Capítulo 1.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Un joven campesino caminaba por el sendero marmolado de un pequeño pueblo, casi abandonado.

  El joven tenía su rostro, manos y piel manchada, era doloroso verla a simple vista; ronchas, salpullidos, y pareciese entre tierra o tal vez pequeñas costras donde el joven se rascaba.

  Ante el pueblo casi fantasmal, a las afueras de las casas, bajo el cielo nublado y una nube imaginaria sobre su cabeza, mostrando su aura gris, de nostalgia, y sueños que hace años anhelaba.

La gente del pueblo se había ido porque él les había dado mala fama: "quien se junte con el hombre de las manchas morirá".

Pobre joven, sólo y sin amor, caminaba con la vista en el suelo, con zapatos y prendas rotas, sucias y sin rumbo. Con el pasar de las horas, días y semanas, repetía su rutina de caminar por el mismo lugar.

Un día su dolor fue tan fuerte, que cayó frente a la vieja fuente, seca, llena de tierra. Y ante sus lágrimas se sujetó de las paredes bajas de aquella fuente de piedra.

Sus lágrimas salían, confundiéndose el agua salada con el agua dulce que caía sobre su cabeza, llenando la fuente que desde hace mucho tiempo estaba seca.

De pronto el suelo comenzó a temblar, sus sollozos fueron detenidos en cuanto sintió la vibración bajo de él. Nunca había nada nuevo, ¿porqué lo habría ahora?

Intentó ponerse de pie para huir con su tormenta de recuerdos, pero el temblor se hacía más fuerte, las nubes se abrían y empujaban entre sí.

Dió un paso, dió otro inseguro, y en el tercero volvió a caer de rodillas a un par de metros de la fuente de piedra. Levantó su mirada, paniqueado, con los ojos bien abiertos, las uñas clavadas en la tierra entre las hendiduras de cada piedra sellada en el suelo.

Su vista borrosa por las recientes lágrimas siendo cegada con un brillo pálido y un ser extraño bajando del cielo.

Un hombre pálido, de tez fina, un cuerpo marcado, hombros anchos pero con dos errores de la naturaleza en su espalda... Tenía dos enormes alas de color blanquecino que combinaban con su pálida piel, y mejillas rosadas. Unos ojos color escarlata y brillosos ante el nublado y gris cielo, de pie y descalzo en la única parte seca del extraño, y abandonado pueblo.

El jóven leproso se puso de pie, tembloroso, y ante la curiosidad y el miedo atrayente corrió hacia la única criatura de extrema belleza que se encontraba en el desolado lugar. Porque él mismo era horrible... Porque él mismo era sucio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro