La viuda negra: origenes

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spiderman spiderman does whatever a spider can

Iván lanza una mirada culpable por encima de su lectura. Ha camuflado un cómic de "Los Vengadores" dentro de la fotonovela porno que debe reseñar; porque hay un tope de culos y pollas antes de que tu libido se retire a llorar en un rincón. Por fortuna Marina está muy ocupada esta tarde, organizando al teléfono con su novia el cumpleaños de sus novios.

—No, no... La sobrina de Alex es alérgica a los cacahuetes, es la madre de Víctor la que es celíaca. Y el nuevo novio de Víctor es vegano, su tarta tiene que ser sin mantequilla ni huevos, no vaya a pensar que le invitamos de mala gana... No te pongas así, es PAS diagnosticado, no es culpa suya ser hipersensible.

Iván suspira aburrido. Es una tarde muy lenta, el verano ha vaciado Madrid y para los que se quedan hace demasiado calor. Follar no debe ser una prioridad.

Acaba de sustituir "Los Vengadores" por "Patrulla X" cuando un orgasmo pregrabado avisa de que la puerta se ha abierto.

—¡Hola familia!

Reyes, un virtuoso del aerógrafo que hace encargos para Marina, entra casi a la carrera, con dos portatrajes.

—¡Iván no te pierdas esto! Te va a encantar lo que traigo.

—¡Ya era hora! —interrumpe Marina—. No era a tí, cielo. Te cuelgo que tengo aquí a un proveedor.

Reyes aprovecha la pausa para dejar los portatrajes sobre el regazo de Iván y abrir de un tirón la cremallera. Marina se encrespa

—¡Ese es un encargo privado! ¡La confidencialidad!

—¡Por culpa de eso no puedo lucir mis obras en mi portfolio! —Reyes se lleva el pulgar y el índice a las sienes, con gesto de dolor extremo— ¡No me digas que no puedo al menos caldear mi alma con la admiración sincera de un amigo!

Mientras en la conciencia de Marina la profesionalidad discute con el deber para con la humanidad sensible, Reyes se recobra de inmediato, sonríe y saca uno de los trajes de su funda.

—¡Tiiiiio!

A Iván se le descuelga la mandíbula. Es un mono de látex negro, completo de la coronilla a los piés, con agujeros para los ojos, boca, tetas y bajos. Sobre el torso, en un blanco eléctrico, Reyes ha dibujado una araña enorme y realista, con patas como relámpagos peludos.

—¡Es el puto traje de Venom! ¡Mola mazo! ¡Mola muchisimo!

Reyes se lleva una mano al pecho y exhala, henchido de orgullo artístico.

—¿Ves? Sabía que Iván lo apreciaría...

—Oye —protesta Marina—, que me pidieron arañas... arañas, no un cosplay.

—Y lo he adaptado. El original no tiene esta malla por la espalda ¿ves?

Iván se arriesga a cotillear el otro traje mientras ellos discuten. Es un poco más grande y de hombre... lo que solo quiere decir que tiene la cintura más ancha y los orificios del pecho más pequeños.

—Joder, tío... si alguna vez tengo pasta te encargo uno igual. Pero sin agujeros.

Reyes suspira de dicha.

—Pues eso es todo. Ahora, págame, reina.

—Volved a meterlos en los portatrajes —amenaza Marina, mientras se dirige a la caja que guarda en la trastienda—. Con cuidado, que no queden marcas.

Los dos trajes están ajustados a medida y son de caucho natural; lo mejor del catálogo de Erotika Queer. Con eso y la pintura, Marina debe haberse sacado un pico.

—¿Tengo que llevarlos? —pregunta Iván. «diquesi, diquesi, diquesi». Se muere por conocer a la pareja que ha pagado por algo tan extravagante.

—Bueno, no lo pidieron con envío urgente... pero como aquí el artista se ha retrasado dos días, no va a dar tiempo a mandarlos por correo. Y así nos aseguramos de que lleguen bien. Iván, échame una mano, tenemos que envolverlos por completo, para asegurar...

—Completa confidencialidad —terminan a duo los dos chicos.

Diez minutos más tarde los dos trajes están tan enrroscados de plástico de burbujas como la presa de una araña en su tela. Marina los está envolviendo además en un papel de estraza grueso, opaco y garantizado.

—Marina, ¿tú estás en el rollo del poliamor, verdad?

—Estoy comprometida en más de una relación amorosa, con distintos niveles de intimidad, planes de vida y cuidados mutuos. Sí.

—Y ¿cómo funciona? ¿Cómo le propones a una pareja que quieres tener una relación abierta?

—Ufff... Como tenga que contarte todo, hoy no entregas. A la vuelta si quieres hablamos... no, mejor mañana. Hoy tengo que salir pronto.

Adjudica a Iván la cápsula marrón con los dos trajes incubando dentro.

—Pero por adelantado: el poliamor no es una excusa para poner los cuernos ¿Estamos? Eso es engañar, no ser poliamoroso.

Iván da un saltito hacia atrás con cada frase; balancea la cabeza como un mosquito al final del hilo afirmando con energía. Se encoge ante el picotazo de culpa y sale a buscar la moto.

—Tengo una propuesta para tí —había dicho Clara por la mañana, al teléfono—, una fiesta la semana que viene...

Pero claro... Quique y el tienen algo, ¿no?

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