Epílogo # 1.1

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Dolor, bueno, no lo sé, pero Jill sí lo sabe. Dolor es lo que ha estado sintiendo todo el tiempo en los últimos meses, dolor por una pérdida irreparable que le ha arrancado un pedazo de su alma, dolor por aquel amigo que no supo valorar algo tal como la confianza y la gratitud, dolor por el abandono de su padre caundo aún era una niña, dolor. Hasta el último de los segundos ha estado plagado de dolor. Casi parece que se está ahogando en tanto vacío negro y asfixiante. Sin embargo, en medio de tanto negro hay algo que brilla, es Cris, su Cris, el hombre que habían aparecido de la nada en la playa y que ahora, justo ahora, no está. Habría querido quedarse con él, pero es tarde, ella se subió a aquel avión y se fue. ¿La esperará? No lo sé, ella tampoco lo sabe, pero confía en él. ¿Es malo confiar?

Sus ojos se abren de golpe, se siente mareada.

<¿Cuánto tiempo llevo aquí?>

Se pregunta mientras se reincorpora en el banco en el que ha estado recostada. Recuerda haberse tumbado un rato para despejar cuando la sombra cubría aún unos metros más, debió quedarse dormida. Ahora está al sol y con un insoportable dolor de cabeza. El día definitivamente va mal. Primero se voltea encima el desayuno, y ahora se queda al sol.

-!Jill! -la llama la voz de una chica desde la entrada de una edificación enorme que se impone frente a ella. -¡Ven, ya va a empezar! -termina la frase.

Jill se levanta, toma la mochila que reposaba en el suelo junto al banco de cemento blanco y camina hacia la chica que la llamaba.

-¿Cuánto tiempo pasó? -pregunta cuando llega a ella.

-Como dos horas, los profesores se han disculpado por el retraso, necesitaba ver los apuntes de la última clase, iba a pedírtelos, entonces noté que no estabas y supuse que aún estarías aquí.

-Pues aquí estoy -responde abriendo los brazos y con gesto de quién no está de buen humor.

-¿Y respecto a tu novio?¿Cómo están?

-Bien, eso creo, bueno no lo sé, estamos muy lejos, apensas hablamos, y no nos vemos.

-Imagino que es muy difícil para los dos.

-Sí lo es, Gretchen, es muy difícil -repite tras liberar un corto suspiro.

-Todo estará bien, vas a ver, esto no durará para siempre.

-Sé que no durará para siempre, pero eso no lo hace menos difícil.

-Bueno, por ahora concéntrate en las clases -dice Gretchen mientras ocupan sus lugares en el local lleno de jóvenes de edades similares a las suyas y otras personas mucho mayores.

Gretchen es una de las compañeras de periodismo de Jill y una de sus mejores amigas. Les habían hecho la oferta a ambas por ser de las mejores y allí estaban, cumpliendo su sueño, que a Jill comenzaba a parecerle un tormento. Saca un documento doblado varias veces del bolsillo delantero de su mochila, lo abre y comienza a leerlo una vez más, ha perdido la cuenta de cuántas veces lo ha hecho ya.

Los recuerdos pasan por su mente como si se tratara de diapositivas que llegan una tras otra.

Acababa de llegar a su despacho ese día hacía ya dos meses, como siempre iba todos los lunes ya que el resto de los días trabajaba desde casa.

-Jill -dijo la voz de Katia desde la entrada de su local -tengo buenas noticias para ti -volvió a hablar cuando la chica se hubo volteado para mirarla.

Katia lucía una sonrisa contagiosa así que Jill no pudo evitar sonreír también.

-¿Qué noticias son esas?

-La Fundación Carolina ya ha abierto el proceso de becas para el doctorado periodístico este año

-Eso es bueno. ¿Pero en qué me beneficia a mí?

-Pues tu universidad ha enviado tu candidatura este año y la Fundación Carolina la ha aceptado, estás dentro del proceso de becas Jill, haz sido seleccionada.

Jill abrió los ojos como platos y su sonrisa aumentó. Estaba emocionada y no podía creerlo. Por fin la habían seleccionado, hacía unos años lo había intentado pero habían dicho que le faltaba experiencia.

-Oh Dios -fue lo único que logró decir.

-¿Y entonces, irás verdad? No puedes perder esta oportunidad

-Sí, sí, por supuesto, iré -respondió ella tartamudeando un poco

-Aquí están los requisitos y otras cosas importantes, léelos con calma -indicó mientras le entregaba un sobre.

Jill lo abrió inmediatamente y comenzó a leer. Debía enviar por correo una copia compulsada y debidamente legalizada del título de máster y un certificado que acredite que ese título faculta el acceso a los estudios de doctorado en su país de expedición. Fotocopias de documentos que acrediten lo establecido en el currículum. Copia de la carta de admisión al programa de doctorado por parte de una universidad española. Fotocopia del pasaporte en vigor. Certificado o documento acreditativo de domicilio o residencia. Certificado original del puesto laboral que desempeña en su Universidad de origen.

<Muchos requisitos> pensó masajeando suavemente sus sienes y continuó leyendo.

Sistema de confinación.

