Única parte

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Hoseok era hermoso. Era del tipo atractivo que hacía que te mordieras el labio y tensaras el pecho cada vez que lo veías. Y Kim Namjoon no era una excepción, aunque tenía mucha más suerte que otros al tenerle de mejor amigo.

Un don y una maldición.

Ambos jóvenes se habían conocido el primer día de universidad, cuando Hoseok había llegado al edificio de la facultad social nervioso y ansioso por no encontrar su salón. Ahí estuvo Namjoon, guiando al joven por el enorme campus, después de eso nada evitó que se volvieran cercanos, ni siquiera la diferencia de carreras.

—Vamos, Kook, ya no llores —consolaba el mayor a su amigo en mitad del estudio de sonido vacío. Una ventaja de que Hoseok estuviese en el último año de audiovisual era  poder prestar el estudio de grabación en la 5ta planta, aun si no era para uso educativo, varías veces habían quedado ahí para comer solo por el silencio.

—¡Es que no es justo, se supone que iríamos juntos! —lloriqueaba el menor.

—No puedes culpar a Yoongi hyung —interrumpió Hoseok entrando con una bandeja de Ramyeon para los tres—. Debes entender que estaba entre la espada y la pared cuando decidió tomar el trabajo.

El menor volvió a llorar recordando a su novio. Jungkook y Yoongi tenían una de esas relaciones que son como una montaña rusa, para nada fácil, el joven siendo emocionalmente dependiente y el mayor un limón agrio que solo soportaba a sus más allegados. Yoongi era fotógrafo, de los mejores a sus 27 años, pero eso también le costaba tiempo, tenía que trabajar muchas veces fuera de la ciudad y dejar a Jungkook durante días, incluso semanas, era duro para ambos. Pero al final necesitaba el dinero y el reconocimiento.

Namjoon muchas veces se había preguntado cómo sería tener una relación con Hoseok. Había conocido a varias novia y novios de él desde que se conocían, ninguno había durado más de un par de semanas, por eso, aunque Hoseok era atractivo para todos, tenía una imagen de promiscuo para sus compañeros. Pero todos sus noviazgos terminaban en buenos términos por lo que cualquier rumor de tener el pene pequeño o ser demasiado ruidoso en la cama no venía de boca de sus ex.

El joven alejó esos pensamientos al verse levemente excitado con la idea de Hoseok en la cama y prestó más atención a los lloriqueos de su amigo.

—¿D-deberíamos terminar? —Hoseok casi se atraganta con su comida—. Pero esta vez... definitivamente.

—Estas siendo demasiado egoístas.

Jungkook frunció el ceño y se tapó la cara—. Lo sé, lo siento, oh Yoongi debe odiarme por eso.

El mayor de los tres se giró a Namjoon buscando ayuda pues había gastado toda su paciencia, la cual había disminuido cada vez que Jungkook corría a él lamentando alguna pelea.

—Escucha, Kook —dijo sereno—. Yoongi está haciendo esto por ambos, comenzaste tus rotaciones en enfermería el semestre pasado y tuviste que abandonar tu trabajo, él solo quiere mantenerlos a ambos y estoy seguro que lo primero en lo que piensa en las mañanas es en ti.

El menor se pasó la muñeca por la nariz—. ¿Lo dices en serio?

—¿Por qué razón mentiría? Tú le amas y él a ti, no le des más vueltas y solo recíbelo con cariño cuando regrese de Jeju.

—Tienes razón —respondió aceptando los pañuelos que Hoseok le pasaba para limpiarse—. Debo olvidar mis miedos y solo concentrarme en él.

Ambos hyungs sonrieron antes esto, al pequeño Jungkook a pesar de tener 21 años aun le faltaba madures.

—¿Y si hacemos algo este viernes? —preguntó Hoseok recibiendo los envases vacíos de Ramyeon de sus amigos—. Tengo el día libre y el sábado también, Namjoon puede traer la vieja consola de su hermano y pedir pizza.

