Capitulo 9: «Una vida por otra» 🦋

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Mini maratón 2/2 ;)





                         —Fue una locura, ¡joder! —La voz de Madison a mi lado me hizo voltear.

—¿Qué fue una locura? —Ella me miró con cara de pocos amigos y yo le di una mirada avergonzada. —¿No me estas prestando atención? —Negué. —Lo que decía es que nos sacaron a todos del espacio en el que estábamos, me molestó muchísimo porque pude oír que los Ayers estaban ahí y querían un espacio solo para ellos, ¿Qué se creen? ¿los reyes del mundo?

.

—Bueno, no los conoces y yo tampoco, así que no sabemos por qué lo hicieron. —Mentirosa.

—Gracias a Dios no los conozco porque si fuese así los odiaría con mi vida. —Yo solo asentí, no tenía cara para verla a los ojos, ¿Cómo podría decirle que ellos fueron capaces de cerrar casi la mitad de un centro para abrir mis piernas?

No sabía que estaba pasando entre los tres, pero me encantaba, habíamos coincididos pocas veces, pero cuando sucedía me hacían sentir una adrenalina incomparable, no les debía nada, aunque gracias al momento de enojo de Lucien pude saber lo que pasaba con mi hermana y acercarme más a ella, y me agradaba aquello, porque sentía que podía en apoyarme en alguien más que no fuesen mis amigas.

Madison Harrison.

No me sentía bien en el pasado, pero ahora... 

Mi cuerpo aún se sentía sucio por las cosas que habían ocurrido en el pasado, aún me dolía desvestirme y estar consciente de que abusaron de mi cuerpo, le había mentido a ella, no disfrutaba el sexo, tampoco los besos, no me gustaban los toques de los hombres, odiaba escuchar su voz, detestaba verlos a la cara. Sabía perfectamente que no toda la población masculina había abusado y también sabía que no haría justicia odiándolos a todos, nada cambiaba, pero...

—¿Nos vamos? —La voz de Enzo a mi lado hizo que sonriera asintiendo, él lo entendía por lo que siempre mantenía su distancia conmigo, muy pocas veces invadía mi espacio personal o trataba de acercarse intencionalmente.

Yo había ido a un centro de rehabilitación, —O algo parecido —era un lugar donde habían personas con problemas de drogadicción, de alcoholismo, y como los míos. Todos tenían sus problemas internos y a muchos se les veía en el exterior, ahí, fui conociendo una vez más a Enzo, él no tenia ningún problema, pero era colaborador, su familia igual. Siempre daban charlas motivacionales y extendían su mano a personas sin hogar, era increíble. Fui por mucho tiempo, pero nunca compartí nada, nunca lo hablé, pero... aprendí a sobrellevarlo sin entrar en pánico cuando alguien se acercara.

Él se había dado cuenta de mi violación porque el día después de que, —pero no lo recordaba, hasta que él mismo me lo recordó —ocurriera me encontró en medio de una crisis, cuando ingería sustancias que dañaban mi cuerpo siempre me reprendía y yo solo lo miraba diciéndolo "Tu sexo es una basura." No fue hasta que pasó el tiempo, verme sana y capaz de mirar a los chicos a los ojos que me di cuenta de que no todos eran como ellos, ninguno era como él, no eran iguales, los ojos de Enzo me miraban con dulzura, no había lujuria o deseo en ellos, había amor y creo que por esas razones pude confiar tanto en su persona.

En el pasado veía todo con repudio, pero después de pasar el tiempo supe que nadie más que yo podía enfrentar mis problemas, el dolor y mis lágrimas eran como mi abono, el cual me ayudó a crecer.

Y me enamoré y estaba bien... porque todo se sentía bien para mí; aunque en las noches oscura soñaba con aquella noche.

Pero en la actualidad algo parecía haber cambiado, Enzo era importante y estaba ahí, pero Howell, ¿Qué carajos había pasado con él? El gran desgraciado fue visto por una vez de mi parte y pareció que le dije toda mi vida, como si yo deseara que me probara.

Maddox Harrison.

Estaba cansada y aburrida de la monotonía de mi vida.

Se trataba de ir a casa, de vez en cuando ir algunas fiestas, trabajar, volver a casa y repetir ese círculo casi todos los días, en parte era porque yo siempre me negaba a salir, no era divertido quedarse en una mesa viendo a todo el mundo a tu alrededor, prefería estar en casa; que, aunque el protagonismo no era el mejor, era importante.

El día en la cafetería había sido lento, no había muchos clientes por lo que en la hora del almuerzo tomamos la libertad de voltear el cartel a cerrado. Estábamos Elley, Gayle y yo, en lo personal no me gustaba cuando hacíamos aquellas cosas, pero es que el día parecía un domingo en el que todos querían estar guardados en casa, aunque era miércoles, consideraba que era el día más pesado de la semana.

