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La música navideña ambientaba la escena que estaban presenciando en ese momento el par de guardianes de humanos, quienes estaban tranquilamente adornando el árbol de navidad.

JungKook veía todo desde el suelo, sentado de rodillas sobre sus pies acomodados bajo su trasero. Sus ojos miraban atento las esferas brillantes doradas, además de escuchar en silencio a JiMin y YoonGi cantar, el primero cantando a viva voz y el otro en un tono bajo.

Por otro lado, YuGyeom miraban las miradas que se dedicaban ambos humanos: El pelirubio miraba como si Min fuera lo más lindo del mundo. El guardián podía jurar que los ojos de este hasta brillaban, y estaba seguro que no era producto de las luces ni las esferas brillantes.

Mientras que el mayor le dedicaba sus más sinceras sonrisas, dejando ver esa peculiar sonrisa mostrando sus dientes pequeñitos y sus encías rosas.

Sabía que ambos se gustaban desde mucho antes, pero también tenía claro que ni siquiera habían intentado confesarle al otro sus sentimientos. Sino que han guardado sus deseos en lo más profundo de sus seres.

Casi que sus secretos se iban a la tumba con ellos.

Claro, si no fuera porque les dieron una segunda vida.

El guardián movió su cabeza rápidamente en un segundo, despejando sus pensamientos al momento de escuchar la voz de JiMin cantar más alto.

— ALL I WANT FOR CHRISTMAST IS YOU! —Cantó el pelirubio, mirando directamente a YoonGi y apuntándole con su dedo. Toda esa acción fue realizada con una risita al final, tanto que cualquier podría pensar que lo decía bromeando, pero ambos guardianes sabían perfectamente que no era así.

— Deja de payasear y anda colocando las luces, bobo. —Ordenó YoonGi evitando el contacto visual. Aun así, JiMin no borró su sonrisa, más al ver como las orejas del contrario se coloreaban de un rosa, cada vez, un poco más intenso.

Ambos guardines se miraron cómplices, pensando en lo mismo.

Se levantaron al mismo tiempo y, con sonrisas, se despidieron.

— Es momento de irnos, ¿cierto, JungKook? —Habló primero YuGyeom.

JungKook asintió.— Cierto, Gyeom. Que tengan felices fiestas. —Respondió el menor, alzando su mano es forma de despedida. Y, antes de salir por la puerta, gritó:— ¡Y BESENSE DE UNA MALDITA VEZ, SINO LES REGRESO A LA MUER-! —Sin poder terminar, YuGyeom le sujetó del brazo y jaló de este, llevándoselo antes de que diga algo más.

— Esos sí que son raros. —Comentó YoonGi frunciendo el ceño.

— Hyung, ayúdame con las luces. —Pidió el menor haciendo un pucherito con sus labios, desenredando el juego de luces doradas. Min solo asintió con una sonrisa.

Preciosas prismas simples cayendo por la ciudad, junto una brisa helada que provocaba escalofríos en el par de jóvenes que, a pesar de estar dentro de su departamento, aún podían sentir sus dedos congelados junto a sus narices.

El color grisáceo que había por la tarde al haber estado nublado, se había ido completamente, siendo remplazado por un oscuro tono donde la luna y estrellas brillaban a la par, a veces siendo ocultadas por alguna nube.

Mientras el pelirubio admiraba el tiempo por la ventana, olfateó el aroma del chocolate, ese dulce y delicioso aroma que le otorgaban aquella bebida caliente que había estado preparando su mayor, el cual, ahora, estaba ordenando las dos tazas sobre la pequeña mesa de la sala de estar.

JiMin sonrió, ansioso por degustar el chocolate caliente.

Tomó el par de mantas que reposaban en el sillón y algunos cojines que usarían como asientos. Los acomodó en el suelo cubierto por una alfombra, dejando todo listo para darle inicio a su noche de películas navideñas.

Ambos jóvenes se sentaron sobre los cojines, cubriendo sus espaldas y hombros con las mantas.

La sala fue ambientada por el sonido de la película que estaba en un volumen medio, no demasiado alto. Al igual que los bajos sorbidos de cada uno al tomar de la bebida caliente, y el ronroneo del minino que se iba quedando dormido en las piernas de YoonGi por las caricias otorgadas por JiMin.

Hubo un momento de la película que hizo replantearse ciertas cosas al menor.

La película iba de dos chicos que eran amigos de infancia, pero por temas de la vida, ambos se fueron a diferentes ciudades. Como los teléfonos buenos, en ese entonces, era algo de personas con mucho dinero, no pudieron mantener contacto, menos le iban a regalar un celular al tener menos de trece años.

Años después, uno de los chicos, ya adulto, va a una cena realizada por su empresa en un restaurante. No fue hasta que vio al chef encargado de realizar la deliciosa comida que volvió a sentir aquellos sentimientos que, en secreto, había guardado cuando era un niño hacia su mejor amigo.

En resumen, ambos volvieron a hablar y sus sentimientos volvieron a florecer. Con el tiempo, ambos se declararon al otro en una noche de películas e iniciaron una relación.

Pero JiMin no pudo evitar pensar más aquella situación: El protagonista tuvo que esperar años para empezar su historia de amor, a pesar de que sus sentimientos eran correspondidos al momento de ser unos jóvenes preadolescentes.

En realidad, ambos protagonistas podrían llevar más de diez años juntos si se hubieran declarado, pero no fue así porque tuvieron miedo antes.

Perfectamente la historia podría ser otra: En otro universo, tal vez el que era chef ya tendría una familia y se hubiera enamorado de otro hombre, incluso podría estar casado. Y aquel amor que nunca olvidó el empresario, podría convertir aquel primer amor en, también, su primer corazón roto e imposible.

JiMin no quería arriesgarse a ello. No, no quería dejar pasar años para arriesgarse a que YoonGi encontrara a un hombre que ame.

Sabía que su mayor ya le gustaba alguien, pero quería intentarlo. No permitiría que los años pasen y su enamoramiento siga siendo secreto, ni que este se fuera a la tumba con él.

Lo intentaría, a pesar de que vea una posibilidad de rechazo y un corazón roto.

Respiró profundamente y se puso firme, listo para declararse.— YoonGi, tengo algo importante que decirte. —Confesó serio, volteando hacia YoonGi.

Y su valor junto a su cara seria y postura firme, se fueron al momento de ver como el pelinegro se había quedado profundamente dormido, cabeceando de vez en cuando al no tener su cabeza apoyada en una superficie.

Hyung... —Se quejó en un murmuro JiMin, negando con su cabeza y sonriendo entre enternecido y decepcionado.

Se acercó al cuerpo del pálido y, con delicadeza y suavidad, movió la cabeza de YoonGi a su hombro, dejando que este duerma plácidamente ahí.

Tal vez no podría tener su declaración románticay cliché como en aquella película.

Próximo capitulo: Final.

Siento que no tengo mucho más que agregar a la historia. Tal vez la hubiera alargado en el caso de que ambos no tuvieran una historia antes (desarrollo de sus sentimientos). La historia era sobre su segunda vida y sus nuevos desafíos más que irse enamorando en el camino, ya que, como mencioné en anteriores capítulos y ahora, ya estaban enamorados desde su anterior vida. El ultimo desafío que les queda es que se declaren, y con eso doy finalizada la historia. Obviamente habrá epilogo. 

- Doonkyu.

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