capítulo 74

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 POV LIAM: 

 — Entonces... ella simplemente se alejó. Me sorprende demasiado su actitud porque yo quiero estar ahí, pero...—Escucho por quinta vez el discurso de Dominic. En la última hora, me ha estado diciendo lo preocupado y triste que está por Clarisse, mientras que yo pacientemente trato de demostrarle que me importa y le repito el mismo consejo.

— Hermano, ya te lo dije...—Le respondo entrecortado por el esfuerzo que hago en la máquina de pesas. Dominic y yo nos levantamos temprano para ir juntos al gimnasio e intentar canalizar todo el estrés que tenemos últimamente.

— Lo sé, lo sé. Aún así... ya sé que te empiezo a cansar siempre con lo mismo—Él pedalea rápidamente a mi lado.

— Sabes que siempre estoy para lo que necesites, somos familia, así sea para escucharte repetir lo mismo una y otra vez.

— Gracias—Me fulmina con la mirada.

— Sabes que, a pesar de eso, te quiero hermanito. 

— Muy en el fondo. Te dejaré en paz, pero te pido un último favor. 

— Te escucho —Dejo las pesas de lado y me paro a su lado para tomar un poco de agua.

— Según he visto, Clarisse te ha dejado acercarte o al menos permite tu compañía, así que por favor no la dejes sola en esto. Tal vez yo no pueda estar con ella, pero necesita a alguien.

 — No pensaba dejarla sola, ella es mi amiga y siento que al perder a Adam, yo me he convertido en algo así como su mejor amigo. Entonces no te preocupes hermano, ella está en buenas manos.

— Eso espero Liam, no me gustaría tener que ayudar a James a partir tu hermoso rostro, hablando de Jeremy James...

— Aún no supero que se llame así—La verdad es que si lo dices en voz alta suena muy graciosa la combinación de los dos nombres.

— Yo tampoco y no cambies el tema, debemos apresurarnos porque ahora que James me encomendó la tarea de ser el hermano adoptivo... me preocupa que mi hermana adoptiva este mucho tiempo sola.

 — Pareces más preocupado por Emma que yo—Le miro receloso.

— Ya ves, estamos a mano. Ahora que tú eres el mejor amigo de mi novia, no tienes el derecho de reclamar que me preocupe por la tuya.

— A veces me pregunto si nunca vamos a madurar. Siempre terminamos causándonos celos entre nosotros, me refiero a Clarisse, Emma, tu y yo. somos algo así como " los cuatro mosqueteros."

— ¿Y pretendes que maduremos si tu nos llamas "Los cuatro mosqueteros"? — Cambia de máquina y ahora va a la caminadora, yo lo sigo de cerca y me monto en la que está a su lado.

— No me juzgues ¿Se te ocurre un mejor apodo?—Comienzo a trotar.

— Está bien, mejor apresúrate. Aunque Emma y tú me den ganas de vomitar, tenemos que volver. ¿A eso le llamas correr?—Sube la velocidad de su máquina y termina corriendo, yo lo imito y así comenzamos una pequeña competencia típica de hermanos, lo que me recuerda a los viejos tiempos cuando hasta los pequeñas actividades se convertían en una buena excusa para la sana competencia.

Tres horas después ambos terminamos nuestras rutinas de ejercicios y regresamos a casa.
 Al entrar al penthouse, los cuatro cachorros nos reciben moviendo sus colas y el delicioso olor a waffles inunda el lugar, es imposible que no lo sienta como mi hogar.

— Huele muy Bien—Exclama Dom a penas entra—. Pensé que la rubia teñida no cocinaba.

— Pues... te equivocas. Siempre que le dan los arrebatos de hacerlo, se emociona y lo hace bastante bien.

— ¡Emma! Mi amor... llegamos —Alzo la voz para avisarle de nuestra presencia. Mi hermano y yo vamos hasta la cocina siguiendo el olor y nos encontramos a una Emma ya vestida peleando con la waflera. Se ve muy tierna enojada, la rodeo con mis brazos y le doy un beso en los labios.

— ¿Qué tal tu mañana?—Le pregunta Dom. Una vez que me separo de ella, se acerca a saludarla  con un abrazo.

— Bien, preparé el desayuno como pueden ver—Su tono de voz cambia a uno más preocupado—. Vayan a vestirse porque el doctor de James llamó hace una hora y dijo que tenía que hablar con nosotros personalmente—Parece bastante estresada —. No debe ser nada bueno... La madre de James ya se encuentra en el hospital y esperan nuestra llegada para ir a hablar con el médico.