—Si tiene a alguien tan insistente tras de ti, debes dejarlo. No es sano —Indagó Elley, sí, nos encontrábamos hablando de chicos; nadie podía negarme que entre chicas es una conversación muy interesante.

—También lo creo, esos amores así terminan en obsesión... y son demasiado enfermizos. —Yo mantenía el silencio solo asintiendo y mirándolas a ambas.

—Sí bueno... la atención es primordial, pero que quiera saber hasta cuando vas al baño, eso... —Elley hizo una mueca, parecía que tenía una estrecha relación con el tema.

—Que sea tuya está bien, pero que quieras saber que hago todo el día es avaricia. —Una carcajada salió de las tres.

—¿Y qué sucede si son dos? —Me integré en el tema, hablando desde mi actual posición.

Dos pares de ojos fueron hasta mí, dándome su completa atención como si fuese un bicho raro.

—Es peor, los hombres siempre te orillan a un triángulo amoroso, quédate con los dos, disfruta y olvida. Es simple. —La voz de Gayle hizo que una sonrisa se posara en mis labios, mi mirada la cual se había ido hacia abajo se levantó como si fuese una nueva yo, ¿Qué me estaba pasando?

—Ya lo creo, es rico sentir a uno, ¡imagínate a dos! —Mi cuerpo se estremeció por un momento, el recordar lo que había pasado en el centro me hacía tener ligeros flashbacks sexuales.

—Mmm... yo creo que depende, hay hombres que comparten por decisión propia a su mujer y para mi es raro porque... no lo sé, es raro. —La voz de Elley hizo que la mirara con fijeza.

—Todo es raro hasta que lo pruebas y de das cuenta que te gusta. —Mi declaración hizo que sus cejas se arquearan, yo me encogí de hombros en inocencia, la verdad es que solo hablaba por hablar, yo no sabia nada...

Sentí como mi teléfono vibraba en el bolsillo trasero de mi pantalón, lo tomé viendo que era Gabriel quien llamaba, al tomarlo me preguntó si estaba en otro lado porque había pasado frente a la cafetería y la había visto cerrada, le dije que se devolviera porque si estaba, solo que habíamos cerrado por cuestiones de emergencia.

—Chicas, creo que ya debemos abrir. —Dije en dirección a la mesa en que estaban sentadas, ellas por su parte asintieron por lo que cambié el letrero y levanté la pequeña cortina que evitaba la visibilidad hacia dentro, al hacerlo grité por la sorpresa. Mi corazón latió en desenfreno, mi nombre se me había olvidado.

Me quedé de pie en mi lugar y retrocedí algunos pasos ante el miedo que sentía en ese momento, la persona que estaba de pie, las chicas hicieron un amague en levantarse, pero yo levanté mi mano para que no se movieran y aún así ellas se levantaron, volteé a verlas y sus expresiones eran peor o similares a la mía. El frio que sentí en todo mi cuerpo al sentir el arma en mi frente era incomparable, el hombre de negro había ido directamente a mí, como si desde el principio yo había sido su objetivo, mi cuerpo tembló, mi respiración se aceleró, en ese momento tenía ganas de desmayarme, las náuseas subían a mi garganta, me estaba muriendo por el miedo que sentía en ese momento.

Sentí como mi vida pasaba en un segundo al escuchar como quitaba el seguro del arma, a mi mente solo vinieron seis personas y entre ellas estaban ellos.

Lágrimas invadieron de forma rápida mis ojos, saliendo al mismo momento, no podía evitarlo, simplemente no podía, muchas veces deseaba morir de la forma más cruel posible; pero ahora... ahora yo ya no lo quería, no quería morir, porque había empezado a sentir que mi vida tomaba sentido de nuevo, aunque ella era aburrida.

—¿¡Que es lo que quieres!? —El grito de Gayle me desconcertó y caí en cuenta.

Gabriel.

—¿Qué quieres? Yo... te daré lo que sea. —La mascarilla y la gorra que llevaba evitaban que pudiese ver su rostro completamente. —Solo no les hagas daño, toma lo que sea y vete. —Mi declaración hizo que mis amigas jadearan, el chico levantó el rostro haciendo que nuestras miradas chocaran.

—Quiero tu vida, Harrison. —No lo pensé siquiera dos segundos, mi cuerpo se aproximó más a él, sus ojos se agrandaron en sorpresa, pude verlo. Él agarró su arma con más fuerza, como si temiera que el arma cayera.

—Pues tómala. —Respondí... Gabriel, cae en el camino, pero por favor no vengas.













Gracias por leer. <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro