Precuela. Capítulo 12: La crianza del Serafín

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A medida que crecía, JungKook se hizo algunas preguntas. La primera fue a sus cinco años, luego de ver que uno de sus compañeros de preescolar había sido recogido por dos señores. Una hermosa mujer y un hombre simpático. Él se giró a mirar a su maestro y le preguntó quiénes eran ellos.

-Son sus padres-respondió con una amable sonrisa su maestro, JungKook le preguntó qué eran los padres-. Son las personas que te crían, te aman y te cuidan.

-¿Las tres al mismo tiempo?-preguntó JungKook.

-Las tres al mismo tiempo-respondió su maestro.

Esa noche, antes de dormir, JungKook se preguntó si tenía padres. En el orfanato donde vivía junto con otros quince niños, tenía maestros y personas que se encargaban de criarlos y cuidarlos. Pero tras pensarlo se dio cuenta que ninguno de ellos los amaba, solo cumplían con su trabajo. Después estaba Dios, quien los visitaba regularmente para jugar con ellos. Él los amaba, Él decía amarlos…pero no los cuidaba ni los criaba. 

Tras esa deducción, JungKook se dio cuenta de algo: no tenía padres. Hasta ese momento no lo había pensado, porque vivía con sus compañeros y por lo general nunca veía con quiénes se iban sus compañeros de clases. Vivía en una pequeña burbuja…hasta ese día. Ese día en que conoció a los padres y se dio cuenta de que él no tenía ninguno. 

Con los días averiguó qué diferenciaba a los padres de las personas que lo cuidaban. Porque si bien no tenía los tres factores fundamentales en una sola persona, o dos, las tenía repartidas en más personas. Pero se dio cuenta de que los besos de buenas noches, los cuentos, las canciones y los abrazos cálidos era algo que él jamás recibía. Tal vez los fines de semana por parte de Dios, pero JungKook no recibía nada distinto a los demás niños. No se podía sentir especial como los niños con padres se sentían. Él no era especial para nadie.

Era un niño más tanto para los que lo cuidaban, como para Dios quien “quería a todos sus hijos por igual”. 

Y así, el pequeño JungKook creció. Entre quince niños como él que no tenían padres, maestros que los educaban y Dios que los quería a todos por igual.

Ángel&Demonio

Seok Jin hizo un puchero cuando su hermano, Bjorn, le quitó su juguete favorito: un trencito de madera con personas sufriendo bajo los rieles. A él le gustaba porque cuando se movían las personitas gritaban. 

-Mami-llamó corriendo a la cocina donde Lilith preparaba ya la cena con ayuda de cinco de sus hermanas.

-Dime, amor-dijo girándose a verlo y acuclillándose frente a él.

-Bjorn me quito mi tren-dijo acentuando su puchero.

Lilith suspiró y le acarició la mejilla.

-Debe haberse escapado, pero cuando lo vea se lo sacaré-aseguró besando su frente-Ahora ¿le haces un favor a mamá?-Jin asintió dejando de hacer su puchero-Ve por papá, me dijo que hoy haría él la barbacoa. 

-¿Dónde está?-preguntó ladeando su cabecita.

-En su despacho hablando con el tío Mefistófeles.

-Bien-dijo sonriente Jin.

Sacando sus alas y dejando a la vista su forma demoniaca, se marchó volando por su papá. En el camino tres de sus hermanos intentaron atraparlo y hacerle cosquillas, pero él logró escapar cuando les dijo que iba con un encargo de mamá. Si el encargo de mamá no llegaba ellos no querían ser responsables. 

Al llegar a la puerta tocó y esperó a que su padre hablara.

-Papá, soy yo.

-Espera un segundo, Jin-Seok Jin sabía por qué se lo decía, cuando Mefistófeles estaba (ya sea en su forma demoniaca o no) siempre le daba miedo, por eso su tío debía tomar la forma de un hombre bajito y de aspecto amigable-Pasa. 

Seok Jin entró, saludando a su tío y dirigiéndose a su padre volando.

-¡Atrápame!-dijo divertido volando en círculos alrededor de su padre.

Lucifer fingió no atraparlo antes de tomarlo en brazos y morderle una mejilla. Seok Jin hizo un puchero por eso y se limpió la saliva de su padre.

-¿Puedo saber qué quiere mi bebé?-preguntó Lucifer dejándolo libre.

-Mamá dice que hoy te toca hacer la barbacoa-dijo apoyándose en la cabeza de Mefistófeles.

-Oh, bueno, veo que aquí queda nuestra reunión. Si te demoras más Lilith va a castrarte-rio Mefistófeles. 

-No es gracioso-dijo Lucifer frunciendo el ceño, Mefistófeles solo rio más-Bien, vamos, Jinnie. No quiero pelear con tu madre hoy.

-¿Te quedas a comer, tío?-preguntó Jin.

-No, mis hijos me esperan para cenar hoy. Pero el fin de semana vendremos todos a cenar.

-¿HoSeok vendrá también?-preguntó Jin mientras Lucifer lo volvía atrapar en el aire para salir de su despacho.

-Por supuesto, él te extraña, pequeño-Mefistófeles revolvió su cabello.

