La Desolación de Luan

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Un Fanfic de The Loud House

"Entre Lágrimas y Risas"

Capítulo 6: "La Desolación de Luan"

Eventualmente, la mañana del día domingo llegó, y cómo era de esperarse, luego de los acontecimientos de la tarde del día anterior, las cosas en la casa Loud no marchaban del todo bien. El ambiente no era apacible. Mucho menos placentero, tal y como lo pudiera significar una mañana de domingo cualquiera para una familia numerosa y promedio Norteamericana con necesidades comunes. Lincoln salió de su habitación, aún en pijama, notando un silencio por demás inquietante y desolador, pero quizá acorde y apropiado ante la situación.

Tras bajar las escaleras y dirigirse hacia la planta baja, notó a sus hermanas, con la excepción de Luan, distribuidas a lo largo y ancho de la sala, cabizbajas y en silencio, pero cada una ocupada con una actividad en particular. Lori, sentada en el sofá, texteaba en su teléfono celular, mientras que Luna, a su lado, escribía en una libreta la letra de una canción que planeaba componer en un futuro próximo. Por su parte, Lisa se ocupaba de leer un libro de física avanzada. Entre tanto, Leni se cepillaba el cabello, Lynn y Lucy se encargaban de limpiar la caja de arena de Cliff y las gemelas se ocupaban de entretener a la pequeña Lily. No obstante, la desesperanzadora escena sucumbió en cuanto Lincoln rompió el hielo.

—Buenos días, chicas. —Saludó, pero sin recibir una respuesta—. ¿Cómo sigue Luan? ¿Han hablado con ella?

—Lo siento mucho, hermano. —Dijo Luna, haciendo la libreta y el lápiz a un lado—. Pero por el momento es imposible tratar hablar con ella. Aún está muy triste. Parece que estuvo llorando toda la noche. Me dijo que quería estar sola, así que tuve que mudarme provisionalmente a la habitación de Lori y de Leni.

—Esto es malo... —Se encogió de hombros—. ¿Tienen idea de cuánto tiempo pueda estar así? Francamente, me es muy difícil aceptar que la persona con más alegría y con más chispa de esta casa se encuentre pasando por algo así.

—La verdad es que ni siquiera nosotras lo sabemos. —Lori prosiguió—. Conozco a Luan de toda la vida y esta es literalmente la primera vez que la veo tan triste.

—Sí... Y lo peor es que no podemos hacer nada por ayudarla. —Dijo Lynn—. Esa señora me puso de muy mal humor. Me temo que esto es algo que solo Luan podrá superar por sí misma.

—Esto no se puede quedar así... Me gustaría hablar con Luan. —Afirmó Lincoln, convencido de sus palabras.

—Mucha suerte, hermano. La necesitarás... —Agregó Luna—. Ella no mostró deseos de hablar conmigo ni por ser yo la persona más cercana a ella. ¿Por qué no intentas llevarle un pudin de vainilla? Por lo general, en las pocas veces que la he visto deprimida, eso siempre ha ayudado a levantarle el ánimo.

—Gracias... Lo intentaré. —Dijo el muchacho, para enseguida encaminarse hacia la cocina, abrir la puerta de la nevera, sacar el postre y volverse escaleras arriba hasta llegar a la habitación de sus hermanas de quince y catorce años—. ¿Luan? ¿Estás despierta?

Lincoln llamó a la puerta del cuarto, pero sin señales de que alguien se encontrara dentro de él. Fue en ese momento, cuando Lincoln pensó que probablemente Luan aún se hallaba durmiendo y que lo mejor sería retirarse por el momento, que la puerta se abrió levemente, como si hubiera sido invitado a pasar. Sin pensarlo dos veces, Lincoln entró a la habitación, aún a oscuras, siendo alumbrada apenas por la luz del sol que se filtraba por la ventana. Tras echar un primer vistazo, encontró dispersos sobre el suelo, una gran cantidad de pañuelos desechables hechos bola, corroborando la veracidad en las palabras de Luna al inmiscuir que se la había pasado llorando toda la noche. Luego, tras levantar la mirada, localizó a Luan recostada sobre su cama, con su cabello suelto y manteniendo el cuerpo y el rostro girados con dirección hacia la pared, quizá porque a ella no le gustaría ser vista de una forma distinta a la que su familia ya estaba tan acostumbrada. Pensó Lincoln.

