Cap. 43

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Entró en la habitación lentamente.

Sin hacer ruido, abrió las cortinas, dejando que la luz entrara e iluminara la habitación por completo.

Con su mirada, buscó a ambos chicos, hasta encontrarlos.

Durmiendo juntos en la cama del menor.

Sonrió de lado, y se alejó con cuidado, sin intención de despertarlos.

Salió de la habitación, y caminó hasta la cocina, entrando con una sonrisa.

-¿Despertaron?- Preguntó HoSeok, dejando de cocinar para mirar a TaeHyung.

-No, se veían tan bien juntos que no los quise despertar de inmediato.

-¿Estaban durmiendo juntos?

-Si, y bien abrazados- Respondió -Igual estaban vestidos, así que mucho no hicieron.

-Deja de pensar en eso, ellos decidirán que hacer con su vida.

-Yo solo los quiero ver felices.

-Yo también, pero ellos lo deben hacer a su ritmo, no al nuestro. Ahora ayúdame a terminar con esto.

-Está bien.



El menor se revolvió, incómodo.

Abrió un ojo, tratando de acostumbrarse a la luz solar.

Levantó su cabeza, mirando a su alrededor.

Suspiró, y se volvió a acomodar.

El día había llegado, y él no quería que YoonGi se fuera.

Se abrazó más fuerte al mayor.

Lo miró, y sonrió con sinceridad.

YoonGi era un ángel al dormir.

Lucía tan pacífico, tan relajado, tan lindo.

Como un bebé.

JiMin no quería despertarlo, pero debía hacerlo.

Eran las únicas horas que les quedaban juntos.

Cuando YoonGi se fuera, JiMin no sabía que iba a pasar.

Y temía no volver a verlo.

YoonGi comenzó a despertar de a poco, refregando sus ojos.

JiMin lo observaba con atención, fascinado con cada movimiento del mayor, como si lo estuviera hipnotizando.

-Buenos días- La voz grave de YoonGi al despertarse, sorprendió a JiMin, haciéndolo sonreír.

-Buenos días Yoon- Respondió, sonriendo.

-¿Que hora es?- Preguntó, mirando al menor.

-No lo sé, pero sí se que debemos desayunar.

-Buen punto, muero de hambre- Ambos rieron suavemente -¿Tú crees que los chicos estén despiertos?

-Yo diría que sí, se despiertan temprano- JiMin se separó de YoonGi, sentándose en la cama -Debemos levantarnos, tenemos que aprovechar el día.

-¿Que tenemos que hacer hoy?

-Divertirnos, nada más- El mayor rió, y se levantó de la cama, seguido de JiMin, ambos salieron de la habitación de la mano, caminando por el pasillo hasta llegar al comedor.

JiMin se sentía maravillado, como si estuviera bajo un hechizo profundo que no le permitiera fijarse en nadie más que en YoonGi.

Su corazón le pertenecía al mayor, y eso estaba seguro.

-Miren quienes llegaron- TaeHyung les sonrió -Pensé que no desayunarían, y no los quise despertar.

Ambos se sentaron en la mesa, uno al lado del otro.

-El hambre nos despertó- YoonGi rió -O el sol, algunas de las dos fue.

-Como sea, el desayuno se ve delicioso- JiMin comenzó a comer -Necesito tener energías para hoy.

-Me imagino cuanta energía necesitas- TaeHyung habló, recibiendo un discreto codazo por parte de HoSeok, quien intentaba no reír.

Siguieron desayunando mientras hablaban, sin tocar el tema de la ida de YoonGi.

Aunque esa frase no salía de la cabeza de JiMin.

Él mismo se torturaba con eso, y no se detenía.

Su cerebro no lo dejaba en paz.

No lo dejaría disfrutar del último día.

Cuando el desayuno terminó, YoonGi fue el primero en bañarse y vestirse, para después bañarse JiMin y vestirse también.

