Eso que sentimos y no decimos

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Disclaimer: El universo Potterhead, sus elementos y personajes pertenecen a J. K. Rowling, y a ella corresponden todos los créditos.

Uso de elementos canon y headcanon porque sí y en función de esta historietita, ¿vio?

Dedicado a mi amista' que no me lee, pero sabe qué es esto... digo, ¡Eso!


I

Nadie debía enterarse de lo que hizo. Sobre todo, porque prometió no estropear la única oportunidad que tuvo de estudiar ahí. Sin embargo, no llevaba ni medio año que ya había arruinado todo.

Taehyung lo mataría.

Oh, por favor, ¿cómo va a convencerlo de que, en lugar de destrozarlo y hacerlo papilla para el calamar gigante, le ayude a deshacerse de... Eso?

Y se refiere a eso como Eso porque eso no tiene nombre, ni especie, ni categoría. Es un rechoncho y colorinche Eso que, ahora mismo, representa su condena.

¿Valdrá de algo la impecable prolijidad con la que trabajó, pese a que al final lo arruinó?

Mcgonagall podría hasta elevar una comisura en aprobación cuando vea qué tan bien transfiguró aquel mazacote de plastilina que le sobró de una manualidad de su escuela muggle. Y Snape... bueno, él podría simplemente bufar por la puntiaguda nariz en una especie de aprobación por haber tenido las agallas de colarse en su saloncito de pociones a robarle. Claro, ambos profesores luego quitarían puntos; Snape con placer hasta se carcajearía en sus aposentos cuando vea descender de la escala a los magníficos Gryffindors que, este año, y por la incorporación de Jang Dahye a capitana del equipo de quidditch, copaban la lista para ganar la Copa de las Casas.

Sin embargo, estaba divagando, escondido detrás de una de las estatuas cerca de las mazmorras donde TaeHyung convive con sus queridos Sly. Piensa, mientras susurra el hechizo para enviar la grulla de papel, que si lo atrapan en una zona no permitida para otro que no sea Slytherin, fuera del toque de queda, incrementarían su castigo.

Bufa, ¿de qué se preocupa si de todas formas acabará expulsado?

Y no es todo, será el hazmerreír de esta generación. Por suerte, ya no hay —tantos— prejuicios para los mestizos por lo que no tendría ese estigma. Solo cargaría con el mote de Kim Seokjin y la habilidad secreta de estropear su futuro. Título largo, es verdad, pero no tenía mente para algo más breve y original. Y no tenía mente para inventar algo que evite que Taehyung, quien habiendo recibido su mensaje ya acudía a su encuentro, lo asesine.

—¿Qué hiciste? —dice, sin saludarlo. Su rostro enrojecido seguramente porque las mazmorras tienen las calderas altísimas para evitar que las serpientes se congelen—; y no vengas con cuentos, sé que algo hiciste porque me llamaste "compis" y jamás en tu vida usas apodos tan cursis para referirte a mí.

—¿Qué? ¡Claro que te digo cosas lindas! ¡Eres mi amigo! ¡Mi hermano de otra Casa! ¡La serpiente con la que quisiera hacerme un par de guantes! —Al final, Seokjin desistió de su fachada y dejó caer los hombros derrotado; la expresión de su amigo era chistosa, un berrinche tonto, mientras aguarda, cruzado de brazos, con su pijama verde con serpientecitas bebés—. De acuerdo, te diré qué hago aquí, rompiendo las reglas, arriesgando mi pellejo, haciendo caso omiso a las más que respetables normas de...

—Corta ya, escupe tu pecado.

—Los que escupen son ustedes. Veneno, serpientes ¿te suena? -provocó, ganando que su amigo le apunte con la varita—. Uff, qué sensible.

—Ve al punto o me iré y te jodes.

Supo que no podía seguir estirando los límites por lo que, respirando hondo, sacó de su túnica, del bolsillo que conjuró para que se extienda hasta límites impensados, eso.

Kim Taehyung, al ver lo que traía en sus manos, jadeó asqueado e impresionado. Ligeramente curioso. Algo enternecido. Pero todo se evaporó cuando captó la culpa en la expresión de Seokjin, quien, ahora que reparaba en su forma de vestir, no traía ni la túnica del uniforme, ni su pijama con leoncitos. Apenas un jean y una remera muggle del recital de Poltergeist7 al que asistieron hace tres años.

—¿Qué es esto? —susurró, viendo a Eso dormir.

Eso —contestó.

El Sly tenía una paciencia corta, sin embargo, esta vez se controló de maldecir a su amigo porque vio que el otro parecía a punto de estallar en llanto. No es que Seokjin llore, pero haría como que sí y sería un espectáculo tortuoso. Y Taehyung tenía demasiado sueño; se había quedado dormitando en los sofás de la sala común de las serpientes hasta que fue llamado. Por cómo todo estaba en silencio, sabía que estaba a nada de amanecer.

—Explícate, con palabras y sin tantos gestos —Porque sí, Seokjin tendía a gesticular demasiado cuando trataba de ordenar sus pensamientos—. Dime cuántas reglas rompiste con esto.

Seokjin contó con los dedos hasta que se rindió:

Eso. Podría estar mañana a esta hora recibiendo un sermón de mi madre por haberla jodido para venir a Hogwarts y luego, haberla jodido y que me echen.

—Genial, perfecto —Movió la varita Taehyung, pronunciando un Lumos que despertó a Eso—. Oh, sus ojitos son... ¿tres?

Pero Seokjin no habló, esta vez, Eso fue el que respondió:

—Sí, son tres mis ojos —Su voz era suavecita, como la de un tierno adefesio—. Así como las tres fotos que ocultas de Jeon JungKook en tu baúl personal.

Y ahí supo Seokjin, viendo cómo el semblante de su amigo cambiaba de ternura a susto, a enojo, y a incredulidad, que lo mataría antes de probar el desayuno.

II


Taehyung no mató enseguida a Seokjin, al contrario, le perdonó la vida cuando Eso reveló que Seokjin tenía un envoltorio escondido de una rana de chocolate que Jung HoSeok había dejado caer cuando le preguntó por un libro. Estaban a mano, consideró el Slytherin, tras comprobar cómo su amigo balbuceaba y le cubría la boca a Eso por delatarlo.

