08° Capitulo Final

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-Por favor, pasa, me gustaría saber quien eres tú, tu rostro me parece familiar - acarició su rostro un par de veces repasando con fuerza sus ojos y al final me mostró una cálida sonrisa.

-Gracias señora Park - hice una reverencia y entré a la casa, dejé mis zapatillas deportivas junto al tapete de entrada y la seguí a la sala.

-Siéntete como en tu casa, te prepararé un café - asentí con una sonrisa y miré como desaparecía.

Por unos minutos examiné las fotografías que adornaban la mesa de centro, de entre todas ellas había una que sobresalía, era Jimin hacia unos años atrás, abrazaba con fuerza un oso de peluche, sus mofletes teñidos de un color rosa pálido achinaban sus ojos formando como siempre, dos hermosas medias lunas. Era una foto hermosa.

Pasaron los minutos y la señora Park regresó con dos tazas de café en sus manos, me tendió una taza y terminó por sentarse en el sofá frente a mí.

-¿Podrías decirme tu nombre?

-Min Yoongi, mi rostro le parece familiar porque nos habíamos visto un par de veces cuando yo venia a traer a Jimin después del colegio.

-¡Te recuerdo! - una leve expresión de emoción se reflejó en su rostro -, Jimin estaba muy enamorado de ti en aquel entonces, no dejaba de hablar de lo grandioso que eras ante sus ojos, sin embargo, cuando le dejaste, él se encerró en su propio mundo.

-Lo sé y me lamento por ello, eran tiempos difíciles, mis padres no aceptaban mis gustos como usted lo hace con Jimin, me enviaron por una larga temporada a Japón, la única opción viable que encontré fue irme sin mencionarle nada a Jimin... 

-Lo entiendo Yoongi.

-Ayer regresé a Corea, recordé todos aquellos lugares que formaron parte de mi adolescencia, los lugares por los que paseé con Jimin tomado de su mano, terminé aquel recorrido con mis recuerdos en aquel parque, Jimin siempre me había mencionado que en su infancia usted y su fallecido padre, el señor Park le llevaban cada fin de semana - ella bebió de su taza y asintió al escuchar mis palabras.

-Lo recuerdo, es grato pasar tiempo en un lugar tranquilo.

-Supongo que esos eran los pensamientos de Jimin, pues ayer en la tarde, él lo visitó, terminó por encontrarme, verle otra vez removió algo dentro de mi pecho - la señora Park permanecía atenta a mis palabras -, recordé nuestro pasado, él me confesó que aún permanecían esos sentimientos hacia mí y yo no pude evitar ocultarlo más, así que le invité a tomar un café, al hablar con él, me di cuenta que es momento de dejar que mis sentimientos hablen por mí, es por eso que vine aquí, quiero tener una vida junto a Jimin.

Ella permaneció en silencio y miró hacia la nada, un brillo singular apareció en sus ojos y sus labios se deformaron en una sonrisa.

-Él me habloóde usted, dice que se siente culpable por el hecho de que la cafetería ya no esté en servicio - sus ojos se nublaron - creo que el la ama a usted con todo su ser, es por ello que se lamenta que usted no siga haciendo lo que le gusta...

La taza que sujetaban sus manos se resbaló cayendo al suelo tan pesadamente que en un segundo un estruendoso sonido me avisó que esta se había roto en cientos de pedazos, mis ojos se concentraron en aquel liquido oscuro esparciéndose, colándose entre los pies descalzos y temblorosos de la mujer frente mío, sus piernas temblaban y el sonido tembloroso de su llanto me confundió de sobremanera, no sabía que estaba sucediendo realmente, no entendía de la pronta reacción de aquella mujer desmejorada.

-¿Se encuentra bien señora Park? - dejé la taza sobre la mesita de centro y me acerqué a ella, me apoyé en el suelo sobre una de mis rodillas, no me importó que aquel liquido oscuro me manchara.

Sus huesudas manos se aferraron a mis manos con fuerza, su rostro empapado y su respiración pesada y temblorosa le dificultaban formular palabra alguna, devolví el apretón a sus frías manos intentando confortarla de alguna manera y la miré a los ojos, me encontré con una mirada dolida en la que fluían cascadas por segundo.