Cuando JiMin volvió a la habitación, vio a YoonGi buscando algunas cosas en su maleta, y su corazón se rompió.

-¿Que haces?- Preguntó, aún si él no quería saber la respuesta.

-Busco algo- Respondió YoonGi con sencillez.

JiMin se sentó en su cama, observando los movimientos del mayor.

-Jin te mandó esto, y yo te compré esto otro- YoonGi se giró, mostrando dos regalos, cada uno en su mano.

JiMin tomó el de Jin primero, y lo abrió, riendo al verlo.

Lo sacó de la caja, y lo observó con atención, riendo con ternura.

Lo que Jin le había mandado era un pijama de cuerpo completo de pollito, recordando la fascinación que tenía JiMin por estos animales cuando era un niño pequeño.

-Te verías adorable con él- Respondió YoonGi , con una sonrisa -Dijo que le deberías mandar una foto con él puesto.

-Lo haré- Respondió riendo -Ahora quiero ver tú regalo.

Lo tomó entre sus manos, y lo abrió con curiosidad.

Lo que sea que le regalara YoonGi, le gustaría.

Y lo sabía.

Porque YoonGi lo conocía perfectamente.

Y sabía que le gustaba, con exactitud.

Sus ojos se encontraron con el regalo.

Y se emocionó.

Sacó un pequeño peluche de pollito, y una pequeña caja bastante elegante.

Sonrió al peluche, y lo dejó a un lado, fijándose en la caja.

La abrió, y encontró un bonito collar dentro, perfectamente colocado.

-Yo llevo el mismo- YoonGi se lo mostró -Es algo que nos unirá más, y algo que tendremos junto a nosotros todo el tiempo, algo distinto a los chocolates.

-Me gusta- JiMin lo tomó con cuidado -Es muy lindo- Se lo colocó con cuidado, arreglándolo para que quedara perfectamente puesto.

Y sonrió a YoonGi.

No dijo nada, solo se levantó para abrazarlo.

Y luego besarlo.

Iba a besar a YoonGi una y mil veces antes de que el mayor se fuera, y se alejara por un tiempo.

Un tiempo indefinido.

Algo que lo puso nervioso.

-Nunca me lo quitaré, lo mantendré en mi cuello hasta mi muerte.

YoonGi lo abrazó con fuerza.

-Yo tampoco me lo quitaré- YoonGi habló -Nunca nunca.

Se quedaron abrazados un rato.

Un rato bastante largo.

El tiempo pasaba, y ellos seguían juntos.

El tiempo no los esperaría, en absoluto.

El tiempo tampoco los beneficiaría, ni en sus sueños.

Ambos habían caído en la mentira, en la dulce mentira, y ya no podrían salir de ahí.

Pero la mentira es mala.

Es algo maligno, que busca hacer daño a cada segundo.

Y JiMin no sería capaz de soportar más daño.

Y YoonGi no podría mantener a JiMin a su lado.

Y todo se desmoronaría, se caería a pedazos, junto a sus almas.

JiMin se abrazó a YoonGi con fuerza, como si fuera lo único que lo mantuviera con vida.

-Tengo miedo- Confesó en un pequeño susurro, que se fusionó con el viento.

-¿Miedo de qué?- Preguntó el mayor, en tono relajado.

-Miedo a perderte, y no poder evitarlo.

YoonGi abrazó a JiMin, y comenzó a hacerle cariño en el cabello.

No podía hablar, le era imposible.

Solo cerró sus ojos, y comenzó a calmar al menor.

YoonGi lo sabía, el tiempo se acababa.

Y de igual manera, no era capaz de hablar.

Suspiró despacio, casi sin hacerlo.

-Nadie nos separará, nunca. Estaremos juntos hasta la muerte.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo, JiMin.

Y cerraron la promesa con un dulce beso.

Un beso cargado del dulzor de la mentira.

Cargado de falsas ilusiones, y de sentimientos rotos.

Ese beso marcó un antes y un después en la vida de ambos chicos.

En la misma vida.

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