—Suena bien, también ayudara a Jungkook a despejarse ¿tienes la noche libre? —pregunto Namjoon al menor.

—Sí, mi turno en urgencia es el sábado en la tarde —aceptó.

—¡Cool! Porque tengo unas ganas enormes de atragantarme de una napolitana con mucho queso, pasarme el nivel 15 de Lara Croft y cantar canciones de Miranda hasta las 3 de la mañana.

Todos rieron ante las ocurrencias.

¿Cómo no amar a Hoseok?

Si Namjoon escribiese un libro de su vida sin duda tendría un capítulo entero sobre Hoseok que comenzase con esa pregunta.

Escribiría que ama cuando llega a la universidad en su convertible de los 2000, con las gafas de sol en el cabeza, la camisa abierta hasta el pecho, los pantalones anchos y los zapatos decorados por él mismo. Era la sensación de la universidad.

Era lo que hacía latir deprisa su corazón.

No supo exactamente cuándo comenzó esa atracción por su amigo, tal vez un año después de conocerle, cuando se quedó a dormir en su casa y se despertó embelesado por su belleza, la paz que transmitía su rostro dormido o incluso lo adorable que era al tomarle de la mano entre sueños.

Después de eso no lo vio con los mismos ojos. Pero fue demasiado cobarde y lo ha sido desde entonces. Ver a Hoseok rodeado de tantas personas esperando su atención, buscando una cita, saliendo con él... eso le lastimaba.

Quiso creer en un momento que su amigo tenía algún interés por él, porque mientras todos buscaban algo con Hoseok, siquiera una mirada, Namjoon solo tenía que plantarse en frente para que hiciera lo que los demás querían. Cariño. No era extraño ver a Jung enroscado alrededor del menor, palmeando suavemente su hombro, agarrando sus manos, desordenando su cabello, arreglando algún trozo de tela mal puesto en su camisa o simplemente sonriéndole, pero eso lo hería aún más.

Demasiado cobarde y temeroso de perderlo, sintiendo que estaba tan cerca, pero tan lejos. Podía estar con él, podía hablar cuando quisiese, incluso tocarle, pero no como quería. No como soñaba.

Hubo un tiempo en el que pensó que Hoseok era algún ser antinatural que le había embrujado o algo parecido. Una bruja o una sirena, tal vez, pero no. Solo era él lo que le gustaba. Tampoco habría desistido de cualquier acción si realmente estuviera hechizado, era la excusa perfecta para hacer algo con el joven. Pero nada ocurrió y el miedo seguía ahí, consumiéndolo.

—¡Ey! —llamó Hoseok a su amigo cuando llegaron al estacionamiento—. Tierra llamando a Namjoon, aquí Hoseok solicitando confirmación.

—¿Qué? —sonrió nervioso.

—Te estaba preguntando si podíamos hacerlo en tu apartamento —Namjoon sintió una burbujeante sensación en el vientre al pensar en el contexto de sus palabras—. La pijamada.

—Me parece genial, tengo entendido que tu hermana se está quedando contigo un tiempo.

—Sí, pero solo hasta que su proyecto de bodas termine —dijo haciéndole recordar que Jiwoo era una organizadora de bodas bastante solicitada en Gwanju y que si este nuevo trabajo salía bien podía obtener algo mejor en Seúl—. Después regresará a Gwanju, hasta que obtenga otro pedido y vuelva quedarse conmigo el próximo mes.

—Oh, dile que la felicito por su gran trabajo.

—Sí, ella está muy feliz, sería bueno que ella se mudara aquí —comentó—. ¿Sabes? Me preguntó mucho por ti, dice que está interesada en una cita contigo.

Namjoon sitió como el aire se le escapaba de los pulmones—. ¿C-conmigo?

