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Hice mis maletas y después de una emotiva despedida por parte de mis compañeros, salí al aeropuerto, Shin Su no podría viajar conmigo por el momento, aún tenía que dejar en orden el trabajo que su jefe le había pedido de última hora, así que viajaría solo.

Al llegar a Corea y bajar del avión me permití llenar mis pulmones con el aire de casa, era emotivo poder sentirme de regreso. Mis padres esperaban por mí en el aeropuerto, mi padre con una amplia sonrisa me estrecho en sus brazos palmeando mi espalda.

-¡Ahora eres todo un hombre! - sonreí ante aquellas palabras, había logrado por fin su aceptación, me sentía complacido.

-¿Dónde esta Shin Su? me has hablado maravillas de ella que estoy impaciente por conocerla - mi madre también me recibió con un emotivo abrazo.

-Lo siento mamá, pero me temo que ella vendrá dentro un par de días, su jefe la retuvo a ultima hora...

Mi padre palmeó mi hombro y emprendimos camino hacia el auto.

Me embelese con el paisaje de camino a casa, todo estaba tal como lo recordaba, mis labios comenzaban a doler por la sonrisa que aún mantenía, me moría por salir del auto y recorrer yo mismo las calles que fueron testigos de todas aquellas tardes que pasé en mi ahora lejana adolescencia.

Después de comer y mantener una amplia charla con mis padres, salí de casa, estaba decidido a dar un largo paseo.

Mis pies me llevaron a aquel parque que recordaba en sueños, los rayos del sol vestían las copas de los arboles más altos y sus copas se balanceaban a causa del viento fresco, había olvidado que este parque es poco visitado, Jimin tenía razón, casi nadie lo visita.

Llené mis pulmones con aquel aroma a pasto fresco, me sentía por fin libre, caminé hasta aquella colina, aquella donde Jimin me había besado, aquella tarde en la que Hoseok nos descubrió y yo cobardemente lo negué.

Todo estaba igual, nada había cambiado, solo el hecho de que estaba vez visitaba el parque estando solo.

Me tiré complacido en el pasto, la sombra de aquel grande árbol cubría mi rostro de los ya débiles rayos del sol.

-¿Eres tú? - una voz a punto de quebrantarse me sacudió de aquella nube enviada por Morfeo, estaban interrumpiendo mi sueño -¿Yoongi, eres tú?

Abrí los ojos y miré la silueta borrosa de aquel joven, mi vista se acostumbró a la luz y no pude creerlo...

-Ha pasado mucho tiempo desde que te fuiste de Corea... creí que no volverías,  ¿puedo sentarme? - Me acomodé torpemente apoyando mi espalda en el tronco de aquel árbol, mirándole atentamente

-Por supuesto Jimin, puedes sentarte.

-Pudiste haberte despedido... - Su voz tímida se tornó en un reproche al cual inmediatamente acudí, mis ojos se clavaron en los movimientos de sus gruesos labios - No solo huir como el cobarde que siempre fuiste.

-Jimin yo... - Mi cuerpo se tensó y no pude tragar saliva, no sabía que debía responderle ahora - Sé que una disculpa no arregla mi error, pero realmente no puedo hacer otra cosa por el momento, lo siento Jimin, en aquel entonces fue la mejor solución que encontré.

-¿Y no te importó solo dejarme en medio de la nada? - el coraje y la impotencia se reflejaban en sus ojos, las lágrimas amenazaban con emanar en una cascada incontenible -. ¡Rompiste mi corazón y solo te fuiste Yoongi!

-Tenías razón Jimin - me concentré en como mis dedos se entrelazaban una y otra vez sin detenerse -, fui un cobarde, no pude hacer nada por ti, ni siquiera pude hacer algo por mí, en ese entonces solo quería acatar a las órdenes de mi padre, no pude pensar en otra cosa.

