2 MESES ANTES

Unas de las cuantas cosas que caracterizaban a Kim Taehyung, uno de los chicos con mejores calificaciones de la preparatoria, con una familia de gran reconocimiento y heredero de una jugosa fortuna. Así es como se le conocía en todos lados, como aquel hijo que todo padre desearía tener y un modelo a seguir para otros.

Por su apariencia, a simple vista uno podría decir que era un engreído y que sólo se interesaba por sí mismo, pero ¿Toda esa gente alguna vez vio más allá de él? Nadie se esforzaba en hacerlo porque estaban más ocupados juzgándolo que no veían al verdadero Tae detrás de todo eso.

Puedes hacerlo, Kim Taehyung.

Todas las mañanas se repetía esas palabras de apoyo para sí mismo antes de entrar por aquel pasillo lleno de estudiantes, o más bien, lleno de miradas sobre él. 

Una cara inexpresiva, mirada fría y mentón en alto lograban ocultar el verdadero nerviosismo que sentía ante todas esas sofocantes miradas, y es que él no era un gran fanático de la atención. Estar acostumbrado a ellas no cambiaba el hecho de que siguieran dándole pánico.

Todo el tiempo se encontraba rodeado de miradas de envidia y odio, ojos que lo juzgaban como si fuera un objeto en exhibición. No lo era, porque también era una persona con sentimientos, que ansiaba el día en que entendieran lo que sus miradas provocaban sobre él.

¿Cuándo pararía todo esto? Aún no perdía la esperanza de llegar un día y que la gente hiciera como si no existiera, era mucho mejor que esto.

Agradecía que todo eso terminara en cuanto entraba en su salón, descansando por fin del agobiante momento.

—¿Hoy irás a mi casa? —Fue la primera cosa que preguntó su amigo en el mañana.

—Lo siento. Estaré ocupado estudiando. —dijo con verdadero pesadumbre. En verdad quería contestarle que sí, deseaba pasar tiempo con su amigo y olvidarse por completo de los estudios, pero terminó contestando lo que el castaño ya conocía.

—Está bien, otro día será. —A Jimin no le gustaba que Tae se exigiera mucho, porque eran pocas las veces que descansaba y salían juntos. Bueno, al menos lo intentó

Taehyung se sintió mal porque sabía que Park quería pasar la tarde con él, sin embargo, si no estudiaba para los exámenes, terminaría bajando su calificación sabiendo a la perfección lo que se vendría si bajaba sus calificaciones. No era agradable usar camisa de manga larga en verano.

[...]

Estudiar en la biblioteca era una de las opciones más viables, pues en su casa contaba con la constante presión de su familia, en cambio, la biblioteca era un sitio tranquilo donde podía concentrar en total paz.

En esta ocasión se aseguró de elegir un asiento en las ventanas con vista a la calle, seguramente el somnoliento sitio le daría ganas de dormir así que con algo en lo que distraerse de vez en cuando no le vendría mal.

Los minutos pasaron en menos de lo que imaginó para cuando terminó de leer todo ese libro de biología y terminara de hacer apuntes. Miró por la ventana por curiosidad, en verdad no había nada nuevo por ver, porque sólo eran personas caminando por las calles, sólo que algo le interesó o más bien alguien.

Un chico de cabellera rubia un tanto descolorida sentado en una banca, a su lado se hallaba lo que supondría sería su amigo, que le entregaba una gran caja. Interesado por la escena, se inclinó más en su asiento, observando de cerca lo que sucedía.

Cuando el rubio sacó el contenido de la caja pudo escuchar con claridad su gritó de emoción y sus agradecimientos, observando la figura de Hatsune Miku con alegría y amor que esa una verdadera mirada sincera. La que tanto había buscado, la que deseaba que lo mirara y que estuvo buscando por mucho tiempo, pero lamentablemente esa persona no podía notarlo.

¿Cómo la conocía si a él no parecía interesarle eso? Bueno, su vida no todo el tiempo la dedicaba a los estudios, también le gustaba el anime y los videojuegos, siendo los últimos sus favoritos. Le había pedido a su padre un ordenador de buen rendimiento con la excusa de que la utilizaría para sus estudios, cuando en realidad la usaba para jugar en las madrugadas.

Analizando con más detalle ese rostro familiar, concluyó que lo conocía, no de una tan buena manera que digamos. Recordaba que su nombre era Jeon Jungkook, amigo de la infancia de su ahora amigo Kim Namjoon. Ahora que lo pensaba, el chico lo odiaba totalmente porque supuestamente él le había quitado a su mejor amigo, cuando claramente Namjoon fue el primero en hablarle.

Quería que no lo odiara y por fin pudieran ser buenos amigos, aunque claro estaba que el chico aún le seguía guardando rencor.

Comenzó a divagar en temas absurdos, como si le gustaría Naruto o jugara Overwatch. Por suerte, la persona a su lado se levantó de su asiento, haciendo que Kim reaccionara que se estaba distrayendo de sus tareas y volvió a lo suyo, no sin antes tomar una imagen mental de su rostro.

[...]

Mientras todos dormían en la casa Kim, el hijo aprovechaba para relajarse jugando, por eso las madrugadas eran su hora preferida del día, ya que podía jugar sin el miedo de ser descubierto por sus padres.

Jugando Overwatch, le entró la curiosidad sobre si Jungkook estuviera jugando también. Claro, existían pocas posibilidades de que fuera así, aunque también estaban las favorables. ¿Cuál sería su usuario? Intentó con su nombre real y apellido, imaginando que usaría algo más elaborado. Como última referencia buscó con "Kook", hallando a un usuario llamado "GoldenKook" y que para su suerte se encontraba conectado.

Le mandó una solicitud de amistad y en cuestión de minutos ya estaban jugando una partida.

[GoldenKook]: ¡Wow, eres genial!

[Vante69]: Gracias, tú también lo eres.

[GoldenKook]: ¿cómo haces para matarlos en segundos?

[Vante69]: Quizás algún día podría decirte cómo.

[Vante69]: Es tarde y mañana tengo que despertar temprano.

[GoldenKook]: Claroo, ¿te parece mañana a la una?

[Vante69]: Aquí te estaré esperando ;)

[Vante69]: Buenas noches.

GoldenKook: Byee <3

[Vante69] abandonó la partida.