—Yes —respondió inescrutable—. Estábamos hablando y le mostré unas fotos, ella... —parecía buscar las palabras correctas—. Pronto cumplirá 28 y dice que quiere sentar cabeza.

El menor se estaba sintiendo realmente mal—. No creo que sea correcto, es tu hermana.

—Pero ¿no es genial? Si consiguen algo serás mi cuñado, oficialmente parte de la familia.

Namjoon se llevó la mano a la boca sintiendo nauseas de esa idea. Hasta ahora se había aguantado el hecho de no ser más que un amigo para Hoseok, pero se su cuñado era un viaje sin retorno y no era por tener algo en contra de Jiwoo, la chica era igual de atractiva y atrayente que su hermano—. ¿Estás bien?

—Creo que el... uh- Ramyeon me cayó mal...

—¿En serio? Ahora que lo pienso no revise la fecha de-

—Lo siento Hoseok, n-nos vemos mañana —dijo apresuradamente, dejando a su amigo con las palabras en la boca.

Cuando se montó en su motocicleta y vió que ya el auto de Hoseok no estaba por ningún lado se pudo calmar.

"Eso fue... vergonzoso" pensó. Ahora no sabía que pensar sobre su amigo, creía que tal vez con paciencia y perseverancia podría conseguir algún romance con él más adelante, pero ahora que Hoseok solo lo veía como un partido para su hermana... sí, estaba decepcionado.

La tarde del viernes llegó más rápido de lo que esperaba e intentaba no admitir que estaba ansioso. Aunque en realidad más que pasar un simple rato entre amigos, él seguía pensando en las palabras de Hoseok sobre su hermana. Diablos, era algo que no se podía quitar de la cabeza.

Algo dentro de él le decía que Jungkook se pondría muy sentimental, por lo que organizo en la pequeña sala un espacio lleno de sabanas, almohadones y cobertores gruesos. No podía alardear de tener un apartamento espacioso, sí, era grande, pero lo único fuera de la vista, era el baño. La cama —un simple colchón sobre un somier gris— quedaba en la esquina derecha, justo al lado de la puerta del baño, luego seguía el armario y al final del diminuto pasillo, la entrada. Del lado izquierdo estaba un gran ventanal con cortinas oscuras, un sencillo sofá, el televisor y al final de este lado la cocina, igual de sencillo que el resto de la casa. Y no podía olvidar lo más importante, sobre un banquillo alto de jardinería reposaba su querido bonsái, regalo de su abuelo antes de fallecer, amaba ese pequeño mini árbol con minúsculas flores.

No le tomo mas de media hora ordenar el lugar cómodamente, terminando de instalar la consola de videojuego que su hermano le había prestado un día antes.

—¡Namjoonie! —chilló Hoseok cuando entró por la puerta casi a la hora acordada—. Wow, que bonito esta esto, te esmeraste ¿eh?

—Ya sabes, algo me dice que Jungkook pondrá una película de Julia Roberts y llorara un buen rato.

—Ow —dijo colocando esa cara de dulzura que le ponía nervioso—. Siempre tan considerado.

Había llegado media hora antes de lo estipulado, Hoseok era así, decía que lo hacía por evitar contratiempos inoportunos, pero ambos se miraron extrañaron cuando incluso una hora tarde, Jungkook seguía sin aparecer.

—Voy a llamarlo —dijo Hoseok sin paciencia.

—¡Hyung! —exclamó el menor al otro lado de la línea, claramente alterado.

—¿Puedes decirme donde porongas estas? Te hemos estado esperando un buen rato.

Namjoon tragó incomodo, pocas veces había visto a su amigo enojado, por desgracia ninguna era agradable de recordar.

—¡Hyuuuuung!~ —lloriqueo Jungkook—. Lo siento, Hoseok hyung, a Jisoo noona le dio una infección estomacal y tuve que cambiar turno con ella, pero desde que llegue no he tenido tiempo para avisarles que estoy aquí —un ruido de fondo metálico se escuchó y luego un grito—. Mierda, me tengo qu- —la llamada se cortó antes de que pudiera terminar de hablar.

