Capítulo 16 : Un contrato roto.

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La expresión de Ellen, no cambiaba, estaba asustada, sorprendida, con un sin número de preguntas, que quería hacer en ese momento. Ambos observaron como el cuerpo de Erick comenzó a carbonizarse lentamente, era como si las llamas del infierno comenzaran a llevárselo, un acto que no vio con su violador anteriormente, pero, cabe mencionar que, Matthew le confirmó que si había sucedido, al momento que perdió la cabeza. No obstante, la diferencia de aquella vez, era que ese acto tan impactante, Ellen lo estaba presenciando con sus propios ojos, además que Erick aún estaba vivo, o quizás solo eran reflejos de su cuerpo agonizante.

La mirada de Erick estaba dirigida a ella, sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas, mientras el fuego terminó de consumirlo por completo, para por fin llevárselo. Por otra parte, Matthew al momento de llegar, bajarse del vehículo y tocar el pavimento, ante los ojos de Daniel, desapareció, no era visible ante los ojos de los humanos. Toda conexión con Ellen se rompió abruptamente, era verdaderamente imposible. Los constantes gritos de Daniel llamándolo, preocuparon a Matthew enormemente.

—¿No puedes verme? —preguntó Matthew, intentando tocarlo, pero, era como si hubiera una barrera invisible entre los dos, que le impedía acercarse —. ¡Esto es imposible!

Matthew corrió rápidamente hasta el lugar,  Daniel habia detenido el vehículo bastante lejos de la bodega, para no prevenir a Erick de su llegada. Los poderes de Matthew no funcionaban, eso quería decir que, por alguna razón el contrato estaba roto, eso era la única posibilidad más evidente sobre el cambio de su condición. El problema era el cómo había sucedido, ya, hasta ese momento estaba imaginado lo peor, que Ellen estuviera muerta, era una de las opciones más válida y más preocupante.

En el lugar donde estaba Ellen, Arthur intentó plantearle una opción para continuar con su vida, una opción que le dio a Matthew anteriormente, y que, debido al contrato estaba fuera de lugar, sin embargo, ahora el panorama era distinto.

—¿Quieres que sea un demonio? —preguntó Ellen estallando en lágrimas, estaba asustada, y no había señales de Matthew.

—No llores, quizás por lo que has escuchado, o por como te han criado, nosotros somos el peor camino al cual podrías optar, pero, no somos tan... —Arthur titubeó en ese momento, ya que su comentario no era del todo cierto —. Bueno... está bien, si somos malos, pero tenemos nuestros fines, y esa vida te dará todo lo que anhelas.

—No puedes darme lo que anhelo, jamás podrías dármelo...

—¿Hablas de Matthew? —su pregunta la descolocó, solo en ese momento, se le vino a la mente una idea realmente inquietante

—Espera un momento... si interferiste con el contrato, ¿Qué pasará con Matthew?

—¿Tanto te preocupa un medio demonio?

—No es asunto tuyo... ¿Podré volver a verlo?

—Estás viéndome en este momento... ¿no es así?, y no he decidido que me veas... es posible que también a él, tienes una mirada espiritual, algo muy inusual —indicó Arthur con un gran asombro.

En ese momento Matthew apareció sorprendido de que Arthur estuviera frente a ella.

—¡Matthew!, que bueno verte —manifestó Arthur, provocando que Ellen se girará en dirección a la entrada —. Estaba hablando con Ellen sobre la mirada espiritual que ella posee...

La mirada de confusión en Ellen estaba preocupando a Matthew, ella no reaccionaba a su presencia, a éstas alturas estaba pensando que ella no podía verlo.

—¿Puedes verme?—preguntó Matthew titubeante.

—¡Sí! —exclamó Ellen sonriéndole, Matthew dejó escapar un suspiro de alivio desde el fondo de su alma, ya que estaba viva.

—¡Fascinante! —exclamó Arthur —. Tienes la mirada espiritual, puedes ver seres que no existen en este plano, medios demonios, demonios, fantasmas... ¡Eres fascinante!

—¡Interfeririste con el contrato!

—Tu Interferiste con el contrato al momento de involucrarte sentimentalmente y carnalmente con esta humana —comentó Arthur con una seriedad escalofriante —. ¿Pensaste que no me daría cuenta?

—¡Arthur puedo explicarlo! —aludió Matthew sintiendo un profundo miedo de que le hiciera algo a ella.

—Mi pregunta es... ¿Cuando sucedió la impronta?, ¿en su niñez?

—¿Niñez? ¿De qué hablas? —preguntó Matthew totalmente confundido.

—¿Recuerdas el nombre de Henry Reys? —La pregunta de Arthur, hizo que la mente de Matthew comenzara a escudriñar en sus recuerdos, posteriormente se volvió a Ellen.

