Un Caliente No terminado

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

–ya no puedo – espeté intentando regular mi respiración mientras escuchaba su risa burlona.

Mis piernas se tambaleaban y creía que en cualquier segunda iba a caer de rodillas.

–un poco mas – dijo a mi oído, causando que un escalofrió recorriera por mi espalda – solo resiste...

–no – apenas se escuchaba mi voz entre los quejidos.

–...una vuelta – tomo mi brazo y mi obligo a seguir corriendo o en mi caso, un vano intento de hacer mis piernas funcionales.

¿y si simulo desmayarme?

La idea se me paso por la cabeza, pero eso significaba dar otras dos vueltas más. Maldito sea el día que decidí intentar ponerme buena, maldito sea el día que decidí ponerlo a él como mi entrenador.

Hace tres meses me propuse verme como las candentes chicas de Instagram, pero había un problema, amaba la comida y odiaba el ejercicio.

–ya no puedo – dije apenas mientras me tiraba al piso y empezaba a quejarme por la falta de aire. Agradecía haber escogido el horario de noche para no pasar humillaciones con todo el mundo fitness de ese lugar.

–eres débil – parado a lado mío me miraba con cara de vergüenza ajena. Excepto Dorian, Dorian si me humillaba.

Mire con asco su cuerpo seco, estoy segura de que si me acercaba, su poco sudor olería a la dulce testosterona atrapante, en cambio yo, bañada en sudor apestando a comida podrida, era humillante y me provocaban ganas de golpearlo en sus partes bajas, pero posiblemente mi mano se quebraría.

Dorian no era fornido como fisiculturista, pero su cuerpo estaba definido, hasta su cuello con líneas evidentes de su falta de grasa corporal, madre mía, así te deben recibir en el cielo, aunque posiblemente Dorian es mas del infierno, caliente, listo para hacerte pecar con su linda sonrisa y ojos extrañamente lindos, con un gris mesclado con café, eso no es humano.

–levanta, que te faltan una rutina de sentadillas – me dice extendiendo su mano.

Me arrepiento de escogerle como entrenador, me dejé guiar por su evidente belleza física, nunca pensé que era para compensar su personalidad tan dura.

–hoy ya no puedo –

–tu no decides eso, ¿recuerdas tu meta? – pregunta

–ser una Kardashian – cerré mis ojos intentando descansar, al coño que este en medio gimnasio.

–no esa, la otra – reclama.

–mejor salud física – hice una mueca. A la mierda la salud física.

–ahora de pie – ordena.

–no, yo te pago, soy tu jefe, es todo por hoy – intente sonar dura, pero el miedo me comía por dentro.

–esta bien – dijo, pero el tono de su voz me dio escalofríos – pero mañana será el doble y te dolerá el tripe – di un respingo abriendo mis ojos al escucharlo tan cerca.

Sus ojos estaban sobre mí, se había puesto de cabeza quedando tan cerca de mi rostro que deje de dar fuertes exhalaciones cerrando mis labios para evitar soplarle la cara. ¿y si mi aliento apestaba a miseria y agonía?

–te estas poniendo morada – me dijo casi en un susurro.

–estas muy cerca – dije exhalando.

Riendo se movió, y se posiciono sentándose a lado de mi cuerpo. Por instinto le regrese a ver y luego atrás de él, el espanto y vergüenza se hicieron presentes.

El lugar estaba lleno de espejos, pero con el tiempo empiezas a ignorarlos, así que, la imagen que visualice en aquel momento no fue bonita. Mi cara roja y no de un lindo color carmesí, si no de un rojo tomate, muy intenso, mis pocos cabellos sobresalían del listón y una capa goteante de sudor recorría cada parte de mi piel expuesta, y las partes cubiertas por la ropa vieja deportiva tenia grandes manchas de humedad.

–ve a las duchas, terminamos por hoy – me libero al darse cuenta que realmente ya no avanzaba, extendió su mano para ayudar a levantarme.