—¿Así que Eso revela los secretos? —confirmó Taehyung cuando la criatura comentó el promedio de cuántas veces pasaba por las gradas "casualmente" cuando Jeon JungKook, de Gryffindor, entrenaba Quidditch—. Déjame que lo estrangule y acabamos con esto.

Eso —corrigió Seokjin, distraído.

De él contó cómo fingió un desmayo en segundo año en su anterior colegio mágico para que Jaebeom, su crush de entonces, lo asistiera, puesto que era ayudante en la enfermería.

Taehyung se burló y luego se quedó pensativo. Estaban en una aula vacía, el sol anunciaba que en una hora o un poco más servirían el desayuno y deberían mezclarse en la horda de estudiantes adormilados que se dirigían para el gran comedor. Ya habían llamado con un accio sus uniformes, pero se negaron a volver a sus Casas porque Eso parecía que tomaba más y más fuerzas.

Habían tratado de enjaularlo, de adormecerlo, paralizarlo, y nada. Eso seguía apareciendo en el bolsillo de Seokjin y ahora, que parecía haberle tomado cariño a Taehyung, también lo seguía. ¿Por qué actuaba así? Pues, todavía estaban aturdidos por Eso como para pensar una respuesta.

El Sly tomó a la criatura. Era tan pequeña que cabía en las manos, su piel era maleable como la plastilina de la que surgió, y con tantos colorcitos que en lugar de querer estrangularla, lo que deseabas era apachurrarla. Y así hizo Taehyung cuando no pudo matarla, la sostuvo contra su pecho y sí que casi la asfixió cuando reveló otro vergonzoso secreto. Ahora, involucrando alcohol, un chico X, y un sofá.

—Lo mejor es que hablemos con Hagrid —propuso Seokjin, bostezando.

Eso dijo:

—Hagrid, quien confió que devolverías los huevos que Aragog puso cerca del Bosque Prohibido y en su lugar los arrojaste al lago —No, entonces no podían llevarlo con él.

—¿Cómo haremos para ir a clases sin que lo descubran?

—No podemos ir —dijo Seokjin, tomando a Eso y callándolo cuando contó cómo habían mentido sobre haber votado en las votaciones estudiantiles y en su lugar habían escapado a un cine muggle—. O ve tú, yo me quedo controlandolo.

—Me seguirá —se lamentó Taehyung cuando Eso, tras contar otro secreto suyo, saltó a sus brazos. Temeroso de ser abandonado—. ¿Entonces?

—Entonces —dijo el Gryffindor, reuniendo el coraje característico de su Casa—, iré ante la Directora y diré la verdad.

—¿Dirás que soy un regalo para Jung HoSeok, de quien te has enamorado?

Taehyung abrió grande los ojos y casi pierde sus anillos, que se quitó para juguetear, al saltar de la banca donde se había sentado. Se puso en pie para acercársele y sacudir a su amigo entre contento, por al fin tener la admisión, y asustado, porque, después de todo, si Eso era un producto fallido ¿que había querido hacer Seokjin originalmente?

Solo que no pudieron hablar porque alguien, sin que ellos notaran siquiera que estaban tratando de abrir la puerta, irrumpió en el aula.

III


Min YoonGi era de Hufflepuff.

Muchos dudaban de la asignación del Sombrero Seleccionador, pero bastó que el chico conociera a Park JiMin, el Slytherin que conquistó a todos con su sonrisa de eye-smile, para entender la decisión de enviarlo a la casa de los tejones. Aquella ardua dedicación para conquistarlo, prolongado por el Sly que se beneficiaba de las atenciones, demostró lo perseverante y lo trabajador que era Min cuando establecía una empresa.

—JiMin tiene preparado un disfraz de Kumamon para celebrar tu cumpleaños aunque este sea apenas de una ínfima pieza y... —Pronto, JiMin cubrió la boca de la criatura.

El Hufflepuff sonrió enrojeciendo cuando las miradas de los otros dos chicos en el salón fueron de él a su pareja.

—¿Por qué tienen esto en la escuela?

Eso —corrigió Seokjin cuando recuperaba su creación, que dijo cómo había intercambiado las macetas de herbología con YoonGi porque su planta verrugosa había sido mal podada y destilaba pus—. Lo siento.

La mirada del chico fue severa y sí, dio miedo. Y de ahí que venían los cuestionamientos de por qué no estaba en las filas de las serpientes. Solo que, cuando JiMin lo enroscó en sus brazos y susurró algo que parecía un siseo pervertido, este se ablandó, sonrió e hizo perder cualquier duda.

—Llamemos a Lee JiEun —propuso JiMin, sonriendo cuando Eso contó que YoonGi estaba componiendole una melodía—. Te amo, YoonYoon.

—Y yo, pero quiero que esto deje de delatar nuestras sorpresas —refunfuñó el Huffy, arrugando la naricita y compitiendo en ternura con la criatura.

Eso —volvió a corregir Seokjin, buscando entre sus notas, un par de libros de bolsillo, algún contrahechizo—. Diablos, creo que no debí acudir a la zona prohibida en la biblioteca.

—¿Cómo es que entraste ahí sin que te castiguen? —preguntó JiMin. Eso, comodísimo con Taehyung, que estaba acariciándolo distraídamente, mencionó que él, aprovechando que Seokjin ayudaba en la biblioteca, también iba a esa zona sin recibir reprimenda. Aclarada la duda, JiMin repitió—: llamemos a JiEun, ella sabrá qué hacer.

—¿La Ravenclaw de último año? —preguntó Taehyung—. ¿No creen que involucrar a más personas sería peligroso?

—Además, JiEun no es amiga nuestra y podría delatarnos antes de pensar cómo ayudarnos a salir airosos. Es prefecta, por si lo olvidan —Seokjin razonó.

—Nosotros no somos sus amigos —dijo JiMin, descorazonado, pero sincero.

Taehyung lo entendió; Seokjin se ofendió, arrugó la frente y dijo:

—Pero, amigo Sly —recalcó el amigo, enfatizandolo con desdén—. Si me delatas, diré qué tanto hacen aquí, y diré tanto más cuanto se me ocurra para que los atrapen.

