cuatro

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LISA

El estruendo de la multitud aún resonaba en mis oídos cuando cruzaba la línea del home. Habíamos ganado, y la adrenalina del momento hacía que todo a mi alrededor pareciera un sueño. Los abrazos, los gritos, las palmadas en la espalda... todo era un borrón de alegría y celebración.

Pero había una persona que no podía sacar de mi mente.

Jennie.

Mientras mis compañeros vaciaban botellas de agua sobre mí, no pude evitar buscarla en las gradas. Allí estaba ella, con su cabello perfectamente en su lugar y esa expresión indescifrable en su rostro. Pero no estaba sola.

Junmyeon, ese imbécil, la estaba abrazando. Y luego, como si fuera el protagonista de alguna tonta comedia romántica, la besó. Sentí un nudo en el estómago y me obligué a apartar la mirada. No era de mi incumbencia lo que hiciera con su ex, o al menos eso intentaba convencerme a mí misma.

—¡Lisa! ¡Increíble!—gritó Jungkook mientras me daba una palmada en la espalda, sacándome de mis pensamientos. Sonreí y le agradecí, pero mi mente estaba en otro lugar.

Después de un rato, me aparté del grupo y me dirigí hacia los vestuarios. Necesitaba un momento para mí, para aclarar mis pensamientos. El sonido del agua cayendo de las duchas me proporcionaba un alivio temporal, pero no podía sacudirme la imagen de Jennie y Junmyeon de la cabeza.

—¿Todo bien?—la voz de Rosé me sobresaltó. No me había dado cuenta de que había entrado.

—Sí, solo necesitaba un momento—respondí, tratando de sonar casual. Rosé me miró con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—Sabes que puedes hablar conmigo, ¿verdad?

—Sí, lo sé—sonreí, pero no añadí nada más. No quería hablar de lo que estaba sintiendo, ni siquiera quería admitirlo para mí misma.

Rosé asintió y me dejó sola, respetando mi necesidad de espacio. Me quedé bajo el agua un rato más, dejando que la calidez me calmara. Cuando finalmente salí, me sentí un poco más centrada, aunque la inquietud seguía ahí, latente.

Mientras me vestía, escuché a algunas chicas hablando sobre la victoria y sobre lo bien que lo habíamos hecho. Me uní a la conversación con una sonrisa, intentando parecer tan entusiasta como ellas. Pero mi mente seguía volviendo a Jennie.

Cuando finalmente salí del vestuario, la vi de nuevo, esta vez sola, en un rincón apartado del campo. Parecía estar esperando a alguien. Me acerqué sin pensar.

—Buena jugada, Manoban—dijo ella cuando me vio, con ese tono sarcástico que siempre usaba conmigo.

—Gracias—respondí, tratando de no sonar demasiado afectada—. ¿Disfrutaste del beso?

Su expresión se endureció, y por un momento pensé que iba a gritarme. Pero en lugar de eso, solo suspiró.

—No era lo que parecía—dijo finalmente, su voz apenas un susurro.

—No me importa lo que hagas con tu vida amorosa, Jennie—mentí, esperando que no notara el dolor en mi voz.

—Eso es lo que debería ser, ¿verdad?—respondió, mirándome fijamente. Había algo en su mirada que me hizo querer acercarme, abrazarla, decirle que todo estaba bien. Pero no podía.

—Sí—dije, con un esfuerzo—. Eso es lo que debería ser.

Nos quedamos en silencio, mirándonos. Había tantas cosas que quería decir, pero no encontraba las palabras. Finalmente, Jennie rompió el silencio.

—Nos vemos en clase—dijo, dándose la vuelta y alejándose. La vi irse, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.

---

La mañana siguiente, el aula estaba llena de murmullos y risas mientras los estudiantes se acomodaban en sus asientos. Todavía estaba un poco distraída por los eventos del día anterior cuando el profesor entró con un paso decidido.

—Buenos días, clase. Hoy vamos a trabajar en algunos problemas en el pizarrón. ¿Manoban? ¿Kim?—Llamó, señalándonos con su bolígrafo—. ¿Pueden pasar al frente, por favor?