—¿Luan...? —La llamó una segunda vez. Hubo únicamente silencio—. Te traje un pudin. Es de vainilla... Es tu favorito... —Lincoln Se aproximó cautelosamente hacia la mesita de noche a un costado de la cama de su hermana mayor, para colocarlo sobre su superficie—. Escucha... Luan... Quería decirte que... Lamento que las cosas resultaran como hubiéramos querido. No teníamos idea de la situación por la que atravesabas... Es decir, ninguno de nosotros sabía que... Bueno... Tú sabes... Que tenías preferencia por las chicas... En vez de por los chicos... No sé si lo dije del modo correcto... Bueno... ¡Olvida esa parte! El punto es que... Sí lo quisiste mantener oculto de nosotros, debiste tener tus propias razones. Y siéndote sincero no te culpo... Tal vez tenías miedo ante la forma en la que probablemente reaccionaríamos. —Apenado, se rascó la cabeza—. Lo que quiero decir... Es que somos tu familia, Luan... Y por lo tanto, las chicas y yo, estamos dispuestos a ayudarte siempre que lo necesites. Aunque solo tenga once años, sé que una relación fallida nunca es sencilla de superar. Solo quiero que recuerdes que te amamos y que te apoyaremos en todas las decisiones que tomes a lo largo de tu vida. Siempre seremos tu familia... Siempre. —El silencio perduró—. Bueno... Entonces... Ya me tengo que ir... Te dejaré a solas unos momentos.

Lincoln dio media vuelta, dispuesto a dejar la habitación en paz, cuando en ese momento, el sonido de un cristal quebrándose bajo su pie derecho lo obligó a detenerse. En cuanto alzó el pie, temiendo lo peor, el muchacho notó que en efecto, sus más grandes temores se habían hecho realidad. La fuerza aplicada a su pierna a causa de su propio peso, había quebrado la pantalla de cristal del teléfono celular de Luan, ocasionándole un vuelco en el corazón. Sin embargo, Luan no se había inmutado en lo más mínimo, por lo que Lincoln se sintió de alguna forma, aliviado. A continuación, el joven Loud pretendió colocar el teléfono sobre el mueble tocador de la habitación, pero pudiendo notar la singular fotografía en plan de selfie que se hallaba puesta como fondo de pantalla de bloqueo. En ella, se podía observar a Luan y a Maggie, ambas sonrojadas y recostadas sobre un prado cubierto de paso verde. A sí mismo, cada una conservaba sus rasgos físicos propios y característicos de cada una. Maggie, con su clásico gesto de odio y asco hacia la humanidad, mientras que por el lado de Luan, una simpática y revitalizante sonrisa alumbraba su rostro. La fotografía en cuestión, hizo sonreír y entristecer a Lincoln a la vez, a pesar de ello la contempló por algunos segundos, hasta que la voz de Luan lo sacó de sus cabales, provocándole un susto tan terrible, que fácilmente podía ser equiparable a los que Lucy infundía en las personas.

—Esa... Fue la primera foto que nos tomamos juntas.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! En verdad no quise romper tu teléfono... Estaba tirado en el suelo y yo... No lo vi y... Pero no te preocupes... Mañana a primera hora lo llevaré a un lugar para que te lo reparen y... —Pese a que Lincoln trataba de disculparse y al mismo tiempo buscar una excusa lo suficientemente buena y convincente para que Luan no lo pulverizara en el acto, esta parecía no estar mínimamente interesada en lo que Lincoln había hecho—. Espera... ¿No estás molesta?

—No, Lincoln... —Se incorporó, logrando sentarse sobre el borde de su cama, colocando sus pies descalzos por encima el piso alfombrado, manteniendo su cabeza agachada—. Quizá sea porque en este momento mi tristeza se sobrepone a mi enojo, pero lo que menos quiero en este momento es comenzar una absurda disputa entre nosotros que no nos llevará a ningún lado. Me siento muy cansada y mis ojos me duelen... He decidido que ya no quiero llorar más. Mi felicidad... Todo aquello por lo que Maggie y yo luchamos por mantener vivo en estas últimas semanas... Se fue a la basura.

Pese a sus palabras, Luan se llevó rápidamente sus manos hacia sus ojos para tratar de contener su llanto, lo cual al final no pudo conseguir. Lincoln no supo qué hacer, ya que aún no sabía del todo cómo lidiar con esta clase de situaciones. Una cosa era ver llorar a Lori por un tonto capricho, o por una pelea boba con Bobby al teléfono, pero otra muy diferente, era ver a Luan ser la principal protagonista de la problemática. Indudablemente para Lincoln, era realmente descorazonador observar que su hermana siempre alegre y sonriente se encontraba atravesando por una prueba realmente difícil.

—Luan... —Lincoln se sentó a su lado. Enseguida, tomó su mano—. Me apena mucho que esto no haya terminado bien... Ciertamente, aunque esa chica llamada Maggie me provocó escalofríos desde aquél día cuando ambos actuamos en su fiesta de cumpleaños, creo que al final ella pudo congeniar muy bien contigo... Y si tú estás bien con eso, entonces yo también lo estaré... —Una pequeña sonrisa en los labios de Luan se acentuó en cuanto fue capaz de escuchar sus palabras de aliento de su hermano—. Debo decir que esta situación nos tomó a todos por sorpresa. Pero sigo manteniendo mi creencia de que ustedes dos hacen una magnifica pareja. De alguna manera extraña, parece que ustedes se complementan entre sí.

—¿Lo crees Lincoln? —Tomó un pañuelo de la cajita que tenía sobre su buro para limpiarse la nariz—. ¿En verdad lo crees?

—Así es... De hecho, las chicas también lo creen, así como nuestros padres.