—Atrévete —dijo YoonGi, encarando a Seokjin, quien no se amedrentó y hasta adelantó un paso también.

Eso, viendo la tensión y con un sentido inoportuno de lealtad, algo no tan raro puesto que era creado por un Gryffi, mostró una graciosa sonrisa y soltó:

—No solo vienen a hacerse arrumacos, también YoonGi disfruta mucho cuando JiMin le...

Y claro, tras tamaña revelación, JiMin cedió y su novio igual, aceptando ser amigos —no por decisión, pero aprenderían a quererse, supusieron. Y, pensándolo con calma, ¿cómo negarse a ayudar a quienes tenían aquella adorable arma capaz de contar cada absurdo y bochornoso secreto suyo?

IV


Llevaban más de media mañana dando ideas para eliminar a Eso, que, a la par que los avergonzaba, les despertaba un cariño inmenso. ¿Cómo odiar una bolita colorinche que tenía tres preciosos ojitos claros y una boquita primorosa?

—Seokjin ha estado intercambiando las respuestas del exámen de Aritmancia con Jeon JungKook —soltó Eso, y la anterior pregunta, para Seokjin, no contaba. Él estaba empezando a odiarlo, la criatura dijo—: No me odias, solo estás frustrado porque arruinaste el regalo para tu amado.

—¿En serio, Seokjin? —preguntó Taehyung, enrojeciendo cuando algo suyo también fue expuesto. Lo ignoró—. ¿Cómo que te hablas con él y no me dijiste?

—Surgió una extraña alianza cuando nos castigaron por saltearnos esa clase de hombres lobo, Snape, bla,bla, abran en la página 394, bla. Creímos que Lupin no notaría las ausencias ¿recuerdas? Esa vez que ustedes hablaron y te quedaste como bobo sonriendo todo el mes.

Taehyung enrojeció y exclamó:

—¡No sonreí como bobo por todo un mes!

—No —dijo Eso—. Hasta ahora sonríe como bobo y han pasado tres meses.

—Okay, permítanme intervenir —dijo JiMin, quien sostuvo a Eso cuando este estiró sus rechonchos bracitos en su dirección. Otro secreto fue dicho e ignorado—. Aunque me dé repelús tratar con Gryffis como ese presumido, podríamos llamarlo. Él tiene la misma moral cuestionable que Seokjin, por lo que, si lo ensuciamos un poco, no dudará en regalarnos su lealtad.

—Chim, das miedo y me encantas —dijo YoonGi, besándole un ojo puesto que Eso se interpuso para recibir cariñitos—. Aish, ¡deja ya!

—¿Como dejaste tú de acudir a Hagrid para que este te ayude a superar tu miedo irracional a las plumas?

—¿A las plumas, YoonGi? ¿En serio? —Se rió Taehyung; cuando lo delataron, calló. Luego, dio con lo que había dicho JiMin y se asustó—. ¡No podemos llamar a JungKook!

—¿Por qué? ¿Temes que Eso le diga lo que sientes por él? —JiMin chasqueó la lengua—. Ya lo sabe, todos lo saben, eres demasiado obvio.

—¿Lo soy? —consultó Taehyung a su amigo.

—No, para mí no —repuso Seokjin.

Pero YoonGi agregó:

—Lo dices porque tampoco notas qué tan obvio eres tú con HoSeok.

Así se les fue la charla, negando obviedades, insultandose, haciendo tratos, dando ideas, descartando otras. Y fue medio día cuando notaron que habían perdido todas sus clases de la mañana —suerte que también perdieron Herbología— y que ya el hambre era mayor puesto que ni habían desayunado.

—Salgamos de aquí, caminemos los cuatro muy juntos —YoonGi dijo— y controlemos a Eso. No hagamos contacto visual con nadie, nos sentamos en la mesa de mi Casa, que, lo siento, pero han de admitir que es la más amigable, y comemos. Luego vemos qué diablos hacer con esto.

Eso —repusieron los otros tres, pero asintieron de acuerdo.

Se dispusieron a salir, esperando que el camino al Gran comedor se halle despejado.

V


Hicieron tal cual propuso YoonGi, llegando a lo último a almorzar. Se atiborraron de toda la comida que encontraron porque no sabían cuánto más iban a estar atrapados con Eso. Incluso, discretamente, Taehyung le dio bocaditos de su pan de miel a la criatura que, contenta, reveló un secreto suyo.

El plan de evitar a todos, marchaba de momento sin fallas. Solo que no contaron con que alguien se les acercara directamente. Y cuando estuvo ya a su lado, tomando asiento junto a Taehyung, que estaba alimentando a la criatura, fue demasiado tarde para escapar.

—¿Qué es eso? —quiso saber JungKook, haciendo que los cuatros se sobresalten.

—¡JungKook! —regañó Seokjin—. Debes irte...

El terror fue latigazo frío para Taehyung y para los demás cuando Eso saltó de su regazo al de JungKook y, con una sonrisa brillante, contó:

—JungKook no atrapó la snitch honestamente en el último partido, lo hizo hechizando la escoba de la buscadora de Ravenclaw.

La incredulidad del Gryffi fue chistosa para los otros, quienes sintieron pena por el que, sin saberlo, había caído en una trampa entrañable. Levantando la mirada, JungKook observó a los cuatros, pero se dirigió a Seokjin puesto que fue el que le ordenó irse hace instantes.

—¿Qué es esto?

Eso —corrigió Seokjin, tomando a la criatura que soltó:

—Seokjin sabía que JungKook hizo trampa y distrajo al relator, Minhyuk, de Ravenclaw, para que no vea y lo acuse.

JungKook ladeó la cabeza pensativo, luego se encogió de hombros.

—Qué más da, ya pasó ese partido. Ahora, ¿qué es eso?

—El regalo maldito que Seokjin quería hacerle a HoSeok —explicó JiMin, bebiendo un poco de jugo de calabaza.

—¿Eh? ¿HoSeok? ¿El musculito golpeador de Hufflepuff?

—No, ese es Lee HoSeok —aclaró YoonGi—, Seokjin está enamorado de Jung HoSeok, el Slytherin bailarín.

—Aunque a Seokjin le parece lindo Lee HoSeok también —dijo Eso, y sus últimas palabras fueron un susurro debido a la mirada de odio que se ganó de su creador. El monstruito se encogió en el lugar, formando un mohín con la boquita.