-Te sigo amando como el primer día... - levanté mi mirada encontrándome con sus ojos y su rostro completamente húmedo, sin darme cuenta una lágrima brotó de mi ojo derecho una segunda le acompañó formando un hilo que se estiraba hasta mi barbilla.

-Las cosas cambiaron Jimin, voy a casarme dentro de un par de meses... con una chica... - limpié mi rostro con el dorso de mi mano, me aferré a la mentira que mis padres conocían como la verdad.

Él imitó mi acción y limpió sus lagrimas con la manga de su suéter azul. Nos quedamos con aquel silencio, ninguno dijo nada solo miramos a nuestro alrededor por pasados treinta minutos.

-¿Quieres tomar un café? - me atreví a preguntar.

-Está bien Yoongi.

-¿Podemos ir a la cafetería de tu madre? - le tendí la mano para ayudarle a levantarse -, no está muy lejos de aquí.

-Mi madre cerró la cafetería hace dos años. - Tomó mi mano con fuerza y sentí lo delicada que era su piel, era tan suave, pero estaba helada...

-Lo siento, entonces vayamos a otro lugar. - Intenté regalarle una sonrisa, pero una mueca distorsionada salió en su lugar.

-¿Ella es bonita? - en nuestra caminata su voz temblorosa entró por mis oídos.

-¿A qué te refieres?

-La chica de la que hablaste, ¿es bonita? - no entendí el porqué de su curiosidad, tampoco sabía responderle, ella era normal, era como cualquier otra chica.

-Es... hermosa. - Mi voz se escapó en un susurro.

-Nunca te gustaron los chicos, ¿verdad? - su pregunta terminó por romper la fortaleza de sostener mis palabras, mi estómago se revolvió y unas incontrolables ganas de salir huyendo tomando la mano de Jimin vinieron a mi mente.

-Nunca me gustaron los chicos...

-Entiendo Yoongi - sus pasos fueron más rápidos de los normal dejándome a mi unos cuantos centímetros detrás. Me detuve y vi como su espalda se alejaba a un más en cada paso.

-Nunca me gustaron los chicos... - mis palabras hicieron eco en sus oídos, lo sé porque se detuvo sin mirar a mi dirección -. Solo me gustabas tú...

Mis ojos se llenaron de lágrimas en segundos, el llanto incontenible se había hecho presente, no sabía que consecuencias tendría mi confesión, ni si quiera sabía cómo actuaría Jimin.

-Te dije que era un cobarde, no quería lastimarte pues mi padre me había advertido enviarme lejos, yo no regresaría a Corea hasta que mis gustos cambiaran, pero como podría deshacerme de mis sentimientos de una manera tan abrupta, saldrías lastimado en el proceso... - caminé un par de pasos en su dirección, él permanecía inmóvil y yo agradecí su silencio, era necesario que escuchara cada una de mis palabras -. Quise que me odiaras en ese momento, así podrías superarme fácilmente, quería que pensaras que era un maldito por jugar contigo, te mentí de una forma absurda haciéndote creer que no te amaba.

-¡Basta Yoongi! - Su llanto le impedía hablar claramente.

-Mis padres me dejaron volver porque les convencí de que me casaría con Shin Su, pero la verdad es que ella no me hace sentir lo que tú me provocas, me engañé a mi mismo fingiendo que sus besos y caricias me eran placenteros. - Se giró para verme y me destrozó verle así, su nariz estaba roja y sus ojos estaban hinchados - Te amo Jimin, nunca dejé de hacerlo, pero soy un cobarde y no hay manera de corregir eso...

Se veía tan indefenso, sus manos cubrían su rostro ocultando su llanto, sin dudarlo una vez más lo estreché en mis brazos, me extasié de su aroma y me permití llorar aferrándome a su cuerpo.

-Lo siento Jimin... Lo siento mucho.

✿ Epitafio ✿

Hoy mismo terminaré este fic, gracias por leer.

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