Mi estómago dio un vuelco. Jennie y yo, juntas en el pizarrón. Asentí y me levanté de mi asiento, notando cómo Jennie hacía lo mismo con una expresión impasible.

Nos paramos una al lado de la otra, y el profesor nos dio a cada una un problema diferente para resolver. Podía sentir su presencia a mi lado, su respiración tranquila y controlada. Me concentré en el problema frente a mí, tratando de ignorar el torbellino de emociones que su presencia provocaba.

El aula estaba en silencio mientras escribíamos, solo el sonido del gis contra la pizarra rompiendo la quietud. Terminé mi problema y me di la vuelta para ver cómo iba Jennie. Estaba concentrada, su ceño fruncido en una expresión de determinación. Me pregunté si alguna vez la vería de otra manera, si alguna vez podríamos ser algo más que rivales.

El profesor se acercó, revisando nuestras respuestas. Asintió con aprobación y se dirigió a la clase.

—Bien hecho, ambas. ¿Hay alguna pregunta sobre cómo llegaron a sus soluciones?—Preguntó.

Un par de manos se levantaron, y Jennie y yo explicamos nuestros procesos, complementándonos casi sin darnos cuenta. Por un momento, fue como si todo el odio y la rivalidad se desvanecieran, reemplazados por una colaboración silenciosa.

Cuando terminamos, volvimos a nuestros asientos. Jennie se sentó junto a Jisoo, que le susurró algo que la hizo sonreír. Mi corazón se apretó un poco al verla sonreír por alguien más, pero traté de enfocarme en la clase.

Después de la clase, Rosé se acercó a mí mientras guardaba mis cosas.

—Lo hiciste bien ahí, Lisa—dijo con una sonrisa cálida.

—Gracias—respondí, apreciando su apoyo.

Mientras caminábamos juntas hacia nuestra próxima clase, no pude evitar echar un vistazo a Jennie. Sabía que la situación entre nosotras no se resolvería de la noche a la mañana, pero quizás, solo quizás, había una posibilidad de que las cosas cambiaran. Y por ahora, eso era suficiente.

Más tarde, durante el almuerzo, mi teléfono vibró con una notificación de la cuenta de la secundaria en Instagram. Curiosa, la abrí y sentí que el corazón se me detenía. Ya no me estaba gustando este juego. La descripción decía "Ya no más Jenlisa? Parece que le robaron la novia a Manoban, ni yo puedo creer esto"

Habían subido una foto del partido, pero no una cualquiera. Era una foto de Jennie y Junmyeon besándose. Los comentarios estaban llenos de felicitaciones y emojis de corazones, como si fueran la pareja perfecta. La imagen me quemaba los ojos y no pude evitar sentir una punzada de celos.

—¿Has visto esto?—preguntó Rosé, mostrándome su teléfono con la misma foto.

—Sí—respondí, tratando de sonar indiferente—. Ya lo vi.

—Debe ser difícil para ti—dijo Rosé con simpatía.

—Estoy bien—mentí, forzando una sonrisa—. Solo es una foto.

Rosé no parecía convencida, pero no insistió. Pasamos el resto del almuerzo en una conversación superficial, aunque mi mente seguía volviendo a esa imagen.

Sabía que no podía seguir así, atormentándome por algo que no podía controlar. Tenía que concentrarme en lo que realmente importaba: mis estudios, mis amigos y, sí, incluso mis rivales.

Pero esa noche, al acostarme, la imagen de Jennie y Junmyeon seguía ahí, recordándome que algunas cosas no son tan fáciles de dejar ir.

¿Porqué es tan difícil para mí? Si a ella parece no importarle.

ni yo soporté esa escena diosmio, denle un zape a Jennie y de paso uno a Lisa por dejar que le roben el mandado. En fin, aquí les dejo una ilustración de como se veía Lisa en el partido de béisbol, personalmente me encantó.


Sin más que decir nos vemos en el siguiente capítulo, las actualizaciones serán cada miércoles, sábado y domingo, sin hora definida ya que puedo estar ocupada en cualquier momento, nos vemos, no se olviden de votar, comentar y seguirme <3

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