En la ciudad de Nueva york se encontraba Alexia, viéndose frente al espejo y observando su reflejo con una mezcla de determinación y miedo. Sus ojos lucían un aspecto cansado ​​a causa de las interminables lágrimas, pero ahora mostraban un destello de esperanza en su interior.

El aire estaba cargado de la tensión del momento decisivo que se avecinaba: Grecia, el simple pensamiento de ese lugar le  evocaba una sensación de libertad y posibilidades infinitas. Era cómo si el destino la llamará desde el otro lado del mundo.

Tomo una profunda bocanada de aire, viendo su apartamento por última vez, sabiendo que no regresaria a aquel lugar al menos por un tiempo. Y cerró los ojos prometiendose a sí misma qué este sería el comienzo de una nueva vida.

Una vida llena de pasión y de aventuras  pero sobre todo, de libertad. Salió del edificio en el centro de la gran manzana subiendose al taxi que la esperaba afuera para ir rumbo al aeropuerto. Dónde su familia y amigos la esperarían para despedirla.

El lugar estaba lleno de actividad frenética, el sonido de las voces y el ajetreo de las maletas llenaban el aire. La joven se sintió abrumada por la emoción y la incertidumbre, pero también por una sensación de anticipación. Sus padres la abrazaron con fuerza en cuánto la vieron, la emoción que sentían apenas se lograba disimular en sus voces.

—Ten cuidado cariño, llámanos en cuánto llegues.— mencionó su madre, con los ojos llenos de lágrimas.

—Lo haré, mamá.— dijo Alexia abrazandola con fuerza—les prometo que estaré bien.—agregó viendola a los ojos al separarse de ella, en un tono de voz que evocaba emoción y nostalgia.

Sus amigos quiénes tambien se encontraban allí se fueron acercando a ella. Cada uno expresando sus buenos deseos y prometiendo mantenerse en contacto. La joven sólo sonreía con gratitud sintiendo la calidez de su amor y apoyo envolviéndola, tratando de impedir que las lágrimas invadieran su rostro.

Pero en medio de las despedidas y los abrazos, Alexia no podía evitar sentir un pellizco de tristeza en su corazón. Estaba dejando atrás todo lo que conocía, todo lo que alguna vez había sido su vida, aunque también sabía que era necesario. Necesitaba este viaje, está aventura, para encontrar su verdadero yo y liberarse del peso del pasado.

Con un último vistazo a sus seres queridos, se encamino por el gran aeropuerto dirigiéndose hacia la puerta que la llevaría a su nueva vida, giró para verlos una última vez y estos la saludaron desde lejos con lagrimas en sus ojos y amplias sonrisas. Así que con pasos decididos y su corazón lleno de esperanza, se encontró lista para comenzar de nuevo. Para enfrentar lo que el futuro le deparase en la famosa tierra de los dioses.