—¿Has visto? La criatura te respeta, no te obedece, pero sí está atenta a tus reacciones —apuntó Taehyung, hablando por primera vez desde que JungKook se sentó junto a él—. Eso debe significar algo.

—¡Significo una confesión! —respondió Eso, creyendo que lo nombraba—. Significo confesión, confesión, soy verdad no dicha, soy...

—Una molestia —escupió Seokjin, cansado, con sueño, y negándose a darle lugar a la criatura cuando esta buscó refugio en su bolsillo. Eso gimoteo tristón, pero fue ignorado—. Bueno, Jeon, bienvenido al club. ¿Alguna idea para deshacernos de esto?

Eso —corrigieron los otros, JungKook incluído.

Lo cierto es que mientras más tiempo pasaba, más Seokjin perdía la paciencia. No había sido su intención causar tanto revuelo, apenas quería darle un obsequio al chico que tanto le gusta. Del que, bien reveló Eso, está enamorado. Llevaban conservando mucho en sus turnos de ayuda en la biblioteca, cuando HoSeok iba a verlo. Al principio, apenas conversaban torpemente sobre cualquier banalidad, pero pronto se interesaron uno en el otro y se compartieron cosas que con otros tal vez no podían. Surgió cierta complicidad. Seokjin le habló de lo que fue la transición del mundo muggle al brujo, cómo se hizo amigo de Taehyung durante la última etapa del curso de su escuela anterior y que aún lo eran pese a ser enviados a Casas rivales. HoSeok le contó sus planes de acabar la escuela y estudiar danza, que al ser sangre pura parte de su familia se sintió ofendida por no seguir con los negocios familiares y tanto más.

No está seguro de cuándo es que sus sentimientos pasaron del simple "me gusta" a algo más poderoso. Tampoco está seguro de que HoSeok se sienta igual que él. Es decir, era difícil de saber cuando HoSeok resplandecía tanto como un fénix que arde en nueva vida, era simpático con todos y regalaba sonrisas tan hermosas que podías olvidarte que existe un verdadero Sol que alumbra a diario, porque bastaba el brillo de la alegría de Jung para competirle.

Según Taehyung, el chico sí que correspondía sus sentimientos. Pero a Seokjin le costaba creerle puesto que ¿qué podía hacer él con la terrible competencia que había para conquistar al Sly sonriente y bailarín?

Pronto, pusieron al tanto a Jeon JungKook de la situación. Y cuando volvió a ser delatado apenas si le importó. De todos modos, era secreto a voces que él peleaba con Kim YuGyeom y que juraban odiarse cuando en realidad eran compañeros de bromas y apuestas.

—Vamos a preguntarle a un azulito —habló JungKook, amasando la piel blanda de Eso y haciendo que la criatura se ría; a su lado, Taehyung sonrió también—. Ellos se supone que han de ser los cerebritos ¿no?

—No —dijo JiMin, rodando los ojos—. No hay que estereotipar ¿o te olvidas de nuestro compañero de Defensa contra las artes oscuras? El tal JooHeon, es un Rav. Él es bueno aparentando erudición, pero le cuesta toda asignatura, como a la mayoría.

—Sí, es verdad —concordó YoonGi— ¿Te olvidas de JiYoung? ¿La Gryffi que hechizó todas las bancas para que no podamos levantarnos de la clase de Historia de la Magia el día que el profesor decidió adelantar horas y debimos ocupar recreos para recuperarlas? Ella tiene madera de Sly, en mi opinión.

—Y tú mismo, YoonGi —dijo JungKook—, todos creen que eras una serpiente, pero mírate, todo sonrojado por los besitos que te da tu novio.

—Y tú quieres besar a... —Pero JungKook le tapó la boca a Eso, a tiempo, visiblemente aterrado de lo que este diría—. Deshagamonos de esto, por favor.

Eso —corrigió Seokjin, enarcando una ceja cuando la criatura lloriquea para ser liberada.

—Taehyung —dijo entonces Eso, pero el aludido estaba concentrado leyendo nuevamente las notas de Seokjin y no captó lo ocurrido. Los demás, por mudo acuerdo, se abstuvieron de intervenir.

—Tae... —susurró Seokjin cuando vio pasar por detrás de él a uno de los profesores, Flitwick, quien al verlos todavía ahí les recomendó a irse a sus salas comunes—. ¿Vamos a la Torre de Astronomía?

—Sí, creo que será lo mejor.

Se ponen de pie, yendo despacio y bien juntitos con Eso entre ellos, oculto en la túnica de Jeon. Llegan a las escaleras y Seokjin suspira cuando la culpa le trepa por la garganta. Decide hablar:

—Chicos, si les parece bien, preferiría quedarme a solas. Ya resolveré qué hacer con esto.

Eso —corrige TaeHyung, sonriéndole—. No pienso dejarte solo, "compis", si te hundes, nos hundimos a la par.

—Y yo con ustedes —dijo YoonGi, también sonriendo—. He aprendido a soportarlos en este corto tiempo, ¿Chim?

—Okay, me quedo —JiMin abrazó a YoonGi.

Entonces, todos miraron a JungKook, que fue el último en incorporarse al grupo ecléctico. Este se mordió los labios y compartió una mirada enigmática con Seokjin, que rodó los ojos y asintió. Sí, él sabía bien qué ocurría, solo que, no quería entorpecer nada. Hasta que JungKook decidió quedarse, y Eso, vitoreando, saltó hasta él y dijo:

—Te emociona quedarte porque podrás hablar con Taehyung —y el mencionado, enrojeciendo casi tanto como las banderas Gryffis, boqueó sin saber qué decir.

Pero fue JiMin quien decidió salvarlos.

—Vamos, vamos —apuró, empujando a Jeon—. Ya habrá tiempo para eso. Eso de ustedes, no Eso de criatura —aclaró, por las dudas.

—JiMin está tomando nota para escribir en su columna de chimentos en el diario escolar —contó Eso, y agregó—: él es Bolita de arroz.

