𝐷𝑜𝑠.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Puedo escuchar las sirenas resonando en mi interior, indicando que esto es una pésima idea.

Pero como es costumbre, prefiero ignorarlas.

Soy un verdadero estúpido al no poder negarme ante la petición más egoísta que hasta ahora me has hecho.

Y  lo sabes.

—No tengo una excusa válida para retenerte, sé que somos simples amigos y estoy seguro de que esperas más de mí. Jungkook, no te vayas, por favor no te vayas. No vuelvas con él a Londres y quédate conmigo.

—Jim...

—Puedo besarte si eso es lo que deseas, no me daría asco. Pero no puedo acostarme contigo, no soy como tú, no me molestará que busques a alguien más para sacar tu frustración sexual. No me importa realmente lo que hagas con eso, solo quédate conmigo.

¿Eres acaso un idiota?

El solo saber que me estás proponiendo esto, hace que mi corazón se siga rompiendo aún más...

¿En qué momento dejaste de ser aquel chico inocente y dulce que solía conocer?

—¿Me amas, Jungkook?

—Nunca he dejado de hacerlo...

—¿Me seguirás amando aun si no llego a corresponder a tus sentimientos?.

—Voy a amarte toda mi vida, Jimin.

¿Cómo es que llegamos a esto?










Volver a Corea no fue algo que realmente me hiciera feliz, pero ahí estaba bajando tranquilamente del avión, después de casi dos años fuera y todo gracias al trabajo de Nam, ya que lo mandaron a buscar para tomar un caso realmente complicado que involucra hijos irresponsables de políticos y el único que puede evitar que vayan a prisión es él.

Nuestra relación creo que no ha cambiado mucho desde que empezamos, nuestras personalidades apagadas y sin una pizca de ternura siguen siendo de la misma forma, tampoco somos románticos y apasionados, al contrario. Pero a pesar de ello, nos sabemos complementar.

O eso creo.

Cuando llegamos a Corea hace un mes atrás, me sorprendió entrar al departamento de Nam y ver un a un chico de cabellos castaños corriendo a dar la bienvenida. Un chico que quizás tenía mi edad, su piel era más clara que la de Nam, pero tenía un leve color canela, rizos en su cabellera y una tierna sonrisa cuadrada.

Nam sonrió y abrazó al chico, yo solo observe aquella escena, no es como si realmente me sintiera celoso o algo, claro que no.

—Jungkook —me llamó mi pareja con una voz relajada y yo le miré haciendo un gesto de "¿qué?". Él captó de inmediato y me sonrió—. Él es mi hermano menor, Kim Taehyung.

—Un gusto. —Extendí mi mano y el de rizos correspondió.

—Tae, él es Jungkook. —Sonrió a su hermano para luego seguir hablando—. Es mi pareja.

Taehyung no se vio sorprendido, al contrario. Me sonrió.

—Un gusto, Jungkook. Nos llevaremos bien.

—Eso espero...

Luego de aquello, supe que vivía ahí porque había dejado la casa de sus padres. Me comentó que trae a sus amigos de vez en cuando y que me los presentará, ya que tenemos casi la misma edad, siendo Taehyung un año mayor que yo.

En Londres había conseguido un buen trabajo que tuve que dejar, no sabía cuánto tiempo me quedaría aquí.

Los días pasaban lento y era bastante aburrido. Una tarde decidí ir a la tienda de conveniencia por unas golosinas, estaba en el departamento, solo, como ya era costumbre e intenté contactar a Yoongi para ir de compras con él y luego invitarlo a pasar el rato. Min era uno de esos amigos que tienes en común con alguien más, en este caso con Ji...

Jimin...

El solo hecho de recordar tu nombre inmediatamente me hacía recordar tu existencia, tu hermoso rostro, tus tiernas mejillas abultadas, tu dulce voz y tu pequeño cuerpo...

Mierda.

Siempre lo supe, pero lo negué.

Lo intente, pero fracasé como siempre lo hacía.