Seok Jin sonrió y dejó que su padre lo cargara mientras iban a despedir a su tío y luego volvían a la cocina. 

Al final de la cena, que transcurrió sin contratiempo, Lucifer y Lilith pasaron por su cuarto. Todos sus hermanos que eran pequeños recibían siempre un beso y eran arropados. Los más grandes ni siquiera eran visitados y sus padres no se arriesgaban. Decían que no querían ver nada que los traumara. Seok Jin no entendía pero prefería que siguiera así. 

Cuando ellos entraron la primera que le dio un beso fue Lilith, quien acarició su mejilla con ternura. Lucifer le dio un beso en la frente después mientras lo arropaba. Jin sintió algo en su mano y cuando vio descubrió que era su tren de juguete.

-Mami te dijo que se lo quitaría-murmuró Lilith besando su frente por segunda vez-Ahora descansa, amor.

-Buenas noches, Jinnie-dijo Lucifer antes de apagar la luz.

-Buenas noches, mami. Buenas noches, papá. 

Jin cerró los ojos y, abrazado a su tren, se quedó dormido. 

Ángel&Demonio

Los años pasaron para JungKook, casi tan iguales que asustaba. Lo único que hizo en ese tiempo fue estudiar, entrenar y fingir que era feliz. Cuando la niñez los abandonó a todos y pasaron a la adolescencia, más de un compañero había sido regañado por tener pensamientos impuros. JungKook jamás comprendió sobre pensamientos impuros. Cuando le explicaron lo que eran, él los consideró inútiles. ¿Por qué tendría esos sucios pensamientos? Es estúpido.

Durante el almuerzo no habló con nadie, como ya era la costumbre. Comió en silencio. Esta vez no tenía ningún libro que lo acompañara. Por lo general siempre estaba leyendo, esta vez estuvo solo con sus pensamientos. Pensaba en las materias que tenía, las pruebas que tendría que realizar y en que luego de todo eso estaría de nuevo en su cuarto para leer y…realmente no haría más que eso. Leía la mayor parte del día, se rodeaba de libros y socializaba lo justo y necesario. Con las visitas de Dios solía hablar más, contándole a Él sobre sus notas y lo que leía. Realmente no tenía más para compartir. 

-¿Me pasas la sal, JungKook?-pidió uno de sus compañeros.

Él lo hizo en silencio antes de sentir a otro de sus compañeros huérfanos apoyarse sobre él para hablarle al que le había pedido la sal.

-Hey, miren hacia allá. Caín está aquí-dijo emocionado.

JungKook no le prestó demasiada atención a eso. Cuando alguien de la primera jerarquía los visitaba, era normal que sus compañeros se emocionaran. Todos querían ser como ellos, formar parte de la primera jerarquía. El sueño de todos era ser Serafín o Querubín, pero si pudieran llegar a Tronos sería bienvenido también. Todos admiraban sus trabajos…todos menos JungKook. A él le daba lo mismo el puesto que tendría. 

Caín se acercó hasta la mesa donde almorzaban todos y comenzó a hablar con ellos. JungKook no les prestó atención y cuando terminó se levantó de la mesa y se marchó a estudiar. 

Tenía cosas más importantes que hacer que escuchar a un Tronos hablar de estupideces. A él no le importaba.

Ángel&Demonio

Seok Jin encontraba divertido escapar con sus hermanos y HoSeok, su primo, a la Tierra. Ahí la gente era realmente graciosa, siempre que le mostraban sus ojos salían gritando despavoridas y diciendo algo sobre brujería, demonios y demás. Ellos quedaban atrás riendo y buscando a alguien más para asustar. 

-Hey, ¿y ese? Habla sobre Dios, salvación y no recuerdo más-dijo su hermano Matt señalando a un tipo con sotana.

-Es un cura, creo-dijo Samantha, su hermana-O algo así los llaman los humanos. No recuerdo bien. Son muy complicados.

-¿Quién va?-preguntó HoSeok sonriendo ansioso en su forma humana.

Seok Jin encontraba más cómoda su forma demoniaca pero la humana les servía para pasar desapercibido entre los humanos. Eso y la ropa mundana que debían llevar puesta. Era horrible y anticuada. Prefería la que tenía en casa. 

-Voy yo. Vean y aprendan-dijo Samantha.

Caminó hacia el cura, sacerdote o lo que sea. Fue con la cabeza gacha hasta que al llegar a él habló. Él la observó extraño antes de salir corriendo despavorido diciendo que una bruja estaba entre ellos. Samantha, riendo, corrió hacia ellos y juntos se fueron de ahí directo al bosque donde muy pocos humanos solían ir. La mayoría se concentraba en los pueblos, ahí estaban en paz.

-Hey ¿alguien quiere una manzana?-preguntó Seok Jin dejando relucir su forma demoniaca para volar y arrancar unas cuantas manzanas.

HoSeok atrapó la que le dio, Samantha se negó a comer y Matt, por distraído, recibió la manzana en la cabeza. 

Jin rio por la escena antes de comenzar a comer. Aún tenían un rato más antes de que Lilith descubriera que no estaban y fuera por ellos.

Aqui el contraste de las vidas de Jk y Jin, lo que empieza a explicar en parte la actitud de jk en la.primera temporada

Nos vemos!
Besos

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