Bolita de arroz, o el tormento de todos, puesto que solía escribir detalladamente, agregando intriga y drama innecesario, a chismes del colegio. Seokjin se había visto varias veces involucrado, Taehyung solo dos veces, JungKook era el tema que más rentaba así que competía con Seokjin. Y YoonGi, bueno, ahora sabían por qué nunca se vio afectado por ese quisquilloso columnista. Por el bien de la causa, decidieron no cobrarselas, de momento.

Una vez encerrados en la Torre de Astronomía, se dedicaron a leer los libros que Seokjin había recolectado de la zona prohibida. Quizá él, con el cansancio y el susto, pasó algo importante por alto. Mientras era Taehyung lidiaba con Eso, que saltaba por el lugar, rebotando y disparando secretos.

En el tiempo que llevaba con la criatura, Seokjin notó, curioso, cuánto guardan las personas para sí. Y se sintió mal por haberles hecho vaciar el costal de secretos a sus compañeros.

—Me rindo —dijo JungKook, arrojando un libro al piso y recibiendo una reprimenda de Seokjin—. Lo siento, pero me rindo.

—No me sorprende, así son... —solo que JiMin no continuó cuando abrió grande los ojos—. Oh, jodido Merlín...

—¿Qué, qué? ¿Encontraste algo útil?

Las mejillas de JiMin se sonrojaron y negó. Algo brilló malicioso en sus ojos.

—No para esto —explicó, pasándole el libro a YoonGi que quedó boquiabierto y procedió a tomar notas de lo que halló su novio.

Eso —corrigió Seokjin, volviendo la vista a la ventana. Desde ahí podía ver el Lago y el sauce golpeador que ahora se agitaba furioso.

Achicando los ojos, percibió por qué tal actitud de la planta, y notó cerca la cabellera pelirroja de HoSeok que bailaba. Eso, viendo la sonrisa de su creador, saltó a su regazo y buscó la dirección en la que este veía.

Al notar a Jung HoSeok, no lo dudó y se arrojó al vacío.

VI

No hubo tiempo de alertar, Seokjin, YoonGi y JiMin corrieron al ver saltar a Eso por la ventana. Taehyung, quien estaba escribiendo un par de notas en los márgenes de una hoja que Seokjin había dibujado —en vez de prestar atención en clase—, solo vio cómo las túnicas de sus compañeros flamearon rumbo a la salida.

—¿Qué...? —Sin embargo, alguien se interpuso en su visión y elevó la vista dando con la sonrisa galante de Jeon—. ¿Qué...?

Sí, estaba algo adormilado por haberse desvelado y porque el perfume de JungKook parecía embotarle los sentidos. Brevemente se cuestionó si el otro no estaba haciendo uso ilícito de amortentia, mas lo descartó porque, con lo delicado que es el chico para los aromas, posiblemente rechaza ese tipo de pociones.

—Siento lo de ayer —dijo JungKook por fin, y sus mejillas adquirieron un tono rosado—. Fui un idiota.

—Lo fuiste —cortó enojado, recordando el episodio y reviviendo su bronca. No quería mencionarlo siquiera.

Por fortuna, Eso tampoco reveló qué había llevado a Taehyung a permanecer despierto hasta altas horas de la noche. Dando vuelta y enroscándose, como la buena serpiente que es, mientras sus pensamientos iban ahogándose en venenos, deseos de venganza, ligeros pinchazos de autoflagelo por haber sido tan iluso, pero mayormente deseos homicidas. Y todo por el maldito león que ahora se arrodillaba frente a él, tomaba una de sus manos y procedía a jugar con sus anillos.

—¿Puedo dar una explicación? Mira que antes de caer en esto...

Eso —corrigió Taehyung, negándose a verlo. Es que los ojitos de Jeon tenían constelaciones en su interior. Tal vez, si usaba los elementos de la Torre de Astronomía, daría con nuevas formación de estrellas, quizá galaxias, quizá más, dentro de aquellos ojos.

—Antes de verme envuelto con Eso —retomó— yo iba a verte.

—¿Y? Puedes irte, me has visto, sálvate antes que esto te hunda más.

Eso —corrigió JungKook, reteniendo la mano de Taehyung que intentó zafarse—. Anda, quiero decirte mis razones de haber hecho lo que hice.

Por un instante quiso ceder, mas era tan fuerte su orgullo que se levantó empujando a JungKook y cayendo sobre él atrapó las manos del Gryffi. Las elevó para dejarlo indefenso.

—Pues, vas a tener que inventar algo bueno para que me olvide de cuán canalla puedes ser leoncito —murmuró, y casi pareció acento pársel.

JungKook, que apenas reaccionó al cambio de posición, se halló sometido por el Sly y, dado que su Casa presume de un valentía absurda, en lugar de hablar sobre lo ocurrido soltó:

—¿Qué tal si, en vez de justificarme, te doy pruebas de por qué he estado actuando tan raro?

Y sí, el León dentro suyo lo llevó a elevarse lo suficiente para tomar la boca de la Serpiente en un beso, el primero, que los hizo ver estrellas.

Suerte que estaban en la torre de Astronomía, ¿no?

De parte de Taehyung, este beso no era el primero. No, él ha besado a otros chicos antes; sin embargo, ¿qué era lo que hacía que su rostro se caliente, sus labios hormigueen y se vea peleando por el control de un juego que era ganar-ganar? ¿Acaso esto causaba besar a quien amas? Pues, vaya, diganle que es un Huffle, pero sí, podría escribir los versos más cursis esa noche, decir, por ejemplo: que los labios de Jeon JungKook son arrebatadores, que causan tempestades en su interior, que si nadie ha inventado una arma capaz de destrozar al mundo es porque no pueden competir con la furiosa manera que tiene el Gryffi de expresarse con la boca: este beso le dice todo lo que, por timidez, torpeza, vaya a saber qué más, el Gryffindor no se atreve a pronunciar.

De parte de JungKook, este beso tampoco es el primero. No, él ha besado a otras chicas antes, —Taehyung su primer chico—; sin embargo, ¿qué era lo que hacía que su rostro se caliente, sus labios hormigueen y se vea peleando por el control de un juego que era ganar-ganar? ¿Acaso esto causaba besar a quien amas? Pues, vaya, diganle que es un Huffle, pero sí, podría escribir los versos más cursis esa noche, decir, por ejemplo: que los labios de Kim Taehyung son refugio, que causan una sensación de serenidad en su interior, que si nadie ha sido capaz de alcanzar la paz mundial es porque no han dado con el hechizo que conjura el Sly al expresarse con la boca: este beso le dice todo lo que, por orgulloso, torpeza, vaya a saber qué más, el Slytherin no se atreve a pronunciar.