Hoseok miró el celular y luego a Namjoon—. Urgencias debe ser un desastre hoy —comentó este último.

—Ugh —soltó un poco aburrido, si no conociese bien a su amigo pensaría que no quería estar con él, pero en realidad a Hoseok le gusta estar rodeado de personas, así que probablemente Namjoon no era suficiente para él—. Bien, será una pijamada de dos, es mejor pedir la comida ahora, no almorcé muy bien y me dará hambre algo pronto.

—Claro.

Todo fue diversión las 3 primeras horas, antes de que dieran las 10 de la noche. Habían pedido suficiente comida y bebida como para todo el fin de semana, sacaron los discos gastados de Queen y Namjoon soltó carcajadas cuando uno se atascó y Hoseok gritó improperios tratando de sacarlo del reproductor. Tuvieron un educativo karaoke con la música de Miranda recordando las clases en español que habían tomado años atrás por simple curiosidad, bailaron al compás de Michael cuando el videojuego de Lara se hizo demasiado difícil como para que pudieran pasarlo estando medio borrachos.

Namjoon estaba feliz, sin duda guardaría ese momento dentro de la lista de los mejores en su vida.

Hoseok recogió un par de latas de smirnoff de la cocina y se volvió a sentar a su lado frente la gran lista de tres películas en dvd que el menor tenía guardado.

—Entonces que vemos ¿King Kong, pretty woman o Silenced? —recapitulo Namjoon como la decisión más difícil de su vida.

—No pagaste el Netflix este mes ¿verdad?

—Se me olvidó.

Hoseok giró los ojos pasándole la lata fría, pero como el castaño estaba tan ensimismado no lo notó, dejándole la brecha abierta a su amigo para hacerle una maldad.

—¡Ah! ¡mierda! —bramó Namjoon cuando su amigo coloco la base de la lata en su nuca, haciéndole moverse bruscamente para tapar su zona afectada, lo que causó que la lata se estrellara contra el pecho de Hoseok, mojándolo.

—¡Ey!

Namjoon quiso que se lo tragara la tierra cuando vio como la camisa humeda se le pegada al pecho, algo bastante atractivo—. Oh, diablos hyung, lo siento —dijo recogiendo la lata volteada y acercándose más a él.

Para Hoseok no pasó desapercibida la proximidad del menor.

Antes de que pudiese hacer cualquier cosa como disculpa recibió un almohadazo en la cabeza que lo hizo perder el equilibrio en sus rodillas y caer a un lado sobre la colcha que cubría el suelo frio.

—Pero qué- —otro golpe con la almohada le hizo callar—. ¿Qué haces? —preguntó cuándo el ataque terminó.

—Vengándome por mi camisa —dijo despreocupadamente aun sosteniendo la almohada.

—¿Ah sí? Pues quiero la revancha —respondió cogiendo otra almohada con rapidez mientras esquivaba un hábil golpe de Hoseok.

—Te mueves como un viejo —burló Hoseok saltando a un lado evitando un torpe golpe de Namjoon.

—¡Cuando te atrape veras! —juró agarrando con fuerza la almohada y casi logrando darle.

Estuvieron asi un buen rato, esquivándose entre ellos y sin duda dañando las almohadas, más de parte de Namjoon que de Hoseok.

—Carajo, creo que explotó un pollo aquí dentro —comentó deteniéndose un momento para ver el revoltijo de plumas en el suelo. Namjoon aprovecho la distracción para lanzarse hacia él, quedando entre las sabanas y haciendo que las plumas volaran por todos lados.

—¡Te tengo! —coreó sujetando a Hoseok por los hombros bajo de él.

Hoseok lo miró con sus grandes ojos marrones y luego sonrió suavemente—. Me atrapaste —canturreo.

