Y la vida pasó frente a tus ojos.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Creo que la vida da mil vueltas y, cuando no aprendemos de nuestros errores o no logramos entenderlo, regresamos al punto de partida, casi como una maldición, como repetir el ciclo de nuevo y aprender la lección.
Creo que la vida es efímera, sorpresiva y todo lo que creemos conocer, en verdad no es más que el 1%, porque existe un trasfondo mayor y porque somos más de lo que nosotros mismos podríamos llegar a comprender.
A veces no está mal decir que nos conocemos y que sabemos a lo que nos enfrentamos... simplemente subestimamos demasiado al destino, a la vida y sus mil volteretas.
Mil veces he llegado al punto de vacío emocional en el que me digo: ¿qué es lo que falta? ¿En qué estoy fallando? ¿Estoy siendo egoísta al sentirme así, cuando tengo una familia que me ama, amigos que están para ayudarme? Nunca me ha faltado un plato de comida en la mesa, ni un abrigo en el invierno, ni tampoco hay goteras en mi techo, no vivo en un rancho donde la humedad se cuela por doquier, ni tampoco donde el piso es de tierra y paso frío en los inviernos y calor insoportable en verano.
Tal vez me quejo por todos los lujos y comodidades que tengo, porque la he pasado mal emocionalmente y es un hecho que mi mundo interno es una mierda, pero no la paso tan mal comparando con otras personas que están en hospitales tiradas y enfermas, en psiquiátricos porque poseen enfermedades mentales severas o en asilos porque sus hijos ya no pueden cuidarlos.
Tal vez sí me quejo por tener demasiado, porque a veces tener tanto nos termina volviendo vulnerables, frágiles e infelices.
No existe dolor más feo que el de saber que la vida pasa frente a tus ojos y todo da vueltas, pero nada parece tener sentido... Y hasta lo más efímero puede ser la eternidad en un segundo. Irónico, pero cierto.
Puedes sentir que estás muerto en vida, o que estás vivo aún en la muerte misma.
Simplemente quisiera hallar el sentido a mi propia existencia, porque los seres humanos no estamos preparados para descubrir que nuestra existencia no tiene un porqué, ni mucho menos sentido, porque queremos creer que cumplimos una misión, que tenemos objetivos, pero he aquí lo que nadie quiere oír: no nacimos con un propósito, más bien, al crecer vamos adquiriendo metas, deseos o desafíos.
A veces quisiera saber por qué hay tanto ruido en el mismísimo silencio y por qué escucho voces en mi cabeza, cuando nadie está hablando. No son personas, son mis propios pensamientos hablando dentro de mí y repitiendo mil errores cometidos, mil recuerdos que no volverán, mil momentos que quedaron enterrados para siempre y mil cosas que quisiera repetir, pero que lamentablemente son tan bellos que se volvieron eso: un deseo, un anhelo de que vuelvan a suceder, y quedaron en los peldaños del alma, suplicando por llegar a la cima y materializarse, pero jamás lo harán.
La persona que tú amas, quizás era lo que esperabas, lo que tanto le pedías a Dios, al Universo, al destino y a la vida, pero simplemente no nació para estar contigo, no está hecho para coincidir por mucho tiempo contigo en este mundo.
Porque a veces el destino no es algo que está marcado, mejor dicho, es el resultado de nuestras acciones, y estas son las mismas que repercuten, tarde o temprano, en un futuro lejano o cercano.
A veces no importan todos los «te amo» del mundo, ni cuánto uno de los dos se esfuerce en darlo todo, porque eso suele ser desgastante, dañino, nocivo y tóxico... Es un constante: «Te amo, lo daré todo por ti, así y tú no me des nada». No, las personas se cansan de dar sin recibir nada a cambio y conformándose con migajas, hasta el que más soporta es el mismo que mañana se va sin voltear hacia atrás. Porque no se suelen pedir bienes materiales a cambio, sino detalles, comprensión, cariño, amor, preocupación... Eso es lo que solemos buscar y lo que desearíamos recibir, pero eso no siempre suele suceder. Y es seguro que el que daría todo por ti, es el mismo al que jamás le prestarás atención, porque la vida es así.
Tú valoras lo que tienes cuando lo pierdes y tú valoras la vida cuando entiendes el sentido de esta y los motivos que tienes para vivir, y te das cuenta de que el tiempo pasa rápido cuando creces y eres consciente de las horas, de los tiempos y de que las manecillas del reloj no se detienen.
Y entonces, solo entonces, te das cuenta de que la vida pasó frente a tus ojos y no te diste cuenta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro