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El gatito era el centro de atención, pasando su cabecita por la palma de la mano de Tzuyu ronroneando por el tacto.

— Ya pásame a gato. —Dijo Nayeon sentándose al lado de Tzuyu en el sillón, tomando en brazos al pequeño gatito y dejándolo en sus piernas, haciendo que el pequeño minino se acomodara en estas para poder dormir, ronroneando por las caricias que le daba la pelinegra.

— ¿En serio tu gato se llama "Gato"? —Preguntó sorprendida Sana, quien se había autoinvitado al departamento de ambas jóvenes. Estaba sentada en el posa brazos del sillón donde estaba sentada Jihyo mirando las noticias.

— Estamos buscando un nombre para el aún. —Dijo Mina sentándose al lado de Nayeon, acariciando al minino.

El pequeño ya llevaba una semana en el departamento, y por supuesto que lo habían llevado al veterinario. Estaba sanito, y por las noches, intentaba trepar las sábanas de las camas de cualquiera de ellas para acurrucarse en el cuello de esta. Todo dependía de quien tuviera la puerta entreabierta esa noche.

— Sí, bueno. Park, ¿podrías no aparecerte por la cafetería, por favor? —Preguntó seria Nayeon mirando a la castaña.

En la mañana, Jihyo entró cómo Pedro por su casa a la cafetería, y claro, solo Nayeon y Mina podían verla, a no ser que la castaña decidiera ser vista. Estuvo molestando a la pelinegra toda la mañana, hablando de distintas cosas, opinando de los clientes y en una, pasando a botar la canela. Por supuesto, Nayeon debía fingir que nadie más estaba ahí, sino sería vista cómo una loca.

— ¿Qué? ¿Por qué? —Preguntó haciendo un mohín. — En esa cafetería hay más chismes de lo que imaginé. Son muchas historias en un mismo lugar, es impresiónate. —Sana miró a la castaña y luego a Nayeon.

— Hey, yo también quiero ir. —Pidió ilusionada.

— Sana, por favor. —Dijo Tzuyu negando con la cabeza.

— Tranquila, nadie de los vivos me puede ver. Paso desapercibida entre los vivos, no saben que estoy ahí. —Sonrió traviesa Jihyo, sintiéndose cómo una niña haciendo una travesura. Además, me gusta asustar a tu amiga.

Mina solo rio, mientras que Nayeon rodó los ojos. Tzuyu por su parte se dedicó a ver las noticias que pasaban.

No era una reunión de amigas o algo por el estilo, de hecho, Tzuyu solo había ido por el gatito, además porque Sana le suplicó a que vayan, porque si iba ella sola se vería "sospechoso". Sea cual sea el motivo, estaban ya ahí sin hacer mucho, solo comiendo y viendo lo que pasaban por la televisión, y aunque no querían ver realmente las noticias, en el canal donde estaban viendo una película fue interrumpido por una noticia de última hora.

"...Aunque se creía que era un accidente, la muerte de este joven hombre fue, aparentemente, un suicidio...". —Las presentes en la sala prestaron atención a lo que decía la noticia. No se habían enterado de nada, solo de esas últimas palabras.

Jihyo y Sana se miraron serias, solo ellas entendiendo sus miradas. En silencio y sin comentar nada, ambas se levantaron para irse a quien sabe dónde. Mina fue la primera en darse cuenta de las acciones sigilosas de ambas seres, como si estuvieran ocultando algo.

— Hey, ¿a dónde van? —Preguntó la rubia curiosa.

Sana se relamió los labios y se rascó su nuca nerviosa. — Debemos irnos. Hay que darle la bienvenida a un nuevo integrante.

— ¿Van a cuidar a alguien que volverá a la vida? —Preguntó esta vez Nayeon.

— No, no en sí. —Respondió Jihyo. — Alguien nuevo entre los que cuidamos a los que revivieron. —Ante las miradas curiosas de las presentes, solo sonrió y negó con su cabeza para que le quiten la importancia. — Que da igual. Nos vemos luego.

— ¡Adiós! —Se despidió Sana alegre como siempre siguiendo a Jihyo que ya estaba yéndose.

Las presentes en la sala se miraron entre ellas confusas, sin entender la rara situación que habían presenciado.

Como fuera, Nayeon no podía olvidar que ese día debían salir a manejar, esta vez en la calle e intentar que por lo menos Mina maneje hasta la esquina.

Había que aprovechar que no había autos pasando por la autopista, estaba todo tranquilo por su sitio.

— Eh, Mina. —Llamó Nayeon obteniendo la inmediata atención de la mencionada. Se levantó y tomó las llaves del auto, alzándolas para dejarlas a la vista de la que sería la conductora. — Vamos. —Demandó firme.

Mina chasqueó con su lengua haciendo una mueca, levantándose de mal gusto y tomando las llaves sin emoción alguna. Aun así, sabía que era por su completo bien. Y sin decir nada, empezó a caminar a la puerta a pasos cortos, colocándose su abrigo colgado en la entrada.

— ¿Y tú qué? ¿Te vas a quedar aquí cuidado a gato? —Preguntó Nayeon viendo como Tzuyu estaba toda feliz y cómoda en el sofá jugando con el felino.

— Deben encontrarle un nombre, no se puede llamar "gato". Y sí, me quedaré aquí. ¡Que les vaya bien! ¡Suerte! —Se despidió sin siquiera mirarlas, teniendo su completa atención el precioso felino.

La pelinegra solo rodó los ojos y negó con su cabeza.

Tomó las llaves del departamento y su abrigo, dirigiéndose a la salida para empezar a ayudar a Mina nuevamente. Sabía que tarde o temprano, la rubia volvería a disfrutar de manejar por las ciudades y carreteras, o al menos eso seguía esperando. 

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