Ese día me sentí un completo idiota y pude comprender que por más que el tiempo avance, las heridas siguen ahí.

¿Sanan?

Tal vez, pero es algo temporal.

Ahora, ahí estaba mi corazón agitado al recordarte y una sonrisa inconsciente se dibujó en mis labios.

Me odié por eso.

Decidí no contactarte y me fui solo al centro. Dios, Seúl lucía tan hermoso como siempre, tal cual lo recordaba.

Entré a una tienda que siempre solía frecuentar, era una de esas que venden cosas absurdas pero que terminas comprando por curiosidad y luego te arrepientes de haber malgastado tu dinero en ello.

Yo siempre lo hacía.

Estaba agachado mirando unas cosas que estaba en el estante que queda casi en el piso, unos snacks sabor camarón llamaron mi atención y se veían bastante deliciosos. Me concentré viendo ahí mismo otro con diferentes sabores, estaba perdido en mi mundo debatiendo si llevarme uno o todos y así probarlos de una buena vez.

Hasta que una voz me hizo volver a la realidad.

Una que conocía perfectamente bien, una que sin siquiera tener que mirar podía adivinar quién era, una que aún tenía grabada en mi memoria.

Levanté la cabeza para mirar sigilosamente y lo que vi fue algo que...

¿Realmente tenía que pasarme esto a mí?

Bajé la cabeza y cerré los ojos con fuerza.

«Todo está bien, todo está bien, todo está bien».

Me lo repetí intentando de alguna manera convencerme, intentando desesperadamente creer que lo había olvidado.

Que ya lo había superado.

Pero cuando te miré nuevamente mis lágrimas no tardaron en salir. Sonreías feliz y completamente enamorado de tu esposa, la tomabas de la mano y la guiabas hasta donde estaban los dulces que yo solía comprarte, ella te sonreía y hablaban de quien sabe qué cosa con dulzura.

Odio admitirlo, pero mi corazón aún se acelera por ti.

Quería salir de ahí, correr y encerrarme en algún lugar para sacar este dolor en mi pecho, verlos aun tan enamorados como siempre y ahora ella con un notorio vientre abultado, fue algo que realmente no estaba preparado para enfrentar.

Serías padre.

"¿Prometes que cuando seamos adultos seguiremos igual de unidos que ahora, y si nos llegamos a casar y te conviertes en padre, yo seré el primero en enterarme? ¿Lo prometes, Jungkookie?"

Aquella promesa vino a mi mente y las lágrimas no dejaban de salir.

Yo ya no era su mejor amigo, yo ya no era nadie en tu vida.

Tal vez solo era alguien que conociste en algún momento de tu vida.

Salí del lugar como pude sin comprar nada y sin ser visto por ustedes, que miraban que cosa rara comprar.

Ese día llegue al departamento y me di una ducha, lloré hasta que las lágrimas dejaron de salir, luego simplemente me acosté a dormir.

Necesitaba olvidarte o realmente me volvería loco.

Pasaron casi dos meses desde que había vuelto a Corea, simplemente no salí mucho del departamento. Taehyung era divertido y cuando no tenía clases en su universidad me invitaba a pasar el tiempo con él y sus amigos. Nam no tenía horario de llegada a casa por lo que a veces casi no lo veía, salía siempre a la misma hora en las mañanas, vistiendo un pulcro traje oscuro, su cabello bien peinado y un portafolio que lo hacía ver bastante elegante, besaba mis labios y se marchaba.

Una rutina bastante aburrida, pero me gustaba.

—¿Qué harás hoy? —preguntó de repente, sacándome por completo de mis pensamientos, lo miré por un momento, su cuerpo desnudo era realmente atractivo. Él comenzaba a vestirse para ir a su trabajo—. ¿Jungkook?

—Ah... Uhm..., creo que...

—¿Qué?

—Iré a mi antiguo departamento, estaba pensando en alquilarlo, pero debo ver en qué condiciones está.