Lo pensé por unos segundos, estaba tan cómoda que hasta pude quedarme a dormir ahí.

–quiero cerrar, estoy cansado – me apuro moviendo la mano.

–¿cansado? – dije con ironía, tomé su mano intentando levantarme, al sentarme de golpe mi abdomen dolió, logrando que una queja aguda saliera de mi garganta.

Dorian contuvo su risa a lo que yo solo rodee mis ojos.

–maldito sádico, lo disfrutas – dije ofendida.

Cuando logre que el dolor cesara, tome aire y agarrando con fuerza su mano, tome impulso y me dispuse a levantarme, mi cuerpo me hizo una mala jugada cuando mis piernas apenas reaccionaron ante punzadas de dolor, me tambalee hacia adelante con poco control sobre mi cuerpo, caí sobre el de Doria con una de mis piernas entre las suyas, levanté mi mirada instintivamente buscando ayuda.

–mis piernas... – balbuce – mis piernas están entumecidas – dije como una excusa y a la vez asustada por la falta de movilidad de estas – ayuda – susurré con vergüenza.

Sentí como sus manos caían en mi cadera y mi cuerpo se tensó, apretó con fuerza intentando levantarme, pero fue inútil. Una razón mas para estar en el gimnasio, bajar de peso.

–esta bien, tengo que... – carraspeo.

–si, si, entiendo – le corte.

Sus manos se posicionaron en mis glúteos, supuse que intentaba no parecer un morboso ya que su toque era plano y casi recto, logrando que sus manos se resbalaran. Le escuche susurrar un "demonios" y luego de unos segundos volvió a posicionar sus manos en aquella zona, pero fue diferente, sus manos apretaron y levantaron mi cuerpo, mi cuerpo reacciono solo y un suspiro profundo salió de mis labios, casi fue morboso.

Cerré mis ojos muriendo en vergüenza, sus manos seguían ceñidas en mi trasero con un apretón algo brusco, poco a poco fui abriendo mis ojos hasta encontrarme con su rostro serio.

–lo siento, lo siento – me disculpé.

–esta bien – esta vez su voz sonó diferente – voy a recostarte ¿vale? – asentí y acto seguido con una mano me recargaba para no golpearme contra el piso. Volví a estar contra el piso solo que esta ves él estaba sobre mí – tal vez si me excedí...

No le respondí, solo podía pensar como mi pelvis se rozaba contra su entrepierna, alzo mi pierna entumecida, separándose un poco la puso sobre su hombro y acto seguido se empujo contra mi cuerpo. Solté un suspiro de alivio, porque a pesar de que causó tensión en el musculo, sentí como poco a poco este se relajaba de la manera correcta.

Eche mi cabeza hacia atrás mientras él repetía la acción alternando entre las dos piernas.

–no hagas eso – si antes pensé que su voz había cambiado, esta vez no solo me estremeció, si no que mis piernas temblaron y una punzada placentera tomo mi entrepierna.

–¿Qué cosa? – pregunte casi en un susurro, los espasmos de mi cuerpo que trataba de ocultar no me permitían hablar como una persona normal.

–cerrar tus ojos y echar la cabeza hacia atrás, es como si estuvieras por... – lo vi tragar con fuerza y mis mejillas se llenaron de sangre – solo no lo hagas

Evite hacerlo y con el siguiente masaje en mis piernas le mire fijamente, lo mas que pude.

–diablos eso fue peor – dijo y de un momento a otro la situación se tornó.

Tomo mis piernas y las llevo con fuerza a donde estaba, enredo mis piernas en su cadera y antes de que pudiera reaccionar su boca estaba sobre la mía, mordiendo y pasando saliva.

Un gruñido salió de mis labios cuando empezó a mover sus caderas contra mi entrepierna, pero esta vez era diferente, era con intensión, como una pequeña tortura placentera que nos embriagaba ambos. Volviéndonos adictos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro

#york