Dominic y yo obedecemos su petición y cada uno se va a su cuarto para ducharse y vestirse. Me pongo una sudadera gris con unos jeans negros y unas converse., una vez listo salgo de la habitación, en el pasillo me encuentro de nuevo a mi hermano y juntos vamos hasta el comedor.
Al llegar, mi chica nos tiene preparado un delicioso desayuno de huevos, tocino, pan y jugo de naranja acompañado con un waffle con helado, fruta picada y miel.

 — Que gran banquete rubia, Pero tengo una duda ¿Porqué helado a esta hora?

 — No te quejes Dominic, sé que a Liam y a ti les encanta el helado.

 — No hables como si tú no lo amaras más que nosotros dos.

— Ya mejor cállate y come, no hay nada mejor para alegrar el día que helado al desayuno—Ese comentario basta para callarnos a todos y comenzar a disfrutar de la deliciosa comida.

— Todo estaba exquisito cariño, gracias —Una vez termino, me pongo de pie, le doy un beso en la frente a Emma como agradecimiento y me ofrezco a lavar los platos, mientras Emma y Dominic van a darles un paseo a los perros.

 Me dejo llevar por mis pensamientos mientras el agua y el jabón me ayudan a concluir mi tarea. Espero que a James no le ocurriera nada malo, porque si de por sí Emma ha estado muy decaída en los últimos días, no imagino lo destrozada que estará con semejante noticia. Clarisse, por otro lado, está muy triste y deprimida; recurrentemente trato de visitarla y levantar su ánimo, pero si ella no pone de su parte... mis esfuerzos son en vano.
He intentado convencerla para que deje que Dominic la acompañe en su duelo, sin embargo, ella se niega y aunque no me lo diga, sé que en parte la causa de su decisión es la culpabilidad que siente al dejar que Adam muriera sin siquiera darle una oportunidad en el sentido romántico.

 La llegada de los chicos me saca de mi letargo, por lo que me apresuro en terminar mi labor. Minutos después, los tres estamos en el auto yendo hasta el hospital. El trayecto no es muy largo y cuando menos pienso ya estamos caminando hasta el consultorio del médico. Dominic va más adelante, lo que nos da un corto momento de privacidad a Emma y a mí.

— He notado lo distraída que estás... ¿Recuerdas en el crucero cuando me dijiste que por más que me esforzara no podía mentirte?—Ella asiente—. Pues a ti te pasa lo mismo, sólo recuerda que estoy contigo y no tienes que cargarlo tú sola— Estoy seguro de que no me dirá nada, en momentos como estos ella prefiere el silencio y a veces hasta aislarse completamente. Por lo que me conformo con tomar su mano y esperar que las noticias sean buenas.

 El médico nos recibe en su consultorio y comienza a explicar lo sucedido con James y la razón por la que no ha despertado, mientras que los tres prestamos sumo cuidado no puedo evitar desviar mi mirada de vez en cuanto hasta Emma que realmente se ve nerviosa. De corazón espero que James esté bien, pero en gran parte lo deseo porque quiero que Emma también esté bien.

— El aumento de la presión intracraneana puede ser causado por una herida en el cerebro, un fuerte golpe, un tumor, un paro o una infección, entre otras razones. En estos casos, algunos fluidos se acumulan en el cerebro, lo presionan y hace que éste se hinche, pero como el cráneo es rígido e impide que se expanda, la presión interna aumenta. Por esto mediante la cirugía, el joven Jeremy James fue sometido a un coma inducido—Al ver la mirada de confusión de los tres ante aquellos términos, el médico intenta explicarnos mas a fondo—. Con esto se busca proteger el cerebro manteniendo al paciente profundamente sedado y así darle tiempo al cuerpo para recuperarse, ya que en este estado, el órgano necesita menos sangre, oxígeno y glucosa.

— ¿Cuánto tiempo durará en ese estado?—Pregunta mi novia con las lágrimas al borde de fluir descontroladas, según me dijo ayer, cuando aún no sabía como saldría todo con James,  le cuesta imaginar a su mejor amigo en estado vegetal y por más de que sea temporal, quisiera poder tener al James de antes a su lado. Lo que le afecta en sobremanera es verlo sufrir y a mí me afecta verla sufrir a ella.

