A veces sufro más por darlo todo que por amar en sí.
A veces me gustaría elevarme al cielo y hallar mi propio paraíso.
A veces... hay tantas cosas que me gustarían, como volver el tiempo atrás, tal vez. Sería un consuelo, porque por lo menos estaría repitiendo esas cosas bellas que no volverán a suceder nunca más.
Es por esa razón que quisiera revivir cada momento, cada segundo, y atesorarlo en el alma, donde solamente tú y yo estamos, donde somos un recuerdo fugaz, inaudito, increíble, pero somos. Lo somos, porque fuimos. Es triste hablar en pasado, pero lamentablemente el tiempo nunca se detuvo, continuó, aún cuando yo sigo viendo tus ojos y no puedo arrancarte de mi alma, no puedo olvidar tu manera sutil de hacerme el amor, de acelerar mi respiración, mi pulso, mis ganas de soñar y que todo se resuma a ti, que eras el libro perfecto que leería mil veces.
Eres ese libro que yo nunca me cansaré de hojear en las memorias más lejanas que aún poseo, aunque duela, aunque duela tanto recordar lo que éramos, aunque duela tanto saber que esas cosas nunca más volverán a ser exactamente igual.
Creo que las historias de amor son las más bellas y las más dolorosas... si tan solo tuviera el poder de regresar todo atrás, juro que haría todo completamente diferente, no te decepcionaría, te haría sentir orgullo por la persona en la que me convertí.
Pero solamente duele. Duele pensar en una posibilidad inexistente hoy en día.
Duele tenerte lejos de mi alcance, duele demasiado, pero duele todavía más el saber que estoy condenada a amarte eternamente, cuando quizás encontrarás nuevos caminos por andar y yo me quedaré atrás.