Capítulo 21: «Otra vez él... »🦋

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—Y pues por eso él no puede ser tu ex novio —Finalizó.

—Te dije que lo dejaras en el desayuno, si dices que no es posible y yo sé que, si pasó, pues no estaremos de acuerdo. Ambas defendemos nuestras convicciones y creencias —dije mientras pasaba una de mis manos por la tela de un vestido suelto color amarillo, me gustaba, tenía un escote v y podría decir que me quedaría dos dedos sobre las rodillas.

—Bueno, lo tienes superado, ¿no? —Yo asentí encogiéndome de hombros.

—Han pasado muchos años y con ellos cosas, mis intereses amorosos están puestos en otras personas.

Por mi vista no pasó desapercibida su sorpresa. 

—¿Otras?

—Sí. Luego te explico. —Pasaron algunos minutos en los que no tocamos el tema y nos dividimos en busca de ropa.

La verdad es que estaban todas muy bajas de precio, casi todo estaba en oferta.

—Bueno, ¿nos vamos a casa? —Yo asentí ante aquello y por un momento muy pequeño sentí que hablaba con mi hermana pequeña —Deja paso al baño, me urge.

Yo asentí por segunda vez y empecé a dar vueltas por el lugar, a lo lejos visualicé una falta corta, y por supuesto fui hacia ella. Había veces que me cubría muchísimo, y también había veces que me gustaba mostrarme. A pesar de salir pocas veces, siempre trataba de hacerlo bien, sí, sé que soy media descuidada, pero mi condición lo ameritaba y ahora estoy peor.

—Se te vería un buen culo con ella. —La voz de él tras de mi hizo que sonriera mientras bajaba la cabeza.

—¿Quién lo dice?

—Un buen fan de tu culo.

Al darme la vuelta vi a un Leroy, que no parecía Leroy. Tenía un golpe en su labio inferior y su camisa estaba desabotonada en la parte superior, tenía ojeras bajo sus ojos y qué decir de...

—Dios. ¿Qué te pasó? —Me acerqué hasta él, inspeccionando su cuerpo y dejando mi mano derecha sobre su mejilla en una caricia. Él sonrió y atrapó uno de mis dedos en sus dientes y me jaló hasta él.

Sus labios cayeron sobre los míos en un beso desesperado, que se volvió suave. Podía sentirlo, él no estaba buscando pasión ni sexo, si no, acogimiento, cariño y compresión.

—Me gustan tus labios, me gusta cómo se sienten mis manos sobre tu cuerpo, dime, ¿Qué hay de especial en ti? —Suspiré. Yo también me hacia la misma pregunta.

Aquella frase no pasó por alto, le había recordado a lo de esa mañana...

—No puedo creerlo, —fingí sorpresa —¿Acaso le gusto?

—Nunca vas a gustarme, no te hagas ilusiones. —Aquello en vez de matar el momento lo hizo más divertido, pero la seriedad de su rostro se hizo presente y yo me alejé. —Sé mi novia.

—Como quieras. —Caminé hacía una pieza con el ceño fruncido. Estaba medio chistosito y no me creía nada de lo que estaba diciendo.

No sé porqué, pero bajo su mirada el color del techo me parecía muy interesante.

—Me di cuenta de que te quedaste sin casa, también me di cuenta de que Nataly dijo cosas que no debía, lo ultimo está solucionado. Ella no volverá a meterse contigo. —Yo me volteé con una mueca de extrañeza.

—¿A qué te refieres con que está solucionado, Leroy?

—¿Por qué me tratas tan informal, flaca? ¿ya te estás acostumbrando tan rápido a nuestra relación? —Bufé burlándome en su cara, pero aun así seguía en lo mío, y cuando digo seguir en lo mío es continuar viendo el lindo color del techo.

—No soy tu empleada, y creo que si me besas cuando quieres, puedo darme el lujo de hablarte como quiero. —Al final, sí me volví hasta él y me encontré con su rostro lleno de seriedad.