—Bien, te llamaré si me desocupo temprano. Levántate y vístete, no estés todo el día en la cama.

—Déjame tranquilo, ni siquiera vas a estar aquí. —Me volví a enrollar en las sabanas—. Puedo hacer lo que quiera si estoy solo.

—¿Realmente tienes veinticinco?

—Nam...

—¿Qué?

—¿C-Cuando volveremos a Londres?

—No lo sé, el caso se está alargando por diferentes motivos y realmente no podría darte una fecha exacta.

—Quiero volver...

—¿Por qué?

—Porque sí —dije rápidamente. Nam no tenía idea de que te había visto.

—Me voy. —Se acercó y antes de juntar sus labios con los míos y me observó. Supe de inmediato que pudo ver a través de mis pensamientos, Nam no era estúpido y podría deducir muchas cosas con solo mirar a los ojos—. No me gustan las mentiras, Jungkook.

—N-No estoy mintiendo...

—Algo ocultas y por tu reacción, asumo que se trata del mocoso. —Se alejó sin besarme. Nam realmente había aprendido a conocerme a la perfección—. Nos vemos.

Mierda.

¿Qué estoy haciendo?

Decidí salir de la cama para así darme una ducha, salir del departamento y caminar por las calles de Seúl hasta llegar al que una vez fue mi hogar, ese que por años compartí contigo.

Jimin...

¿Por qué mi mente y corazón se empeñan en no dejarte ir?

Cuando abrí la puerta noté que no tenía seguro y me pareció extraño, pero cuando entré y vi unas largas cortinas en las ventanas que dejaban el lugar a oscuras, además de sentir el olor a alcohol y notar el desorden visible aún en la poco iluminada sala, me pareció alarmantemente extraño.

Yo no había dejado así el lugar, entonces...

¿Habrá alguien ocupando mi departamento sin mi consentimiento?

Claro que sí.

Debería llamar a la policía... —susurré para mí mismo.

Estaba a punto de sacar el teléfono de mi bolsillo cuando una silueta salió del que una vez fue mi cuarto y se detuvo al verme, quedando inmóvil en el lugar.

Entonces sentí como mi respiración se cortó por unos segundos, mi corazón y mente reaccionaron al saber quién era el que estaba parado frente a mí en medio de la oscuridad.

Ambos nos quedamos en silencio y mirándonos sin poder reaccionar.

¿Es esto un sueño?

¿Realmente eras tú?

—¿Jungkook? —Cuando finalmente pronunciaste mi nombre supe que no era ningún sueño.

Mierda.

—Jimin...

—Volviste... ¡Volviste! —gritaste emocionado, pero luego borraste tu sonrisa—. Volviste —sentenciaste.

—S-Sí...

—¿Por qué volviste? —preguntaste con un tono de voz molesto.

—Motivos personales —dije sin poder apartar la mirada de ti—. ¿Qué haces aquí? —intenté cortar aquel silencio incómodo que se estaba volviendo a formar.

—Necesitaba un lugar temporal para quedarme. Lo siento, pero intente contactarte y no fue posible.

Claro que no, había cambiado mi número para no saber más de ti.

—E-Está bien, puedes quedarte el tiempo que necesites —dije completamente sincero pero bufaste al escucharme decir eso y parecía que tu rabia comenzaba a incrementar.

—No tenías que cambiar tu número de teléfono... —Te miré y ya me era posible distinguir con claridad tu rostro, pero me sorprendió lo que vi. ¿Qué te ha pasado, Jimin?—. Y hacer como que nunca existí en tu maldita vida —escupiste con ira sin dejar de mirarme.

—Lo siento...

—Ya no me importa realmente.

—Ji...

—Cállate... —Comenzaste de repente a llorar y mi corazón se estrujó al verte así—. ¿Sabes cuánta falta me hiciste? —Negué con la cabeza, realmente no me esperaba este tipo de conversación—. ¡Eras mi maldito mejor amigo y me dejaste solo! —me gritaste con rabia y me sorprendió un poco—. Te atreviste a enamorarte de mí y nunca confesar tus sentimientos.

