Jill Steven es una chica de esas que están dispuestas a amar, a dar todo de sí sin temor al fracaso. Estar solo es triste y digamos que un tanto desagradable, ella lo sabe. Pero se equivocó aparentemente de persona. Cristopher Parker es un chico con miedo a dejarse llevar por el amor. Un miedo de esos que te ciegan al punto en que ver la realidad se vuelve casi imposible, como una venda oscura que se hace parte de uno, como una segunda piel. Hasta que enfrenta el miedo de perder a esa mujer que se ha convertido sin él quererlo y sin notarlo en parte de su vida. Aquella chica que apareció mágicamente en su camino se convirtió en su pasión, en lo que más desea, en eso que él tanto teme y en su amor.

Les tocará juntos enfrentar obstáculos, resolver problemas, sobreponerse a los altibajos, enjuagarse las lágrimas y seguir adelante. ¿Serán capaces de, juntos, superarlo todo? No lo sé, nadie lo sabe, solo el tiempo lo dirá.

Se cree que el cliché es solo fantasía que no puede verse en la realidad. Que desaparece lo oscuro de la vida mostrándote una imagen totalmente perfecta que no puede existir porque no tiene cabida entre nosotros, los humanos reales que no caminamos en un cuento de hadas. ¿Y qué pasa si te digo que no es así? Que el cliché sí existe en la vida real, pero puede llegar mezclado con problemas y sinsabores, porque siendo sinceros, de otra forma no sería la vida. Que se puede conocer a un príncipe azul traído directamente desde Marte, pero viene con defectos que necesitan tiempo y dedicación para corregirse. Y sí, sí caminamos en un cuento que aunque sin hadas es igual de mágico.

Por todo lo antes dicho me atrevo a afirmar que sí, tu historia de amor está por ahí en alguna parte esperando a que la encuentres. Claro que las historias de amor algunas no duran para siempre. Todo lo que empieza tiene generalmente la mala costumbre de acabar, aunque a veces, el final es solo el comienzo. Debemos recordar siempre que cuando una etapa acaba es porque una nueva está a punto de iniciar. Este mundo del amor puede ser un mar muy profundo y si tienes miedo a sumergirte en sus aguas, entonces definitivamente este no es un mundo para ti. Cristopher lo tuvo, Jill no.

Porque:

¿Qué tal si los defectos en príncipes azules sí tienen solución?

¿Qué tal si los problemas son los que nos hacen más humanos y no son, en un final, tan malos?

¿Qué tal si puede estarse enredados hasta la médula sin ser una película de Disney?