El día del tentáculo: La cosa del estanque

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Media hora más tarde, Iván tiene peinado nuevo, las cejas doloridas y el vello del pecho empapado en aceite de bebé. La pelotilla le tiende una gorra negra con visera.

—Ponte esto y tu cazadora sin la camiseta, tendrá que valer. No tenemos nada de tu talla. Vamos, vamos. Afuera a rodar.

—¿Y el guión? No se lo que tengo que hacer...

—Pues follar, tío -resopla Aceite—. ¿O te crees que esto es el teatro Real?

Clara se cuelga del brazo de Iván y le guía hacia el jardín.

—No se lo tengas en cuenta. Estaba medio-medio con Axel, el actor que no ha venido. Le ponía cachondo compartir peli con él y ya ves, se lo han levantado.

Clara sacude la cabeza con pesar ante las miserias ajenas.

—Para mi en cambio, fenomenal. Axel me cae de culo y en este trabajo imaginate si es conveniente llevarse bien con los colegas.

Atraviesan el porche hacia una piscina de forma irregular y rodeada de piedras planas, imitando un estanque. Sobre un plástico verde flotan helechos y ramas verdes; a un costado se amontonan plantas, reflectores y focos. Arcoiris está disponiendo un nido de mangueras tuneadas como gusanos verdes, cada una rematada por un ejemplar de "Soñando con krakens"

—Vamos a rodar life real hentai —explica Clara—. ¿Sabes lo que es?

Iván asiente, nervioso. Erotika Queer tiene mucho material gráfico y él demasiado tiempo libre entre encargos. Marina se encarga de que llene esos huecos reseñando las novedades.

—Porno con pulpos, ¿No?

Su memoria inoportuna le vuelca viñetas de adolescentes japonesas con ojos grandes como tazas, atacadas por enjambres de pollas reptantes. Las nalgas se le comprimen como las valvas de una almeja.

—Poneros en posición, venga. Clara en medio, tú la cola y el nuevo la cabeza. ¡Ir ajustando luces!

—La cola es el sitio más importante —informa Aceite—. Es la parte que lleva el ritmo.

Iván se arrodilla frente a Clara, que se ha colocado a cuatro patas y busca postura, limpiando con pateos de leona cortezas y arena debajo de sus rodillas. Él está más que nervioso, no sabe dónde posar la vista y su tentáculo se ha replegado como un caracol en día de solana.

—¿El comienzo, como nos conocemos y tal, lo vamos a rodar luego? ¿O es de esas porno sin explicación ninguna?

—¿Tu para qué ves una porno, chaval? —Aceite está poniendo a punto su equipo de trabajo, con un sube-baja sin apuro y efectivo.

—Para reseñarla.

A Clara le entra un ataque de risa e incluso Aceite sonríe.

—Vale, pero los clientes las ven para cascársela. Pin, pan, pum, fuera. No vamos a rodar Sentido y sensibilidad. Y como no te empines, no vamos a rodar una mierda.

—Eso, sin presión —bufa Clara.

Se incorpora frente a Iván y le coloca la cazadora hacia atrás, para dejar visible la cintura y los pectorales. Después le abre los pantalones y se los baja solo por delante.

—Déjalo así. Tu eres aquí el duro, el grande, el lobo Alfa. No te despelotas, sólo te quitas lo imprescindible para que no te estorbe.

—Y así no se te ven los pelos del culo, que no queda nada sexy —instruye Aceite con retintín.

Se estira sin embargo para cotillear por encima del hombro de Clara.

Clara se agacha y sopla en la polla de Iván, que sigue sin darse por enterada. La picotea con una lengua larga y puntiaguda, como la de un gatito. La pelotilla lanza otro de sus chillidos de jerbo.

—¡No empecéis todavía! ¡Que estoy preparando cámaras!

Clara resopla, y el aire hace temblar el pelo de las ingles de Iván. El caracol se retuerce en su concha, intuyendo la tormenta de verano cercana.

—¡Estoy ayudando al nuevo!

Sin más contemplaciones se mete la polla de Iván en la boca, enroscando la lengua y los labios alrededor.

—Y yo que me las apañe solo, claro —gruñe Aceite.

Clara levanta los ojos hacia el cielo, hace con ellos un giro perfecto y luego guiña un ojo. La risa le vibra en la garganta y ahora sí, caracol-col-col, saca los cuernos al sol. Iván toma aliento con un gruñido.

—¡Perfecto! ¡Rodamos!

Aceite se endereza, contrae los abdominales y se gira ligeramente, para dar un buen ángulo a la cámara. Es realmente un profesional. Iván le imita lo mejor que puede, es difícil concentrarse cuando Clara le está haciendo una mamada, literalmente, de película.