—Lo siento mucho, Jimin, nunca quise lastimarte, al contrario. —Caminé hasta quedar cerca de ti y te abracé, quería y deseaba calmarte, darte consuelo como lo solía hacer en el pasado—. Realmente no sé qué es lo que te pasó y lamento haber roto nuestro pacto de estar siempre unidos, lo siento.

—Me separé... —Quise preguntar el porqué, pero no supe si tenía el derecho de saber sobre tu vida—. ¿No preguntarás qué pasó?

—No quiero preguntar por cosas que te puedan lastimar.

—Íbamos a tener un bebé. —Lo sé, pensé. Claro que lo sabía, los había visto tan acaramelados como era de costumbre—. Pero me engañó.

Jamás pensé escuchar aquello. ¿Realmente Sunmi te había engañado?

—¿T-Te engañó?

"Ella es perfecta para ti", recordé cuando me torturaba pensando aquello. Ahora me doy cuenta que realmente nunca lo fue.

—El bebé no es mío, es de un compañero de trabajo, según ella. —Sonreíste aun cuando no había nada de divertido en lo que me decías—. Fui un estúpido.

—No lo eres. —Nos quedamos en silencio por un momento y me dejaste tenerte abrazado todo ese tiempo. Sentir tu diminuto cuerpo era algo que había extrañado como la mierda y recién me estaba dando cuenta de ello.

Mi teléfono comenzó a sonar, haciendo que me separara de tu cuerpo, saqué el celular del bolsillo y pude ver quién era.

Namjoon.

—Contesta, debe ser importante. —Te miré dudoso y caminé para separarme un poco de ti.

—Nam...

—Salí del trabajo. ¿Dónde estás?

—En mi departamento.

—Cómo es que sigues ahí... ¿Vamos a comer? Hay un restaurante que sirve comida italiana y es delicioso. Venden buenas pizzas. —No pude no sonreír ante la mención de la pizza, la amaba y Nam lo sabía.

—Pizza es perfecto... —Miré de reojo y vi que aún me observabas. Maldición, qué situación tan incómoda.

—¿Paso por ti?

—No, ya estoy por irme, nos vemos en casa.

—Bien, no tardes.

—No lo haré.

Cuando corté la llamaba solté un suspiro. ¿Por qué me sentía tan mal? No es como si yo estuviera engañando a Nam, pero tenerte frente a mí y saber que aún te amaba de la misma forma que el día en que decidí huir lejos de ti...

Me hace sentir como la mierda.

—¿Estás saliendo con alguien?

—S-Sí...

—Vaya, que rápido cambias de parecer.

—¿Qué? —pregunté totalmente confundido ante aquellas palabras.

—Que si yo digo amar a alguien por años, no voy y me pongo en una relación con otro, pero supongo que así funcionan ustedes.

—¿Ustedes? A qué te refieres —pregunté totalmente confundido.

—Ustedes los gays.

Nunca pensé que tú, ese chico tierno y lleno de amor, dirías aquellas palabras, menos a mí.

Me sentí totalmente dolido y decepcionado por tu actitud.

Solté un suspiro cargado de frustración, te miré sin decir nada y tomé mi mochila que en algún momento sin recordar dejé caer al suelo.

Necesitaba irme de ahí.

—¿Te irás de nuevo y me dejarás solo?

—Jimin...

—¡Eres un maldito cobarde! —me gritaste enojado.

—No entiendo qué te pasa, Jimin. Si quieres que hablemos, está bien, pero necesitas calmarte y...

—¿Hablar? Estoy hablando contigo pero solo quieres irte, solo huyes porque eso es lo único que al parecer sabes hacer.