A Namjoon se le detuvo el corazón en ese instante, mirando el delgado cuerpo bajo suyo, la barbilla delineada, la piel ligeramente más clara, las pestanas largas, el cabello sedoso y los labios finos.

Un rubor rosáceo cubrió su rostro y se apartó—. Lo siento, fui muy brusco —dijo levantándose a por una toalla, después de todo el pecho de Hoseok seguía mojado.

—¿Por qué te disculpas? —preguntó.

—B-bueno, no debí haberte tacleado —respondió buscando una toalla limpia en el armario. Oh pero que tonto, estaba pensando de mas, solo recordando el cuerpo menudo debajo de él.

Cuando se giró la toalla se le cayó de las manos. Hoseok estaba semidesnudo frente a él, solo conservando el bóxer negro pegado a sus caderas, bastante ajustado.

"Oh demonios ¡¿en que piensas?!" se reclamó mental mente, dándose la vuelta rápidamente para no mirarle.

—Oye ¿estás bien? —no, no lo estaba y esperaba que él no se diera cuenta de la creciente erección en sus pantalones de pijama—. Namjoon.

—Lo-lo siento yo- n-no creí que se quitarías la ropa —se palmeo la cara—. Que tonto, c-claro que deberías, esta mojada.

—Namjoon —habló tranquilo, como si no estuviese pasando nada ¿era exageración suya?

Entonces se giró lentamente, volviendo a posar sus ojos en el mayor—. Creo que hay algo en el suelo.

—¿Eh?

—Creo que es un clip de tablero, es mejor recogerlo ¿no? —comentó haciéndose a un lado, dejándole el camino libre hacia el espacio lleno de sabanas y plumas.

—Oh sí, claro, y-yo debí de haberlo dejado caer por error.

Hoseok fue bastante astuto al ponerle una traba a su amigo para que cayese sobre los almohadones desechos. Namjoon se revolvió sobre sí mismo dándose la vuelta, solo para darse cuenta de que Hoseok se había subido sobre él, dejando su cara bastante cerca.

Habrio mucho los ojos, viendo como las plumas revoloteaban a su alrededor mientras él sonreía sobre él.

—Ni si quiera tienes tableros de corcho aquí, Nam —dijo, moviendo sus labios con suavidad, haciéndolo temblar.

—Ho-

—Basta, he tenido suficiente —dijo rápidamente para estrellar sus labios contra los del moreno.

Namjoon enloqueció, todo daba vueltas, se arremolinaba, los colores se distorsionaban, bailaban y se sacudían en su vista. Entonces cerró los ojos y pensó que era un sueño, debía serlo ¿por qué razón Hoseok lo estaría besando?

Apenas iba a devolver el beso cuando Hoseok lo cortó.

—Entonces realmente no sientes nada.

—¿Qué?

Hoseok suspiró y se bajó de él, sentándose a su lado y sacando cigarrillos de su bolso tirado en el suelo ¿desde cuándo fumaba?

Entonces lloró, silencioso, como si intentara no alterarle.

—Hoseok —se levantó veloz colocándose frente a él—. ¿Qué está pasando?

—¡Me gustas, Namjoon! —confesó el mayor, levantando la cara para enfrentarlo—. Me gustas desde hace años y ya no puedo más —se limpió las lágrimas que no dejaban de brotar—. Cada maldito momento en el que creo que puedes sentir lo mismo que yo, solo... no haces nada, sigues actuando normal y yo vuelvo a deprimirme.

¿Así se sentía?

—Estoy agotado —suspiró, quitando el cigarrillo sin encender su boca—. Un simple gesto, una sonrisa, palabras comunes ¡me vuelves loco! —le gritó, liberando por fin sus sentimientos—. No sé qué mierda hiciste en mí, pero no importa con quien este solo tu apareces en mi mente, hablándome dulcemente, diciendo que me quieres y que solo debo esperar una señal, pero ya no puedo más... ya no tengo energías para esperar.