—¿Tú eras esa niña? —La cara de confusión en Matthew, provocó la carcajada en Arthur, ni siquiera recordaban al otro.

—Tu estuviste ese día que mi abuelo murió... estabas esperando a Arthur fuera de la puerta, yo me despedí de ti —comentó Ellen.

—Ahora si puedo creer en el destino... o en la mala suerte —intervino Arthur con ironía —. Ahora bien... volvamos a los términos de mi contrato... un demonio con la mirada espiritual, sería una excelente adquisición, más los poderes que se te otorgarán, serias una gran cazadora de almas.

—¡Ella no hará eso! — siseó Matthew alzando su voz.

—¡Cállate! —gritó Arthur provocando que el cuerpo de Matthew sintiera una presión, que le impedía moverse, lentamente su cuerpo cedió y sus rodillas tocaron el suelo.

—¡Matthew! — Ellen corrió en su ayuda —. ¿Estás bien?

Arthur estaba sorprendido, lo mismo que le estaba provocando a Matthew, quería hacérselo a ella, pero, no provocaba absolutamente nada en ella, fue hasta que caminó rápidamente hacia ella y la sujetó del rostro.

—¡Suéltala! —pronunció Matthew con un absoluto dolor en todo su cuerpo, era una verdadera tortura para él, aún así, Arthur no lograba doblegarlo.

—Mi poder no funciona en ti —indicó Arthur con sorpresa, desviando su mirada hacia el vientre de ella —. Ahora entiendo... te embarazaste, estás embarazada de un medio demonio y aún así Dios lo protege, que ironía... 

Matthew desvió la mirada hacia ella, a pesar de la situación, su corazón se regocijó y sus lágrimas se desbordaron. Ellen por el contrario estaba aterrada de lo que podrían hacerle en ese momento.

—Mientras no le haga ningún daño, puedo hacer esto —Arthur tocó levemente la frente de Ellen y la hizo dormir, Arthur la tomó en sus brazos y dejó de utilizar la tortura en Matthew, no obstante, no podía ponerse de pie.

—¿Porque le hiciste eso?, ¡Déjala en paz!, ella es inocente, tú terminaste el contrato...

—El que te hayas equivocado, no quiere decir que todo este perdido, si logramos que ella te entregue su alma voluntariamente...

—¡Estás demente!, déjala ir, tiene a mi hijo en su vientre, no le pediré eso —intervino Matthew con rabia e impotencia.

—¡Es un feto!, aunque simbolice algo para ti, es un ser que aún no está seguro en este mundo, después cuando seas demonio, podrás crear tus propios engendros, claro que, por obvias razones no serán tan bonitos como seguramente será este, porque entre nosotros, la madre está apetitosa.

—Eres un canalla, enfermo...

—Te esperaré donde todo empezó... espero una decisión... si se lo pides podría acceder a entregarte su alma voluntariamente o que ambos fueran juntos al infierno... el alma que podrían utilizar como peaje, sería el que ella trae consigo...

—¡Muérete! —gritó Matthew con total furia...

—¡Piénsalo!... estaré donde todo comenzó...

En ese momento Arthur desapareció con Ellen en sus brazos. Matthew dejó escapar un grito de dolor y sujetó su cabeza con rabia, se sentía inútil y débil. Repentinamente entró la policía al lugar, Daniel y Emiliano, observaron la bodega vacía, estaba el cuerpo de Lucas, algo verdaderamente impactante, pero no había rastros de Ellen, ni de Erick, ni siquiera de Matthew. Las lágrimas de Emiliano sujetando la chaqueta de Ellen eran desgarradoras.

—¡Deben encontrar a mi hija! —pidió Emiliano —. ¡Por favor!

Matthew se puso de pie, debía encontrar la forma de que Ellen volviera a su casa a salvo. Se retiró de la bodega, en busca del lugar que indicó Arthur, donde todo empezó, sin duda alguna, era la clínica donde murió Henry, el día que conocieron a Ellen por primera vez. Sin embargo, debía hacer una parada antes, necesitaba toda la ayuda posible.

Al recorrer las calles, recordó como era todo antes de que hiciera el contrato con Ellen, ese sentimiento que había vuelto y lo envolvió como una ola, Arthur se lo había quitado todo en un momento y solo anhelaba recuperarlo.

«Hace algunos años, había sentido ese grado de locura y desesperación. Estaba cansado de vagar por las calles una y otra vez, sentirse atrapado, sin ver alguna salida. La soledad que cada día lo invadía, sus ganas de terminar con su vida aumentaba cada vez más. No había nadie a quien pudiera recurrir, hasta que se detuvo en la esquina de la calle de la universidad, observó el nerviosismo de los nuevos estudiantes, el bullicio que provocaban sus pisadas en el pavimento. Fue ahí que observó a una muchacha correr con desesperación, con un gran libro en sus manos, como olvidar a aquel momento en que la vio dirigirse a él sin despegar la mirada de la universidad mientras corría a toda velocidad, hasta que choco con él.