-Se pone interesante -dijo susurrando sonriente.

Por parte de la Fundación Carolina: 4 pasajes aéreos de ida y vuelta en clase turista, seguro médico no farmacéutico, 600 euros mensuales.

Por parte de la universidad de América Latina: 720 euros mensuales.

Por parte de la universidad española: Importe de la matrícula de los estudios.

-Wao -susurró mientras asimilaba todo lo que acaba de leer y continuaba con el resto del documento.

Se saltó la parte de los demás requisitos ya que si la habían admitido era porque cumplía con todos esos y fue directo a los beneficios de la beca. 3 pasajes aéreos de ida y vuelta en clase turista desde la capital del país latinoamericano de residencia, uno por año académico para permitir la llegada a España al inicio de la estancia y el regreso al país de origen una vez finalizada. Allí indicaba también que las becas de doctorado tienen duración de 21 meses distribuidas en tres años consecutivos.

Era sin duda la mayor oportunidad de su vida. Llevaba dos años trabajando en base a lograr aquella beca. Se encontraba tan feliz y emocionada que casi no cabía dentro de ella misma, hasta que de repente cayó en cuenta de algo muy importante, Cristopher. ¿Cómo iba a darle aquella noticia?

-Jill -dice la chica a su lado trayéndola de vuelta de sus pensamientos -¿En que planeta andas? Ya ha terminado la primera clase.

-No puede ser, a penas han pasado unos minutos.

-Han pasado noventa minutos, tienes que concentrarte Jill, andas todo el tiempo absorta en tus pensamientos, necesitas este doctorado y así no lo conseguirás.

-Lo sé Grech, eso intento, hasta ahora me ha ido bien, ha sido un mes productivo.

-Y esperemos que siga así.

Jill rueda los ojos a sabiendas de que su amiga tiene razón, pero dispuesta a ignorar el comentario pone atención a la siguiente clase que acaba de iniciar.

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Cristopher sube a su auto, busca en su móvil el reproductor de música y pone una canción de su cantante preferida, Avril Lavigne, sonrie al pensar en Jill quien niega totalmente que le guste su música, pero que en el fondo sabe que sí le gusta. Pone el auto en movimiento y sale del estacionamiento del hospital en dirección a la carretera. Ha pasado ya un mes desde que no la ve, no puede dejar de pensar en la noche en que le dio la noticia, todavía le resultaba increíble, aún siente que tal vez todo es un mal sueño y realmente no lo espera en casa. Tal vez eso no es más que su subconsciente apiadándose de él. Se hunde en el asiento de conductor y deja que los recuerdos afloren y lo consuman.

-Cris -escuchó su voz proveniente de la cocina para luego ver su figura aparecer en la sala de la casa -necesito ayuda.

El chico sonrió y fue hasta la cocina con ella.

-¿Cuándo vas a aprender a cocinar?

-No lo sé amor, tal vez nunca, es que no se me da bien -respondió sonriente con esa voz cantarina suya.

A Cris se le quedó grabada en la mente una palabra.

<Amor> pensó.

Sonaba tan bien cuando lo decía, casi sonaba mágico. Su voz acariciaba aquella palabra de una forma exquisita.

-Está bien, no importa, ya tendremos que pasar los dos un curso de cocina.

Jill dejó escapar una risa divertida e inmediatamente su cuerpo se tensó al sentir la piel cálida del chico pegarse a su espalda mientras la abrazaba por la cintura.

-mmm eso no está funcionando -dijo moridiéndose ligeramente el labio inferior mientras él besaba su cuello delicadamente. -La idea era que me ayudaras a terminar la cena, estás causando el efecto contrario -terminó de decir mientras se volteaba para quedar de frente a él.

Cristopher metió sus manos por debajo de la enguatada suya que cubría el cuerpo de la chica frente a él y acarició la piel de su espalda desde el inicio de sus braguitas de encaje hasta el espacio entre sus omóplatos, sin dejar de besarla ni un solo segundo. La levantó tomándola por la cintura para sentarla en la meseta tras ella y se deshizo de la enguatada para acto seguido acariciar sus pechos desnudos. Segundos después ella tomó el límite inferior del pulover del chico ayudándolo a quitárselo y dejando su pecho al descubierto. Deslizó sus manos en la piel desnuda del muchacho acariciando su pecho, luego su espalda apresando sus labios en besos tan ardientes como sus cuerpos en ese momento.

Parecía que querían hacer de sus cuerpos uno solo cuando de un momento a otro y sin motivo aparente ambos se detuvieron.

-Cris -dijo ella con la respiración entrecortada.

-No tenemos protección -dijo él terminando la frase y apartándose un poco de ella para ayudarla a bajar.

-Ajá -afirmó Jill, volvió a colocarse la enguatada -vamos a preparar la cena.

-Está bien -respondió él rodando los ojos pero a la vez sonriente.

-Amor, ¿Y no quieres ser papá? -preguntó de forma sarcástica y sonriendo pícara.

-No me provoques, boba -respondió entornando los ojos llamándola por el apodo cariñoso.

-Está bien, muchacho loco -dijo ella de la misma forma.

