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Los días siguientes fueron los más duros para mi familia, Silas jamás apareció y los policías dieron el caso como lo olvidado, archivando los documentos y pruebas que dieran con el paradero de mi hermana, ahora nunca sabremos si se encontraba con vida esperando un rescate o si estaba muerta en lo más profundo, me dolía el corazón con tan solo pensar que mi relación con mi hermana se había deteriorado por un chico y que los últimos segundos que la vida solo fue para odiarla, tal vez jamás pueda pedirle perdón y eso solo hace que me sienta miserable.

Me encontraba en mi habitación vistiendo un atuendo negro, las gotas de lluvia empezaban a chocar en mi ventana haciendo que el aire se tornara helado y melancólico. Me puse unas gafas negras para tapar mis ojos rojos e hinchados y salí de mi habitación para encontrarme con mis padres quienes sostenían unos hermosos ramos de flores, ellos también se sentían culpable por lo ocurrido con Silas, pero ya no había marcha a atrás, mi hermana había muerto para todos, pero en nuestro corazón siempre viviría.

—¿Estás lista? —preguntó mi madre en su susurro.

—No —murmuré con mi cabeza baja—. No quiero ir, será muy duro, lo sé.

—Silas fuera deseado que los tres estuviéramos juntos —dijo mi madre con una leve sonrisa—, las cosas pasan por algo hija, siempre recuerda eso.

Di un leve suspiro y asentí, tal vez las cosas debían suceder así y yo no era nadie para juzgar al destino; sin embargo, el dolor de perder a una hermana no me lo quitarían unas palabras de lástima. Al llegar al cementerio pude divisar a los amigos de mi hermana, aquellos que no se habían olvidado de ella y qué tal vez nunca lo harían, también pude ver a Sairo quien sostenía en sus manos una flor blanca, su familia lo estaba acompañado, al parecer él si quería a Silas de verdad y yo lo había arruinado todo.

—Hola —saludé una vez que me encontraba a su lado.

—Hola Sailas —susurró sin expresión alguna.

—Lo siento Sairo —musité. Él pareció confundido.

—¿Por qué? —me miró.

—Por haber juzgado su amor sin saber lo real y fuerte que era. —agaché mi rostro sintiendo como las lágrimas empezaban a caer, pero Sairo nuevamente lo levantó con ambas manos mientras me dedicaba una sonrisa.

—Lo importante es que te diste cuenta, eso es lo valioso —me abrazó.

No podía describir lo que sentía cada vez que Sairo me abraza, pero podía asegurar que era algo sencillamente maravilloso, algo inefable. Todos nos encontrábamos al rededor del ataúd, ataúd vacío, así lo habían decidido mis padres, querían sentir que por lo menos la habían enterrado dandole sagrada sepultura, yo quería oponerme, pero estaban demasiado vulnerables como para recibir un sermón tonto de mi parte. El padre empezó a hablar diciendo las palabras más dulces y sinceras para mi hermana, muchos empezaron a llorar, otros solo se mantenían en silencio, yo me encontraba en una especie de transe, seguía sin creer lo que estaba ocurriendo, hace algunas semanas tenía a mi hermana a mi lado y ahora ni siquiera tenía un cuerpo para enterrar.

Pensaba que todo era una pesadilla de la cual iba a despertar en cualquier momento, pero la mano de Sairo sobre la mía me hacía entender que ésta era la realidad y debía enfrentarla. Tal vez fue el momento, tal vez fue el sufrimiento mutuo que sentíamos, pero Sairo y yo nos estábamos acercando dejando desnudos nuestros corazones frente al otro, quizá mi hermana se había ido para dejarme ser feliz con la persona que tanto me gusta, después de todo ¿Qué podría pasar? Solo eramos dos personas con sentimientos y emociones.

Los que deseen una etiqueta en los próximos dos capítulos por favor comentar
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Solo aceptaré dos personas
😘✨✨

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