-¿Es verdad lo que me estas diciendo? - ella estaba incrédula de lo que segundos atrás había dicho.

-Es verdad señora Park, Jimin la ama - mi confirmación la hizo soltar un suspiro de alivio.

-Escucha Yoongi, hay algo importante que debes de saber - mi ceño se frunció y ladee un poco mi cabeza, no estaba comprendiendo del todo sus palabras así que me limite a asentir -. Desde que te fuiste, Jimin no hacia otra cosa mas que ir todos los días a tu casa, él tenia la esperanza de que aparecerías frente aquella puerta, los días para mi hijo fueron muy difíciles, me confesó las barbaridades que los chicos de su clase le hacían cada día, perdió el apetito y por días dejó de ir al colegio, se encerró en su habitación y nada le hacía salir de ahí.

Cada una de aquellas palabras perforaban mi pecho como filosas dagas, cada una me lastimaba más que la anterior haciéndome dejar libre una que otra lágrima...

-Las noches de llanto interminable eran cada vez más frecuentes, fue cuando decidí cerrar la cafetería y dedicarle tiempo a Jimin - su llanto incesable volvió a aparecer, sus ojos dejaban caer a chorros lágrimas que se perderían entre su propia ropa -, ¡desgraciadamente tomé aquella decisión muy tarde! Y no hay día que me lamente por aquella absurda manía de creer que se le pasaría como a cualquier otro adolescente...

-Tranquilícese señora Park, ahora ya todo está bien.

-No Yoongi, no esta bien... - su voz cada vez mas temblorosa me hacia estremecer - Mi hijo murió hace dos años.

No era posible lo que acaba de escuchar, recién unas horas atrás le había abrazado, besado, incluso sentí su piel tan fría y suave, no podía ser verdad, todo esto era parte de alguna pesadilla, no era cierto, no podía ser cierto...

-Jimin tomó la decisión de dejarnos fue su decisión, le encontré en la bañera de su habitación, su piel estaba tan pálida y fría, solo había un frasco en sus manos, eran pastillas para dormir, después de tomarlas el sumergió su cuerpo, ahogándose llenando sus pulmones de agua...

-¡No puede ser cierto! - me sujete del sofá para no caerme, mi respiración era pesada, en mi pecho tenia un dolor punzante y continuo que me impedía llorar fluidamente.

-Los restos de Jimin descansan en el cementerio que está en los límites de la ciudad.

Mis pies no obedecían mis ordenes, sabía que si seguía iba a desvanecerme en cualquier momento, quería detenerme, pero no me di cuenta de cuando fue que salí de aquella casa, solo estaba consiente de la carrera que tomé en dirección a aquella cafetería, el dorso de mi mano limpiaba mis lágrimas cuando mi vista se nublaba y no podía ver con suma claridad.

Anhelaba que todo fuera una terrible mentira, yo no pude ser único que vio a Park Jimin aquella tarde, debía haber al menos un testigo...

Entre agitado a aquel establecimiento, mi corazón se desbordaba con cada suspiro, estaba impaciente por encontrar a aquel mesero que nos atendió aquella noche, miré a mi alrededor y por fin mis ojos dieron con aquel chico, caminé hasta él y le tomé de los hombros obligándole a mirarme.

-Escucha, ayer vine a este sitio acompañado de un chico de la misma estatutaria que la mía y ojos brillantes, recuerdo que ignoraste por completo a aquel chico, ¿por qué lo hiciste? - el chico frunció el ceño, cada una de mis palabras le confundían.

-Lo siento, pero ayer usted llegó solo, nadie vino con usted y tampoco nadie se encontró con usted durante el tiempo que estuvo aquí, es verdad que yo y uno de mis compañeros, incluso el gerente le vimos hablando solo y haciendo señas con las manos, como si estuviese llevando una charla con alguien...

-No puede ser verdad... - solté el agarre y volví a llorar, me estaba volviendo totalmente loco, limpié las lágrimas de mi rostro y volví a emprender una nueva carrera esta vez con dirección al cementerio.

En mi paso, frené al conductor de un taxi y le ordené que me llevara hasta aquel lugar o más pronto posible.

Crucé las amplias puertas del camposanto y comenzó una eterna búsqueda, divagué entre cientos de lapidas, todas distintas unas estaban tan abandonadas que no lograba identificar los nombres inscritos en ellas.

