Capítulo 26. Ana.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

POV. Ana.

La próxima vez que Christian abre los ojos, me aseguro de ser lo primero que ve. Abre y cierra los ojos como si estuviera luchando contra el sueño, luego finalmente me enfoca.

Una sonrisa se dibuja en sus labios.

—Muñequita.

Ahí está el Christian que conozco. Estiro mi mano para tomar la suya conectada al suero y acaricio con suavidad.

—Estaba muy preocupada por ti, Christian. Jamás me hagas una cosa así de nuevo.

Otra brillante sonrisa.

—Te preocupas mucho, Ana. No puedes salvar a todos —su mano gira y atrapa mis dedos—. Pero me alegra volver a verte.

Presiono mis labios con fuerza para contener las ganas de llorar porque no es algo que Christian necesite justo ahora. Decido cambiar el tema y seguir el juego.

—¿De verdad? —no puedo ocultar la sonrisa—. ¿Me extrañaste tanto?

Sus ojos miran primero hacia la puerta de la habitación que ahora está cerrada. Si busca a Gail, la envié a buscarme un café para contrarrestar un poco el frío de la noche.

—Si. —vuelve a mirar hacia la puerta, luego el resto de la habitación—. Así que estoy en el hospital.

—Por supuesto. Estoy segura que el doctor vendrá a revisarte y me dejará llevarte a casa para que te recuperes.

Creería que está sorprendido, pero solamente una de sus cejas está arqueada con diversión.

—¿Llevarme a tu casa? ¿No tuviste suficiente de mi, muñequita?

—No.

Mis mejillas se calientan al instante por la admisión tan honesta, pero también recuerdo las palabras de Gail. ¿Cuántas mujeres más lo habrán buscado porque no tuvieron suficiente?

¿Llegó a sentir algo por una de ellas?

No vayas por ahí, Ana.

Intento mantener el humor ligero y algo de tranquilidad, así que me obligo a apartar mis pensamientos curiosos y mis temores. Me ocuparé de eso después.

—Creo que deberías venir a casa conmigo y así te podré ayudar con la rehabilitación.

Esperaba una reacción diferente, algo que indique que está emocionado por salir de esa vida y esos problemas, pero mantiene una expresión neutra.

—No estoy seguro si la rehabilitación sea para mí.

—¿Entonces... Quieres morir en ese espantoso lugar?

Presiona sus bonitos labios y siento el ligero apretón de sus dedos sobre los míos.

—No estoy intentando morir, nena. Solo quería olvidar.

¿Olvidar? Obviamente hay un pasado doloroso y situaciones complicadas, pero no es excusa para dejarse vencer. Él tiene un futuro brillante.

—Lo entiendo, y también creo que vivir drogado no es vivir. ¿Qué pasó con los planes que tenías?

Christian sonríe con diversión, y justo ahora caigo en cuenta que nunca le pregunté sobre lo que quería lograr. ¿Tiene planes? ¿Metas? ¿Ambiciones?

—Muñequita, mis planes eran conseguir mi siguiente clienta y la siguiente dosis. Nunca llegué más allá.

—Y eso es tan deprimente.

Rayos, eso no salió como debería. No intento juzgarlo ni hacerlo sentir menos, pero esa mentalidad no lo va a llevar a nada. ¡No puede conformarse con tan poco!

—Es lo que es... —susurra bajito, pero lo escucho.

Voy a tomar este asunto en mis manos, así tenga que llevar yo misma a Christian a rehabilitación o a algún centro especializado porque pienso mirar mientras él se destruye.

Y que lidie con eso.

—Podrías cambiar si quisieras, pero eres tan orgulloso —incluso yo puedo sentir el reproche en mi tono—. Por la mañana el doctor podría darte el alta, y te aviso que irás a casa conmigo.

—Ana... —se queja.

—Puedes hacerlo, Christian. Confío en ti.

Se gira sobre la cama para mirar al techo, luego las máquinas detrás de él monitoreando sus síntomas y de vuelta el techo sin mirarme.

—He vivido esta vida demasiado tiempo como para querer otra cosa.

Y me río.

Me río de incredulidad y de frustración porque este no es el chico que elegí como padre de mi bebé. Lo desconozco.

—No seas dramático, tienes muchísimos años más de vida para hacer un cambio, simplemente tienes miedo de fracasar porque no eres tan valiente.

Me aparto y cruzo los brazos sobre mi pecho, recordándole mi situación en esta silla de ruedas. Si yo puedo ser optimista respecto a esto, él puede hacer cualquier cosa que deseé si se lo propone.

—Es mi elección.

Siento que algo dentro de mi se rompe. No sé si es mi paciencia, mi tolerancia o mi buen humor, o todo al mismo tiempo. Tengo qué llegar a él ahora o saldrá por esa puerta sin decir adiós.

—Lo es, pero esperaba que eligieras una opción donde no te matas día a día. —y agrego la carta de la compasión—. Además, podrías hacerlo por mi.

Ya está negando antes de que yo termine la frase.

—Créeme, no me necesitas siendo una carga en tu vida.

—Pues no seas una carga, Christian. Te necesito.

Eso atrae su atención porque vuelve a mirarme, incluso se incorpora levemente en la cama.

—¿Por qué? ¿Quieres que ayude a criar a tu bebé?

Supongo que el momento de decirlo es ahora, así sabe por qué fui a buscarlo y por qué necesito su ayuda de nuevo.

—No, Christian. No quiero que me ayudes porque no hay un bebé qué criar. Lo perdí.

Su mirada cae a algún punto entre mi silla y el colchón de su cama, luego esa expresión de nuevo de labios fruncidos.

—¿Fue mi culpa?

No veo cómo sería esto su culpa.

—El médico dijo que mis defensas bajaron —omito la parte de mi estado de ánimo los días posteriores a que él se fue—. Tuve una infección que fue tratada con medicamento y el embarazo tenía tan pocas semanas que no resistió.

Sus ojos grises que siempre me dejan sin aliento se quedan fijos en un punto, seguramente dando vuelta en su cabeza a todas las razones por las que podría salir mal otra vez.

No puedo permitir que crea que es su culpa. Él hizo todo lo correcto.

—Es normal, la doctora Greene dijo que era algo frecuente. —encojo los hombros para parecer indiferente—. La parte positiva es que comprobé que puedo quedar embarazada, y que debo cuidar mucho más mi salud.

Espero un momento a que reaccione, pero no lo hace. Se recuesta lentamente en el colchón, con el rostro girado hacia mi y su mirada recorriéndome.

—Por eso te necesito, para que seas nuevamente el padre de mi bebé. Hazlo por mi, Christian. Si crees que no tienes motivos propios para dejar las drogas, hazlo por mi.


~ • ~

¡Hola! ¡Otro capítulo!

Les aviso que durante el fin de semana estaré actualizando las historias nuevas para que (si no las han visto) las agreguen a su biblioteca.

Les recuerdo también que tenemos un grupo de whats para convivencia y hablar de las historias. Gracias @Solains por administrarlo 🙌🏻.

Me mandan mensaje privado y les paso el link.

😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro