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— No es necesario que manejes. —Dijo YoonGi mirando a su amigo, el cual miraba el auto negro sin una pisca de felicidad.

— Llegaríamos más rápido. —Él realmente intentaba pensar que podía manejar sin problemas, pero tenía miedo.

Se encontraban frente al auto únicamente porque debían ir a su departamento para comprarlos antes de que sea tarde.

Ya habían guardado todo en las maletas entregadas, tanto ropa como los accesorios entregados. Incluso ya estaban vestidos de manera simple, ambos con unas poleras de mangas cortas y buzo, además de zapatillas.

— ¿Sabes? Tengo muchas ganas de caminar. Dejemos el auto aquí y otro día lo venimos a buscar. —YoonGi le dio una leve sonrisita, esperando que eso pudiera calmar a JiMin. Supo que lo logró cuando esté le sonrió aliviado.

No subiría a un auto por mucho tiempo.

Demoraron como cuarenta minutos en llegar al edificio donde estaba el departamento de ambos.

Justo iba saliendo el dueño del edificio, el cual estaba encargado de vender los departamentos desocupados.

— Disculpe, ¿Aún sigue disponible el departamento 109? —Preguntó JiMin al señor de ya mediana edad. El hombre les miró un poco sorprendidos.

— Sí, aun lo está. —El señor no apartaba la mirada de los jóvenes, y es que les recordaba a las antiguas dueñas. Curioso, ¿no?— Disculpen por la pregunta, pero, ¿ustedes son familiares de las dueñas anteriores?

Esa pregunta hizo que se sintieran como cuando debían exponer algún trabajo en frente del profesor. No era una sensación agradable.— No, para nada. —El pelinegro sonrió, intentando ocultar sus nervios.

— Oh, lo siento. Es que, se parecen a ellas. —Los miraba asombrados. ¿Cómo alguien podría parecerse tanto a otra persona?

— Dicen que hay siete personas en el mundo que se parecen a uno, quizás sea eso. —Rio nervioso JiMin. Ambos jóvenes querían que la tierra los tragase en ese justo momento.

— Queremos el departamento. —YoonGi le ofreció al señor Han el dinero que estaba en el sobre.— Sabemos que no acepta pago por medio de depósito, así que ahí está el dinero en efectivo.

Y el señor se asombró más.— ¿Cómo saben eso? —Jimin miró a YoonGi, regañándole con la mirada.

El pelinegro tragó duro mientras inventaba una buena mentira.— Es que, tenemos a una conocida en este edificio. Ella nos dijo que prefería el dinero en efectivo. —Mentira, ni siquiera conocían a alguien del edificio, a pesar de que llevaban unos dos años ahí. Pero bueno, no eran los más sociables, a decir verdad.

— ¿Lo quieren comprar sin siquiera verlo? —Preguntó confundido el adulto.

Claro: Sí estaban con otro cuerpo, debían fingir ser otras personas.

— Confiamos en que es precioso. —YoonGi seguía con la mano tendida, ofreciendo el sobre con el dinero correspondiente.— Ya tómelo. —El señor Han tomó el sobre. Todo era tan raro para él.

JiMin solo quería reprochar a YoonGi y que la tierra lo tragase, ya que estamos. De cualquier forma, al menos ya tenían su departamento de vuelta.

— Iré por los papeles del departamento. —Informó el hombre dándose vuelta.

Cuando el señor se fue, YoonGi miró a JiMin.— No fue tan difícil.

— Claro, como el hombre no sospechó nada. —Dijo con sarcasmo. De seguro el señor Han debe estar pensando que estaban locos.

— Al menos ya tenemos nuestro departamento de vuelta. Veamos el lado positivo.

— ¿Verle el lado positivo a que morimos y ahora estamos en otros cuerpos, además de que debemos empezar de cero? —Se cruzó de brazos mientras se apoyaba en la pared. No, no había nada positivo para JiMin.

— Al menos estamos vivos. —Se acercó al pelirubio y le tomó la mano.— Saldremos de esto juntos, lo prometo. —Al menos eso había funcionado para calmar a JiMin, aunque sea por unos segundos.

El señor Han volvió al cabo de unos minutos con los papeles en manos. Firmaron donde se les pidiera.

Ya habían conseguido su departamento de regreso; Una cosa menos en la lista mental de YoonGi.

Tendrían que empezar a mudarse, eso era lo más importante en ese momento. De ahí verían como seguir sus vidas.

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