—¿Qué es lo que quieres que te diga? Realmente no entiendo tu actitud conmigo, no hice nada más que irme lejos porque no soportaba seguir sufriendo por ti. Quería que fueras feliz, pero yo no podía seguir a tu lado. Estaba sufriendo. —Mierda, ahí estaba nuevamente ese horrible dolor, las lágrimas en las esquinas de mis ojos, anunciando que saldrían sin detenerse en cualquier momento.

—¡Es todo tu culpa, Jungkook!

—¿Mía? ¿Realmente piensas lo que me dices? —pregunté frustrado al no poder mandarte a la mierda y salir del lugar.

—No te vayas, Jungkook.

—¿Qué clase de cambios de humor estás teniendo? Me culpas de tus desgracias, pero me pides que me quede. ¿Qué es lo que realmente quieres? Acabas de verme después de un par de años y aunque no esperaba que me recibieras con los brazos abiertos, quería al menos escuchar dulces palabras, no verte lanzar toda tu ira hacia mí. —El dolor de mi estúpido corazón cada vez se hacía más intenso.

—Solo... no te vayas. —Tu mirada en mí no era la misma que me diste hace años, era fría y sin una pizca de cariño—. Estuve por todos estos años para ti, no puedes reclamarme nada porque te di todo mi cariño. Pero tú, ¡tú solo me dejas en el día más importante de mi vida con tu estúpida confesión arruinando todo lo que teníamos!

—No entiendo a dónde quieres llegar, no te estoy reclamando nada...

—Me siento solo... —dijiste mientras unas lágrimas caían por tus mejillas—. Y la persona quien se supone que debía estar conmigo en las buenas y en las malas estaba a la mierda de distancia, con otro número de teléfono y ahora me entero que está con alguien más.

Verte así, frágil y destruido, me dolía más que saber que jamás en la vida me amarás como yo lo hago.

Maldita sea, odio esto.

Odio amarte tanto.

Odio no poder poner a otra persona por sobre estos malditos sentimientos que tengo por ti.

Entonces pensé y me di cuenta de que el tiempo no borra ni una mierda, el dolor sigue tal cual, mi amor por ti va creciendo y estoy seguro que aunque me mandes al infierno, seguiré amándote.

—Jungkook... —Quitaste tus lágrimas con la manga de tu ropa, te acercaste a mí y yo no pude mover un músculo, solo pude verte sin saber cómo reaccionar—. Jungkook, yo no puedo ofrecerte amor, no del que necesitas, pero estaré ahí para ti. Por favor, no me dejes solo... —pediste con una voz lastimera y apoyaste tu cabeza en mi pecho, te abracé sin pensarlo dos veces.

En ese momento sentí como si el tiempo se detuviese y solo fuéramos tu y yo.

Parecía tan perfecto...

Cuando logré salir del departamento, pude escuchar cada palabra cargada de rabia que me gritaste por irme y dejarte solo, aun cuando me pedías que no lo hiciera. Logré llegar a una parada de autobuses y escondí mi cara entre mis manos, terminé por romperme y llorar era la única opción de sacar ese dolor. Estabas completamente fuera de ti, estoy seguro que no merecía toda esa mierda.

Claro que no.

Lo único malo que hice fue amarte, no tengo la culpa de tu desgracia, no tengo la culpa de que ella te haya engañado, no es mi culpa...

Pero entonces, ¿por qué me siento culpable de todo eso?

Ya no puedo y no debo seguir aferrándome a un amor imposible, debo dejarlo ir y superarlo.

Mi teléfono volvió a sonar y supe quién era.

—¿Dónde estás? Tengo hambre. —Su voz tranquila me lastimó aún más. ¿Por qué no puedo enamorarme de él? Dios... Lo he intentado, trato de que mi corazón lo ame, pero simplemente se niega a olvidar—. ¿Jungkook? Te estoy hablando, ¿dónde estás?

—N-Nam... —Un maldito sollozo se me escapó.

Namjoon soltó un largo suspiro, supe que se imaginaba qué estaba pasando.