—¡Cielos, Lincoln! No tenía idea... Creo que la culpa de todo esto fue mía al tratar de esconder mi verdadera forma de ser, cuando ni siquiera era necesario. Fui una completa tonta al pensar que negarme a mí misma y mantener esta relación en secreto todo marcharía bien para Maggie y para mí. Nunca imaginé que tú y las chicas me defenderían tal y como lo hicieron en el restaurante el día de ayer. Lamentablemente, no pudimos conseguir nada.

—No eres ninguna tonta, Luan. Puedo entender porque lo hiciste. Tuviste miedo ante las reacciones que pudiéramos haber tenido. Al ser una familia muy numerosa, resulta intimidante que tus demás hermanas quieran involucrarse en tu vida amorosa. Recuerdo que sufrí lo mismo cuando quisieron que le confesara mis sentimientos a Ronnie Anne.

—Eso tampoco salió muy bien. —Confesó Luan—. Pero ahora ya nada tiene importancia. Fue muy ingenuo de mi parte creer que Maggie y yo podríamos ser felices juntas ante un ambiente tan hostil como el que viven las personas con gustos hacia su mismo sexo.

—Luan... Quizá este no sea un buen momento para preguntarte sobre esto, pero... Tengo la curiosidad... ¿Desde cuándo fue que comenzaste a sentir atracción por las chicas? La última vez que te vi obsesionada por alguien fue cuando Hugh vino a instruirme. —Lincoln preguntó de manera inocente, ocasionando que Luan volviera a sonreír y se mostrara dispuesta a responderle.

—Bueno... Todo comenzó hace aproximadamente un mes cuando recibí una llamada inesperada de Maggie durante la madrugada. Ella necesitaba de apoyo moral y yo fui la única capaz de dárselo. Luego, ese mismo fin de semana, ambas acordamos reunimos en las inmediaciones del parque local para conversar más a detalle. Platicamos acerca de sus problemas personales durante varias horas, sin darnos cuenta de que el sol ya había comenzado a ocultarse. No supe exactamente cómo ocurrió exactamente, pero antes de percatarme, ella y yo nos encontrábamos tomadas de la mano. Admito que en un principio sentí un poco de pavor. Aunque no la rechace... Es extraño, pero... Algo dentro de mí me advirtió que no debía hacerlo. Entonces, poco a poco, al transcurrir los minutos, comencé a experimentar una agradable sensación en la boca del estómago. Me mantuve escéptica, ya que no podía creer que en verdad había comenzado a sentir algo así por una chica, pero después de escuchar sus testimonios, supe que no podía dejarla sola de nuevo. Ella ha sufrido mucho... De hecho, es gracias a Maggie que me doy cuenta de lo afortunados que somos como familia. —Sus mejillas se tornaron rojizas—. Finalmente, cuando la noche cayó y me ofrecí para llevarla hasta su casa, o al menos a unos pocos metros de dónde se encontraba, ella me agradeció por haberla escuchado y justo cuando estuvimos a punto de darnos un abrazo de despedida, ella movió la cabeza y me besó por primera vez. No supe que hacer en ese momento, la idea de un beso nunca me ha parecido desagradable, pero el hecho de besar a una chica... Se encontraba mucho más allá de mis posibilidades. Sin embargo... Una vez más... La voz de mi propia conciencia me dijo que no me apartara, así que le correspondí el gesto. A partir de ese momento, nos frecuentábamos en secreto y prometimos que nunca se lo diríamos a nuestras familias por temor a cómo reaccionarían. Pero creo que no fui lo suficientemente discreta.

—Ahora lo entiendo todo... ¡Es increíble! Es decir... La forma en la que mantuviste esta relación oculta de nuestras hermanas es algo para alabarse.

—Con el pasar de los años, mientras vas conociendo mejor a las personas con las que convives a diario, puedes aprender algunas tácticas que te pueden ayudar a mantener tus más grandes secretos a salvo. Si quieres, puedo enseñarte algunos de estos trucos algún día.

—Me encantaría... —Lincoln y Luan se sonrieron mutuamente, antes de que recordaran la razón por la cual se encontraban manteniendo esa reveladora charla y se desanimaran de nuevo—. ¡Vaya...! Ojala hubiera algo que pudiéramos hacer para hacer recapacitar a la mamá de Maggie.

—Es imposible, Lincoln. Su madre está chapada a la antigua. Nunca podrás doblegar la forma de pensar de alguien que fue criada desde pequeña con ese tipo de creencias.

—A menos que... ¡Aguarda un momento! —Una bombilla imaginaria de luz se encendió súbitamente sobre la cabeza de Lincoln—. ¡Eso es...! Quizá todavía exista una mínima posibilidad de que su madre cambie de parecer. Traeré a las chicas y les explicaré mi plan... No te preocupes, Luan. ¡La familia Loud aún no ha sido vencida! —Declaró el muchacho, justo antes de salir de la habitación de su hermana y dirigirse a toda velocidad hacia la planta baja.

Continuará...

Gracias por leerlo y gracias por sus comentarios. Nos leemos el próximo 3 de agosto para un nuevo capítulo.

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