— El tiempo que se puede mantener a una persona en coma farmacológico dependerá de él mismo y de la causa que llevó a inducirlo al coma, pueden ser días o meses. Por eso estaremos revisándolo constantemente para evaluar su progreso y determinar el indicado proceso a seguir— Los tres estamos en estado de shock, si fue casi un milagro que James sobreviviera al accidente, ahora necesitamos otro para que despierte.

— ¿Cuándo podremos verlo?—Interviene la madre de James, de quien a penas me percato.

 — En la próxima Semana sólo podrán verlo familiares una vez al día, ya que lo tendremos bajo observación debido a que los primeros días son fundamentales. Los amigos y conocidos tendrán que esperar hasta que sea trasladado a una habitación a menos que se turnen con usted para que pueda descansar—Volteo a ver a Emma, quien no ha podido esconder su cara de desilusión.

— ¿Eso quiere decir que no puedo verlo sino hasta dentro de una semana?—Pregunta en dirección al doctor.

— ¿Usted qué es con el paciente, señorita?

 — Soy casi como su hermana.

— Lo siento, pero...

— Ella es su novia —Interrumpo, Emma me mira estupefacta, así como todos en el salón. Haría lo que fuera por ella y por verla tranquila, hasta si eso incluye negar lo que soy de ella, su novio.

— No puedo...—Trata de impedírmelo, pero la interrumpo antes de que pueda completar la frase. 

 — No puede esperar a verlo Doctor, usted más que nadie sabe lo que el amor puede lograr y lo importante que es también para sus pacientes—Todo el mundo se calla y ruego para que nadie intente desmentir lo que dije. Emma se acerca hasta mi y antes de que pueda darme cuenta sus labios están sobre los míos y no puedo evitar corresponder a su beso.

— Aunque valoro tu gesto, no permitiré que lo hagas. Tú eres mi novio—Hace énfasis en las últimas palabras—. Y por cosas como está es que te amo—Emma y yo nos separamos y el doctor nos mira impresionado.

— Sé valorar los gestos de amor verdadero y es por eso que le permitiré a la señorita pasar a ver al joven Jeremy James algunas veces en la semana. Aunque... mantendremos esto en privado y si alguien pregunta, le dirán que ella es su novia—Todos asentimos con una sonrisa—. En cuento a ustedes dos—Se dirige a Emms y a mí—. Fue muy admirable de tu parte el decir tal cosa por ver a tu novia feliz y en ti señorita el que fuiste honesta y por más que quisieras ver a tu amigo, no negaste a tu amado; cuídense mucho mutuamente, hacen una linda pareja. Ahora sí me disculpan, debo atender a más pacientes. Estaremos en contacto y de verdad espero que James mejore, por ahora les recomiendo mucha fortaleza, no es fácil ver así a un ser amado.

Una vez el doctor se retira, La madre de James y Emma intercambian algunas palabras de aliento y deciden que lo mejor será ir a descansar porque según acordaron con el doctor y una enfermera, Emma vendrá algunos días a la semana mientras que la madre de James estará con él el mayor tiempo posible. Es por eso que todos decidimos irnos a descansar y volver a casa.
Sé que es cuestión de tiempo para que mi chica se derrumbe, por más de que mantenga la fachada de fuerte frente a la madre de su amigo, en sus ojos veo el dolor que alberga en su corazón.

Dominic nos informa que pasará a comprar pizza para animarnos un poco, así que Emma y yo iremos solos en el auto. De cierto modo me alegra porque podremos hablar en privado, en este momento ella necesita mi apoyo y yo estaré en todo lo que pueda para ella.
Tomo su mano para irnos, nos despedimos de la madre de James y la guío hasta el auto. Una vez estamos adentro, ella aparta su mano de la mía y se voltea dándome la espalda para clavar su mirada en la ventanilla.
El orgullo que sentí hace un rato cuando dijo que yo era su novio, se ve marchitado por la repentina preocupación al pensar que su rechazo pueda ser la posibilidad de que ella tome la misma decisión que Clarisse con Dominic y decida que se alejará de mi lado.

Comienzo a conducir en medio del silencio, sumido en mis pensamientos y de vez en cuando desvío la mirada a la chica que llora en silencio. Me gustaría poder decirle algo pero sé que prefiere aislarse y sumirse en sus propios pensamientos, cuando necesite consuelo o me quiera a su lado volverá, sólo que no puedo evitar el miedo de que eso sea permanente.

