Capítulo 20

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Juliana había recostado a Valentina, con ambas piernas sobre el balón suizo. Ella giraba las piernas de la rubia sobre del mismo, enseñándola a como debería hacerlo posteriormente.

-Dime si algo te molesta ¿Está bien? - Pidió Juliana y Valentina asintió, estaba fascinada por sentir como su cuerpo se movía. Para ella era un juego divertido. Sus ojos se alternaban entre el balón y Juliana, que tenía una expresión suave y concentrada. Valentina suspiró, Juliana se veía muy bonita con esa ropa blanca que solía usar en el hospital.

Sus ojos no dejaron de notar el traje de baño negro que se podía apreciar levemente debajo de la ropa de Juliana, lo que le recordaba que después entrarían a la alberca. Valentina sonrió para ella misma y su mente recordó que necesitaba decirle algo urgentemente a Juliana, era algo crucial.

-La maestra me enseñó un montón de cosas y me hizo escribir con pluma ¿Puedes creerlo? - Valentina dijo, estaba demasiado animada por aquel hecho, teniendo en vista que cuando tenía 6 años solo escribía con lápiz.

-Eso es realmente increíble - Dijo Juliana riendo, llevando un poco hacia abajo la rodilla de la chicha para después girar su cuerpo.

-También tuve clases esta mañana - Dijo Valentina - Y esta vez fue con tres personas más como de la edad de mamá - Juliana frunció el ceño y miró a Elena.

- Ellos están aprendiendo a leer y a escribir apenas, así que creí que sería genial que ella conviviera con personas más grandes - Explicó, viendo a Juliana asentir.

-La señora Watson me dejo ver series de adolescentes - Dijo Valentina sonriendo.

-Eso es genial. Pero dime, ¿Crees que puedas hacer esto sola? - Juliana preguntó, viendo a Valentina hacer una mueca.

-¿Ver series? - Preguntó confundida, escuchando la risa que salía de los labios de Juliana.

-No, Valentina. Me refería a los movimientos - Explicó con una sonrisa.

-No lo sé. Si ahora que tú me estás ayudando, me duele. Imagina si lo hago sola...

-¿Te duele? ¿Por qué no me dijiste? - Juliana preguntó preocupada - ¿En dónde duele?

-Mi pancita - Dijo Juliana, llevando una mano hasta la orilla de su camisa, subiéndola - Aquí - Colocó su mano sobre el vientre, haciendo a Juliana fruncir el ceño.

-¿Cuándo comenzó el dolor? - La morena indagó.

-Cuando comenzaste a moverme así - Explicó, paralizándose en ese momento. Se quedó inmóvil durante unos segundos, sin decir nada ni siquiera moverse, hasta que sus pestañas iniciaron el famoso espectáculo, tocándose entre sí lo más rápido que podían. -¡Mamá! - Dijo fuerte.

-¿Sí? - Preguntó Elena, sorprendida por el desesperado tono de voz de su hija.

-Yo... yo... - Su respiración comenzó a acelerarse y la chica comenzó a llorar, haciendo que ambas mujeres la vieran preocupadas.

-¿Qué paso, querida? - Elena preguntó agachándose a lado de su hija.

-Yo no quería. ¡Te lo juro!. - Dijo llorando.

¿Qué le había pasado? Estaba bien, hacía unos segundos, pensó Elena.

-Valentina, sea lo que sea lo que haya pasado, todo está bien. - Juliana dijo confortándola, viendo como la ojiazul negaba frenéticamente con la cabeza. -¿Qué pasó?

-Yo... - Un pequeño sollozo fue sofocado - creo que me hice pipí en la ropa - Elena abrió los ojos ante tal declaración y automáticamente sus ojos descendieron hacia la región, pero la ropa se veía seca.

-Querida, no te hiciste pipí. Estás seca - Le informó, viendo a Valentina limpiarse las lágrimas y agachar la cabeza para ver por ella misma.

-Pero yo sentí... - Afirmó, sin creer lo que veía. Sus manos fueron a la costura del short de licra, para abrirlos y asomarse, al instante comenzó a llorar compulsivamente.

-Hija... ¿Qué...?

-¡ME VOY A MORIR, MAMÁ! - Valentina dijo llorando aún más, haciendo fuerza extra para bajar las piernas de la pelota. -¡Ayúdame! - Le pidió, sintiendo como su mamá la abrazaba y atraía su cuerpo hacia su regazo.

-Creo que ya sé que es lo que está pasando aquí - Dijo Juliana un poco consternada.

-Hay sangre... - Dijo Valentina entre sollozos, haciendo que Elena cayera en cuenta de lo que había sucedido. Una pequeña sonrisa divertida apareció en los labios de Juliana antes de que se levantara y fuera por su bolsa.

-Toma. - Le dijo, apenas se volteó, entregando una toalla femenina a Elena. - Está cerca de llegarme a mí también, así que ando prevenida.

-Hija, no te estás muriendo, mi amor - Dijo Elena, pero fue en vano, el llanto continuaba.

-Valentina, esto le pasa a todas las mujeres cuando crecen - Dijo Juliana sentándose a su lado y acariciando su espalda. - A mí también me va a pasar en algunos días. Es algo que nos pasa todos los meses - Explicó, viendo como Valentina se giraba hacia ella, enfocando toda su atención en sus ojos.

-¿Todos... los meses? - Preguntó soltando un sollozo involuntariamente. Sus ojos enrojecidos hicieron sentir a Juliana una urgencia por tranquilizar a la chica.

-Sí - Dijo la morena, sujetando su mano, llevándola hasta sus labios y depositando un beso sobre su piel.

-¿Entonces no moriré? - Valentina preguntó sintiendo la otra mano de Juliana limpiar sus lágrimas.

-Todos nos vamos a morir algún día, pero no por eso - Dijo Juliana sonriendo, viendo la mirada asustada de Valentina transformarse en confusión.

-¿Y ahora qué hago?

-Le di una toalla femenina a tu mamá para que te enseñe como usarla - Le explicó - Hay regaderas en el baño izquierdo.

-¿Y el dolor es normal también? - Preguntó la rubia.

-Se llaman cólicos y a algunas de nosotras, infelizmente, sufrimos con eso - dijo haciendo una mueca - Ve con tu mamá a tomar un baño y a ponerte la ropa que usarías después de la piscina. Iré a la farmacia del hospital para conseguirte unas pastillas para tu dolor, así que todo estará bien.

-Juls, ¿después me acaricias mi pancita para que se me pase el dolor? - preguntó haciendo una mueca de dolor y Juliana asintió.

-Lo haré, princesa - Dijo, envolviendo sus brazos alrededor de la chica y ayudando a Elena a pasarla a la silla de ruedas - Nos vemos en algunos minutos.

-No te tardes, me duele mucho - Le pidió, sintiendo los suaves labios de Juliana, tocar la piel de su rostro.

-Iré tan rápido que ni siquiera te darás cuenta de que me fui - Respondió, sintiendo a Valentina entrelazar sus dedos con los de ella por algunos segundos.

-Está bien - Dijo, soltando los dedos de la morena cuando su mamá comenzó a empujar la silla - ¡Ya me estoy dando cuenta, Juls! - El grito de lejos hizo que Juliana carcajeara graciosamente antes de correr a buscar la medicina que le había prometido a Valentina.

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Esta historia NO me pertenece, es una traducción y adaptación realizada con la autorización de su autora JULIETEBS

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