Y entonces, ocurre. Ocurre que son dos chicos que se gustan, que se atraen, que han despertado al amor de su letargo y le han puesto a la labor de hacerlos perderse uno por el otro. JungKook suelta sus manos y las lleva a las caderas de Taehyung, y este, con las manos desocupadas, hace enseguida que se ocupen de deshacerse de lo que estorba: tanta ropa. Quieren sentirse, por supuesto que sí. Taehyung llama a su varita y pronto no hay túnicas, y JungKook ve en los ojos cafés de él, tras haberse separado para tomar un respiro y dimensión de lo que ocurre, que esto es otro juego. Que lo suyo es la persecución, la caza, la huída, el juego del gato y el ratón.

Oh, bueno, de la Serpiente y el León.

Por lo que, es turno de JungKook de llamar su propia magia para quitar otra prenda. Y así, hasta que son naturales al mundo, hasta que nada los cubre o los disfraza. Son enteramente ellos, tan propiamente JungKook, tan imposiblemente Taehyung, que la desnudez adquiere otro significado porque no va sola; no es física, es espiritual... es mágica.

Las sensaciones hacen que chisporroteen sus núcleos mágicos y disparen chispas a su alrededor, y no hay Lumos tan luminosos, ni Nox alguno que apague la pasión encendida de los dos.

Por lo que, ya no es preciso de palabras siquiera. Ni de nada más allá que sentir.


VII

JiMin corrió detrás de YoonGi y cuando vio que Seokjin salía del castillo, capturó a su pareja y lo arrastró hasta detrás de una estatua. La piedra animada les sugirió que, en lugar de hacer lo que él extraña hacer ahí a plena vista, vayan a la Sala de los Menesteres. Por supuesto, JiMin agradeció tan espléndida idea.

Una vez dentro, se aseguró de pensar qué era lo que quería y que la sala le daría y disimuló la risa al ver una cama. Claro, ellos tenían pendiente algo desde temprano.

—¿Por qué me trajiste aquí? —Se quejó YoonGi, deshaciéndose de los zapatos y arrojando la túnica lejos antes de acostarse—. ¡Quería ver si al fin Seokjin le confesaba todo a HoSeok!

—No te preocupes, Eso lo hará por él —JiMin imitó a YoonGi y saltó sobre el mullido colchón haciendo rebotar al otro por el gran impulso—. Ahora, ¿qué era lo que querías conversar conmigo antes de involucrarnos en esto?

Eso —corrigió YoonGi, acunando con su gran mano la carita del Sly—. Iba a contarte qué han dicho mis padres sobre la carta.

JiMin se desanudó la corbata, haciendo tiempo. Se sentó dándole la espalda a su pareja porque se asustó de lo que este le diría.

Hace unos días, YoonGi le escribió a sus padres que estaban juntos. Tenían planes de, aprovechando las vacaciones de invierno, viajar hasta Daegu y pasarla juntos. JiMin primero lo había invitado a su casa, en Busan, pero al contarle a sus padres que salía con un chico y que además este no era de su Casa ni de su condición social... pues, todo acabó en un vociferador que le escupió cada una de las fallas y decepciones que ha venido acumulando —dejar el quidditch para bailar, no ser sangrepurista, tener amigos mestizos y nacidos de muggles, viajar al mundo muggle, no ser perfecto en sus notas aunque sí es bastante sobresaliente y por último, ser gay y estar enamorado de un Tejón.

Claro, no es que su sexualidad fuera problema para el mundo brujo, solo que, para sus padres, sí. Cualquier cosa que él hiciera por fuera de lo que ellos dictaminaban era una falla; y JiMin lo sentía realmente, le pesaba decepcionarlos, pero no pensaba casarse con una chica que ellos eligieron solo para conservar un linaje puro.

—¿Qué dijeron, hyung?

Al oír la vulnerabilidad, el miedo de JiMin por la reacción Min, YoonGi sintió el corazón apretarsele.

Recordó aquel humillante vociferador que en pleno comedor gritó la furia Park al pequeño chico que se hizo todavía más chiquito cuando le cayeron los regaños. Incluso él, desde su mesa Huffy, escuchó claramente qué le dijeron. Y por supuesto, cuando fue mencionado e insultado, recibiendo miradas de todos los estudiantes y profesores, tuvo que hacer algo. Se había puesto de pie antes de darse cuenta y sin dudar fue hasta la mesa de los Sly, tomó aquel papel desgraciado y lo incendió viendo cómo este protestaba antes de quedar hecho cenizas.

Posterior a eso, abrazó a JiMin y le dio tal beso que había todavía pegadas fotografías de ellos dos. La imagen movediza captaba el instante en que JiMin le metía la lengua, incluso. Pero ¿qué más da esa exhibición? Él solo quería proteger a su novio.

—Oh, mi madre se enojó —abrazó a JiMin, enroscando sus brazos y posando las manos en el abdomen del otro.

JiMin cerró los ojos, dejándose caer sobre el pecho del hyung. Se sintió triste y culpable.

—Lo siento... —susurró. Al diablo su orgullo, su taimado modo de ser. ¿De qué le valía que lo consideren una serpiente ejemplar si esto no le garantizaba poder proteger a su novio?

Tal vez, le faltaba decisión. Él portaba orgulloso su emblema de Slytherin, pero sabía que aunque los prejuicios por casa se vieron menguados desde el matrimonio Potter-Malfoy, algunos, como sus padres, querían conservar formas arcaicas de enlace.

—No lo sientas —dijo YoonGi animado, besando el cuello de JiMin que se derritió al sentir la boca fina de su novio atacarlo—. Mi madre es la que debería sentirlo por apostar cocinar los platillos favoritos de mi padre. Aigoo~ no creí que fueran capaces de apostar de mi vida amorosa.

Esto dejó quieto a JiMin, que se volteó para ver la típica sonrisita gummy de YoonGi.