—¿Quieres que vaya por ti? —preguntó calmado. Hubiera preferido que me mandara a la mierda por ser un idiota, por no valorar nuestra relación y seguir sufriendo por el amigo del que me enamoré—. ¿Jungkook, quieres que vaya realmente?

—Sí... —logré decir entre llanto, no podía detenerme, me dolía más de lo que imaginaba.

—Estaré ahí en diez minutos —dijo y sin esperar que yo respondiera, él colgó.

No supe si tardó o no los diez minutos, mi mente estaba sumergida en tristeza y el llanto nunca cesó.

—¿Quieres hablar aquí? —Su voz me hizo aterrizar y mi cuerpo se tensó, no quería que me viera así, pero me había perdido por completo en mis lastimeros pensamientos—. En casa están mi hermano y sus amigos.

—Q-Quiero ir a casa... —pedí avergonzado, mi cara seguro estaba hinchada por el llanto—. Por favor...

Namjoon me miró en silencio. Sé que tiene preguntas y me terminará odiando en algún momento, no lo culpo.

Yo mismo me odio en estos momentos.

—Bien, mañana hablaremos. —Solo pude asentir con mi cabeza y subir al auto.

El viaje fue corto y silencioso, en el departamento no pude saludar a nadie, ya que casi corrí a la habitación, pero Nam no apareció, no hasta cuando ya era realmente tarde y el sueño le ganó.

Fingí estar dormido, no quería que me viera con sus penetrantes ojos, estudiando cada detalle de mi rostro.

No quería ver decepción en sus ojos al verme en este estado, convertido de nuevo en este yo que había supuestamente enterrado, este yo completamente consumido y destruido.

Las horas avanzaron y estoy seguro que él tampoco logró conciliar el sueño. Se levantó a la misma hora de siempre, se arregló, se acercó a mí, acarició por un momento mi cabello y luego se fue.

Definitivamente no merezco a NamJoon.

Me levanté veinte minutos después, me duché y salí del lugar para ir a mi departamento nuevamente.

Sí, soy un verdadero imbécil.

Pero no puedo detener esto y el impulso de querer verte y tenerte cerca me gana.

Te extraño.

Abrí la puerta y entré en completo silencio, era temprano, pude ver que todo ya estaba más ordenado y las cortinas abiertas dejando entrar la luz del poco sol que había.

—Volviste. —Brinqué del susto al sentir tu voz, una voz nada dulce.

—Jimin... —Traté de no demostrar todo el dolor que se apoderaba de mi cuerpo—. Lo de ayer...

—¿Te quedarás a mi lado?

—No es tan fácil como crees, Jimin. Tengo una vida allá en Londres con alguien más, alguien que realmente me quiere.

—¿Y tú, lo quieres?

—Lo quiero...

—¿Qué haces aquí entonces?

Tu pregunta fue como una bofetada en mi rostro.

¿Qué hago aquí cuando supuestamente quiero escapar y arrancarme este dolor de mi pecho?

—No lo quieres lo suficiente y lo sabes. —Sonreíste satisfecho al ver que no negué lo que acababas de decir—. Jungkook, yo puedo hacerte feliz, solo si nos quedamos juntos.

—Jimin... —Agaché la mirada porque mis lágrimas salían.

¿En qué momento te volviste tan egoísta?

—Sé que me amas y yo..., yo te necesito conmigo, no estoy completo si no te tengo a mi lado. Jungkook, serás más feliz conmigo que allá en otro país sin mí.

¿Cómo estás tan seguro de eso?

—¡No juegues conmigo! No así... Por favor, Jimin.

Fue entonces cuando pude escuchar las sirenas resonando en mi interior, indicando que saliera de ahí, que esto es una pésima idea.

Pero como el idiota que soy, prefiero ignorarlas.

Y no pude negarme a Tu petición, a la más egoísta de todas.

—No tengo una excusa válida para retenerte, sé que somos simples amigos ahora y no sé si eso cambiará en algún momento, estoy seguro de que esperas más de mí. Jungkook, no te vayas, por favor no te vayas. No vuelvas con él a Londres y quédate conmigo.

