta regresiva de 3, 2, 1, se adentró hacia un nuevo mundo que lo esperaba a él y a otros futuros niños magos.

El lugar no parecía diferente de lo que había visto desde el otro lado, la diferencia radicaba en la cantidad de personas que cargaban con maletas enormes, escobas y búhos como el que su abuela le había comprado. El olor del humo que salía de los trenes había desaparecido y en su lugar se encontró percibiendo un aroma agradable que le hizo emocionarse y olvidar su temor por lo nuevo.

Una vez más, se aferró a su mamá y caminó junto a ella hasta que se detuvieron frente al expreso.

—Al fin llegas. Te estaba esperando.

Jae Beom se paró a su lado y Jackson se sintió aliviado de que su mejor amigo también proviniese de una familia de magos. El chico cargaba una jaula gris con hoyos a los lados por donde se filtraron un par de Miaus.

Debió suponer que escogería un gato ante las otras tres opciones; búho, sapo o rata. Jackson había querido un sapo pero su abuela se adelantó con el búho gris.

El reloj indicaba veinte minutos restantes para la partida, así que creyó conveniente ingresar al tren en esos momentos, quería encontrar un buen asiento. Tanteó su pantalón y cuando lo halló, sacó el boleto que estuvo resguardado en uno de sus bolsillos.

—¿Dónde está tu boleto, Jae Beom? Recuerda que no nos dejarán pasar si no lo tienes en la mano.

—Sí, sí, ya sé. Lo tengo por aquí.

Mientras su amigo buscaba el dichoso boleto, Jackson observó el panorama con curiosidad. Veía a los estudiantes mayores entrar por el otro lado y a gente desesperada que apenas traspasaba el portal.

Aparte del gentío, las rieles y el expreso, no había nada más para contemplar, sin embargo, dentro de él estaba esa sensación burbujeante de que algo increíble estaba por suceder.
Las manecillas del reloj avanzaban, el humo del tren se dispersaba hasta llegar al techo, las voces seguían incrementando y la búsqueda del boleto de Jae Beom se había prolongado.

Él no estaba haciendo nada más que llevar la mirada de un lado a otro, sin percatarse de algo en específico. Hasta que él apareció.

No estaba seguro si los repentinos cambios se debieron a eso. El tiempo corrió lento, el humo se pintó de colores brillantes y el ruido fue amortiguado, dando una perspectiva diferente a lo que estaba presenciando.

Parado frente al expreso, Jackson vio a un niño de cabellera castaña, ojos pequeños y mejillas llenas de apariencia suave a través de la ventana de un vagón cercano. Su corazón se agitó dentro de su pecho y sintió fuegos artificiales en el estómago. ¿Qué era lo que le pasaba?

—¿Estás viendo lo mismo que yo?— preguntó a Jae Beom sin despegar la mirada de aquél niño bonito. Él necesitaba saber que no era su imaginación, que ese chico realmente estaba ahí.

—¡Wow! ¡Es una Nimbus 2016! Quiero una de esas— le respondió su amigo sin dejar de remover sus cosas en la maleta. De acuerdo, no hay que ser un genio para darse cuenta que una escoba no se podía comparar con el chico castaño, aunque fuero el modelo más reciente. —Listo, Jackson. Tengo el boleto.

—Jae Beom, ¿por qué es tan lindo?

—¿Qué? ¿El boleto?—Jae Beom se levantó y tomó sus cosas. Intrigado ante la repentina pregunta, movió de lado a lado el papel entre sus dedos, analizando cada detalle en tinta dorada. — Tal vez porque es brillante.

Esa era la primera vez que Jackson había visto a un niño así de lindo como él. Compartía asiento con un chico rubio de piel pálida y largas pestañas pero que resultaba ordinario en comparación con el castaño.
Tenía unas ganas tremendas de entrar y apretar sus mejillas, de revolver su cabello y abrazarlo con fuerza. Poco sabía de lo que las personas llamaban amor a primera vista, así que sin saberlo, Jackson estaba experimentando una cascada de emociones típicas de lo que se conoce como el encantamiento más poderoso de todos.

Pudo haber sido un día cualquiera, en un lugar diferente, sin embargo, ocurrió un 1 de septiembre del año 2016 después de traspasar la barrera.

Y fue precisamente ahí donde todo comenzó. En el andén 9¾.

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Hablemos de:

Hogwarts: es un internado mágico en Escocia donde asisten los aspirantes a magos, se ubica en unas montañas cercanas a un lago. El castillo está encantado para que en su lugar se vean ruinas antiguas con un letrero que dice "Peligro, prohibido el paso".

Muggle: Es el ser humano que no es mago, también conocido como No maj o No mago.

Nimbus: Es una escoba que posee un palo de caoba fino y aerodinámico. En el extremo superior del palo lleva inscrito en letras doradas el nombre.

En la primera película muestran la Nimbus 2000 y 2001. Simplemente cambié el número para recalcar su avance.

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Hello everyone.

En algún momento tenía que escribir algo con la temática "Harry Potter", así que aquí lo tienen.

¿Algún potterhead por aquí? Si es así, dilo con orgullo.

Esta es -oficialmente- la primera historia que escribo con el JackJae. No será la más elaborada de todas pero será divertida y haré todo lo posible para que tenga partes soft porque el JackJae me hace pensar exactamente en eso.

Sin más qué agregar... Comencemos con la magia. 🙌🏼💫

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