—¡Más fuerza! —ordena la pelotilla—. ¡Agárrala del pelo! ¡Con la otra mano, joder, que le tapas la cara!

Iván sostiene una de las coletas imposibles de Clara. Ella le dedica otro guiño rápido, antes de que Piercings acerque una de las cámaras para un primer plano. Se mete la polla hasta la raíz, gimoteando desde la garganta, con un volumen increíble pese a lo llena que tiene la boca.

—¡Despacio Clara, que vacías al nuevo antes de tiempo! ¡La cola, que entre de una vez!

Aceite, obediente, la agarra por las caderas y entra en dos empujones. Piercings y Arcoiris corretean alrededor, justo fuera del ángulo de las cámaras, acercando o alejando las lentes.

—¡Entran los tentáculos!

Arcoíris pulsa un remoto y el nido de mangueras y consoladores empieza a vibrar. Tirando de finos hilos de nylon, los acercan con movimientos serpentinos.

—¡No os distraigais! ¡A lo vuestro, todavía no los veis!

No resulta fácil ignorarlos, Arcoiris ha hecho un trabajo estupendo para que parezcan amenazantes. Incluso Aceite está nervioso a juzgar por sus empujones desordenados.

—¡El nuevo! ¡Más brío, follale la cara!

Es como el manual de "Qué NO hacer cuando recibes una mamada". La mano de Clara se cierra sobre su muñeca y aprieta y suelta, indicando el ritmo para que él empuje y retroceda sin ahogarla.

—Corto ahora. Colocar los tentáculos.

Arcoiris y Piercings se lanzan al set, agarrando las pollas de goma y repartiéndolas. Aceite y él reciben una en la boca.

—Sujétala con los dientes, pesa un poco.

Pesa y sabe a goma. Se pregunta si las han lavado o no se han tomado la molestia. Aceite y Clara reciben otro tentáculo en el trasero, y pese a lo grotesco, la polla se le pone de piedra cuando ve a Piercings clavar esa cosa dentro de Clara, sus manos tatuadas y sus anillos moviéndose con seguridad y experiencia.

Está tan distraído que no ha notado que Arcoíris se ha acercado, y pega un brinco cuando nota que tiran de la cinturilla de su pantalón.

—¡Solo presentado, tranquilo!

Antes de que pueda escupir el consolador, le ha metido otro tentáculo entre las nalgas, pegado al agujero del culo y con la punta rozándole las pelotas.

—Perfecto, seguimos.

Piercings vuelve a activar la vibración y ahora está a punto a la vez de tragarse el consolador, y de correrse vivo, esa cosa lanza oleadas que estimulan sitios que ni sabía que existían.

—¡Muy bien, muy bien, chicos! ¡Venga, la cosa os está follando, un poco de cara de miedo, miedo y gusto, ya sabéis!

El principal miedo de Iván es que se le caiga de la boca el consolador, que se mueve cada vez más fuerte. Y el que vibra a medio centímetro de su escroto está mandando promesas que no acaba de cumplir.

—¡Gran final!

Iván siente que Clara se ha tragado su polla hasta la raíz. Grita y muerde la goma, se sacude como en una parrilla eléctrica y Clara se aparta y recibe la salpicadura en plena cara. Un segundo más tarde, la boca de Iván se le llena de algo pastoso y dulce. Se atraganta, con los dientes tan clavados en el consolador que no puede abrirlos. La crema rezuma por sus comisuras y por su nariz.

—¡¡Perfecto!! ¡¡Perfecto, chicos, genial y a la primera!! ¡Corten!

Con las manos por fin libres, Iván se quita la manguera de la boca y se limpia la barbilla.

—¿¿Qué cojones es esto??

—Leche condensada —explica Piercings, algo perpleja por la pregunta—. Es lo que se suele usar, salvo que alguno sea diabético. ¿No te habían avisado?

—Pues no —Se retira la segunda polla del pantalón. Todo está muy pegajoso por ahí abajo.

—Joooder... Ahí no hacía falta que descargara. Oye, lo siento, voy a ver si tengo unas bermudas o algo para que te cambies...

Sale corriendo e Iván no tiene tiempo de decirle que no piensa montar la moto en bermudas, y que si tanto lo siente, mejor que le pague la tintorería.

—Menudo desastre esas dos —ronronea Clara, que está pasándose una toallita por la cara con gestos perezosos de gata—. Geniales con el attrezo, pero todo lo demás... ¿Qué tal tú? ¿Rodar porno ha sido lo que imaginabas? ¿Qué te ha parecido?

«Te he agarrado del pelo, te he follado la boca y me he corrido en tu cara. Y me sigues hablando. Esto solo pasa en las películas»

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