Capitulo 8

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La vida de Jade en Hogwarts no era algo extravagante o divertido, era más bien monótona. Su día a día consistía en levantarse mucho antes que todos e irse a desayunar, tomar sus clases, pasar el resto del tiempo en la biblioteca o en el lago negro, y volver a su sala común despues de que todos hubieran vuelto.

El único cambio que estaba teniendo en su vida estudiantil era posiblemente las tardes del viernes, las cuales ahora las pasaba en las cocinas, donde desde que inició el ciclo escolar practicaba su receta del pastel de chocolate para hacerlo completamente insuperable.

Aquel viernes se encontraba nuevamente en las cocinas haciendo la mezcla de su pastel en completa tranquilidad mientras en su mente repasaba el tipo de relleno que le pondría esta vez al pastel. La puerta de la cocina se abrió y un grupo de jovenes grito:

—¡Tijeritas!

—Que pecado hemos cometido los elfos y yo, como para que tengamos que aguantarlos.—expresó Jade sin verlos y ellos rieron.

No necesitaba voltear para saber quienes eran, pues desde que inició el ciclo, el grupo de merodeadores se había unido mucho a Lily y Marlene, y con justa razón, pues ambas ya eran novias de dos de ellos, Marlene con Sirius y Lily con James, aunque estos últimos aun no eran nada formal, pero estaban en proceso de ello.

Desde que supieron que Jade estaba pasando las tardes del viernes en las cocinas, los cinco jovenes decidieron que irían a pasar ese tiempo con su "tijeritas", puesto que como es una Slytherin, no tenían muchos otros momentos en las cuales pasarla juntos.

—¡No toques!—riño Jade dándole un manotazo a Peter.

—¡Auch!—se quejó y los demás rieron.

—¿Por qué te esfuerzas tanto en mejorar tu receta, tijeritas? Tu pastel ya es muy bueno.—dijo Sirius comiendo uno de los postres que le llevaron los elfos.

—Me esfuerzo porque es mucho dinero el que esta en juego y porque no nací en cuna de oro como otros.—respondió Jade.

—Ni me digas nada, ahora soy igual de pobre que tú. Te recuerdo que me escape de mi familia.—dijo Sirius.

—Si a pobre le dices que tu tío te dejo una herencia de dos millones de galeones, entonces no quiero saber que adjetivo me das a mi.—ironizó Jade y todos rieron.

—¡Jade!—exclamó Theodore Nott ingresando de golpe a las cocinas.

Las risas de todos cesaron y miraron con el ceño fruncido al Slytherin. Theodore se detuvo abruptamente con el ceño fruncido, no esperaba que Jade tuviera compañía y los demás, que no sabían de la extraña amistad entre ambos, no esperaban que llegara Theodore.

—¿Se te ofrece algo, Nott?—cuestionó Remus.

—Nada contigo, Lupin.—respondió Theodore.

—¿Qué quieres, Theodore?—pregunto Jade siguiendo con lo de su mezcla. 

—Quería preguntarte algo.— dijo Theodore mirando a los Gryffindor con desdén y añadió:— A solas.

—Uy que pena.—dijo James con un falso puchero.— Yo creo que no se va a poder.— Peter se carcajeó diciendo un «¡Bien dicho, James!» y los demás sonrieron.

—Sí, Pettigrew, síguele haciendo la pelota a Potter— se burló Theodore— ¿no quieres chupársela de una vez?

—¡Te voy a...!

—¡Basta!— Jade, molesta, se interpuso entre ambos con el ceño fruncido, sin importarle tener en el cuello la varita de Theodore y de los merodeadores.— ¡Si alguno lanza un hechizo podrían tirar algo y arruinar mi mezcla y entonces seré yo la que los hechice de por vida!

Con cierta resistencia, todos bajaron las varitas, pero seguían matándose con la mirada. Jade rodó los ojos y sin que nadie lo notara acarició la mano de Remus, calmándolo. Se giró y volvió a su mezcla.

—Lo que sea que quieras Theodore, será mejor que lo preguntes ya.—dijo Jade.

—Es algo que te puede incomodar.—añadió Theodore y Remus le envió una mirada significativa a Jade.

—No tengo nada que ocultar.—replicó Jade.

—Bien.—asintió Theodore y la miró a los ojos.— ¿Cómo se llaman tus padres?

La pregunta le cayó como un balde de agua fría, no solo a Jade, sino a todos los demás, quienes nunca le habían preguntado a la chica de su pasado o sobre el porque no daba un apellido. Inmediatamente todas las miradas cayeron sobre Jade.

—¿Porqué preguntas tan de repente?—cuestionó Jade sin voltear.

—Pues...—Theodore dudó. No había pensado en una excusa.

—Es verdad.—dijo Lily de pronto.— Jamás me has hablado de tu familia, ¿Cómo se llamaban tus padres, Jade? ¿Tenías hermanos? ¿Por qué nunca has dicho tu apellido?

—Porque no hay nada que decir.—respondió tajante.

—¿Cómo que no?—pregunto Marlene con el ceño fruncido.

—No, porque...—dudó un segundo y suspiró— porque soy huérfana.

