Capítulo 9 : El pasado acecha

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Esa mañana Alexia despertó con una extraña sensación de que algo pasaría y no sería precisamente algo bueno; después de una rápida ducha, se decidió a vestirse con unos flared jeans azules y unos tenis cómodos. Completando su atuendo con la camiseta de los Arctic Monkeys, un regalo de su mejor amiga que siempre la hacía sentirse reconfortada.

Con su cabello largo y ondulado recogido en una coleta y un maquillaje natural, como acostumbraba. Se dispuso a ponerse sus gafas de sol y agarrar su bolso antes de salir hacia la cafetería, que se encontraba ubicada a poca distancia de su casa.

La melodía de "As it was" de Harry Styles empezaba a resonar en sus audífonos mientras la joven se disponía a admirar el camino; el sol se filtraba con fluidez entre las blancas casas de las islas griegas, pintando de dorado todo lo que alcanzaba a su paso y de fondo el mar mediterráneo adquiría una inigualable belleza. Era su primer día de trabajo en la cafetería de Xavier, lo cuál le provocaba un enorme entusiasmo, pero el perturbador sueño de la noche anterior aún seguía rondado por su mente, negándose a desaparecer.

«¿Quién fue Elena?, y aún más importante, ¿Quién era la figura misteriosa en mis sueños que me causaba tanta inquietud?» Se preguntó.

Optó por dejar atrás esos pensamientos por el momento y concentrarse en llegar a tiempo a su nuevo empleo. Al cruzar la puerta, el ambiente en la cafetería le resultó acogedor, al igual que la primera vez que entró. Y las personas que trabajaban allí eran amables, tal y cómo se lo había comentado Xavier. Parecía ser el lugar perfecto para empezar de nuevo su vida y dejar atrás cualquier preocupación, más sin embargo, esa mañana todo cambió de un momento a otro. Su rostro palideció al ver nuevamente aquellos ojos azules cruzar la puerta, borrando su sonrisa.

Su expresión se transformó en terror al ver a Adam, el cuál descaradamente se acercó a ella interrumpiendo su trabajo y pidiendo un Macchiato, con una cínica sonrisa de quién desenterraba un secreto escondido. La joven se encontraba en shock, confirmando que su mente no la había traicionado cuándo creyó verlo en las calles de Mykonos. Sus manos temblaban y forzosamente lograba sostener el pedido que una de las personas en la fila le había hecho. Necesitaba una excusa para salir de allí y lo primero que se le ocurrió fue decir que debía irse porque se sentía mal, para poder escaparse de él, nuevamente.

Lo cual, claramente así de la nada, resultaba poco creíble, pero Adam fue más rápido y la detuvo con determinación. Exigiendo hablar con ella, a lo que Alexia respondió negándose de inmediato, pero sabia que si no accedía a su petición, él era capaz de hacer un escándalo allí mismo. Xavier apareció interrumpiendo el momento y notando la incomodidad que los envolvía, causando que Adam lo viera con cierto desprecio.

—¿Estás bien?— le preguntó, en un tono preocupado.

Ella asintió, pero estaba casi segura de que su mirada la delataba diciendo que todo estaba lejos de estar bien. Adam, por su parte, seguía con una sonrisa victoriosa dibujada en su rostro, soltando discretamente su agarre y estirando su mano en señal de saludo. Presentándose ante el dueño de la cafetería como el ex de Alexia, causando que Xavier los observara con confusión.

Alexia se mantenía inmóvil en el lugar con su mirada puesta en Adam. Si las miradas mataran, seguramente él ya sería hombre muerto. Sus ojos estaban llenos de rabia e impotencia. Decidio tomar el brazo de este, alejandolo casi en un arrastre hacia el jardín, y se sentó en una de las mesas sintiendo el peso de la presencia de él frente a ella. El joven comenzó a halagarla y expresarle lo mucho que la había extrañado, tomándola de la mano, cómo solía hacer en el pasado cada vez que peleaban y las cosas se ponían feas. Sin embargo, Alexia retiró su mano de inmediato, frunciendo el ceño con desprecio.

—¿Qué es lo que quieres, Adam? ¿Por qué viniste hasta aquí? —preguntó, con frustración.

Él se limitó a explicarle descaradamente que había buscado por mucho tiempo algún indicio de su paradero, y que finalmente la había encontrado gracias a sus "contactos". Así que sin dudarlo un momento viajo desde Nueva York para volver a verla. Le insistió en que quería otra oportunidad, que la amaba sinceramente, pero lo que Adam sentía por ella estaba demasiado alejado de lo que es el amor. La joven por su parte se mantenía firme en su decisión, recordándole que todo lo que habían tenido quedó enterrado en Nueva York y que no deseaba volver a verlo.