Mis lágrimas estaban presentes, aún no dejaban de fluir, mordía mi labio inferior cada vez que una lapida se cruza a mi paso, deseaba no encontrarme con aquel nombre, temía hacerlo.

La frustración fue acompañada con el danzar de las copas de los árboles, los rayos del sol estaban ausentes, el cielo fue tapizado por espesas nubes grises, y justo como el día anterior aquel viento frío se hizo presente. Caminé por unos minutos más, las hileras de lapidas eran interminables, hasta que a lo lejos pude vislumbrar el abrigo que traía puesto la noche anterior, aquel que había dejado sobre los hombros de Jimin al salir de aquella cafetería, aumenté la velocidad en mis pasos y me detuve cuando estuvo frente a mí.

Estaba ahí, era mi abrigo, lo tomé con las manos temblorosas descubriendo el nombre que se encontraba tallado en el cemento, leer su nombre terminó por romper mi corazón caí sobre mis rodillas y acaricie la losa, comencé a leer el epitafio cuando la primera gota de lluvia calló sobre mi temblorosa mano.

"Park JiMin 1995-2017"


"Si alguien quiere escribir mi biografía no hay nada más sencillo.

Dispondrá de dos fechas solamente:

La del día en que lo conocí y la del día en que él se fue.

Entre una y otra transcurrió mi vida.

Lo que ocurrió antes lo olvide y lo que suceda ya carece de importancia."

La tormenta comenzó, mis lagrimas se ocultaron detrás de aquellas gotas, mi dolor era profundo mi corazón estaba destrozado, si tan solo pudiera regresar el tiempo y ser valiente, ser lo que él merecía, huir con él, desearía poder regresar a aquel día en el que lo deje debajo de la lluvia, quiero regresar el tiempo y sostener su mano una vez más, huir con él a cualquier lugar donde solo podamos ser nosotros.

Me tiré sobre la lápida y me permití llorar hasta quedarme seco, nada podría cambiar la cruel realidad, pero mis lágrimas aliviaban un poco el dolor que estaba clavado en mi corazón.

El vibrar de mi celular me distrajó por segundos de la realidad, en la pantalla se marcaba el nombre de la que es mi prometida, me estaba llamando por sexta vez, respiré profundo y decidí tomar la llamada.

-¡Amor! ¿Estas bien? No me habías tomado la llamada, ya llegué a Corea, estoy en el aeropuerto, ¿puedes pasar por mí? - Tragué saliva y antes de hablar solté un profundo suspiro.

-Shin Su, no creo que sea necesario que te quedes en Corea, me da vergüenza decírtelo hasta ahora y por este medio, pero, no voy a casarme contigo, no te amo, nunca te ame.

-¡No puedes hacerme esto Yoongi! ¿Qué hay de nuestros planes?

-Lo siento, no puedo corresponderte de la forma que tú esperas, tengo que colgar, adiós. - Terminé la llamada y comencé a llorar, apreté con fuerza mi mandíbula mi rostro estaba empapado.

Leí de nuevo la inscripción y abracé la losa, quería irme con él de algún modo, yo quería estar solo con él.

Mi vista se nublo, mis piernas ardían y el dolor aún persistía en mi pecho, me pregunto si es posible morir de tristeza...

-Te había estado esperando Yoongi - una melodiosa voz me mantenía atado a la realidad, mi cuerpo estaba desvaneciéndose... alce la mirada y le vi una vez más, su cuerpo se rodeaba por una luz resplandeciente y cálida, era él -... Podría esperarte eternamente.

-Lo siento Jimin, todo fue mi culpa - mis parpados fueron pesados, no logré visualizar su rostro incluso cuando lo tenía a centímetros del mío -. No merecías todo aquel dolor, debí ser yo quien sufriera de ese modo, no tú, ¡perdóname...!

-Te amo Yoongi, todo estará bien... - Acarició mi cabeza con delicadeza, entendí aquel gesto como mera confirmación de su perdón, sonreí y todo se volvió negro...



FIN

✿ Epitafio

Gracias por leer hasta el final

Aún sabiendo de que iba la historia.

Te amo por leerme, sigueme y serás una linda lechugita 💕

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