—Sé mía.

—¿Crees que puedes con todo esto? —Me señalé burlona —no tengo tiempo para posesividad, para que me hieran, para estar y no estar. En resumen; no tengo tiempo para nada que arruine mi tranquilidad y eso hacen tu hermano y tú.

Él se carcajeó, esta vez, al parecer, burlándose de mi.

—¿Entonces le llamas tranquilidad el estar arrimada y sin trabajo? No me jodas, flaca, te hacía un poco más exigente. —Cruzándome de brazos caminé poniéndome frente a él.

—Estoy de vacaciones, no desempleada. Y como supongo leíste los mensajes que me mandó tu adorada prima, ¿Qué creías? ¿Que me lanzaría a sus brazos a darle mi culo y estar feliz con eso? No. Definitivamente no. —Suspiré parpadeando, tratando de que las lagrimas que se acumularon en mis ojos desaparecieran —Nunca me han gustado las cosas donde yo solo reciba, me gusta dar, y que la otra persona reciba gustosa, y para mi no es suficiente tener sexo con ustedes y vivir en un mundo de fantasía, yo aspiro a más, soy muy exigente y creo que ustedes solo me darían lo que puedo ganar con mi propio esfuerzo, que es el dinero, ¿no?

—No te encerraremos en una caja de cristal si es lo que piensas Maddox. —Me dijo mientras soltaba sus brazos y los introducía en sus bolsillos, se enderezó tomando una postura de superioridad. —Si estás con nosotros el...

Lo corté.

—...dinero no será suficiente. Entiéndelo, mi vida no se resume solo al dinero, quiero ayudar a mi hermana, ayudarme a mi, hacer más cosas por mi propio pie, ¿crees que porque no tengo casi nada me aprovecharía de ustedes y me vendería para obtener dinero?

—¿Qué mujer no lo hace? —Aquello hizo que una sonrisa se dibujara en mis labios.

—Yo. Yo no lo hago.

Él se movió a mi alrededor mientras yo miraba al suelo, estaba pensando que seria lo próximo que diría, si se trataba de él nunca se sabia, y sentía que lo estaba empezando a conocer, pero aun faltaba Lucien... el demonio Lucien.

—Si te doy a elegir entre, buscar a tu hermana y que estés con ella, y a la vez estar con nosotros o, buscar a tu hermana que estés con ella y que se muden nuevamente a la casa en donde vivían, pero no estar con nosotros, ¿Cuál seria tu elección? —Era evidente que él me estaba poniendo a elegir entre mis sentimientos hacia ellos o la estabilidad de mi hermana, y yo, no era para nada manipulable.

—Elegiría lo tercero. Buscaría a mi hermana por mi misma, tendríamos una nueva casa; donde no hayan malos recuerdos y quizás... solo quizás fuera hasta los brazos de ustedes para, que se yo, —lo miré con picardía, ironía y lujuria —no limitar mi mente solo al amor. Y todo eso, por mi cuenta, sin necesidad de una persona.

Él parecía estar en una disputa con mi respuesta, y en sus ojos la sorpresa a mi respuesta no pasó desapercibida.

Yo siempre podría tener lo que quisiera si me lo proponía.

—Es raro que no hayas dicho: nunca voy depender de un hombre. —Aquello hizo que la respuesta a su sorpresa llegara a mí.

—Soy una jodida mujer, y siempre he dependido de mí, ¿crees que si menciono a un hombre o una mujer haría la diferencia? Me da igual. Nunca dependeré de nadie, sea hombre o mujer.

Sus ojos parecían destellar y sí, di justo en el clavo.

—Ya estoy aquí... —La voz de Gayle hizo que volteara viendo hacia ella, a pesar de que en nuestro entorno se agregó una persona más Leroy no giró hasta ella, solo se acercó dejando un beso sobre mi frente y dándome la espalda, no sin antes decir: Iré por ti en la noche.

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