Hacía a penas un mes había recuperado a su Jill, y con cada día que pasaba estaba más convencido de que habría enloquecido si la hubiera dejado ir para siempre.

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-Amor, tengo algo que decirte -dijo ella por fin mientras terminaba de secar el último plato ya que Cris había insistido en lavar él la vajilla.

-Dime mi amor -le animó a continuar hablando al notar su voz algo apagada.

-Me han admitido en un proceso de becas -reveló girándose hacia él.

Bajó la vista al notar como Cris entonaba los ojos en un claro gesto de a quién no le convence la historia.

-Para hacer el doctorado -tomó aire y terminó la frase -en España

-¿Qué? -preguntó él confundido negando con ligeros movimientos de cabeza -Espera ¿Qué? ¿Qué me estás diciendo Jill?

-Había enviado la solicitud hacía unos años, esta vez la escuela la envió por mí y fui aceptada.

-No, no tienes que ir, no puedes

-Sí, tengo que ir, necesito ese doctorado para lograr el ascenso, si lo consigo tendré mi propia agencia periodística.

-No Jill, no puedes irte al otro lado del mundo así como así.

-No es así como así, es algo que necesito, no tenemos que terminar, podemos llevar esta relación a distancia, nos amamos Cris, podemos hacer esto.

-Jill, estarás al otro lado del mundo, no en la esquina. ¿Cuánto tiempo?

-Tres años -respondió ella con la voz casi como un susurro.

-Tres años, tres años Jill -repitió incrédulo.

-Pero nos veremos cada unos meses, Cris esto no tiene que ser el final.

Los ojos del muchacho estaban llenos de lágrimas. Por primera vez Jill veía a Cristopher llorar y le partía corazón verlo así. Parecía tan fuerte en todos los sentidos que una no era capaz de imaginar que lo vería llorar, y ver que lo hacía por ella, precisamente por ella, la consumía desde dentro. La chica también tenía las mejillas llenas de lágrimas y estuvo a punto de echar los documentos a la basura.

-Está bien, lo intentaremos, veremos como nos va.

-¿Seguro? -preguntó ella con un brillo de esperanza en los ojos, pero a la vez mucho miedo, una relación a distancia, a tanta distancia, no podía ser nada fácil.

-Sí, lo intentaremos. ¿Dónde está esa universidad?

-Es la Universidad de Alcalá, en Madrid.

-Está bien. ¿Cómo planeas que nos veamos?

-Solo tengo que estar por obligación un mes en la escuela cada año, el resto es opcional, supongo que en nueve meses con el presupuesto que va a pagarme la universidad estaré allá los dos primeros meses y los dos últimos, no puede ser tan malo.

-Supongo que no -respondió adaptándose a la idea y envolviéndola en un apretado abrazo, de esos tan cálidos y agradables, tan de todo va a estar bien como solo él sabe dar, al que la chica respondió con otro igual.

Se masajea las sienes saliendo de su momentáneo viaje al pasado. Sabe que los recuerdos pueden doler. Pero esos de los últimos días con ella, esos lo están matando. Comienza a creer que no lo soportará. No porque vaya a rendirse, sino porque siente que morirá si no logra verla.

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-Camina despacio, te vas a caer -le dice Gretchen apurando el paso para alcanzarla.

-Apresúrate Gretch, eres una lenta.

-Jill el departamento no va a moverse de ahí, no es como que vaya a salir corriendo ni nada parecido.

-No importa -responde sonriente-. Las clases han sido una tortura y no he podido hablarle en todo el día, ya son las cinco de la tarde, si no puedo hacerlo ya voy a morir de ansiedad.

-Dramática -responde Gretchen apurando un poco más el paso.

Jill vuelve a reír segundos antes de entrar por fin al elevador del edificio que las llevará a su departamento. Llega al octavo piso de la imponente edificación donde se encuentran algunas de las residencias de los becados de la universidad de Alcalá ubicada no tan lejos de allí. Camina hasta su departamento y abrie la puerta usando su llave, todo en cuestión de unos pocos minutos.

-Buenos días, hoy terminaron más tarde sus clases.

Las saluda la otra chica que comparte el lugar con ellas desde el sofá frente a la televisión en el que está cómodamente tumbada.

-Buenos días Daisy, sí, fue un día bastante largo -responde Gretchen quitándose la mochila y dejándose caer en el mueble junto al sofá.

Daisy estudia Finanzas en la universidad de Alcalá y viene de una ciudad de Madrid bastante lejos de allí.

-Buenos días Day -la saluda Jill sin detenerse.

Entra a su habitación, se sienta sobre la cama y saca su móvil de la mochila. Abre el WhatsApp por dónde ha estado comunicándose con Cris todo el mes e inmediatamente recibe el mensaje que esperaba.

Cris 💕
Buenas tardes mi niña, hoy
no hemos podido hablar,
¿Cómo ha estado tu día?
Te amo mucho. ('・‿・')♡

Buenas tardes mi amor, fue
un día bueno dentro de lo que
cabe, porque la verdad te
extraño mucho. Yo también
te amo mucho mi vida.
('・_・')♡

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