La verdad era que YoonGi llevaba coladito por JiMin desde que este ingresó a la escuela en su primer año. Él, siendo de tercero, se sintió terrible al darse cuenta que mientras más veía al chico y lo conocía —gracias a que los dos estaban en el taller artístico— más caía por JiMin.

—¿De qué hablas? —inquirió, y por la forma en que el otro sonreía pudo permitirse una esperanza—. ¿No se enfadaron contigo?

YoonGi le dio un besito en la frente y luego se dejó caer sobre las almohadas, riendo contento por el apoyo de sus padres. Si estos hubieran reaccionado tan mal como los de JiMin, tendría que irse armando un bolsito y marcharse. Había crecido con la enseñanza de que, siempre que pudiera, y siempre es siempre, apostara a lo que lo hace feliz. Y feliz es al lado de este chico de eye-smile que se arroja sobre él para estamparle un beso que lo deja flotando como las sirenas en el lago junto al Calamar gigante.

—Se enfadaron porque tardé tanto —contó cuando la lengua de JiMin volvió a la boca correspondiente—. Mamá se lamentó por haber apostado en contra de mis agallas; dado que les he taladrado la cabeza hablándoles de ti, pero nunca haciendo nada por avanzar, creyó que al final serías tú quien des el primer paso.

El corazón de JiMin estalló de contento cuando se percató de que era aceptado y de que, si bien no era el apoyo que él deseaba, puesto que su familia lo había casi desheredado, sí que le tranquilizaba saber que los Min eran tan buenos para permitirles ser felices. Sino por él, por YoonGi.

Volvió a besarlo, ahora sí, aclarados los asuntos, retomaron lo que no pudieron hacer por caer en el embrollo que creó Seokjin con Eso.

La cama que les proporcionó la sala, claro, era un indicio de qué asignatura pendiente tenían esos dos.

VIII

Seokjin iba a matar a Eso.

Lo tenía decidido.

Jamás había corrido tanto como lo estaba haciendo ahora. Sentía las piernas darle pinchazos por el ejercicio que, enfrascado en la biblioteca, no practicaba. Su pelo seguro era un desastre enmarañado, su rostro ojeroso y ya, ¿qué más le podía salir mal?

Pero fue pronto decirlo, porque Eso, que iba rebotando y que no sabe Seokjin cómo es que sobrevivió a tremenda caída, chocó contra las piernas de alguien.

Y oh, ese alguien justamente era un prefecto:

—¿Qué es esto? —preguntó el chico.

Eso —jadeó agotado Seokjin, recuperando a la criatura con modos bruscos—. Eso es...

—¡Una confesión! —chilló alegre la criatura al estar en brazos de su creador—. Significo una confesión, soy verdad no dicha, soy...

—¿Un experimento fallido? —dedujo, inteligentemente, Kim NamJoon. Ante la mudez de Seokjin, siguió—: No te dé vergüenza, ¿era una declaración de amor? ¿A quién?

—Si te digo que para ti ¿entrarás en shock y me darás chance de huir?

La barbilla de NamJoon se arrugó, pensativo.

—No, lo más seguro es que te preguntaré por qué de pronto dices tener sentimientos por mí cuando todos sabemos que te gusta alguien más.

Seokjin pensó si acaso sí era tan obvio, y si era ese el caso, peor parecía la idea de haber creado a Eso.

—Sí, Jung HoSeok —dijo Eso, secundando a NamJoon—. Lo ama como Kim NamJoon ama a Jang Dahye.

Las mejillas morenas de NamJoon enrojecieron y Seokjin lo señaló asombrado:

—¡Sabía que te gustaba la capitana de mi equipo! —gritó, y Eso se escabulló de sus brazos para rebotar y volverse a chocar en las piernas de NamJoon que estaba estupefacto.

—¿Qué es esto? —repitió entre curioso y enfadado.

Eso —dijeron a unísono Seokjin y la criatura.

NamJoon rodó los ojos, pero antes de agregar algo, vio venir a HoSeok y Dahye hacia ellos. Le entró un miedo burbujeante que contagió a Seokjin y se apresuró a tomar a Eso, solo que este halló un modo y se liberó para dirigirse al chico sonriente.

Lo desastroso continuó porque, antes de alcanzar el objetivo original, alguien habló:

—¡¿Qué es esto?!

Ay, si tan solo Dahye no hubiera hablado.

IX


El origen de Eso.

Seokjin es despistado y distraído hasta límites inimaginables. Y si no se imaginó esos límites, fue porque se distrajo viendo la sonrisa enorme de Jung HoSeok.

Llevaba gustando de él desde la primera vez... No, la segunda. La primera vez que lo vio pasar se encandiló con la enorme linterna que Hagrid apuntó a su rostro por haber llegado tarde a la selección de Casa. El Sombrero Seleccionador impaciente por la espera apenas lo vio exclamó, alto, ronco y fuerte: ¡Gryffindor! y lo dirigieron a su cuarto correspondiente.

Pasado un tiempo se encontró ambientandose a la escuela de magia y hechicería que hasta ese momento no pensó siquiera posible. Suerte que Taehyung, a quien conocía de la escolaridad previa muggle, también asistía al colegio y compartían varias clases. Luego, ya más cómodo en el colegio se postuló y quedó para ayudar en la biblioteca y entonces vio por segunda vez —ahora sí la vez que se flechó— a HoSeok.

Este fue en búsqueda de un libro que hablara de Cómo montar un Hipogrifo y no perder el brazo en el proceso, escrito por Malfoy-Potter, D. con un anexo de consejos que el propio Hagrid le proporcionó al autor. Seokjin le ayudó, no sin entrar en un breve pánico que lo hizo hacer chistes y reírse como un idiota, pero que logró causar una grata impresión en el chico. Por lo que HoSeok fue al día siguiente, y al siguiente, y cuando no podía ir le enviaba notitas voladoras. Así pasaron años, tantos, que estaban ya en acabando el curso y a un paso de la Facultad Mágica.

Tras superar la amistad y alcanzar cierto nivel de hormonalidad —si es que podía llamarse así a la adolescencia potente que los atacó en sus quintos años—, su coqueteo surgió como se dan los romances menos esperados, a tropezones, con confusas indirectas y con malentendidos; hubo un que otro instante de duda, de si seguir o no, pero al final se buscaron porque era más fuerte el deseo de estar juntos que de cuidarse el corazón de desilusiones.