—Jim...

—Puedo besarte si eso es lo que deseas, no sentiré asco, no de ti. —Tus manos tomaron las mías y me hiciste creer con su simple tacto que todo estaría bien, que tu idea era la mejor de todas y que seríamos felices juntos—. Pero no puedo acostarme contigo, no soy como tú, no me molestará que busques a alguien más para sacar tu frustración sexual. No me importa realmente lo que hagas con eso, solo quédate conmigo.

¿Eres acaso un idiota?

El solo saber que me estás proponiendo esto, hace que mi corazón se siga rompiendo aún más...

Realmente me estás lastimando.

¿En qué momento dejaste de ser aquel chico inocente y dulce que solía conocer?

—¿Me amas, Jungkook?

—Nunca he dejado de hacerlo...

—¿Me seguirás amando aun si no llego a corresponder a tus sentimientos?

—Voy a amarte toda mi vida, Jimin. —Sonreíste satisfecho y me abrazaste.

—J-Jungkookie. —Ahí estaba esa dulce y tierna voz tan característica, esa que tenía grabada en mis memorias. Todo era tan irreal que sentí por un momento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo—. Jungkookie, bésame...

En el fondo sabía que esto era un error, sabía que no debí haber vuelto, sabía que te estaba amando de más, y sabía que en algún momento pagaría por mi error.

Pero ahora te amo, no te olvidé y nunca podré.

Correspondí a tu petición, tomé con mis manos tus mejillas y bajé mi rostro para quedar a tu altura, te miré y no pude evitar derramar lágrimas; tenía miedo, pero estaba feliz. Cerré mis ojos y corté toda distancia, por primera vez probaba el dulce sabor de esos labios con los que tanto había soñado.

Ya no me importa que solo me quieras utilizar para tu beneficio, te estaba entregando mi vida sin esperar nada a cambio, lo único que siempre he necesitado, es estar a tu lado.

El beso fue diferente a todos los que había dado y probado, mi corazón estaba agitado y me sentía feliz ante las increíbles nuevas sensaciones que estaba experimentando...

No supe en qué momento nos detuvimos, pero cuando volví a reaccionar pude notar tus hermosas mejillas sonrojadas. Me sonreíste.

¿Estarás igual de feliz que yo?

No me fui del departamento hasta hora de almuerzo, sabía que Nam volvería y necesitaba hablar con él.

Necesitaba terminar nuestra relación.



***

—¿Realmente estás aceptando ser el juguete de ese mocoso? —preguntó molesto una vez que escuchó todo lo que le dije, no lo culpo por la reacción que tuvo.

—A-Aún... Aún no logro arrancarlo de mi corazón —hablé entre sollozos. Odio ser tan débil.

—Eres un idiota. —Su voz todavía sonaba molesta.

—Nam... —Me aferré a su cuello para abrazarlo, intentando darle consuelo, pero era yo quien lo necesitaba. Sabía que lo estaba lastimando, pero también sabía que si aceptaba irme contigo, él no me buscaría y definitivamente sería el adiós—. Lo siento, lo siento... —No pude evitar llorar, pero agradecí el cálido abrazo que me dio.

—¿Realmente es lo que quieres hacer? —Su voz dejó de sonar tan seca y fue reemplazada por una más calmada, una que me hizo seguir llorando aferrado a él.

—S-Si...

—Bien. —Un suspiro salió de sus labios y sus manos acariciaron mi espalda—. La próxima semana vuelvo a Londres, supongo que te irás ahora. No diré muchas cosas porque ya sé qué tipo de relación tendrás y realmente es una mierda, pero suerte con ello, Jungkook.

—G-Gracias... supongo.