 Al llegar a casa, ella baja rápidamente del auto y se me adelanta, parqueo el vehículo y mientras subo en el ascensor me preparo psicológicamente para lo que vendrá. Ingreso en la residencia y no encuentro rastro de ella, me percato de que la luz de su habitación está encendida, por lo que me supongo está ahí. Así quiera ir con ella, creo que lo mejor será darle su espacio.

Mientras espero a que el gruñón llegue con la pizza, me siento en la computadora para terminar una trabajo de la universidad. Ni yo mismo a veces logro entender cómo saco tiempo para responder con todo: dos carreras, una empresa, mis amigos, Emma, y toda esta situación dramática que estamos pasando. Casi que a mi favor, el tiempo vuela y cuando menos pienso Dominic ha llegado.

— ¿Qué tal hermanito? ¿Porqué estás aquí solo?—Comienza a desempacar la pizza y a servirla en tres platos.

— Ya sabes Emma esta triste y...

— ¿Está dramática?—Se burla.

— No, lo contrario. Está aislada y callada—Tomo mi plato y me siento en el sofá para empezar a comer, Dom me imita.

— Espero que no te pase lo que a mí. ¿Has hablado con ella hoy? —Últimamente Dominic no se dirige a Clarisse por su nombre sino como "Ella", me imagino que el solo hecho de nombrarla es doloroso para él.

— No, desde ayer no hablo con Clarisse, tal vez vaya a visitarla mañana.

— Mándale saludos de mi parte —Me ruega con tristeza en su voz.

— Si, hermano. Siempre lo hago.

— ¿Y ella que dice?—Alcanzo a ver un poco de esperanza en su rostro.

 — Que te desea lo mismo—Me sonríe medianamente—. Pero que no te hagas ilusiones—Y es así como la sonrisa desaparece de su rostro. No se imagina lo que me duele esta situación de ambos, aún más el que la castaña se niegue rotundamente a ceder.

— Creo que deberías subirle esto a Emma—Me ofrece el plato extra.

— A mí no quiere ni verme, ni siquiera me habla. Deberías ir tú.

— Pero tú eres su novio, además, no sé cómo la rubia vaya a reaccionar.

 — ¿Le tienes miedo a mi novia?—Le insinúo divertido.

 — No, es que aún debo asimilar el hecho de que tendré que ser hermano adoptivo por más tiempo.

— ¿Y si vamos los dos? Tal vez así tengamos más valentía.

— Me parece una buena idea, déjame ponerme el escudo contra rubias teñidas dramáticas—Dominic hace los movimientos simulando ponerse un escudo invisible y no puedo evitar que una sonrisa se asome por mi rostro—. Ahora es tu turno—Y por más ridículo que me parezca su juego, lo imito. Por más grandes que seamos, no dejamos de ser unos niños cuando estamos con nuestros hermanos.

— Ahora que estamos protegidos contra la pequeña fieresilla, podemos adentrarnos en la misión suicida.

 — No seas exagerado Dominic, si Emma es todo un ángel.

— Esas son palabras de James, no son tuyas Liam.

— Es cierto, para mí Emma es mi...

— ¡Si! Ya sé... Blah, blah, blah... Es tu tesoro. A veces son tan cursis que me dan ganas de vomitar.

 — Pero no tanto como...—Me abstengo de terminar la frase, porque por un segundo vuelve a estar triste.

— Deja los temas de amor de lado y vamos a alimentar a la fieresilla—Comienza a caminar escaleras arriba y lo sigo muy de cerca.

 Entramos a la habitación y todo está en penumbras, tanteo con mi mano la mesa de noche y prendo la lámpara, que logra iluminar el lugar medianamente. Emma está recostada en la cama abrazada a Chloe, es evidente porque fue James quien se la regaló y cuando logramos ver su rostro, está rojo y cubierto de lágrimas.

— Emmita, te trajimos la cena. Tu comida favorita—Le dice Dom con cariño, aunque usa el apodo que a ella tanto le molesta.

— No tengo hambre, gracias—Nos susurra con voz ronca.

— Bien, pero angelito... no puedes dejar de comer—Ese apodo de "Angelito" me lo explicó Dominic esa mañana, resulta que se metió tanto en su papel adoptivo que usa un apodo parecido y sustituto del de James que es "Ángel" y en versión Dominic " Angelito". Lo sorprendente es que mi chica al escuchar ese apodo vuelve a estallar en llanto y mi hermano, sin percatarse del daño que acaba de hacer y asustado, vuelve a tomar la palabra, séntandose al lado de la cama—. Angelito deja de llorar.