Por ende, Seokjin creyó que, dado que él podía decir un promedio de mil palabras por minuto —o más, tampoco es que las contó, ¿quién las cuenta? ¡Por Circe!— pero ninguna que le sirva para declararsele a HoSeok, sería original hacer la confesión de una forma graciosa y con su toque.

Recordó algo que leyó en un libro y sus tardes viendo tutoriales de manualidades muggles que jamás siguió y rebuscó entre sus pertenencias qué podía servirle para modelar una criatura. Dio con unas plastilinas retorcidas que dejó olvidadas al fondo de su mochila de una clase de artística. Les dio una forma más o menos pareja, conjuró lo que aprendió en Transformaciones y transfiguraciones y luego, mezclando con un encantamiento que extrajo de un libro de la zona prohibida, le dio anima.

Vale decir que también, para efectuar su plan, debió robarle al profesor Snape. El mago a quien nadie se atrevía a hacerle frente, le daba tremendo miedo, pero de todas formas armó una treta que hizo que este saliera de su laboratorio. Fue allí que se coló, al estilo más muggle imaginado y que rivaliza con los mejores encantamientos: interponiendo una rama gruesa para impedir que la puerta se selle con un hechizo de protección. Una vez adentro, bastaba hurtar una poción que era derivada de la famosa veritaserum. Solo que, por no haber prestado atención en clases —no sé si fue dicho ya, pero Seokjin es despistado y distraído—, no supo distinguir cuál era la poción pura y cuál era el mejunje menos fuerte. Desgraciadamente, tomó la poción incorrecta.

Luego lo mezcló, esperó, ¡zas!, y de eso nació Eso.

Había más que agregar, como por qué revelaba secretos en vez de hacerlos decir la verdad; por qué los secretos de todos y no solo de los dos involucrados; por qué reaccionaba al estado de ánimo de su creador y no a sus órdenes; entre otros posibles misterios. Solo que Seokjin, por distraerse, no terminó de escuchar lo que la Rav, JiEun, ahora su amiga, explicó.

Lee JiEun había salido en búsqueda de Jang Dahye para intercambiar turnos y disponer del campo de Quidditch y no evitó verse envuelta por Eso. Solo que el adefesio no pronunció más palabras, se adormeció en los brazos de Jung HoSeok, quien se quedó igualmente mudo, aguardando poder hablar a solas con Seokjin.

Finalmente, NamJoon fue arrastrado por una Dahye totalmente entusiasmada tras lo que Eso gritó de ellos dos, y JiEun se marchó a avisar a su equipo que podían usar el campo toda la tarde.

Seokjin buscó escapar, pero ¿era necesario? ¿no había cometido tantas faltas solo para poder decirle lo que tanto quiere a HoSeok? ¿y su valentía Gryffi? ¿y la amenaza Sly que le pesaba de su amigo Tae sino se confesaba?

—¿Quieres que salgamos? —Soltó sin más, y se lamentó no ser tan romántico.

Le hubiera gustado decirle, en lugar de esa absurda pregunta simplona, que HoSeok no estaba equivocado cuando le dijo —aunque a modo de broma, por si picaba— que no se arrepentiría de quererlo. ¡Claro que no lo haría! ¿Quién podría, conociendo como es HoSeok, arrepentirse?

Seokjin lo entendió cuando su corazón, tras haber visto aquella sonrisota, supo al fin qué sentido tenía bombear sangre; cuando sus ojos desorientados hallaron un Norte al que ver siempre y este punto, casualmente, se ubicaba entre los hoyuelos de esa sonrisa soleada; que da igual cuántas veces sus pies han dado largas caminatas si no tenían rumbo hasta que se encontraron yendo al encuentro de HoSeok.

Algo así le hubiera gustado decir, con el tono poético que diera poder a sus sentimientos y simplemente limitándose a describir el efecto de su sonrisa en él. Porque si se permitía más, tal vez escribiera pergaminos larguísimos como los que les piden en clase de Historia de la Magia.

—¿Y eso? —preguntó HoSeok, refiriéndose a la pregunta abrupta, aunque para nada se quejaba.

Eso es confesión —volvió a la vida la criatura y, sin mirarlo a él, pese a que era su objetivo, lo último que delató fue para alegrar el corazón de su creador—. Jung HoSeok te corresponde. ¡Y trae un mapa para escapar a Hogsmeade contigo!

Y entonces, sabiendo que ambos están en la misma página, en el mismo libro y compartiendo aquel sentimiento tan intenso que empieza por la primera letra del abecedario y hace falta usar las letras restantes para buscar entenderlo, se fueron tomados de la mano por una cerveza de mantequilla.

Ojalá, pensó HoSeok, poder decirle algo así tan cursi y muy poco Sly al Gryffi. Sin embargo, se limitó a aceptar tal regalo como la enseñanza de que vale la pena ser sinceros con Eso que sentimos y no decimos.


Finite incantatem ⚡


Nota:

Como dije en el disclaimer, mi amista' y yo sabemos cómo nació esto realmente, y luego quedó ahí, guardado. Entonces, lo traje, ligeramente -muy, muy- modificado para acá.

Amén al Drarry, ysi. Y a todos los mencionados, ¡incluso Snape! (Personaje que me fascina, la verda').

Por cierto, la repartición en las casas ocurrió cuando el Sombrero Seleccionador estaba en la tanda de lavado. De seguro este hubiera hecho otra cosa, i don't know.

A quienes se han dado una vuelta por aquí, ¿de qué Casa son?

Nota17062021: Los que han leído esta historietita han creado en su imaginación una representación de Eso, en mi caso, mi cabeza pensó algo parecido a un Pokémon, pero bueh, soy básica. En cambio, Simurdiera2 que es algo así como una mente singular y cautivante (les digo, si quieren buenos fanfics donde los personajes no sean estereotipos sino pensados y ahondados de maravilla, vayan a verla, posta).  A ella se le ocurrió plasmar a Eso así (en el comentario acá está el link para ir al post original):

¿No es una cosita rara y tierna? ¡Thanks, S!

¡Gracias por leer!

¡Saludos de una Gryffi!🦁

Bye
:)


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