Un silenció recorrió la estancia. Todos se mostraban sorprendidos y tristes, todos excepto Theodore, quien tenía un brillo en los ojos como si hubiera ganado la lotería. Lily se acercó lentamente a Jade y tocó su hombro.

—¿Entonces no sabes nada sobre ellos?—insistió Theodore.

—No y nunca le he dado importancia.—afirmó Jade.

—¿Por qué nunca nos lo dijiste?—pregunto Lily dolida.

—Por que no tiene importancia.—respondió con tranquilidad, encarando a todos con rostro indiferente.— No soy ni seré la única niña huérfana del mundo y en el mundo mágico solo soy otra sangre sucia más. 

—¡No te llames a ti misma así!—exclamó Remus molesto y si no fuera por lo delicado de la situación, los demás habrían pensado que era extraño que actuara así.

—Solo soy honesta, no hagan tanto drama. No es la gran cosa. Yo no sufrí tanto como Lily y los demás cuando nos llevaron a Azkaban y tuvimos que acostumbrarnos a ser...prácticamente nada en este mundo— se encogió de hombros.— No es difícil acostumbrarte a no ser nadie cuando nunca lo has sido. 

—¡Excelente!—exclamó Theodore sin haber prestado atención a nada de la discusión.

—¿Excelente que soy huérfana?—Jade enarcó una ceja.

—Sip. Nos vemos.—asintió Theodore y se fue rapidamente de ahí.

—Me pregunto que trama...—murmuró Jade y revisó su pastel en el horno.

—No importa que no tengas padres, Jade.—dijo Lily abrazándola.

—Es verdad. Nos tienes a nosotros.—dijo James con una sonrisa.

—Tijeritas, todos nosotros somos una familia.—afirmó Sirius con una sonrisa cariñosa.

Pese a la resistencia de Jade, todos le dieron un fuerte abrazo al mismo tiempo. Jade volvió a cocinar y todos se pusieron a seguir riendo y conversando. Se encontraban charlando sobre la cita doble que tendrían James, Sirius, Lily y Marlene hasta que de pronto, Peter exclamo:

—¡Cierto! ¡Lunático!—lo llamó y Remus volteó.— Escuche que Dorcas quiere invitarte a salir a Hogsmeade mañana. Según escuche, la traes completamente loca.—informó con una sonrisa picara.

—Yo también había escuchado eso.—comentó Sirius— ¿Cuándo decidirías al fin salir con ella? Esta enamorada de ti desde...¿Siempre?—pregunto a James.

—Siempre.—confirmó James.

Remus sonrió incomodo y miró a Jade, quien rehuyó su mirada. Esperaba que dijera algo, que se negara a que el saliera con ella...pero pese a que Jade sentía una rabia dentro de su ser al pensar en Remus y Dorcas juntos...no dijo nada, haciendo que el chico bajara la cabeza.

Pasada una hora, todos se despidieron de Jade y ella se quedó a hacer más cambios en su receta. Cuando vio que faltaba poco para la cena, decidió dejar todo arreglado, guardo sus cosas y salió de las cocinas despidiéndose de los elfos.

Emprendió camino rumbo al Gran Comedor cuando de pronto una mano tapo su boca y la metieron dentro de lo que, pese a la oscuridad, reconoció como un armario de intendencia. En cuanto le soltaron la boca, volteo hacía su captor con el ceño fruncido.

—¿En serio? ¿Un armario, Remus? Mínimo un salón.—se quejó en voz baja.

—¿En realidad no te importa que salga con Dorcas?—cuestionó Remus con seriedad.

—Son tus decisiones.—respondió Jade con frialdad.— si quieres salir con ella...es tu problema.

—Merlín, Jade...¿podrías, por favor, ser mas abierta? ¡Quiero que pelees por nosotros!

—Cállate, te van a escuchar.—le riño.

—¡No me importa!—exclamó molesto.— ¡Estoy harto de ser el unico que pelea por nuestra relación! Si no vamos a formalizar nunca, ni mínimo quieres que se haga público que nos entendemos...entonces es mejor dejarlo aquí. No quiero seguir ilusionándome en un amor que no podrá ser.—afirmó con seriedad y ambos se miraron a los ojos.— ¿Y bien, Jade?

Ella no respondió, solo mordió su labio.

—Ya veo...—murmuró dolido y salió de ahí azotando la puerta.

Durante la cena, desde su lugar al fondo de la mesa de Slytherin, Jade pudo contemplar como Dorcas Meadowes se colgaba del brazo de Remus, risueña y como este asentía con una sonrisa en el rostro. Jade estaba segura de que habían concretado una cita.

Su corazón se comprimió y se aguanto las ganas de llorar pese al escozor en sus ojos. Ella sabía que eso era lo mejor, despues de todo, Jade solo era una huérfana sangre sucia, peor que una paría en el mundo de la magia. No tenía ni en que caerse muerta y su porvenir era incierto, salir con Remus era una relación sin futuro. Ella no quería que el sufriera por culpa suya. Aunque le doliera admitirlo, que Remus saliera con Dorcas era lo mejor para todos. 

Al final de todo, ella suficiente trabajo tenía siendo miembro de la Orden del Fénix desde los once años como para enfocarse en cosas tan triviales como el amor.




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