—¡Lo lamento!, soy muy torpe, no te vi —Matthew observó la mano extendida de la muchacha, él la miraba con suma sorpresa —. Es mi primer día de clases, no calculé el tiempo de llegada... ¿Estás bien?

Matthew seguía sin comprender como es que ella podía verlo, lentamente tomó su mano, fue la primera vez en casi un siglo que sentía el calor de una persona y su amabilidad.

—Descuida, también estaba distraído...

—Soy Ellen... ¿ y tú? —su pregunta lo descolocó aun más — Al terminar de la levantarse, Ellen comenzó a sentir las miradas en ella, la gente a su alrededor, comenzó a murmurar, como si estuvieran en frente de una persona completamente desquiciada. Matthew se percató de eso, y no quería que siguieran hablando de ella, a pesar de que no quería dejarla ir, y no quería soltar su mano, debía hacer algo por ella.

—¡Llegarás tarde!—Ellen miró rápidamente su reloj y se despidió rápidamente, la palidez del muchacho le preocupó.

—Es mi primer año de periodismo, quizás podríamos vernos en otro momento, quizás tomar un café, tengo miedo que te hayas golpeado... ¿De verdad estás bien?

La mano de Ellen acarició el rostro de Matthew y el pudo sentir como su cuerpo respondió a ella por completo, en ese momento solo deseó que hubieran estado en otro momento o lugar, para no haberla dejado ir.

—Vete, estaré bien, te buscaré en otro momento —Ellen asintió, aprovechó el cambio del semáforo para correr hasta la universidad y se perdió de vista. Su corazón estaba acelerado y su cuerpo deseoso, desde ese día, nunca más pudo alejarse de ella.»

Matthew se detuvo en frente de la iglesia, solo estaba Pablo, el muchacho que cuidaba el recinto, estaba barriendo la entrada. Matthew aprovechó que la puerta estaba abierta y entró, no era día de  reunión y él solo estaba haciendo los quehaceres.

Al momento de pisar la iglesia, los seres celestiales se le quedaron viendo, el se aproximó al  frente y se arrodilló con mucho respeto. Su nerviosismo por estar en un lugar sin ser invitado, además que no estuviera solo, lo llenaba de temor. Respiró profundamente y tomó el valor suficiente para comenzar una plegaria.

—¡Dios!, quizás no quieras escucharme, no soy digno de estar ante tu presencia —al decir esto, volvió su mirada y tras de él, todos ángeles estaban arrodillados, con la cabeza inclinada, respetando su posición —. Mi nombre es Matthew, fue lo único que me permitieron conservar cuando me convertí en medio demonio, era solo un niño, perdí mi fe, mi camino. Se que sabes todo esto, tú lo sabes todo... ¿no es así?

—¡Él todo lo sabe! —indicó una voz que le causó escalofríos en todo su cuerpo, al girarse observó que todas las siluetas de luz, tenían forma humana, como él.

—¡Ahora puedo verlos!

—Eso quiere decir, que crees en Dios, y nosotros somos su creación —intervino otro ser con una voz más grave, que ocasionó que su corazón se oprimiera —. Continua, él te escuchará.

—¡Hazlo! —exclamó el primer ángel que le habló, su mirada reflejaba esperanza, su voz era muy pacífica.

—Señor... hice un contrato para volverme un demonio completo, su nombre es Ellen, la estaban violando y yo vi la oportunidad, me aproveché de su vulnerabilidad —indicó Matthew con una profunda preocupación —. Sin embargo, me enamoré de ella. Ellen me mostró el camino de la fe, me mostró un camino de amor, de paciencia, un camino que me llevó a ti...

Todos los ángeles, estaban sorprendidos por sus palabras, las lágrimas se desbordaron de los ojos de Matthew, recordando el cómo Arthur se la llevó.

—Ella está embarazada y Arthur el demonio que fue mi mentor, se la llevó, quiere que tome su alma, para completar mi transformación, no puedo hacer eso, yo la amo —aludió Matthew con desesperación —. Él sabe que es así... llegó a proponerme que ella se fuera conmigo, pero, quiere el alma de mi hijo como medio para entrar al infierno. Ayúdame, tú lo puedes todo, tú puedes ayudarla, no me importa lo que pase conmigo, solo quiero que ella esté a salvo, te lo suplico, ¡ayudala por favor!

Todos en ese salón, enviaron sus plegarias al cielo, apoyando la petición de Matthew. Lucía desesperado y anhelando con toda su alma un poder superior que pudiera contra el enemigo.

Continuará...

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