—Déjame ver tu horrible cara por última vez —pidió en un tono de voz tan dulce, uno que pocas veces escuché, pero que esas pocas veces siempre fueron para mí. Solté su cuello de forma lenta y lo miré—. Dios..., estás más feo ahora. —Me sonrió y secó mis lágrimas—. Al menos sé que eres fuerte, vive una vida feliz dentro de lo que puedas, Jungkook, y no seas un idiota manipulable, no es sano.

—Lo s-sé...

—¿Sabes qué es lo que más extrañare? —Negué con la cabeza—. Tu bonita cara al despertar.

—¿No que era feo? —hablé sorbiendo mi nariz.

—Lo eres, pero en las mañanas no. Es una lástima que no todo dure para siempre —Acomodó mi cabello y tocó sutilmente mis mejillas, haciendo que mi corazón se agitara un poco. ¿Estaba realmente haciendo lo correcto?—. Realmente te extrañaré. —Juntó sus labios con los míos y me aferré aún más a él, sus besos y la forma en la que me hizo sentir... realmente fue increíble. Luego de un rato en el que solo se escuchaban nuestras respiraciones y el sonido de nuestras bocas al besarnos, nos separamos lentamente.

—Be-Besas horrible. —Relamí mis labios y él me sonrió.

—Tus mejillas sonrojadas dicen otra cosa. —Se alejó y peinó su cabellos hacia atrás—. Debo ir a la oficina por unas cosas, supongo que no estarás aquí cuando vuelva. —Me miró nuevamente.

—No...

—Bien. —Tomó su portafolio y caminó a la puerta—. Fue un gusto conocerte, Jungkook. —No dijo más, sabía que no lo haría porque él era así, si algo terminaba, ya no había vuelta y él tampoco insistía.

—Cuídate, Nam...

Y se fue, cerrando suavemente la puerta.

Tomé mis cosas lo más rápido que pude y salí de ahí, no quería encontrarme con Taehyung y me preguntara si todo estaba bien, porque claramente no lo estaba.

Cuando llegué a mi departamento, antes de cruzar por la puerta inhalé profundo y exhalé todo el aire de mis pulmones, ya no había vuelta y por más equivocado que estuviera en esta decisión, aceptaba todas las consecuencias.

Cuando finalmente entré te vi salir de la habitación para correr y saltar a mis brazos, yo correspondí gustoso ante aquel acto.

—Bienvenido a casa, Jungkookie —canturreaste feliz, haciendo que mi cuerpo abandonara todo dolor y una sensación cálida se alojara en mi pecho.

—Jimin...

—¿Qué sucede? —preguntaste inocente mientras me guiabas al sofá para sentarnos juntos.

—Te amo.

—Lo sé. —Me regalaste una cálida sonrisa—. Yo te quiero mucho.

—Tú siempre me supiste guiar en todos mis momentos difíciles. —Te sonreí mientras acariciaba tu sedoso cabello—. Todo lo que has hecho por mí, toda la felicidad que me has dado aun sin ser consciente de ella, todo eso lo agradezco mucho. Solo puedo ofrecerte mi amor y mi vida entera, pero no me apartes de ti, no me dejes... No me dejes nunca, por favor.

—Lo prometo, Jungkook. —Me sonreíste con ternura—. Jamás te abandonaré, estaré ahí para ti en todo momento, no habrá nadie más aparte de ti de ahora en adelante. Pero no aseguro el llegar a amarte de la misma forma en la que tú lo haces, no soy gay y simplemente no puedo imaginarme contigo teniendo sexo, realmente no puedo y no quiero llegar a esas circunstancias, está totalmente descartado parta mí.

—B-Bien... —No importaba el sexo, no importaba nada más que tenerte conmigo.

—Pero a pesar de todo eso, estaré siempre a tu lado, como juramos alguna vez y tú jamás te iras de mi lado. Jamás.

—Jamás, Jimin —dije mientras apoyaba mi frente contra la tuya. Cerré mis ojos, dejando caer lágrimas que no supe si eran por la felicidad o el miedo de que todo se arruinara.


«Espero nunca despertar de este sueño».

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro