Capitulo 25

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El jardín de la Mansión Potter nunca había estado tan decorado de forma tan alegre como en ese momento, despues de todo, no era para menos, pues se estaba celebrando el nacimiento del hijo de Jade Ryddle y Remus Lupin, quienes a su vez festejaban los nacimientos de Harry Potter, el hijo de James y Lily; y de Alphard y Jailyn Black, hijos de Sirius y Marlene.

El lugar tenía una decoración al más puro estilo Gryffindor, sin embargo, se podían notar muchos dibujos de serpientes en honor a Jade, la única Slytherin del grupo. No había muchos invitados, solo algunos miembros de la Orden del Fénix y profesores como Dumbledore, Ojoloco Moody, Minerva McGonagall, Kingsley Shacklebolt y los respectivos abuelos de los niños: los señores Potter, McKinnon, Lupin, y los Ryddle. También estaban invitados los dos varones Nott, el mayor por ser el mejor amigo de los Ryddle y padrino de Jade, el segundo se autoinvito.

—¡Oh, es hermoso!—exclamo Hope al cargar a su nieto.

—Es verdad, es muy hermoso.—dijo Eva con una sonrisa.—¿Y cómo se llama?—pregunto a Remus.

—Tom Lyall Lupin-Ryddle.—respondió Jade con una sonrisa.

El padre de Jade, Tom, y el padre de Remus, Lyall, los miraron sorprendidos y despues sus muy usuales rostros de seriedad se convirtieron en uno lleno de orgullo y felicidad, inflando el pecho orgullosos. Tom especialmente se sentía orgulloso, no solo porque su único nieto había sido nombrado como él, sino también porque llevaba el apellido Ryddle, cosa que también significaba que Jade los había aceptado a él y Eva por completo en su vida.

—Es un maravilloso nombre.—dijo Tom con orgullo.

—Lo es.—sonrió Lyall

—¿Y cuándo van a casarse?—pregunto Hope tendiéndole el bebé a Tom.—supongo que decidieron esperar ya que estabas embarazada para verte bien en el vestido, ¿verdad querida?—miró a Jade.

—Eh...nosotros no vamos a casarnos.—informó Remus con una sonrisa nerviosa y la sonrisa de los adultos desapareció. Todos, especialmente el matrimonio Ryddle, lucían bastante indignados.

—¿Cómo te atreves a no querer casarte con mi hija aún despues de que ha tenido a tu hijo?—cuestionó Eva con un frialdad y una mirada tan asesina que el mismo Tom parecería indefenso a su lado.

—En realidad, yo fui quien tomo esa decisión.—intervino Jade y los demás la miraron sorprendidos.

—Pero, ¿porqué?—pregunto Lyall.

—No me gustan las bodas y no creo necesitar un documento que avale que estoy con Remus y que nos amaremos por toda la vida.—respondió Jade con firmeza y añadió:— más aparte...

—¿Más aparte que?—pregunto Eva.

—...Toda  mi vida he vivido sin un apellido. Yo simplemente era Jade, solo Jade. Casarme implicaría ser Jade Lupin toda la vida y pese a lo que puedan pensar, esa idea me encanta, pero...—miró a Tom y Eva— pero me encanta más la idea de usar el apellido que me correspondía desde mi nacimiento y que no tuve oportunidad de usar antes. Soy Silver Ryddle, mejor conocida como Jade, y quiero serlo hasta el día en que muera.

Las palabras de Jade conmovieron a los adultos, especialmente a sus padres, quienes sonrieron y le dieron un fuerte abrazo. La fiesta paso sin mayores contemplaciones, los bebés pasaban de brazos en brazos, siendo adorados por todos los invitados y los padres mientras tanto se encargaban de vigilar que todo saliera bien con la fiesta.

Jade tomó una cerveza y se dirigió a una parte más alejada de la fiesta, donde pudo contemplar a su madre y a Euphemia hablar emocionadas entre sí. Le alegraba saber que habían podido resolver sus diferencias. Tomó un gran sorbo a su cerveza.

—Merlín, Jade.— exclamó Theodore fingiendo indignación.— ¿Cómo osas beber en una fiesta infantil? Eres una madre ahora, ese no es el comportamiento que debe mostrar una dama de la alta sociedad.

—Vete a la mierda, Theo.— dijo Jade y ambos rieron. Theodore se sentó a su lado y la contempló beber otro sorbo a su cerveza.

—Ya casi te la terminas, parece que extrañaste el alcohol durante el embarazo.—se burló Theodore.

—Como no tienes una idea.—admitió Jade y lo miro de reojo.— ¿Y tú que quieres?—pregunto de repente.

—No se de que hablas.—Theodore la miro inocente.

—Que te lo crea quien no te conozca, Nott.—dijo Jade.— Te conozco perfectamente bien y se cuando tienes algo que decirme así que mejor empieza a hablar antes de que decida emborracharme. 

—Tus padres van a dejar el trono.—informó Theodore de golpe y Jade se atoró con su cerveza.

Tardó unos segundos en volver a respirar correctamente. Cuando dejó de toser, volteó a ver a Theodore impresionada, este le dirigió una mirada llena de seriedad.

—¿Cómo es posible que vayan a hacer eso? —cuestionó con la voz quebrada.

—Tus padres querían darte el trono, despues de todo, eres su hija y sanguíneamente es tu derecho, sin embargo, consideran que los mortífagos, que son la guardia real, podrían revelarse ante esta decisión, tachándola de injusta ya que...bueno, no creciste con ellos y no compartes sus ideales. Eso sin contar que tus padres piensan que no quieres el trono.—explicó Theodore con seriedad

—¿Y entonces....quién va a ser el nuevo rey?—pregunto Jade confundida.

—Se hará una competencia para ganar el trono del mundo mágico. 

—¿Competencia? Eso es una estupidez.— dijo Jade con el ceño fruncido.

—Ciertamente, pero ese es el plan.—dijo Theodore y explicó:— podrá presentarse cualquier mago o bruja que sea mayor de edad y menor a los treinta años. La competencia consistirá en enfrentarse en parejas, un titular y un segundo, pues los contrincantes serán nada menos que tu padre, el rey, y mi padre, el guardián. De esta manera se enfrentaran y si ganan, quien haya vencido al rey se convertirá en su sucesor y su segundo en el guardián.

— El mundo no quiere que yo sea reina porque no crecí con mis padres y no comparto sus ideales pero quieren que cualquier otra persona que no sea yo, si sea rey. Eso es una maldita mierda.—despotrico Jade molesta, cruzándose de brazos.

—Concuerdo, pero ya es una realidad. Según lo que escuche, la convocatoria saldrá mañana y los duelos iniciarán en una semana.—dijo Theodore y la miro a los ojos.— En conclusión, quiero que nos presentemos.

—¿Quieres ser rey?—pregunto Jade.

—Quiero que tú seas reina y yo tu guardián.—corrigió Theodore.

—Estas loco, es un suicidio.—replicó Jade con el ceño fruncido.— Ellos nos superan en poder y te recuerdo que mi varita tiene un núcleo hermano con la de mi padre, lo que me imposibilita pelear bien con el. 

—He investigado y si te mantienes cerca de él al luchar, el priori incantatem no sucederá. Podemos hacerlo Jade.

—No me interesa ser reina.

—Pero si te interesa el bienestar de tu hijo, ¿no?—Jade lo miro con seriedad.— Tu hijo, para tu suerte, no heredo la maldición, pero eso no quita que su padre sea un mortífago o que si tienes más hijos no tengan el gen lycan. Piénsalo, Jade, desde tu posición podrás proteger perfectamente bien a tu familia y más aparte podrás cambiar todas aquellas cosas que estan mal.—sugirió.

—¿Y tú que ganas?—lo miró con una ceja arqueada.

—Poder, querida. Poder. —sonrió de lado.— Pretendo ser mucho mejor que mi padre, ¿Qué tu sueño no era ser más poderosa que Tom Ryddle? Anda, Jade...¿aceptas?—extendió su mano.

Y sorprendentemente, Jade la estrecho.





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