Recuerdo que oscurecía porque a esa hora aún me encontraba en mi trabajo haciendo guardia, los demás empleados se iban retirando paulatinamente para quedarme únicamente yo en el lugar.

Esperaba que las horas pasaran para ver tu genuina sonrisa, aquella que me regalabas al llegar a casa luego de un largo día, la misma que me hacía sentir que todo valía la pena a pesar de lo difícil que fuera.

Era nuestro aniversario e iríamos a cenar al restaurante al que prometí llevarte, hace tiempo que no salíamos a disfrutar como la pareja feliz que solíamos ser, así que sabía que lo mejor que podía hacer por ti ese día era llegar a casa con un ramo de flores de tus favoritas y consentirte, para luego irnos a cenar.

Pero lo único que realmente quería era llegar a casa y encontrarte a ti, mi querida Ana Paula, esperándome sentada en tu jardín como a menudo, nunca imaginé lo que pasaría ese día.