 — Dominic, no le digas más así, no ves que le recuerda a James—le riño.

Emma rueda sobre la cama y nos da la espalda, llevando a Chloe con ella para seguir llorando en paz. Dominic y yo la observamos un momento, confundidos al no saber qué hacer. Parecemos dos padres primerizos, novatos en cuidar a una bebé, hasta que finalmente le hago una seña para que salgamos de la habitación.
Ambos lo hacemos y una vez cierro la puerta, volteo a ver a Dominic.

— ¿Cómo se te ocurre hacerla llorar más?—Le reprocho.

— Al menos hice más que tú.

— La verdad es que no sé qué hacer, me aterra la idea de que pueda deprimirse.

— Pues... parece que va por ese camino.

—  Gracias por ayudarme—Lo fulmino con la mirada.

— Las dos chicas de nuestras vidas deprimidas por perder a sus mejores amigos—Dominic tiene toda la razón, ambos estamos en la misma situación y lo peor es que no sabemos cómo ayudarlas a salir de ese mundo—. Creo que me voy a dormir, hoy a sido un largo día. Espero que mañana todo mejore—Se despide después de un largo silencio—. Lamento haber herido a Emma, Liam. Soy consciente de que si le hago algo a ella, también te lo hago a ti.

— No te preocupes, no sabías como iba a reaccionar y también espero que todo mejore. Que descanses hermano.

— Igualmente—Él se va a su habitación y yo camino por el pasillo para llegar a la mía, pero antes voy hasta el "puppy Room" y llevo a los cachorros allí, a excepción de Chloe que sigue con Emma. Al terminar de dejarlos en sus camas, me retiro a mi cuarto. A veces siento que estos perritos son como si fueran nuestros hijos y hasta cierto punto lo son.

Me alistó para dormir y me meto con la laptop a la cama para tratar de terminar el trabajo de la universidad pero me es imposible debido a la preocupación por Emma y la incertidumbre de lo que pasará, no me queda más opción que cerrar todo y tratar de Dormir.

 ...

Por más que intento relajarme y descansar, no puedo. Hace un rato, antes de apagar la luz vi que eran las 11:47 pm y desde eso no he dejado de dar vueltas en la cama. Supongo que ha pasado un considerable tiempo después de eso, así que vuelvo a mirar el reloj y es la 1:05 am, llevo más de una hora sin poder pegar el ojo.
Según he oído por ahí, el respirar profundo y tratar de poner los pensamientos en blanco ayuda a dormir y relajarse, entonces lo intento y parece que funciona porque cuando menos pienso comienzo a caer en brazos del Morfeo.

Escucho unos leves pasos en el pasillo, pero los ignoro. Unos segundos después siento un peso en la cama y asustado salgo de mi trance y con un rápido movimiento enciendo la lámpara que está a mi lado. Parpadeo varias veces para adaptarme a la luz, y los rastros de sueño desaparecen por completo al ver a Emma sentada en el borde de mi cama, mirándome con sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar.  Estoy tan sorprendido que por un momento creo que es una ilusión. ¿Qué la trae hasta aquí en medio de la noche luego de alejarse de mi?.

— ¿Qué sucede tesoro? —Le digo suavemente.

— Perdón—La observo sin comprender.

 — ¿Porqué?—Toco su mano, no pensé que vendría a buscarme está noche y debo ir despacio para que no se vuelva a alejar. En este momento está sensible y por más que quiera arrullarla en mis brazos, debe sentir que respeto su espacio para que no se asuste.

— Por alejarme. Yo... Necesitaba un tiempo a solas y...no fue justo, tú solo querías estar conmigo.

— No tienes que pedir perdón, sabes que siempre estoy aquí para ti sin importar nada. Es nuestra promesa.

— Es que... no quiero que creas que tome la misma decisión que Clarisse—Aprieta sutilmente mi mano—. Yo quiero estar contigo.

— Entonces ven aquí y comparte conmigo tú dolor, cuéntame tus secretos y deja de estar sola en esto—Le abro mis brazos y le hago un espacio a mi lado, ella no duda ni por un segundo y gatea hasta estar a junto a mi.

—Estás helada—La tapo con las mantas y ella se acurruca a mi lado.

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