Aun sin ser usado Hoseok destrozó el cigarrillo entre sus dedos, haciendo que el olor casi mentolado y amargo de este se esparciera en el ambiente.

—¿No vas a decir nada? —no se atrevía a mirarle—. Nam-

Un beso apresurado y torpe le hizo callar, le estaba sujetando por los codos, apegándolo cada vez más a él, terminando por caer de espaldas, sin siquiera despegar sus labios un poco.

Un par de segundos después por fin se separaron y le vió llorar sobre él, haciendo que las lágrimas gotearan a sus mejillas y luego se escurrieran por la piel, perdiéndose entre las sabanas. Kim Namjoon, ese hombre fornido, atractivo y sereno, estaba llorando sobre él, con sus manos temblorosas aun en sus brazos.

—¿Namjoon?

Este sollozó y escondió su cara en el cuello del mayor—. Oh dios, gracias... gracias, gracias —murmuró deshaciéndose en lágrimas.

Así se quedaron unos minutos, ambos llorando en esa incómoda posición, sin tener realmente el control de la situación.

Cuando Namjoon por fin se calmó, se sentaron, uno frente al otro, mirándose.

—Voy a dejar que hables primero —permitió Hoseok.

—Te amo —soltó a la ligera, sorprendiendo al contrario—. Te he amado desde hace 3 años y he tenido un miedo atroz por... por confesártelo y perderte –respiró profundo y continuó—. Te apreció tanto que no tenerte, aunque sea como amigo me habría destrozado... lo siento.

Después fue el turno de Hoseok.

—¿Puedo ser tu novio? —Namjoon le miró nervioso y probablemente apunto de tener un ataque de ansiedad—. Me has gustado desde siempre, desde el primer día cuando incluso si estabas ocupado me ayudaste, a mí, un simple chico de Gwanju sin nada de sofisticación ni la educación de una persona de Seúl.

<<Fuiste tan dulce, no puedo pensar en cómo sería mi vida sin ti. He salido con tantas personas para intentar sentar cabeza, ver si lo que siento por ti es simple admiración, pero no importa cuanto lo intentara —dejó escapar un sollozó—. No logro pensar en nadie más que tú.>>

—¿Por qué nunca me lo dijiste?

—¿Por qué? —cuestionó—. Más bien ¿Por qué eres tu quien no lo dijo?

Claro, ambos, demasiado descuidados y cabezotas para darse cuenta de que la persona a su lado estaba enamorada.

Eran solo un par de tontos.

—Hoseok —llamó, tembloroso—. No.

El nombrado sintió una asfixiante presión en su pecho.

—No puedes ser mi novio, porque yo quiero ser el tuyo.

Hoseok se mordió el labio aguantando las ganas de golpearlo—. ¡Idiota! —bufo lanzándose a sus brazos y recostándose en la colcha—. Como vuelvas a hacer eso, se me parará el corazón.

Namjoon rió suave—. Lo siento —acarició el cabello de su ahora novio mientras seguía sobre su pecho.

Que dichoso se sentía, como quitarse un enorme bloque de la espalda, algo que nunca se había dado cuenta de cuando pesaba, cuanto le costaba mantener.

—¿Entonces? —preguntó llamando la atención del menor—. ¿Me vas a besar o me harás esperar otros 4 años?

Hoseok tembló cuando Namjoon le regaló la sonrisa más hermosa que jamás había visto.

Y le besó, suave, ansioso y al borde de la locura.

El mayor acunó su rostro entre sus manos, mientras el abrazo en su cintura se apretaba cada vez más. Solo eran ellos, en medio de la noche, recostados entre plumas y colchas, solo besándose, olvidando por completo si siquiera seguían en la tierra.

—¿Qué hiciste- ¡ah! Hmm- conmigo? —preguntó Namjoon aún bajo de él cuando la ropa ya no era lo que se interponía con sus pieles, cuando Hoseok mostró como realmente era en la intimidad, haciendo perder cualquier pizca de cordura restante en el moreno—. Me siento bajo un hechizo, si estoy dormido —murmuró ahogándose con la sensación electrizante en su abdomen—. Por favor no me despierten.

—Abre los ojos —le susurró Hoseok al oído.

Namjoon obedeció, encontrándose con la hermosa vista de su novio desnudo sobre él, controlándolo, dominándolo, acariciando y restregándose contra su miembro, con el cabello hecho un desastre, la piel sudada, los labios marcados y las caderas rasguñadas.

—Soy real, tan real como tu.

—Te amo —susurró, haciendo sonreír a Hoseok, montando al menor, logrando sacarle gemidos que no era capaz de acallar.

—Dilo de nuevo, por favor —suplicó Hoseok entre lágrimas, sin saber si eran de placer o algo más.

Namjoon lo aprisionó en su pecho, dándose la vuelta y alzándose encima suyo, con las narices pegadas y el aliento caliente.

—Te amo, Hoseok, te amo como nunca lo he hecho —dedicó, besando su cuerpo mientras le levantaba las piernas, para fundirse con él—. Aunque seas malvado y me hayas lastimado, aunque quieras hacerlo, no importará... si te quedas a mi lado, nada me importará.

—¿Cuándo- ¡ay! Ooh, espe- ¡um! —gimió, agarrando con fuerza las manos del hombre en sus propias caderas—. ¿Cuándo te lastimé?

Namjoon se inclinó, profundo, acercando de nuevo sus caras—. Cuando me ofreciste a tu hermana.

Hoseok soltó lo que debía ser una risa nerviosa—. Soy un completo estúpido —acusó tapándose el rostro, Namjoon le acarició el hombro, dándole tiempo hablar—. Y-yo solo intentaba dar un paso... fue horrible, lo sé, s-soy un d-desastre... nunca le he hablado a mi hermana de ti, mentí —confesó, sintiéndose peor cuando Namjoon beso su clavícula, con dulzura—. Debiste sentirte mal, lo siento tant-

—Está bien, ya no importa —le susurró apartando sus manos para besar sus labios—. Eso ya no importa.

—¡A-ahh! Nam-Namjoon —gimoteó, tocando el cielo con los dedos, aunque probablemente fuera algo más simple, algo como las plumas regadas de una almohada rota.

Namjoon lo saboreó, se regocijó del desastre que hacía en el mayor, como sus ojos entreabiertos y llorosos le miraban como si el mundo se acabase mañana. Sus besos, ardiendo como fuego en la piel, retorciendo su cuerpo, maleándose juntos como si siempre hubiesen sido dos pedazos separados de un todo.

El menor levantó más las caderas de su novio, sintiéndose perder en su cuerpo.

—Eres hermoso —canturreo entre quejidos y siseos—. Tan hermoso, tan perfecto... solo para mí —y le besó.

—S-solo para ti —dijo entre sus labios, haciéndole temblar de placer.

El ritmo aumentó, haciéndoles caer en un abismo de pasional perdición. Namjoon derramándose sobre Hoseok y este deshaciéndose como azúcar mojada sobre las sabanas.

Y ahí se quedaron unos largos minutos, como si el mundo no estuviese afuera, como si fueran eternos, solo mirándose y sonriendo agotados.

—Te amo.

—Espero que no me dejes a las 3 semanas —comentó Namjoon con sorna haciendo a Hoseok reír—. Aun así, serían las mejores 3 semanas de mi vida.

—No serán 3 semanas —respondió el mayor.

—¿4?

Hoseok negó.

—¿5?

Volvió a negar, divertido por la situación—. Solo necesito uno.

—¿Una semana? —contestó sin querer sonar herido, pero no le funcionó.

Hoseok se acurrucó más cerca de él, besando su mandíbula—. Un para siempre, solo eso. 

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