Se levantó bruscamente de la mesa, dando por terminada la conversación y con la intensión de irse, intentando aguantar las lágrimas que acumulaba por la rabia de no poder deshacerse de su pasado, pero como dicen: "El pasado siempre te encuentra estés donde estés, y es mejor enfrentarlo". Adam la siguió de inmediato, tomando su brazo y acercándola hacia él, obligando así a que sus miradas se cruzaran una vez más.

—¡Déjame ir, Adam! ¡Ya te dije que no quiero nada contigo! —exclamó, forcejeando e intentando que su voz sonara firme, aunque sus ojos revelaran la angustia que la invadía por dentro. Él, cambió su expresión a una de furia y sus ojos azules se tornaron oscuros como las profundidades del océano, mientras aún sostenía el brazo de Alexia con fuerza.

—Tú me perteneces, Alexia —dijo viéndola fijamente—. No pienses que podrás escapar tan fácilmente de mí—finalizó, con su voz amenazante.

La joven detestaba la sensación de sentirse atrapada de nuevo, entre el miedo y la determinación de no ceder ante las exigencias de su ex novio.


9:30 am

Cafetería "Aegean Breeze"

Habían pasado veinte minutos desde que Alexia junto con Adam salieron a hablar al jardín, y Xavier empezaba a sentirse inquieto, cómo si un huracán de emociones estuviera rugiendo dentro de él, amenazando con desatarse. La espera se le hacía interminable, así que decidió ir al jardín, impulsado por una mezcla de preocupación por Alexia y una creciente rabia, al imaginar lo que Adam podría estarle haciendo. 

Aunque no lo conocía y sabía muy poco del pasado de Alexia, ese tipo le había dado muy mala espina. Al llegar dónde estos se encontraban, logró presenciar la escena de Adam forzando un beso a Alexia; su corazón se estrujó, se llenó de furia contenida ante lo sucedido y en un instante sintió cómo su mandíbula se apretaba con tanta fuerza que sentía sus músculos tensarse.

Fue entonces que una bofetada sorpresiva resonó en el aire, marcando el rechazo y la indignación de Alexia ante los intentos de Adam para retenerla contra su voluntad luego de haberla besado sin su consentimiento. Él, en su furia y desesperación por no lograr lo que buscaba, intentó nuevamente tomarla por la fuerza, ignorando por completo los límites y el respeto hacia ella.


—¡Detente, Adam! —gritó, acercándose con paso firme hacia ellos—. ¡No vuelvas a tocarla! ¡La conversación ha terminado! —exclamó, con una mezcla de autoridad y preocupación genuina por Alexia. Adam se giro para verlo, con una sonrisa irónica, burlándose por completo de su presencia.

—¿Y quién te crees tú para intervenir entre nosotros? —preguntó, en un tono desafiante. Sin embargo, Xavier se mantenía firme, clavando su mirada en Adam y hablando con clara determinación.

—Soy alguien que no permitirá que lastimes a alguien más, especialmente si se trata de Alexia —hizo una corta pausa y la vio antes de regresar su mirada hacia Adam—. Te sugiero que te largues de aquí, por tu propio bien—le advirtió. 

La voz de Xavier resonaba en el jardín en un tono que dejaba claro que no habría discusión, a la vez que lograba sentir detrás de él los cristalinos ojos de Alexia observándolo. Adam, ante la advertencia, levantó sus manos en un gesto de rendición, aunque su mirada seguía cargada de deseo y posesividad hacia la joven.

—Recuerda, Alexia —advirtió, viéndola fijamente—. Dónde quiera que vayas, te encontraré, y volveremos a estar juntos.

El castaño observaba cómo aquel tipo se alejaba, sintiendo una mezcla de alivio por haber intervenido a tiempo y una preocupación creciente por lo que Adam había insinuado. Sus sentimientos hacia ella se entrelazaban en un torbellino de protección, afecto y una incipiente atracción que había comenzado a surgir desde el momento en que chocaron accidentalmente en el puerto de Mykonos. En un acto de consolación la abrazó sin pensarlo, buscando que la joven se sintiera reconfortada, a lo que ella le correspondió hundiendo su rostro lleno de lágrimas sobre su pecho.

—¿Estás bien?—preguntó Xavier, con preocupación.

—L-lo estaré.—respondió ella, entre sollozos.

Sin embargo, ahora él se enfrentaba a la realidad de que el pasado de Alexia no era sólo un recuerdo lejano, sino una sombra que amenazaba con regresar. ¿Podrán superar ambos el pasado que amenaza con destruir su presente y su posible futuro juntos?

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